ouligny & Schmidt Sucs j S. rn C. MEXICO. í REBELDES 1. QE201 B67 UNAM INSTITUTO DE GEOLOGÍA - CU 20942 i * ■ o '¿Sé BIBLIOTECA INSTITUTO GEOLÓGICO X) XI MÉXICO. Director, José Gt. Aguilera. MEXICO OFICINA TIP. DE LA SECRETARÍA DE FOMENTO, Calle ele San Andrés, núm. lo (Avenida Orlenle 51), 18 9 6 DONACION I COORDINACION DE CIENCIAS Q 5 OCT, 2012 •V<-' JÍ ® f Q>B20\ A N T O N I O D E I, CASTIL I, O I XGENIEEO DIRECTOR FUNDADOR DEL INSTITUTO GEOLÓGICO DE MEXICO ANTONIO DEL CASTILLO. El Ingeniero Antonio del Castillo, Profesor de Mineralogía y Geología en la Escuela JNT.' de Ingenieros, Director de diclia Escuela y fundador y Direc- tor del Instituto Geológico, murió en México el 27 de Octubre de 1895. Según los informes que lie podido adquirir, nació el Sr. Castillo en el pue- blo de Pungarabato perteneciente al Distrito de Huetamo del Estado de Mi- clioacán y se bautizó en la parroquia de Cutzamala, pueblo perteneciente al Distrito de Mina del Estado de Guerrero. La fecha de su nacimiento no es co- nocida y parece según la autorizada opinión de su familia, que nació el año de 1820, no pudiéndose averiguar con exactitud la edad por haber quemado el ejército francés en la época de la Intervención francesa en México el archi- vo de la parroquia de Cutzamala á cuya jurisdicción pertenecía el rancho, hoy pueblo de Pungarabato de donde era toda la familia del Sr. Castillo. Fué el cuarto hijo del General Coronel A. del Castillo que por sus buenos servicios militares, por su valor y talento conquistó en el ejército mexicano el grado de General y mereció como recompensa la distinción jde ser electo por el pueblo de San Luis Potosí, Gobernador de dicho Estado. Su madre, la Sra. Doña Marcelina Patiño perteneciente á una de las mejores familias de la comarca, fué quien estimuló las aptitudes que había descubierto en el joven del Casti- llo y á ella se debe que él se dedicara al estudio de una ciencia por la cual manifestó mucha afición desde la infancia. Con el fin de dar al joven del Castillo una educación esmerada y superior á la que podía proporcionársele en las poblaciones de mayor importancia de las inmediaciones del lugar de su nacimiento fué mandado á México en 1832 á la escuela dirigida por el caballero francés Matyen de Fossey, que era una 4 ANTONIO DEL CASTILLO. do las mejores de aquella época en la Capital. En esta escuela hizo el estudio de todas las materias que entonces formaban la instrucción primaria y de per- feccionamiento, y terminada esta última salió para ingresar al Colegio de Mi- li ei*í a. Cursó con bastante aprovechamiento las asignaturas requeridas entonces liara la carrera ele Ingeniero de Minas, habiendo sobresalido en las materias que más tarde habían de ser las que le dieran renombre dentro y fuera del país. Concluida la práctica exigida por la ley para la expedición por el Supremo Gobierno del título de Ingeniero de Minas, presentó su examen profesional el 5 de Marzo de 1845. Antes de terminar sus estudios profesionales el Sr. Castillo había sido em- pleado de la Escuela de Alinas, desempeñando el cargo de Secretario, de 1846 á 1848,; el de Sustituto de la Cátedra de Aíineralogía, de 1845 á 1851. Obtuvo por oposición la plaza de Profesor propietario de Aíineralogía. y La- boreo de Alinas. Fué nombrado Subdirector de la Escuela N. de Ingenieros en 12 de Febrero de 1869 v por nombramiento del Supremo Gobierno de 12 de Diciembre de 1876 es Director de la Escuela hasta el 15 de Noviembre do 1879. A uelve á encargarse de la Dirección el 17 de Enero de 1881 y perma- nece con ligeras interrupciones debidas á comisiones del Supremo Gobierno hasta tres meses antes de su muerte. El Sr. Castillo en el desempeño del profesorado de la clase de Aíineralogía tuvo muchas interrupciones debidas á nombramientos y comisiones oficiales. Sustituyó al Sr. Don Andrés Alanuel del Río y desempeñó laclase por el es- pacio casi de medio siglo. En 1854 fué uno de los Profesores fundadores de la Escuela Práctica de Ali- nas del Fresnillo, dando el curso de Laboreo y Alecánica aplicada á las minas. I 1 ué Profesor de Mineralogía desde 1846 hasta 31 de Mayo de 1863. A ol- vió á encargarse de este curso el l 9 de Octubre de 1867, permaneciendo hasta el 20 de Junio de 1869 en que se separó con licencia; se encarga otra vez de la clase de Alineralo gía el 7 de Julio de 1870 hasta el 27 do Enero de 1881 en que se vuelve á separar con licencia. Se hace nuevamente cargo do la clase en l 9 de Agosto de 1881 y continúa hasta el 31 de Alayo de 1889 en que se sepa- ra con licencia para encargarse de la Comisión Geológica creada en esa fecha. En l 9 de Febrero de 1891 vuelve otra vez á la clase, separándose en 15 do Abril de 1891 para no volver á ocupar ese empleo. Desempeñó el Sr. Castillo la clase de Química Analítica desde l 9 de Febre- ro de 1880 hasta 30 de Junio de 1886, como Profesor nombrado, del J 9 de Fe- ANTONIO DEL CASTILLO. 5 Torero de 1880 á 31 de Julio de 1S81, y los años restantes por arreglo privado liccho con el Sr. Urquiza, que siendo nombrado Profesor de Química Analíti- ca substituye al Sr. Castillo en la clase de Mineralogía, Geología v Paleon- tología, para que él siguiera encargándose del curso de Química Analítica. En sus cursos prácticos de Geología acostumbraba llevar á sus alumnos á distintas partes del país con el fin de adquirir datos para la formación de una carta geológica de la República. E ué comisionado por el Sr. Luis Robles Pezuela, Ministro de Maximiliano, para hacer el estudio que comprendiera el reconocimiento del Talle de Méxi- co en general y en particular de los Minerales de Zacatecas, Guanajuato, etc. debiendo terminar esta comisión en Agosto de 1867. Como Profesor de Mineralogía, y en los últimos quince años de Geología y Paleontología, por haberse reunido los dos cursos en uno solo, el Sr. Casti- llo prestó grandes servicios á su país; y á su actividad y numerosas relacio- nes dentro y fuera del país se debe la formación del gabinete de Mineralogía, Geología y Paleontología do la Escuela NT. de Ingenieros, que llegó á poseer en vida del Sr. Castillo la colección más completa de minerales y rocas me- xicanas. Como Director de la Escuela mejoró notablemente el Laboratorio de Quí- mica Analítica y el gabinete de Mecánica; contribuyó eficazmente para la creación de la nueva Escuela Práctica de Minas de Pacliuca y procuró siem- pre hacer progresar á la Escuela de Ingenieros, especialmente en lo que res- pecta á la carrera de Ingeniero de Minas. Llevó á cabo muchas mejoras ma- teriales en varios de los departamentos de la Escuela. ISTo obstante su largo profesorado y los conocimientos prácticamente adqui- ridos en diversas expediciones por diferentes partes del país el Sr. Castillo pu- blicó un reducido número de opúsculos y de artículos. Con motivo de la crea- ción do la Comisión Geológica había emprendido, para dar á conocer todos sus descubrimientos, la recopilación de sus notas de viaje y la ordenación de sus descripciones de la fauna fósil de la Cuenca de México, pero la muerte le sor- prendió en su tarca y no sabemos en que estado dejaría sus trabajos. Se pro- ponía dar una explicación del Bosquejo Geológico de la Repiíblica que había- mos terminado en 1889, pero no dejó en los archivos del Instituto un solo do- cumento ni una cartera con apuntes que respondiera á este su último pro- pósito. Publicó el Sr. Castillo los trabajos siguientes: Resumen de los trabajos que sobre reconocimiento de criaderos y minas de azogue se practicaron en 1844. Publicado en 1845. 6 ANTONIO DEL CASTILLO. Cuadro de las especies mineralógicas de la República. 1846. Instrucciones sobre las vetas metalíferas. Anuario del Colegio de Minería. Año de 1848, 2?p. 54 á 64, pl. I. á VI. 1849. Votas sobre algunos Minerales, loe. cit. pp. 65 á 69. Rápida exploración Geológica de las montañas inmediatas al V. de la ciu- dad de Tebuacán y del cerro Tlacliique al S. de Tepeyaliualco. Bol. del Ins- tituto Hacional de Geografía y Estadística, Vol. I. pp. 336 á 340, México no- viembre de 1849. Reconocimiento de las minas y criaderos de hierro de dos grupos de cerros distantes entre sí, más de 1 legua de A. á S. y situados entre los pueblos de Xonacatepec y Xalostoc de O. á P., con una rápida exploración geológica de la región que comprenden y acompañado de las cartas de su posición geográfi- ca y topográfica. Bol. de la Soc. Mex. de Geog. y Est., Tom. III pp. 64 á 70 con dos lam. México 1852 pres. en 14 de Aov. de 1851. El Animal Planta. Bol. de la Soc. de Geog. y Est. Tom. X pp. 453-454. Mex. Agosto. 1864. Cuadro de la Mineralogía Mexicana, Bol. de la Soc. Mex. de Geog. y Est. Tom. X. pp. 664-671. Mex. Aov. 26 de 1864. Descripción de la masa de fierro mcteórico de Yanbuitlán, Bol. de la Soc. Mex. de Geog. y Est. Tom. X pp. 661-665 Mex. Aov. 20 de 1864. Discurso pronunciado en la sesión inaugural de la Sociedad Mexicana de His- toria Aatural el 6 de Sept. de 1868. La naturaleza, Tom. I. pp. 1-5 México 1870. Los criaderos de azufre de México y su explotación, La Aat. Tom. I. pp. 44-50 Méx. 1870. Resumen de los trabajos que sobre reconocimiento de criaderos y minas de azogue se practicaron el año de 1844, etc., etc. La Aat. Tom. II, pp. 39-140, 1873. Ensaye de los cuarzos auríferos por una determinación calorimétrica, etc., La Aat. Tom. II pp. 140-1873. Descubrimiento de una nueva especie mineral de bismuto. La Aat. Tom. II, pp. 274-276. Mex. 1873. Aoticia de la existencia del arsénico nativo en la República Mexicana. La Aat., Tom. II pp. 313. Dictamen acerca de la nueva especie mineral de Mercurio descubierta por M. Barcena. La Aat. Tom. III pp. 37-91. Méx. May. 1874. Descripción del mineral bismutífero de San Luis Potosí. La Aat. Tom. III, pp. 92-94, Jul. 1874. (Pub. en 1876). ANTONIO DEL CASTILLO. Noticias sobre los criaderos de grafíta ó plombagina de México, La Nat. Tom. III pp. 275-281. Junio 20 de 1875. (Pub. en 1876). Noticias sobre el hallazgo de Restos Humanos Prehistóricos en colabora- ción con el Sr. M. Barcena. La Nat. Tom. YII pp. 257-261. Dic. de 1884. (Pub. en 1887). Informo sobre un reconocimiento de un criadero de plata en Santa Cruz Miahuatlán. México Enero 8 de 1851. Memoria sobi’e las minas de azogue de América, México 1871. Riqueza minera de la República. Región austral de la Península de la Ba- ja California. México 1857. Indicaciones acerca de la reforma á las Ordenanzas de Minería, México 1865, Clasificación de mamíferos fósiles del Cuaternario del Valle de México, pre- sentada en la Sesión de 3 de Febrero de ‘1869 de la Sociedad Geológica Ale- mana. Catalogue dcscriptif des Météorites du Mexique. París 1889. Plano Geológico del Peñón de los Baños. 1887-1893. Plano Geológico y Petrográfico de la Cuenca de México, región S.W., en co- laboración con E. Ordóñez. 1893. Carta Minera de la República Mexicana, 1893. Plano geológico Minero del Real de S. Antonio y El Triunfo, de la Baja Ca- lifornia. Plano geológico de las minas de la Perrería de la Encarnación y del Dis- trito Minero de San José del Oro en colab. con L. Cabañas y E. Ordóñez, 1888. (Pub. en 1893). Cortes geológicos de.’Pozos "artesianos abiertos en la Cuenca de México. 1893. Boletín do la Comisión Geológica n° 1. En colaboración con J. G. Aguile- ra. — Mex. 1895. José G. Aguilera. — BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. N°“ 4, 5 y 6—2 ■ ' : PRÓLOGO. La Secretaría de Fomento, Colonización, Industria y Comercio, presentó al Congreso de la Unión, el 26 de Mayo de 1886, la iniciativa para la creación del Instituto Geológico de México. El Sr. Secretario de Fomento, General Carlos Pacheco, apoyando la iniciativa y esfuerzos del Sr. Ingeniero Antonio del Castillo, obtuvo del Sr. Presidente de la República, en Marzo de 1888, el acuerdo para la formación de una Comisión Geológica déla República, mien- tras cpie el Congreso General resolvía sobre la iniciativa del establecimiento de un Instituto Geológico. Nombrado Director de la Comisión Geológica el Sr. Castillo, se encargó desde luego y con motivo de la Exposición Interna- cional de Paris, que debía celebrarse en 1889, de la formación de un bosque- jo de la Carta Geológica general de la República para presentarla en dicha Exposición, y se propuso á la vez la ejecución de la Carta Minera de la Re- pública y cartas geológico— mineras de los Distritos de Minas más impor- tan tes . C La publicación de la Carta Minera y del Bosquejo Geológico que abraza- ba casi las dos terceras partes del territorio de la República, y que fueron distribuidos en todo el mundo cientíñco, fué el resultado de la patriótica y decidida protección que tanto el Primer Magistrado de la Nación como el Se- ñor Secretario de Fomento impartieron á la Comisión. Para llevar á cabo estos trabajos en el corto tiempo que había disponible, el Sr. Castillo propuso á la Secretaría do Fomento el personal de la Comisión Geológica que fué aceptado y nombrado por dicha Secretaría de la manera siguiente: Geólogo. — José G. Aguilera, nombrado en Mayo 12 de 1888. Geólogo. — Bal tazar Muñoz, nombrado en Agosto lj de 1888. Ayudante de geólogo y dibujante. — Ezequiel Ordóñez, nombrado en 30 de Abril do 1888. Ayudante de geológo y topógrafo. — Lamberto Cabanas, nombrado en Abril 30 de 1888. 12 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Topógrafo. — Francisco Garibay, nombrado en Abril 30 de 1888. Dibujantes. — Juan Orozco y Berra, nombrado en Mayo 7 de 1888, y Luis G. Becerril, nombrado en Abril 30 de 1888. Escribiente. — Francisco Brito, nombrado en Abril 30 de 1888; sólo desem- peñó sus funciones hasta 8 de Mayo en que se nombró para sustituirlo al Sr. D. Juan Alonso. Comisionado el Sr. Castillo para representar á México en el Congreso In- ternacional Geológico que se reunió en Londres el 1/ de Septiembre de 1888, fueron suspendidos los Ayudantes, Dibujantes y Topógrafos, hasta Diciem- bre 7 de 1888, fecha en que regresó el Sr. Castillo de Europa, y fueron de nuevo nombrados con sus respectivos cargos, los Sres. Ordóñez, Cabañas, Le- cerril, Orozco y Berra y Alonso, separándose el Sr. Garibay. Con fecha 14 de Diciembre, el Ministerio, á propuesta del Sr. Castillo, nom- bró Geólogo auxiliar al Sr. Joaquín L. Rivero. Durante la ausencia del Sr Castillo sólo quedaron en trabajo los Sres. Aguilera y Muñoz. El plan de operaciones adoptado para la ejecución del Bosquejo Geológico de la Repú- blica que debía ser presentado junto con la Carta Minera en la Exposición Internacional de París, fué el de completar los datos existentes por medio do itinerarios geológicos convenientemente escogidos para obtener la mayor su- ma posible de datos en las regiones no conocidas. Estos itinerarios de oxido- ración debían hacerse con la mayor rapidez y llevando solamente por objeto el deslinde aproximado de las principales formaciones del país. Además de estos itinerarios se utilizaron otros hechos por el Sr. Aguilera en el tiempo que como segundo naturalista de la Comisión Geográfico— Exploradora, estu- vo encargado de los reconocimientos geológicos de grandes porciones de los Estados de Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Oaxaca y Sonora. Dada la inmensa extensión del territorio nacional, la falta absoluta de ho- rizontes geológicos que pudieran servir de referencia para los trabajos de es- ta Comisión, lo perentorio del plazo en el cual dicho trabajo debía presentar - se, y atendiendo á la confusión que de algunas de nuestras extensas forma- ciones habían hecho los geólogos extranjeros y nacionales, era imposible pre- tender la ejecución de una carta geológica en la cual se deslindaran divisio- nes taxonómicas inferiores á las grandes unidades que se designan con el nombre de sistemas. Como el propósito de la Comisión no era formar una carta petrográfica, si- no una carta meramente geológica, no se cuidó de ir deslindando cada una de las diferentes rocas integrantes del suelo, sino que reuniendo todas aque- llas que se habían formado en el transcurso do un mismo período, asignó pa- ra cada una de éstos un color que fué tomado de la gama propuesta para uni- formar esta clase de trabajos en el Congreso Geológico Internacional de Bo- lonia de 1882; y respecto á las rocas eruptivas, en la imposibilidad de poder- las deslindar sobre una carta escasa de puntos de referencia, se prefirió adoptar solamente dos colores para designar respectivamente las dos grandes series en que se dividen. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 13 La escala adoptada para la construcción de las cartas geológica y minera, fué la de 1 : 3.000,000, por considerarse la más conveniente, dada la escasez relativa de puntos situados por coordenadas geográficas en el territorio de la República, que tenían que servir de puntos de referencia. Después se hi- zo una edición de la Carta Geológica á escala más pequeña. Para la Carta Geológica se utilizaron las colecciones de rocas mexicanas existentes en el Gabinete de Mineralogía y Geología de la Escuela Nacional de Ingenieros, haciéndose forzosa una revisión y reclasificación de todos los ejemplares, en vista de los diferentes sistemas de clasificación que habían sido adoptados por los distintos profesores que habían servido la clase de Mi- neralogía y Geología, y con el objeto de seguir la clasificación de Fouqué y Levv tal como la exponía Lapparent en su tratado de Geología, edición 2h Este trabajo que podemos llamar fundamental para la construcción déla Car- ta Geológica, pues que se trataba de la clasificación de todo el material acu- mulado en los gabinetes respectivos de la Escuela desde su fundación á fines del siMo pasado hasta el año de 1887, fué llevado á cabo por el que esto es- cribe utilizando las localidades de los ejemplares de rocas y fósiles, para si- tuarlos como otros tantos puntos cuya constitución y edad eran conocidas, pero acerca de la extensión de la formación á que pertenecían, no siempre se poseían datos ni siquiera aproximados, y sólo en muy raros casos se tenían datos precisos. Esta red de puntos asi situados sobie la Caita, unida a las Cartas do las formaciones Geológicas de los Estados de Puebla, Tlaxcala, Oaxaca Sonora y Yeracruz, que como he dicho antes se habían formado por el que subscribe, constituyeron el núcleo de nuestros conocimientos delaGeo- loo-ía del suelo mexicano, núcleo que nos sirvió de base para la discusión y consignación de datos en diversas épocas, publicados por autores extranjeros y mexicanos, relativos á diferentes porciones del territorio; reduciéndose asi á menores proporciones los trabajos de campo que teníamos necesidad de lle- var á cabo para conseguir la representación en nuestra Carta de más de un 50 por ciento de la superficie del país. El Sr. Castillo acompañado de los Sres. Ordóñez y Cabañas, hizo algunas expediciones á algunos de los principales minerales de los Estados de Méxi- co é Hidalgo, y en compañía del que subscribe visitó algunos del Estado de Querétaro. Siendo indispensable para la pronta adquisición de datos la subdivisión del trabajo, se encomendó al Sr. Muñoz la exploración del Estado de Chihuahua extendiéndola hacia el P. hasta la parte septentrional de Sinaloa y meridio- nal de Sonora, al Sr. Aguilera se le encomendó la exploración de los Estados de Coaliuila, Nuevo León, Tamaulipas, Yeracruz y parte oriental de los Es- tados do San Luis Potosí y Durango. En todas estas expediciones se recogían datos relativos á las minas en tra- bajo y la situación de los centros mineros hecha por los miembros de la Co- misión, que so utilizaban por el Sr. Castillo para foimai, en un esqueleto de la Carta Geográfica de la República, la Carta Minera. 14 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. La carta Geológica fué construida con los trabajos siguientes: Para el Ist- mo de Tehuantepec se tomaron en consideración, la carta geológica formada por el Ingeniero Agustín Barroso y publicada en “Anales del .Ministerio de Fomento,” Yol III, 1880, como parte del Informo de la Comisión Mexicana pava el reconocimiento del Istmo de Tehuantepec, bajo la dirección del Inge- niero Manuel Fernández Leal, y la carta geológica del Istmo publicada por el Dr. -I. C. Spear en Reports of Explor. and Surv. of the Istia lis of Tcliuan- tepec by R. W. Sliufeldt, Washington, 1872; y los datos adquiridos por el Sr. Castillo de los donadores de muestras do rocas y minerales de esa parte del país. La zona contigua á Guatemala fué hecha por el subscrito, aprove- chando una colección que le fué obsequiada por el Sr. Melchor Calderón, quien la formó durante el tiempo que como miembro de la Comisión do Límites en- tre México y Guatemala permaneció en esa parte del país, suministrando to- dos-ios datos y aclaraciones indispensables para poder juzgar de la importan- cia y extensión de cada una de las rocas; so utilizó también pava esta región, por el subscrito una colección muy interesante, formada por el Sr. Profesor Goyzueta, mientras estuvo en Guapas como géologo de la Comisión de Lími- tes, sirviendo esta colección para completar, ratificar y rectificar los datos pro- porcionados por la colección Calderón. El Estado de Sinaloa se copió íntegro de una carta geológica de Sinaloa, formada por el Sr. Federico Woidncr, cu- ya carta por informes que entonces tenía el Sr. Castillo era bastante buena para ser utilizada en el Bosquejo, pero que después me he convencido que es- tá llena de errores. Para la Baja California se aprovecharon los informes de la Comisión Exploradora de la Baja California, publicados en “Anales del Ministerio do Fomento,” tomo VIII, pp. 117-327, 1887 y la carta geológioo-mi- nera formada por el Sr. Castillo que fué publicada después por la Comisión co- mo lina de las cartas geológico-mi ñeras de algunos Distritos Mineros impor- tantes. La faja de terreno que de la ciudad de Oaxaca so extiende a .Tamil te- pee y la porción occidental y Sur del Estado de Guerrero fueron representa- dos con datos del Sr. Castillo y en vista de las colecciones de rocas que de esos rumbos poseía el mismo Sr. Castillo. El Bosquejo Geológico con la explicación de sus colores, servía tan sólo para juzgar de la extensión é importancia relativa de cada una de las forma- ciones en él consignadas; pero no daba, como es natural, idea alguna do la na- turaleza do sus rocas, su situación y posición actual, así como de su valor, considerado bajo el punto de vista industrial. Con el objeto do suministrar todos estos datos, asi como los medios que per- mitan hacer la identificación de cada una de las formaciones del país, es de- cir con el objeto de dar la explicación del Bosquejo Geológico, hemos empren- dido la tarea, bien difícil por cierto, do recopilar, discutir y extractar todos los datos que hemos podido tener á las manos, para que unidos á los de nues- tra propia observación, nos permitieran trazar, de acuerdo con la índole del Bosquejo Geológico, los rasgos característicos de cada una de las formaciones de nuestro país. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 15 Para llevar á cabo el objeto propuesto se lia dividido esta memoria en tres partes: la primera contiene todos los itinerarios geológicos, descripciones, per- files cortes y notas que se han utilizado para la formación del primer Bos- quejo Geológico y la preparación de la nueva edición del Bosquejo que acom- paña á esta memoria; la segunda parte escrita por el subscrito se ocupa de hacer una revista de todas las formaciones conocidas hasta ahora, en cuya re- vista se sigue para cada sistema estratigráfico el siguiente programa: natura- leza de las rocas, distribución geográfica, posición en la serie estratigráfica mexicana, dislocaciones, erupciones principales, criaderos minerales que se encuentran en el sistema y las principales aplicaciones industriales que se pue- den dar á sus rocas, terminando con una exposición sucinta de las condicio- nes físicas del país en el transcurso délos tiempos geológicos, que viene á ser un ensayo de la evolución continental de nuestro territorio; la tercera parte escrita por el Sr. Ordóñez tiene por objeto dar la idea más exacta posible de las numerosas é interesantes rocas eruptivas mexicanas en cuanto á su natu- raleza relaciones, orden de sucesión y papel que desempeñan en la estructu- ra y relieve del suelo, así como su importancia bajo el punto de vista minero, ya que tienen con ellas una relación más ó menos íntima la mayoría de nues- tros criaderos minerales . 1 Abrigamos la esperanza de que el público sabrá dar á este trabajo el ca- rácter que le corresponde, que es el de una breve reseña explicativa delBos- o uc jo Geológico y en manera alguna la descripción minuciosa de cada uno de los pisos geológicos que existen en México, para cuyo trabajo sería necesario mayor suma de conocimientos de los que se poseen en la actualidad sobre di- chas formaciones y reclamarían la publicación de monografías especiales al- o-unas de las cuales tenemos ya en preparación. Téngase pués, nuestra rese- ña como una verdadera sinopsis de la geología nacional y no se busquen en ella datos que estarían fuera de su índole. José G. Aguilera. 1 Las dos últimas partes de esta memoria con algunas modificaciones fueron publicadas menos completas en 1893 con el nombre de “Datos para la Geología de México, por José G. Aguilera y Ezequiel Ordóñez. PRIMERA PARTE. jijij XÑT IB ir, -A- H- IOS O- IB O I_i G) G- ICOS. N”? 4, 5 y 6—3 * ESTADOS DE DURANGO, CHIHUAHUA, SONORA Y SINALQA. It. F. BUELNA. ÜURANGO. — GEOLOGÍA GENERAL. La región N. del Estado de Durango está constituida por las formaciones siguientes: Cuaternario. — Ocupa la zona oriental de la región, que linda al E. con Coalmila y al N. E. con Chihuahua; en el centro del Estado se prolonga en dirección N.E. á S.W. liasta la Capital del mismo; de allí se dirige hacia el N _ entro la sierra de San Francisco al E. y la Sierra Madre al A\ hasta el N 'de Gruatimapé; forma los valles de erosión de los ríos de Santiago, Tepe- luiancs, del Zape, del Sistín y del Oro, (éstos tres últimos son el mismo con los diversos nombres de las localidades por donde pasa), y multitud de pe- queños valles y depresiones que existen en la región. Se halla interrumpido por la sierra de Mapirní en el E. y por la de Nazas y gran número de cerros en el centro y N. Terciario Volcánico. — Constituye las sierras de S. Francisco y la Cande- lacn la Sierra Madre; los cerros de ios valles de Durango, Canatlán y Guati- mapé que pueden considerarse como restos de los contrafuertes de las serra- nías que los circundan; parte de la sierra de “La Boquilla del Muerto” y la cima de las prominencias secundarias (cretáceas) que se hallan cu esta sierra y en la de Nazas. Las rocas dominantes son las rhvolitas; se encuen- tran ademas retinitas, pcrlitas, tr aquitas, andesitas, dioritas (abundantes en las regiones minerales), basaltos, granitos recientes y tobas volcánicas en la mayor parto do las cimas de la sierra y en algunas prominencias aisladas en las planicies. 20 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Secundario jurásico superior y serie cretácea. — Ocupa la región oc- cidental de Ja zona cuaternaria y se extiende hacia el W. hasta la siei i a del Oro é Indo y contrafuertes orientales de la sierra de San Francisco; cons- tituye algunas do las prominencias que interrumpen la formación cuaterna- ria en la sierra de liazas y es interrumpida por la sierra de la boqui- lla del Muerto. En el N. está representado por calizas compactas, general- mente de color claro, correspondientes al horizonte geológico del subsuelo de la región S.W. del Estado de Chihuahua; hacia el S. por caliza-pizarra com- pacta, de color generalmente obscuro, fosilífera en las inmediaciones del pue- blo del Gallo. En las profundas barrancas que la erosión ha producido en las a ci tientes occidentales de la Sierra Madre, entre los paralelos 24°50' y 25°15 de latitud ü. (datos tomados do la Carta Minera por el Profesor Antonio del Castillo), y á una altura inferior á 1600 metros sobre el nivel del mar, se observa una formación sedimentaria, que consiste en pizarras compactas, arcillosas, de co- lor obscuro, en partes alteradas, cuyos estratos presentan grandes dilerencias de inclinación como en dirección. A mayor latitud esta formación desaparece y ó no existe ó sufre una profunda depresión; pues no so observa ni en el to- rreón ni en las Juntas, que se hallan en las márgenes del río de Tahuchueto, respectivamente á 590 y 300 metros do altura sobre el mar. La falta de datos no permite aún clasificar esta formación. II Criaderos metalíferos. La división do los criaderos metalíferos por .Distritos mineros, conduciua á frecuentes repeticiones por la gran analogía, si no completa, igualdad, que la, mayor parte do los observados presentan. Fundada esta división en el metal ó metales que son ó pueden ser causa de explotación, no tiene aquel inconve- niente y podremos dividirlos en grupos. Criaderos de plata aurífera. — Son los más importantes de la región. Se hallan en Tovar, Cucuyame, Tijera, Sierrita, Limón, Copalquín, y Guana- ceví. Birimóa, El Durazno y otros muchos minerales que no se visitaron. Estos distritos localizados exclusivamente en la formación eruptiva tercia- ria, están surcados por innumerables filones de roca verde (andesita) frecuen- temente alterada en el orita, cuyas grietas de contracción han sido ocupa- das por cuarzo de concreción y el conjunto mineralizado por acciones sol- fatarianas é hidrotermales, encontrándose en algunas, pequeñas cantida- des de sales calcáreas y baritinas, debido á la circulación posterior de las aguas meteórieas. Los minerales comunes son pirita y chalcopirita general- mente ricas en plata y oro, galena y tetraedrita argentíferas, blenda, argen- tita, estofa ni ta, proustita, miargirita, plata y oro nativos y cinabrio raro. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 21 Tovail La principal veta de este Mineral corre de S. á IST., tiene una in- clinación de 70° al E. y una potencia variable entre 0 m 20 á 2 metros en las partes observadas. En la región del S. existen extensos labrados antiguos, co- nocidos con el nombre de la mina Asturiana, actualmente derrumbados; ha- cia el X. á cielo abierto, se encuentran trabajos de gambuceo, algunos de con- siderable extensión; más al N. están labradas las minas Esperanza, Refugio y () tvas, de las que se han extraído buenos frutos, especialmente de Esperan- za De esta mina he visto ensayes que acusan 250 onzas plata y 10 onzas oro por tonelada. En la actualidad todos los trabajos están paralizados y las la- bores inundadas ó aterradas. Cucuy ame. Las minas de mayor importancia por la extensión de sus la- brados y cantidad de frutos producidos, son San Ramón y S. Antonio. Hay además gran número de laboríos antiguos; generalmente superficiales, que se hallan hundidos. En San Ramón se explota un sistema de vetas, muy próximas unas de otras y que pueden considerarse como hilos ó zonas de mineralización de una misma, que arma en un macizo an dosifico. Las vetas presentan con frecuencia pequeños clavos de metal rico ( do 100 á 300 onzas plata y 1 á 2 onzas oro por carga) y producen metal común do 8 á 10 onzas plata \or car mi con 8 á 12 milésimos de oro. Los metales comunes se benefician por patio en la hacienda de la Cabadeña, que consta de 2 tahonas movidas por agua, que muelen de 7 á 8 cargas diarias; patio para dos tortas do á 50 caro-as, que se repasan con 5 bueyes y rinden cada 20 días; su correspondien- te lavadero de cajón y retorta para quemar la amalgama. Los jales se con- centran en planillas, produciendo los de cada torta 4 cargas de polvillos con ley de 60 onzas plata por carga y con buen contenido de oro. Los metales de San Antonio se benefician en la hacienda de este nombre, que consta de dos tahonas movidas por agua, patio, un reverbero y un tren de lixiviación de capacidad de 50 cargas diarias. j v Tíjjüra. Los gambucinos explotan las vetas Sacramento y S. Miguel, cuyos frutos benefician por patio en pequeñas tortas de 4 cargas cada una. . 'j jA Siermta. — En la actualidad sólo se explota por gambucinos la guar- da del alto de una veta. Dicha guarda está compuesta de tierra roja y frag- mentos do cuarzo ferruginoso (cascajo) con una ley máxima de 8 onzas plata y 0,50 onzas oro por carga. Los metales se benefician en tahona, donde sólo aprovechan los metales que se hallan al estado nativo. 1 El Limón. En este mineral abundan los criaderos metalíferos. Actual- mente los únicos trabajos de explotación son los de El Socorro, aún muy su- perficiales y en pequeña escala. Los metales, mezcla de cuarzo, roca verde al- terada en el orita y calcita en pequeña cantidad, con abundantes inclusiones de pirita sumamente fina y argentita diseminada, se benefician en tahonas, produciendo por este procedimiento tan imperfecto 0.50 onzas oro por car- o-n El ensaye de una muestra de este metal acusó 25.50 onzas plata y 1.46 on- zas oro por carga. 22 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Copalquín. — Aquí lo mismo que eu El Limón, abundan los criaderos de plata aurífera. Las minas El Refugio, S. Manuel y la Soledad han producido grandes cantidades de plata y oro. Los enormes comidos que allí existen son la mejor jorucha de ello. Actualmente sólo se explota la Soledad que produ- ce abundantes metales de 8 onzas plata por carga con 11 por ciento de su va- lor en oro y tiene á la vista frutos ricos cuyas muestras ensayaron 200 onzas plata y 4 onzas oro por carga. Los metales de esta mina se benefician en una hacienda de los Srcs. de la Rocha, dueños de las tres minas citadas, que cons- ta de una batería de 10 mazos; 4 panes, sistema intermitente de 5 cargas de capacidad cada uno que rinden cada 8 horas; 2 lavaderos scttlcrs y su corres- pondiente generador y motor de vapor. Próximamente sustituirán este poi- una rueda hidráulica, sistema Pclton, para la cual se aprovechará una caída de agua de 80 á 100 metros. Gr u anace vi. — La inspección de las obras de explotación practicadas en va- rias vetas de esto Mineral, es la mejor prueba de su bondad; en ellas se ob- servan grandes comidos, testigos de las riquezas que de allí se han extraído. El campo de fracturas es extenso, los filones potentes, bien definidos y en ge- neral mineralizados. En la actualidad sólo se explotan en grande escala las minas Barradón y San Luis con buen éxito; en Rosario y Capuzaya se ejecu- tan importantes obras de preparación é investigación; en Sirena se pierde el tiempo á pesar de su Director que ha proyectado y propuesto una serie de reformas indispensables; y existen además porción de trabajos y gambuceos de más ó menos importancia. Los metales de S. Luis se benefician por panes en la hacienda de la Compañía que explota esta mina. Los de Sirena se bene- fician por patio y toneles en la hacienda do esta negociación y existen porción de pequeñas haciendas de patio que benefician metales de diversa proce- dencia. En este lugar creo conveniente hacer mención del Mineral San Andrés do la Sierra, cuyos criaderos en explotación he excluido del número de los que producen plata aurífera, porque la cantidad de oro contenida en sus platas no es apartable industrial mente; pero la importancia que ha alcanzado como pro- ductor de plata, la circunstancia de contener algo do oro y la probabilidad de que cuando se exploten los criaderos de la región INTAV. que arman cu rocas eruptivas, llegue á ser apartable, justifican que se le mencione. Este Mineral se halla en una do las profundas barrancas que forman las ver- tientes occidentales de la Sierra Madre en el N. del Estado de Durango. La roca dominante hacia el jNT.W. desde que se pasa el nivel de 1600 metros so- bre el mar, es rhyolita de color gris y rojo generalmente alterada. Bajo el ni- vel mencionado la formación está constituida por pizarras negras compactas, alteradas en algunas partes, de estratos más ó menos inclinados y en diverso sentido. La región está surcada por gran número de filones de roca verde, que en la superficie han envuelto blocks y fragmentos de rhyolita, aparecien- do el conjunto como un conglomerado brechiforme. Las faldas de la monta- ña se hallan cubiertas por una capa de tierra roja, producto de la doscompo- BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 23 sición tic las rhyolitas, á través de la cual se observan crestones de roca ver- de alterada é impregnada de peróxidos de fierro. Los filones que so explotan arman en la formación estratificada; presentan zonas de cuarzo ya puro, ya mezclado con la roca verde, esta en partes alterada en clorita, de potencia va- riable, el conjunto con inclusiones mas o menos abundantes de mineiales ar- gentíferos. La formación eruptiva superior, en la región de explotación, lia sido destruida y transportada por las aguas, de manera que no se observa la diferente influencia que haya ejercido en la mineralización. La dirección do- minante de los filones es de N.W. á S.E.; su inclinación en unos al N.E.y en otros al S.W., en general de poca amplitud, por lo que se les da en la locali- dad el nombro de mantos; su potencia es muy variable. La potencia de las zo- nas mineralizadas también es muy variable; en partes es igual á la potencia total de la veta, en otras se reduce á algunos milímetros y en otras aunque raras es nula. Las inclusiones minerales consisten en pirita, galena, blenda v mispickcl argentíferos, argentita y rosicler; también suele presentarse pla- ta nativa. Las partes ricas de los criaderos so presentan en columnas trans- versales oblicuas, inclinadas hacia la región del N., á una distancia variable do 1 á 50 metros una de otra. Los filones están atravesados por multitud de fallas de las cuales algunas están mineralizadas. Las fallas pioducon dislo- caciones de amplitud variable, en algunos casos hasta de 50 metros. C Actualmente se explotan las minas Sta. Rita, Colón, Esperanza y Unión. La ley media de los metales es 18 onzas por carga. Los metales, mediante re- verberación que se practica á la intemperie en recintos circulares y elípticos do 500 á 3000 cargas de capacidad, se benefician por fundición en un Water- jaclcet de 30 toneladas diarias de capacidad, empleando carbón de pino. El plomo argentífero se trata en vasos alemanes. En la actualidad se están introduciendo importantes mejoras en esta nego- ciación: instalación de un cable automotor para el transporte de combustibles ó instalación de compresores para substituir la perforación á mano por la me- cánica Esta negociación que el año pasado produjo $900.000 con un gasto de $500.000, debo su existencia y buen éxito á la iniciativa, actividad, energía y acierto de su fundador y actual Director Sr. Antonio II. Paredes. Criaderos de oro. El oro. No hay trabajos permanentes. Después de las lluvias suelen los o-ambucinos ocuparse do lavar los depósitos más recientes de los arroyos y los acarreos procedentes de las colinas donde más abundan los peróxidos de fierro hidratados (tierras pardas) . Magistral. Se explota por oro la mina el “Lustre.” La vetaos muy po- tente y en general bien mineralizada; en consecuencia los metales son abun- dantes. Los principales minerales que contienen son chalcopirita, pirita y mispickcl, con una ley media de $ 15, valor en plata del oro contenido por tonelada. 24 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Criaderos de mercurio. Existen en el Oro, Mesteñas y en un punto entre Cucuyame y Canelas. Nin- guno se explota actualmente. Las obras antiguas de explotación y gaiiibuceo están hundidas ó aterradas. GEOGRAFÍA. Las cartas q ue sirvieron de guía (Carta Minera de la República por el Profesor del Castillo y Carta de Durango por García Cubas), en las expedi- ciones practicadas, adolecen de varios errores, do los cuales los siguientes lie observado y corregido: l 9 El Mineral de Cucuyame se halla á 15 ó 20 kilómetros al S. S. E. de Canelas y no á35 kilómetros al mismo rumbo como aparece en ambas Cartas. 2 9 En la travesía de Copalquín á Guanaceví, caminando próximamen- te de W. á E., se halla Atascaderos, del Estado de Chihuahua, á una tercera parte de la distancia entro dichos puntos, apareciendo en las Cartas á 2i> lómetros al A. W. del primero. Para corregir este error, teniendo fijo el nía- lia de Durango, se hará correr el de Chihuahua 26' de longitud hacia el L. y 12' de latitud hacia el S. Así quedarán corregidos los muchos errores que se observan en las zonas limítrofes de estos Estados, entre los cuales son de mencionarse: el Pico ;de Muinora corresponde á Chihuahua y aparece en Durango; Río Florido aparece al N\ del Oro y se halla al NT. E., etc. 3 9 El Mineral del Carmen no se halla á 105 kilómetros al N\ E. del Oro como está marcado en las Cartas, sino al JN T . de esto Mineral: distancia pro- bable 30 á 40 kilómetros. A continuación constan las alturas observadas al aneroide, do los diversos Minerales y otros puntos recorridos, datos igualmente anotados en la Caita Geológica que acompaña esto informe: Guanaceví El Oro Magistral. Indé Zarca Peñoles El Gallo.. N azas Pedriceña . Durango. Cacaría.... Pinos 2,060 metros. 1,765 1,800 1,890 „ 1,835 1,945 1,692 ,, 1,315 „ 1,360 1,892 „ 1,945 „ 2,015 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 25 Magdalena Santiago Papasquiaro 1,760 55 Presidios 1,800 55 Továr 1,975 55 Sn.ti Andrés 1,014 San Juan Camarones 750 55 Cucuy ame 1,750 55 Canelas 1,400 55 Topia 1,788 55 Tiiera 970 897 Sierrita 892 55 T -i in on 580 Copal quí n ;. 885 55 Criaderos auríferos de la Sierra de Baos. La Sierra de Baos se halla próximamente á 8 kilómetros del pueblo de Río Florido, en la región derecha del río de este nombre. El terreno comprendido entre el rio y la sierra esta compuesto de calizas impuras, probablemente cretáceas, cubiertas por una ligera capa de tierra ve-, 0 -ctal- los contrafuertes occidentales do la sierra están formados de dioritas an desí ticas y las principales prominencias de caliza sacaroide. En las vertientes E". de uno de los contratuertes occidentales de la siena, se halla un filón de roca verde con inclusiones de piritas de fierro auríferas, cuya descomposición por influencia de los agentes meteóricos ha dado lugar á la formación de óxidos de fierro que impregnan la roca del filón y la en que éste arma. Donde á favor de las grietas de contracción la acción de dichos aven tes ha sido más enérgica, la roca se presenta descompuesta completamen- te y sus minerales constituyentes, que no han sido transportados por las aguas en solución ó mecánicamente, se encuentran en el yacimiento con los restos de aquella. Así es como los elementos del filón se hallan en forma de im- pregnaciones, sedimentos, acarreos ó concreciones, en toda la extensión que recorren las aguas pluviales que lo bañan. Los trabajos practicados que deben considerarse de investigación, consis- ten en dos pozos verticales distantes 50 metros uno de otro, y en dos peque- ñas excavaciones; todas estas obras sobre el filón. El primer pozo muy anti- o-lio do 6 metros do profundidad tiene al nivel de su piso un cañón de 20 me- tros de longitud; en las paredes del pozo se observa la alteración progresiva de las rocas y sus inclusiones, hacia la superficie y en algunas partes del ca- ñón ambas se presentan sin alteración sensible. . El secundo pozo, muy reciente, nada ofrece digno de atención. Las exca- vaciones también son muy recientes. En una de ellas sólo hay notable una capa de roca completamente descompuesta, de 3 á 5 centímetros de espesor, N M 4, 5 y 6—4 26 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. en la que se han encontrado algunas partículas de oro nativo, los mejores ejemplares hallados en los criaderos. En la región comprendida entre el filón y el arroyo que pasa al pie del contrafuerte en que se halla aquel, así como en dicho arroyo, se han hecho algunas excavaciones de poca extensión, acu- sando el lavado de sus productos concentrados la existencia del oro como era de esperarse. En resumen: los criaderos de que se trata industrialmente considerados, no son de importancia. Técnicamente representan débiles fenómenos de mi- neralización solfatariana, terciaria ó post— terciaria, cuyo enérgico desarrollo se encuentra en la Sierra Madre occidental. Sonora. — Distrito Magdalena . Mineral “El 94.”— Este pequeño Mineral se halla á 30 kilómetros al E.S.E. de la villa de Magdalena, en los contrafuertes S. de la Sierra de la Rastrita. La región comprendida entre Magdalena y la sierra citada, está constitui- da por valles de tierra vegetal y colinas de acarreo y conglomerados, obser- vándose parcialmente algunos basaltos. Los contrafuertes S. de la sierra donde se halla el Mineral, están consti- tiudos poi rocas eruptivas descompuestas, generalmente de color rojo. Hacia e ^ • en ^ as vertientes inmediatas de la sierra, aparecen granulitas y dioritas y en los flancos W. de dichas vertientes se encuentran andesitas, retinitas y perlitas. El campo de fracturas está constituido por un pequeño sistema de filones c e dilección general N.W.-S.E. y por algunos filones transversales, todos de pequeña inclinación y potencia. Los filones están constituidos ]ior roca verde alterada en clorita y cuarzo, en zonas de pequeño espesor y más comunmente en fragmentos empastados poi aicilla roja, procedente ésta do la descomposición de las rocas que cons- tituyen la formación general. Los metales consisten en la mezcla de las matrices citadas, impregnada de peroxi os de fieno y pequeñas cantidades de carbonatos de cobre, ambos mi- nerales auríferos. En partes se observa oro nativo á la simple vista. Los labrados se reducen á dos pozos y algunos tajos poco profundos de in- ves ilación, c o los cuales se han extraído pequeñas cantidades de metal do ley costeable. Serranía del Tompeate. -Se halla á 25 kilómetros al KW. de la Villa ya en a y constituye la pi elongación S. de la sierra de Cicuta. Lsta formada de gneiss y pizarras cristalinas micáceas, a legión E. do la serranía está surcada por zonas do fractura cu arcíferas, jue se observan en considerable longitud, do una potencia variable en gcnc- 1 . a , ma ^ 01 c l ue 1 m °tro, distinguiéndose por la avanzada descomposición do as rocas que la constituyen, lo cual les comunica una coloración más obscu- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 27 ra que la de la formación general, y caracterizadas por contener oro, general- mente en diseminaciones invisibles y parcialmente en pequeñas partículas ob- servadas á la simple vista. Solamente hay algunos reducidos trabajos de in- vestigación, de los cuales se lia extraído metal de ley de 20 á 30 gramos por tonelada. 1) e Magdalena á Aeizpe. — Los valles de Magdalena y Arizpe, distantes 100 kilómetros próximamente uno de otro, de W. á E., están separados por la sierra de la Rastrita, el valle de erosión de Cucurpe y las serranías que se interponen entro este vallo y el de Arizpe. De Magdalena al pie de la sierra de la Rastrita el terreno está formado de planicies de tierra vegetal y de acarreos y conglomerados auríferos. La sierra de la Rastrita está constituida por granitos comunes y gnéissicos gramil i tas y pegmatitas. En las vertientes orientales se observan algunos ban- cos de pizarras cristalinas micáceas y en los talwegs que desembocan en el valle de Cucurpe se encuentran parcialmente aluviones auríferos. Las formaciones auríferas do ambas vertientes de la sierra son explotadas por gambucinos, quienes por escasez de agua emplean máquinas de “lavar en seco”, consiguiendo con grandes sacrificios y privaciones una utilidad de $0.25 á $0.50 diarios cada uno. El valle de erosión do Cucurpe, antiguo leclio del río de este nombre, está cubierto de tierra vegetal. La serranía que separa el valle de Cucurpe del de Arizpe, está constituida por calizas cretáceas y rocas eruptivas terciarias, predominando estas hacia el E. Finalmente, la zona comprendida entre la serranía citada y el río de Arizpe, está formada de acarreos y conglomerados. Disteito de Aeizpe. — De Arizpe á Bacoaclii., S. ák. — La distancia de Arizpe á Bacoachi es próximamente de 50 kilómetros. El camino en su mayor parte sigue el lecho divagante del río, en el cual se encuentran extensos valles de tierra vegetal; en ambas márgenas se observan acarreos y conglomerados. Las prominencias, distantes del río, están forma- das de rocas eruptivas terciarias, entre las cuales dominan las rhyolitas y an- desitas. Sieeea de Buenos Aiees. — Se halla próximamente á 15 kilómetros al E. del pueblo de Bacoachi. Está formada do granitos y granulitas comunes, surcada por algunos ma- cizos de tobas rhyolíticas y diabasas y filones de cuarzo pobremente minerali- zados con minerales de cobre, plata y oro. En las vertientes E. y N. que miran respectivamente á los valles de Cu- chuta y Bacoachi, so encuentran acarreos y conglomerados auríferos, que co- mo los de la sierra de la Rastrita son explotados por gambucinos. En los contrafuertes graníticos de la región N. se encuentran calizas dislo- cadas y metamorfizadas por dioritas cu ardieras y en la misma región se ha- llan filones de cuarzo conteniendo cobre, plata y oro. Hacia el S.W. aparecen algunos cerros de pequeña elevación, formados de rhyolitas, en uno de los cua- BOSOUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. les las grietas de contracción han y plata. sido mineralizadas con minerales de cobre SlNALOA. La región N del Estado de Sinaloa geológicamente considerada puede di- vidirse en dos partes: La zona litoral de latitud variable de 00 á 100 kilóme- tros, constituida por extensos valles, planicies y colinas de aluvión, en la que se encuentran multitud de prominencias de rocas eruptivas; y la zona mon- tañosa, constituida por los estribos y conti afueites de la Sierra Madi c, de ba- se de granito y cima de rhyolitas, andesitas, poríiritas, etc., frecuentemente surcada por macizos de rocas verdes. En ambas zonas, cuya transición se ca- racteriza en alo-unos lugares por bancos de areniscas, so encuentran formacio- nes estratificadas de calizas y pizanas, dislocadas por las rocas eruptivas. Cerro Colorado de Imala. — Se halla próximamente á 30 kilómetros al E. de Culiacán, capital del Estado. Está constituido por rocas eruptivas terciarias en estado avanzado de des- composición. En las vertientes E. del macizo principal so encuentran algunas zonas do fractura cuarcíferas, mineralizadas con minerales de fierro, cobre y plata au- ríferos. San José del Oro. — Se halla en los i'iltimos contrafuertes occidentales de la Sierra Madre, en la región E.N.E. del Estado. En esta región se observan conglomerados y areniscas y granitos, rhyolitas y andesitas y tobas rhyoliticas. La mayor parte de las rocas eruptivas se en- cuentran muy descompuestas. En la zona W. donde la descomposición de las rocas está más avanzada, se hallan algunos criaderos auríferos mal definidos, que se han explotado con mal éxito. En la zona E. se explotan en pequeña escala vetas argentíferas. San José de Gracia. — Se baila en las vertientes occidentales de la Sierra Madre, en la región N.E. del Estado á 200 kilómetros de Culiacán. La formación geológica de esta región es terciaria eruptiva en sil mayor parte, siendo sus representantes petrográficos dominantes, porfiritas, andesi- tas y diabasas. Hacia el S.E. se encuentran algunas pizarras, que parecen in- dicar el límite de la zona minera. El campo de fracturas conocido comienza á 1 kilómetro al JST.E. del Mine- ral y se extiende en esta dirección 5.5 kilómetros hasta la cima de la cordille- ra, con una anchura variable de 1 á 2 kilómetros. Las rocas hacia el IX. E. están poco alteradas, pudiendo observarse que las porfiritas y andesitas presentan abundantes inclusiones minerales en la proxi- midad délos criaderos metalíferos; hacia el S.XV\ aumenta su alteración has- ta completa descomposición, principalmente en la proximidad y cuerpo de los criaderos. El campo de fracturas está constituido por dos sistemas de filones de direc- CORTE GEOLÓGICO DE SAN ANDRES POR TIJERA Y SIÁNORI A COPALQUIN, ESTADO DE DURANGO. CORTE GEOLÓGICO DE GTTANACEVÍ A RANCHO BLANCO, ESTADO DE DURANGO. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 29 ción JNT.W.-S.E. y N.E.-S.W. en general de pequeña inclinación y otras de di- versa dirección. Los filones están constituidos por una mezcla de arcilla roja, producto de descomposición de las rocas que constituyen la formación general y cuarzo generalmente en pequeños fragmentos empastados por la arcilla; el todo mi- neralizado con minerales auríferos, cuya descomposición y solución lia dado lugar á la precipitación del oro en partículas invisibles y parcialmente en fragmentos observables á la simple vista. Se lian explotado con buen éxito, como lo prueba la extensión de sus labra- dos, los filones Todos Santos, Carpintería, Ceceñay Jesús María, este actual- mente, y en menor escala Sto. ñaño, Sta, Eduviges, Mina Grande, Sto. Tomás y otras. Bacubirito. — Este pueblo situado en la margen izquierda del río de Si- naloa está circundado por colinas de acarreos y conglomerados auríferos, cu- ya destrucción, transporte y concentración por las aguas pluviales da lugar anualmente á la explotación por gambucinos de las capas superficiales del le- clio de los arroyos que surcan la región, produciendo considerables cantida- des de oro. También se lian explotado in situ algunas zonas de acarreos, con buen éxito. 30 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ITINERARIOS GEOLOGICOS. EZEQUIEL OEDÓXEZ. Teniendo por objeto los itinerarios dar una idea á grandes rasgos del as- pecto físico y geológico de las localidades visitadas, no consignamos aquí más que aquellos que abarcan grandes extensiones de terreno, procurando en ca- da uno de ellos, dar primero ideas generales sobre la topografía de la región para entrar después á la reseña meramente geológica. Para aquellos itine- rarios en los cuales se baya tenido oportunidad de visitar algunos distritos mineros, se tiene una tercera parte que se ocupa de dar una descripción muy sucinta de la forma, extensión y naturaleza de los criaderos minerales. Como se verá, la mayor parte de estos itinerarios se han hecho en regiones montañosas formadas de rocas eruptivas y con especialidad regiones do la Sierra Madre occidental de México, en el Territorio de Tcpic y los Estados de Jalisco y de Colima. Los otros se ocupan de regiones extensas de la Mesa Central. El orden en que están puestos los itinerarios es el siguiente: Nochistlán. — San Blas. Guadal aj ara. — San Blas. Ixtlán. — Bahía de Banderas. G u a d al a j ar a . — Au ti án . G uadalaj ara . — Man zan i 1 1 o . Zacatecas. — Guadalajara. Saltillo. — Zacatecas. Querétaro. — Tol uca. Tula. — Jacal a y Jiménez. — Allende. Ponemos al fin una lista de más de 200 alturas tomadas al seguir estos iti- nerarios, con aneroides cuidadosamente comparados. Nochistlán. — San Blas. El estudio de la forma, caracteres de relieve y condiciones geológicas de la Sierra Madre occidental mexicana, tiene que ser del mayor interés para la geo- logía general de México, tanto por ser dicha Sierra la que recorre en toda su BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 31 longitud el territorio de la República, cuanto que en sus relaciones genéticas debemos buscar la determinante del relieve actual de México. Al emprender itinerarios á través de esta poderosa Sierra, se ha procura- do elegirlos de manera que pudieran contribuir al estudio general de la re- gión central de México, y han sido emprendidos por lo tanto en la parte me- dia del país, es decir, entre los Estados de Zacatecas, Territorio de Topic, Ja- lisco y Colima. Varios itinerarios geológicos de esta región consignamos aquí, los cuales manifiestan algunas diferencias en el relieve y poco diversos caracteres geológicos, los que contribuirán más tarde al estudio general de esta importante cordillera de los Andes mexicanos. JNTo es lo que llamamos Sierra Madre un solo espinazo ó macizo montaño- so prolongado á lo largo del territorio mexicano definiendo una sola cadena de montañas; es un sistema de serranías agrupadas, generalmente de igual orientación, sucesivamente escalonadas, separadas por grandes ó angostas de- presiones y surcadas por corrientes de agua de más ó menos importancia. Cuando se viaja de la Mesa Central hacia la Sierra Madre, se observa ge- neralmente una depresión en el valle ó cuenca más inmediata al primer ele- mento de dicha Sierra, y las depresiones van siendo más y más bajas hacia las costas, á la vez que las alturas principales de las serranías apenas alcan- zan una altura semejante á la de los valles de la Mesa Central; no son, pues, las serranías componentes más que escalones sucesivos para descender á las costas del Océano Pacífico. El primer corte de la Sierra Madre de que nos vamos á ocupar, es aquel que partiendo de la población de Nochistlán sobre la Mesa Central, se sigiuó hacia el O. hasta alcanzar las playas del Pacífico en el puerto de San Blas, según una dirección casi E. O. y aproximadamente sobre el paralelo 21° 30' de latitud IST. Sábese que generalmente la Sierra Madre en el N. y su porción central tiene una dirección media de N.O. á S.E., pero siguiendo este itinerario la dirección se aproxima á la de N. á S. Considerada la Sierra desdo los lomeríos que se extienden al E. del pue- blo de Nochistlán, cabecera del Distrito del mismo nombre del Estado de Za- catecas, siguiendo la dirección indicada E. O., puede decirse que la parte más abrupta de dicha Sierra Madre llega hasta las márgenes del Río de Santia- go, donde pasada la depiesion del rio se eleva de nuevo el terreno para des- cender después a las costas del Pacifico. Ea anchura de la Sierra puede esti- marse en cerca de 150 kilómetros. Poderosos contrafuertes al O. de Nochis- tlán inician el primer levantamiento, definido por una larga cadena de mon- tañas, que so designa con el nombre de Sierra do Nochistlán y que forma la barrera oriental de una angosta y profunda depresión en la que corre el río de Juchipila. A partir de aquí se suceden con notable regularidad una serie de angostas y encajonadas barrancas más ó menos escarpadas y profundas, limitadas al 32 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. S. por el gran Río ele Santiago 1 del que son afluentes los ríos que corren en dichas barrancas, siendo este río el que interrumpe la continuación de este relieve al S., pues corta la Sierra en la dirección general del S. E. hacia el Y. O. Si se observa con detenimiento el perfil que adjuntamos, so verá que las pendientes occidentales de cada cañón, presentan en general una pendien- te más fuerte que la de las laderas orientales, obedeciendo á una condición general que se verifica en una gran parte de la Sierra Madre y que imita cla- ramente los dientes de una sierra. El borde occidental del llamado cañón de Juchipila, lo forma la giuesa Sierra de Morones, cuya cima en nuestro perfil se eleva á 2,360 metros sobie el mar, ocupada por una extensa mesa que se abate con pendiente escalpada al O. para formar el cauce de un río casi paralelo al anterior, en un jíañón angosto que recibe tributarios de menor importancia, como el pequeño lío del Mezquital del Oro que corre próximo á la población del mismo nombic. Pasados angostos arroyos tributarios del Río del Mezquital, se asciende á la mesa de Estanzuela por pendiente suave para descender bruscamente a la barranca de Cuistla, definida por grandes acantilados y pequeños saltos. El borde occidental de esta barranca lo forma el límite de la extensa o- sa de Milpillas, que se eleva gradualmente hacia el O. v se coi ta bi escá- mente en el borde del Giran Cañón de Bolaños, notable por lo escaiaipado c e sus laderas y su grande longitud, siendo el río que corre en su fondo el mas grande tributario del Río Gtrancle en esta región. Es de notar que la depic- sión de este río es la mayor de la Sierra y se halla al pie de la máxima altu- ra que es la cresta de la Sierra de la Yesca. Entre el Río de Bolaños y la cresta de la Sierra de la Yesca, hay un des- nivel de 1,600 metros aproximadamente, teniendo ésta una altuia de 2,3o0 metros sobre el nivel del mar. La cresta principal sirve de límite oriental á una extensa dcpiesion, en a que corren varios arroyos, entre otros el de Amatlán y el del Goia, es e n i mo en una ancha meseta limitada por las laidas de débil pencien e ce a Sierra ele Huajimic escarpada en su laclo occidental para caei á un mimoso cañón que lleva el mismo nombre, ocupado Inicia el Y. por pequeñas íanc íc rías y campamentos ele los indios huicholes, y más al Y. por los indios coi as. De nuevo se asciende por el lado occidental sobre las faldas de la Siena de Álica, que se abate bruscamente al O. para formar el cauce clel Río Glande, que bordea las mesetas y montañas volcánicas de la región de lepic. La Sie- rra Madre, pues, se limita por dicho río en su región más escalpada, aunque de Tepic al O. á los 800 metros sobre el mar se baja biuscamcnte paia ei trar á Yavarrete ya en las costas del Pacífico. 1. El Río de Santiago recibe varios nombres en distintos lugares ele su curso llamado y ^ úuimo Tololotlán cerca ele Guadalajara desde su salida de la laguna do Ohap , " 1 do Ixcuintla basta su desembocadura en ei - Río de Santiago á su paso por la población BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 33 Bastante uniforme es en su constitución geológica la Sierra Madre en esta reo-ión, considerada de una manera general, uniformidad que parece residir esencialmente en las análogas condiciones genéticas y sucesivos acontecimien- tos* geológicos que lian debido tener efecto durante el medio de los tiempos terciarios. En efecto; las rocas eruptivas dominan, comprendiendo casi todas las serranías, apoyadas a veces en los flancos occidentales sobre calizas mezo- zóicas alas que lian debido en parte dislocar y metamorfizar durante la apa- rición de dichas rocas eruptivas, sucediéndose las manifestaciones internas hasta erupciones volcánicas casi recientes, atestiguadas por lavas basálticas desparramadas, por decirlo así, en varios lugares. Las fuertes depresiones comparadas con las crestas de las serranías permi- ten seguir con facilidad la sobreposición de las rocas y poder por este medio precisar su relativa edad, como en efecto so obtiene para los principales tipos de rocas, como son para las andesitas y traquitas con frecuencia asociadas y casi inseparables; para las rhyolitas que desempeñan un papel muy impor- tante y para las rocas básicas del tipo de los basaltos. Las andesitas y traquitas ocupan en general el fondo de las barrancas, cubier- tas inmediatamente ó por intermedio de brechas, por las rhyolitas y sus tobas, aquellas á veces á manera de corrientes. Las lavas, por último, se extienden en los flancos de las serranías ó con más frecuencia en las mesetas y laderas orientales. En la vecindad de las calizas y en su'contacto vemos las dioritas, que consideramos como las rocas que inauguran la serie terciaria de rocas eruptivas, como podía ser en parto demostrado por su constante asociación á las calizas á las que frecuentemente dislocan. Esta uniformidad topográfica á la vez que geológica sugiere algunas ideas acerca del fenómeno orogónico, del que nos ocuparemos sucintamente cuando hayamos expuesto nuestras notas relativas á los demás perfiles hechos á tra- vés de otras regiones de la Sierra Madre que importa conocer, pues que au- torizan aún más nuestras hipótesis sobre el origen' de tan vasta región mon- Dioiutas. Las dioritas so extienden en las faldas occidentales de la sie- rra de Alica, tocándose por el O. con las calizas cretáceas y por el E. en laci- nia de la Sierra con las rhyolitas. Dichas dioritas son blancas manchadas do ne OT o por gran cantidad de hornblenda en general un poco alterada; la roca contieno además do abundante plagioclasa, secciones do cuarzo y mica, bio- tito por lo que la hemos designado como una diorita cuai'cífera. A veces la estructura granítica de esta roca degenera hasta una estructura ofitica y pasa insensiblemente á una roca verde de grano fino con el aspecto de una porfi- rita andesítica, , Andfsitas Y Tkaquitas. — En la serranía de A'ochistlán se encuentran co- mo rocas dominantes andesitas verdes de piroxena, dacitas de piroxena y to- bas rhyolíticas en las que arman como en el Healito, cerca de la población de Jalpa, algunos criaderos minerales argentíferos. En el Mezquital del Oro, del otro lado y al O. del cañón de Juchipila se en- N°? 4, 5 y 6—5 34 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. cuentran sobre las márgenes del río del Mezquita!, traquitas en las que arman algunos criaderos auríferos. Estas traquitas son en general de color gris violado más ó menos alteradas por acciones atmosféricas y en parte por los criaderos metalíferos, manifes- tándose esta acción en general por una silisificación de la roca. Los cristales fe 'despáticos están fuertemente alterados y la roca contiene liornblenda par- da reabsorbida. La roca es á veces casi holocristalina pues, las microlitas de sanidino se tocan mutuamente. En algunos lugares es notablemente porfiroi- de por las grandes dimensiones de los cristales feldespáticos, así como también la presencia de microlitas de andcsina á la vez que do sanidino hacen de la roca una traquiandesita de liornblenda. Estas rocas se descubren en una pe- queña extensión, pues son cubiertas en su mayor parte por rocas rliyolíticas que á manera de corrientes se extienden en la parte superior de las mon- tañas. En la bajada de la Sierra de la Parida hacia el fondo del cañón de Eola- ños, se encuentra, en una depresión y abarcando pequeña extensión, una andesita de liornblenda rojiza semejante á la que se observa en el cauce del Río, ocultada en el lado oriental por tobas traquíticas y al O. por las rliyo- litas que se extienden hasta cerca de la población de la Yesca. Estas andesi- tas se ocultan también por una gruesa capa de brechas andcsíticas. Cerca del pueblo de la Yesca, ant es de llegar á la región minera, se encuen- tra en una gran extensión una roca muy porfiroide de color rojo ó rosado conteniendo abundantes granos gruesos de cuarzo y laminillas de biotita; ro- ca de magma bastante vitreo y con cristales pequeños de hiperstena. El mag- ma se halla atravesado de venillas de ópalo y trydimita. Aunque muy vitrea esta andesita de hiperstena, no tiene el aspecto basál- tico de otras andesitas de igual composición. En el amplio y largo cañón de Huajimic en contacto con las rhyolitas y en el fondo de dicho cañón, se presentan unas traquitas de color rojo bastante compactas, vitreas y con muy finas microlitas y cristales grandes de plagio- clasa. Alcanzan estas rocas por el N. una grande extensión en el fondo del cañón, donde las hemos visto hasta cerca del pueblo llamado Guadalupe Ocotán. Rhyolitas — Las rocas dominantes de toda la Sierra Madre en la región de que nos ocupamos, son las rhyolitas que se presentan frecuentemente en laparte su- perior de las montañas, dando lugar á una configuración que es bien caracterís- tica. A las rhyolitas macizas acompañan constantemente tobas, de aspecto tra- quítico, formadas durante la aparición de dichas rhyolitas en sus erupciones. Las rhyolitas vienen unas veces como en grandes y poderosas corrientes de- finiendo gruesos bancos casi horizontales que alternan con bancos gruesos de brechas rliyolíticas y tobas, ya compactas, ya desmoronadizas, de color blanco rosado ó grises. Otras voces las rhyolitas vienen en macizos de formas cóni- cas y sin disposición regular aparente pero siempre en corrientes que cubren á las rocas inferiores, como en el Mezquital, donde se ven sobreponerse á las BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 35 t raqui tas metalíferas y en donde sobre las corrientes en capas vienen apófisis aislados en la cima de los cerros y cuya forma les lia valido en la localidad el nombre de “Los derrites.” Ya sea por el carácter de corrientes ó loelios en posición horizontal ya pol- la alternancia de las rliyolitas y sus tobas, la acción cumuladora lia tendido á producir en estas montañas gradas sucesivas en los flancos de cada cañón, á veces tan regulares en un flanco como simétricos en ambos lados del cañón que producen la idea de una continuidad destruida tan sólo por poderosa ero- sión para venir á formar un valle encajonado. Esta misma erosión lia producido cu la parte superior anchas mesetas qne como dijimos caracterizan los flancos orientales de cada cadena, de tal mane- ra que so aborda el principio de cada cañón cuando so camina al O. de una manera brusca y repentina, pues que la meseta se corta bruscamente. Este aspecto cu la configuración es bien característico en las montañas al O del MóZquital; la meseta de tobas de Milpillas, la bajada brusca al cañón de Bolaños y las prolongadas y regulares graderías en el largo cañón de Huajimie. , Respecto al carácter de las rliyolitas do la Sierra, tienen todas ollas muy o-rancles semejanzas y varían desde rliyolitas sumamente vitreas, de pasta ca- si de la piedra pez hasta rliyolitas casi microgranulítieas por lo avanzado de la dosvitrilicación del magma feldsítico ó potros ilis oso. Cerca del Kczquital, en los cerros llamados de las Laminillas, las rliyoli- tas son de color violado con numerosas y pequeñas cavidades llenadas do pó- mez ! Al microscopio algunas cavidades se ven tapizadas de esferolitas y la pasta fcldsítica contiene numerosas agregaciones esferolíticas con la forma de las axioUtas. r La relativa posición de las rocas en la barranca de Los Lugos en el Mez- quital es como sigue: . . Eu la base, traquitas de liornblenda y traquiandesitas. Rliyolitas on gruesos bancos horizontales. Coronamiento do tobas de color gris. La roca rhyolítica en contacto con las traquitas, tiene un color y aspecto semejante á la roca do las Lagunillas, pero al microscopio la roca es más es- ferolítica, de esferolitas simples sin cruz y muy cargadas de ferrita. El mag- ma casi es vitreo pues apenas polariza en muy finos puntos, y á Ja luz natu- ral este magma so resuelvo cu agregados vermiformes á consecuencia de la nvr lili ación de las puntuaciones obscuras, dando cierta tendencia á formar ver- daderas uviol i tas. El contacto mutuo do varias esferolitas muy opacas deja ver en los nicols cruzados una separación en secciones poligonales. En la parte superior de las rliyolitas en la barranca cielos Lugos y en con- tacto con las tobas, so encuentran brechas rhyolíticas compactas y de color ro- jo las que algunas veces degeneran hasta verdaderas tobas. Al microscopio se ven diseminados cu una pasta micro fcldsítica fragmentos angulosos de cuarzo y do feldespato más ó menos corroídos en su interior. El magma ofre- 36 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ce cierto aspecto de agregación de partículas un poco diferente al de las ver-, daderas rliyolitas. Avanzando del Mezquital del Oro hacia el O. siguen presentándosela rliyoli- tas cubiertas en la parte superior por tobas rhyolíticas con estructura imper- fectamente columnar. De nuevo las rliyolitas aparecen en la vertiente opues- ta para bajar al río de Patitos, afluente del río que corre en la barranca de Cuixtla. En la barranca del río de Patitos se puede observar con claridad una serie do bancos de rliyolitas dispuestos casi horizontalmente, separados entre sí por gruesos bancos de tobas y brechas rhyolíticas de aspecto petrográfico poco di- ferente alas del Mezquita!. Un grande acantilado en esta barranca deja ver esta sucesión y donde las rliyolitas alcanzan á veces espesores hasta de 5U metros. En la parte superior un grueso banco do brechas se cubre de capas de to- bas grises y rojizas más ó menos desgastadas por la erosión. Los flancos occidentales do la sierra de la Parida los forman rliyolitas de color rosado en la parte superior, cubiertas por tobas en la parte inferior; ya casi sobre el río de Bolaños descanzan sobre brechas andesíticas de color rojo. En el pueblo de la Yesca, á media altura y en el flanco oriental de la sie- rra del mismo nombre andesitas son ocultadas por rliyolitas y brechas rhyo- líticas y en los flancos occidentales se observa una alternancia de rliyolitas y brechas. En una parte del río del Cora y en el extenso valle para subir al borde oriental del cañón de Huajimic, se extienden también rliyolitas, muchas de ellas muy vitreas y compactas, ocupando la parte superior de dicha sierra tobas grises. La ladera occidental frente á Huajimic, do la sierra de Alica, tiene en su parte superior rliyolitas que quedan en contacto con las dioritas de que ya hemos hablado. Basaltos y Lajiradokitas. — Las últimas erupciones verificadas en aque- lla región de la sierra Madre han tenido por representantes á los basaltos y labradoritas en poderosas corrientes. En la serranía al E. del Mezquital se observan corrientes sucesivas, separadas por gruesas capas de tobas y brechas volcánicas de color rojo con gruesos fragmentos de tezontle. Algunas rocas de las corrientes son por la pobreza de olivino verdaderas labradoritas, conte- niendo pequeños cristales de hiperstena y abundantes granos de augitaen su magma; otras son basaltos del tipo común con abundante olivino. Al O. del pequeño pueblo de Milpillas, en la subida á la cima de la sierra de la Parida, encontramos rocas de color pardo con numerosas cavidades ta- pizadas de ópalo y de una materia terrosa blanca como producto de descompo- sición de una zeolita: Esta roca contiene microlitas de labrador y augita, magma amorfo de color pardo y es un basalto análogo á los del E. del Mez- quital. Unos y otros ocupan altos niveles con relación al fondo de las ba- rrancas inmediatas. Las calizas cretáceas en las márgenes del río Grande del lado délas llanu- O BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 37 ras hacia la ciudad de Tepic se cubren de poderosas corrientes de lavas ba- sálticas, que ofrecen en los acantilados qne encajonan á los arrollos, una dis- posición en columnas de gran longitud, delgadas, ya verticales, inclinadas ó en abanico y cuyo conjunto produce un agradable efecto. Estas llanuras al- tas, cpie se extienden del Río Grande hacia Tepic se interrumpen por peque- ños cerros volcánicos y por la elevada montaña volcánica llamada Sanguan- giiey, rodeada en su base de pequeños cerros, con cavidades cratéricas, cuyo con- junto da á la montaña un aspecto característico. En las llanuras vecinas á esta montaña, se encuentran gruesas capas de tobas volcánicas pomosas de color amarillo, arenas y cenizas que se extienden en todos los alrededores de Tepic; rodean la base del cerro de San Juan y llegan hasta el fondo de la ba- rranca Grande en el camino de Tepic al Puerto de San Blas. De nuevo vemos aparecer los basaltos en corrientes diversas, que han aparecido por numerosos conos volcánicos en las faldas del escalón entre Tepic y la costa. En las tie- rras vecinas de las playas de San Blas, surgen las corrientes de lava, separan- do planicies do tierras bajas notablemente fértiles, abonadas por numerosos arroyos. Las corrientes de lavas basálticas se pierden en parte en las are- nas de las playas y surgen á veces de las aguas del mar. En San Blas, la Punta del Rey y el pequeño cerro de San Blas Viejo, pequeñas eminencias que limitan la rada, están formadas de estas lavas, lo mismo que las grandes Peñas Blancas que se encuentran vecinas á este Puerto rodeadas por las aguas o Depósitos Cuaternarios y Recientes.— Es indudable que el trabajo de erosión verificado en la parte alta de las serranías componentes de la Sierra Madre, el transporte por las aguas,' del material de fácil desagregación como las tobas, brechas, etc., que hemos visto abundan en la región, han debido pro- ducir importantes sedimentos en el fondo de casi todas las barrancas. En efec- to; con frecuencia se ven en estos lugares gruesos depósitos de aluvión, are- nas etc., que alternan con capas de tobas pomosas remolidas y arcillas indi- cando un depósito lento. Estas capas han sido de nuevo arrastradas por las mismas aguas de los arroyos que han practicado un cauce más profundo. En alo-unos cañones como en el de Bolaños, éstos depósitos detríticos forman nume- rosos montículos en la base de los escarpados. En los depósitos se ven las capas casi horizontales ó débilmente inclinadas, desgarradas y formando lomas su- cesivas á consecuencia do la ciosion. En las llanuras de las costas el material toboso de los volcanes se mezcla á las arcillas que han dejado sedimentar los ríos durante sus inundaciones ó el cambio de curso por su carácter divagante. En las playas los depósitos ar- cillosos se mezclan á las arenas del mar en los numerosos esteros de San Blas. Por uno de estos esteros desembocab a un brazo importante del Río de Santia- go, trayendo una gran cantidad do material de azolve que se acumulaba en la desembocadura; pero las mismas crecientes de este brazo, en ciertas épocas del año, arrastraban este material y mantenían por este medio la rada con 38 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. bastante profundidad para permitir la entrada á embarcaciones de calado medio. Desgraciadamente las divagaciones del río por una parte, y alguna otra causa local, han impedido la salida de agua en regular cantidad por la rada de San Blas para arrastrar el azolve, lo que impido completamente la en- trada, produciendo la inseguridad consiguiente á una porción poco abrigada del mar. Este cambio en la salida de las aguas de una parte del río por los esteros, ha producido en la proximidad de la barra un avance de las playas hacia el mar, de alguna consideración si se atiende á la rapidez con que se ha verificado dicho avance. Eu el Mezquital del Oro se explota desde hace años una veta de cuarzo au- rífero que arma en lastraquitas violadas de la región. La veta tiene una di- rección de N". O. á S. E. echada hacia el A. E. y un espesor variable entre 1 y 4 metros. La riqueza del filón es igualmente variable, generalmente concentra- da en cintas cerca do los respaldos. El mineral dominante es el oro nativo mezclado á óxidos de fierro. A la profundidad á que actualmente so trabaja, persiste aún el oro libre en los óxidos, con tendencia á una disminución. En los trabajos más profundos el oro casi siempre viene acompañado con peque- ña cantidad de minerales de plata que parecen ir en aumento con la profun- didad. El cuarzo á todos los niveles viene á veces mezclado con pintas de minerales de cobre, que son considerados como buen indicio pues que aumen- ta la riqueza en oro. Este filón aurífero del Mezquital, se oculta debajo de las rliy olitas que cu- bren á las traquitas, siendo de notar que debido á la pequeña extensión des- cubierta de las traquitas, no han podido ser encontradas nuevas vetas en la región. En las faldas de la Sierra de la Yesca existe, á inmediaciones de la pobla- ción del mismo nombre, un antiguo mineral poco trabajado en general, á cau- sa de su situación en una región muy accidentada de la Sierra y la falta de buenos caminos. Algunas vetas arman en andesitas de hornblenda alteradas, pero el mayor número vienen armando en rhyolitas. La dirección media de las vetas es pa- ralela á la Sierra y son en su mayor parte filones de gran potencia, formados de cuarzo con pintas de minerales de manganeso (quemazones), las más ve- ces ricas en oro en la parte superior. El relleno de las votas á profundidad, es una mezcla de cuarzo y espato ca- lizo con blendas, galenas y sulfoantimoniuros de plata dispuestos generalmen- te en cintas de concreción. En algunas vetas donde dominan los óxidos de manganeso, las vetas son de potencia muy variable, formándose accidental- mente bolsas de mineral. En la mina llamada del “Mirador” es notable la abundancia do geodas tapizadas de cristales de cuarzo aerohhlros. En la región superior del Mineral y cerca de la cima de la Sierra, se han BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 39 encontrado vetillas muy delgadas y numerosas, formadas de cuarzo con sul- furos negros y oro nativo, incosteablcs á causa de su pequeño espesor; sin em- bargo, lian sido explotados algunos de estos liilos en el lugar llamado “Las Ánimas.” Las vetas potentes de la Yesca han sufrido dislocaciones, como puede ver- se en las minas de San Miguel y Zapopan, y reaberturas rellenadas poste- riormente por la parte superior, con óxidos de manganeso pulverulento, trans- portado de los crestones, como se observa claramente en la mina La Co- lorada.” Guadal a jar a. — San Blas. M uy diferente es el aspecto topográfico al atravesar la Siena Madic al S. de la margen izquierda del Lío Grande ó de Santiago. El relieve es mu- cho menos enérgico á la vez que las depresiones son en menor número y me- nos profundas, y en los elementos topográficos componentes se nota una des- membración, es decir, sierras y montañas separadas por valles diversamente orientados, amplios y elevados, con pendientes poco fuertes, que han per- mitido la apertura de la carretera entre Guadalajara y San Blas, poniendo en comunicación relativamente fácil aquel puerto del Pacífico con la Mesa Central. El límite occidental del extenso valle de Guadalajara está formado por lo- mas y pequeños cerros enlazados, que llegan á juntarse hacia el Y. O. con un o-rupo de montañas que bajan bruscamente hasta el cauce del Río de Tolo- fotlán Una vez pasadas las lomas del O., se entra en un extenso valle, limi- tado siempre por dichas montañas al Y. en donde corre un pequeño arroyo que se une al naciente río de Ameca ó de Pijintos, que ya una vez formalizado por la unión de varios afluentes, sigue su curso hacia el O., pasando por la población de Ameca casi paralelo al de Santiago en las grandes curvas que define su curso. En el espacio comprendido entre estos dos ríos se nota clara- mente en las montañas una tendencia á una orientación E. O. paralela á di- chas corrientes, pues que se encajonan en amplios cañones como el de Ameca ó en profundas barrancas como el Río Grande. El valle, nacimiento del Río de Ameca, se extiende por el S. hasta el pueblo de Cocula, y al Y. E. hasta los cerros de Etzatlán y el elevado cerro de Tequila, cono volcánico do con- trafuertes avanzados y ramificados. Pasadas al O. pequeñas barrancas que originan estos estribos, se extiende de nuevo el valle que remata en la cuen- ca de la laguna de la Magdalena. Asciende el terreno al O. para formar el bor- de de la barranca de Mocliitiltic, la depresión más profunda do la sierra en esta región. Esta barranca vierte sus aguas hacia el Y. en el Río Grande, pa- sando á través de las cañadas de la sierra escarpada de Hostotipaquillo, que forma el límite S. del cajón de este río y que tiene por consiguiente la direc- ción aproximada E. O. La barranca de Mochitiltic es una cortadura transver- sal en la sierra do Hostotipaquillo. Esta sierra se prolonga hasta las montañas 40 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. vecinas de Mineral de Castellana y la Sierra de Juanacate, las que juntamente con la Sierra de Ixtlán forman un angosto valle que se ensancha en las cerca- nías del volcán del Geboruco y donde terminan las sierras de Hostotipaquillo. Allí se eleva el terreno atravesando una pequeña sierra llamada los Montes de los Cuartos hasta los flancos del volcán de Sanguangüoy y las lomas y cerros de la proximidad de Tepic, escalón último para descender á las costas hacia el puerto de San Blas. Las formaciones volcánicas modernas dominan en general en esta región de Jalisco y Tepic. Las rocas más antiguas son rhyolitas de colores claros más ó menos esferolíticas, que se encuentran en el valle inmediato al de Gua- dalajara. Forman estas rocas las paredes de la grande barranca de Mo- chitiltic y la totalidad de los montes de los Cuartos. Rocas de aspecto basál- tico caracterizan el resto de las montañas y fondo de algunos otros valles. El camino real corta andesitas piroxénicas en la proximidad del corro de Tequila, roca que forma el macizo de esta montaña. El valle de Ixtlán con- tiene varios cráteres basálticos alineados de E. á O., con numerosas corrien- tes de basaltos, algunos muy vitreos, cubiertos á veces por gruesas capas de lapilli. Las faldas occidentales do la Sierra de Juanacate también presentan comientes basálticas sobrepuestas, pero en su parte superior se extiende una vasta planicie en donde encontramos rhyolitas y gruesas masas do obsidiana negra, cubiertas en su mayor extensión por abundantes conizas arrojadas de los inmediatos volcanes de Ixtlán. Estas cenizas volcánicas y tobas volcáni- nas amarillas, cubren la mayor parte del fondo de los valles vecinos, en depósitos que aumentan de espesor al aproximarse á los flancos del volcán del Geboruco, que presenta diversos conos parásitos en sus flancos del E. y del N. á la vez que delgadas y angostas corrientes de lava llegan hasta la lla- nura cerca del Marquesado y de Ahuacatlán. Los depósitos do tobas volcá- nicas producidas indudablemente durante las erupciones de este volcán, se prosiguen hasta la base de los montes rhyolíticos de los Cuartos, pero to- bas amarillas, brechas pomosas, lapilli, etc., se encuentran también en los flancos O. de esta pequeña sierra frente al volcán de Sanguangüey, siendo este volcán el que ha cubierto de gruesos depósitos volcánicos la región vecina de Tepic. El número y disposición de los cráteres volcánicos en esta región, sugiero la idea de una importante fractura, correspondiendo á un lugar de disloca- ción en el levantamiento general do la Sierra Madre, donde se ha interrum- pido bruscamente su dirección y se hubo efectuado un movimiento en direc- ción diferente. Esta fractura daría nacimiento á tres volcanes importantes por su altura y corrientes de lava numerosas; tales son el corro do Tequila, el Geboruco y el Sanguangüey, en dirección de los cuales se alinearían cráte- res de más pequeña dimensión, como la cadena de cerros volcánicos de Ixtlán y serie de cráteres escalonados en el descenso del escalón do Tepic hasta San BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 41 Blas. Algunas corrientes ele lavaban quedado sumergidas en gran parte en el Pacífico, emergiendo en algunos lugares como cerca de San Blas. Sería muy interesante ver si estas manifestaciones volcánicas se prolongan basta la ve- cina isla Isabela, que parece quedar sobre la continuación de esta línea de volcanes Inicia el O., como si la fractura terminara en la serranía submarina que une al Cabo San Lucas con el Cabo Corrientes, emergida en tres puntos principales conocidos con los nombres de Islas Marías. La mayor parte do las erupciones do esta importante cadena de volcanes, han dado lavas basálticas con abundante olivólo, como la dolos volcanes de Ixtlám bibracloríticas como las lavas más antiguas del Ceboruco y de los vol- canes próximos áSan Blas, y andesitas augí ticas y de liiperstena como las del volcán do Tequila, y las lavas modernas del Ceboruco que pasan basta traquiías pirogénicas. Damos á continuación una nota de nuestra visita al interesante volcán del Ceboruco Volcán Ceboruco.— V ista tomada del O. 1.— Corriente de 1870. El volcán Ceboruco. Todos sabemos que entro las modernas erupciones volcánicas acaecidas en c'l territorio mexicano, debo contarse la que tuvo lugar en el volcán llamado Ceboruco montaña situada al N. O. y muy cerca del pueblo de Abuaca- tlán perteneciente al territorio de Te pie. Es digna de llamar la atención en los anales de la historia de nuestros volcanes, por babor tenido lugar dielia ci ter unción en la parte superior de un antiguo cono volcánico (pie no daba an- tviormente, desde la más remota época 1 listó rica, señal alguna de actividad, v por haberse presentado á la superficie, durante la erupción, un vastísimo caudal do lavas que alcanza un volumen verdaderamente enorme. ZÁo damos en esta Memoria una descripción detallada de la época, dura- N°? 4, 5 y 6—6 42 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ción, etc., cíe aquella gran erupción de 1870, porque existen buenas descrip- ciones y artículos relativos a esto volcan, dados por la Comisión de lS/o en la “Colección de Fenómenos Geológicos,” Guadalajara, y en los Anales del Ministerio de Fomento, tomo I, por el profesor M. Barcena; tan sólo daremos alosma idea de la forma, caracteres y dimensiones do la corriente última, dedicándonos también al estudio de las lavas bajo el punto do vista petro- gráfico. El sitio principal donde tuvieron lugar los primeros síntomas de la erup- ción de 1870, fué en el flanco exterior O. de un grande y antiguo cráter que forma la parte central de la montana del Ceboruco. Poco después do la pri- mera emisión de gases y vapores que iniciaron la erupción, un pequeño y nuevo cráter se formaba. Eos productos arrojados eran, esencialmente, ade- más de los vapores, gran cantidad de arenas y cenizas, productos originados por la desagregación de las rocas en la chimenea nuevamente abierta, y que lanzados en los aires venían una parte á caer en la proximidad de la boca, acumulándose á su derredor en la forma de un anillo, definiéndose así la ter- ina cratérica que hasta la fecha se conserva. Poco tiempo después y una vez formado el nuevo cráter, principiada erup- ción de la lava, que caliente, en fusión ó en un estado pastoso,- sale, rompe una parte de la barrera del cráter y desciende á lo largo de un profundo tal- weg que poco á poco va llenando. Durante este período de escurrimiento de lava por el cráter, en el fondo mismo del talweg, se abren nuevas grietas que arrojan á su vez relativamente tranquilas y pastosas, cantidades de lavas que se mezclan y confunden á las que del cráter vienen, terminando el fenó- meno con la formación de una ancha y alargada corriente, que en dirección del J\ T . E. á S. O. viene á terminar cerca del pueblo de Uzeta, situado al S. O. de aquella elevada montaña. En nuestra visita á la montaña ó volcán del Ceboruco el 9 de Febrero de 1894, hemos emprendido la ascensión con el mismo itinerario seguido por la Comisión de 1875. Es decir, el camino que del pueblo de Uzeta conduce á los flancos occidentales de la montaña. Topográficamente se puede dividir el Cc- boruco en dos porciones distintas, la base muy extensa, de pendientes sua- ves, semejando un cono muy obtuso surcado de inumerables talwegs y pe- queñas barrancas, prolongación de los talwegs de la segunda porción ó cono terminal de rápidas pendientes y que forma la parte principal de la montaña. El cono de la base está formado en general de rocas duras cubiertas algunas veces de gruesas capas de tobas, pero la masa rocallosa que la forma, defi- ne las tempranas erupciones de este volcán, lavas en bancos que se prolongan en una gran extensión. Sobre estas rocas ó en los flancos de este cono cubierto por aquellas costras de tobas que facilitaron posteriormente la vegetación, han escurrido, por de- cirlo así, nuevas corrientes de lavas, que muy fluidas algunas, han caminado algunos kilómetros abajo, extendiéndose en superficie y adquiriendo poco espesor, lo qne demuestra su fluidez. De estas corrientes citaremos una BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 43 muy extensa que ha bañado los flancos del cono, de débil pendiente al O. y dos más pequeñas é igualmente fluidas al S., cortadas por el camino real de Guadal ajara á Tepic. Estas corrientes se distinguen fácilmente de las más antiguas por su aspecto rocalloso, que no ha permitido, dada su poca antigüe- dad, la formación de tierra vegetal para desarrollar vegetación que apenas comienza á iniciarse. Al X., frente al pueblo de Xala, otras modernas co- rrientes se presentan, lo mismo que al E. y S. E. del lado de Aliuacatlán. Es- tas corrientes de rocas muy fluidas cuya superficie profundamente rugosa, ondulada, estirada, por decirlo así, en algunos tramos, no siempre han sido producidas ó arrojadas por la boca de un gran cráter de aquellos cuyos res- tos se observan en la cima, sino también de algunos conos parásitos que en la base se observan, formados de ceniza, tezontle (lapilli) y tobas. El carácter de este volcán para colocarlo al lado de los volcanes estra- tificados, no puede ponerse en duda, por el gran número de corrientes que en su derredor se encuentran por decirlo así esparcidas, así como el ca- rácter de las rocas de la que podemos llamar parte antigua de la montaña, formada de rocas un tanto análogas á las de las modernas erupciones, dispues- tas en bancos superpuestos separados algunas veces por capas de brechas y productos calcinados, indicando el inmediato depósito de nuevas corrientes de lavas incandescentes y más órnenos fundidas. Es, pues, sumamente difícil, da- das" las repeticiones de esta sucesión de capas de lava, poder determinar el número de erupciones como se ha pretendido alguna vez. La cima de la vasta montaña del Ceboruco se compone de varias crestas más" ó menos unidas entre sí, ligadas por contrafuertes, ó separadas por pro- fundas depresiones. Orogáficamente, es un macizo aislado, separado de las montañas de la sierra de Juanacate por la depresión del valle de Xala, délos cerros volcánicos de Tequepexpan por un pequeño valle que se interpone y de las montañas de la sierra de Ixtlánporel pequeño no del mismo nombie. Los cerros llamados de Aliuacatlán, del macizo del Ceboruco, forman una cresta alargada y en forma de semi-círculo. Su naturaleza petrográfica y su forma nos autorizan á considerar esta porción como la de un cráter antiguo 1 j de los primeros cráteres de este complicado volcán, cuya porción XA), y O ha sido destruida por la formación posterior del más grande cráter, que ha dado nacimiento- á grandes corrientes de lava que han destruido parte de su porción X. del lado do Xala. Los bordes conservados de este n cráter han sido considerados por los miembros de la Comisión de 1875 como un enorme dique, cuya forma y posición no es fácil explicar como tal dada también la semejanza petrográfica con las rocas de toda la poición antio-ua de la montaña. La porción más bien conservada de este cráter queda al S°y O. y es en su cuadrante S. O. y en sus flancos exteriores donde se ha realizado la apertura del pequeño cráter de ht erupción de 1870. 1 Do la misma manera opina el Profesor D. Mariano Barcena. - geológicos de Jalisco. Guadalajaia, 18/5. ‘Colección de fenómenos 44 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Al O. de aquella porción del gran cráter antiguo llamado la cumbre de la Coronilla otra serie de eminencias se presenta unida con la Coronilla por con- trafuertes destruidos en parte por las erupciones, dando lugar á la formación de una profunda depresión á lo largo de la cual lia escurrido y se lia amon- tonado Ja lava de hace veinticinco años, como siendo el lugar cuya pendien- te favorecía el escurrimiento. Del lado IX. existe otra depresión no tan fuerte como la primera pero cubierta también por lava moderna. En la visita del volcán por la Comisión de 1875 se ha considerado la pri- mera de estas barrancas como el fondo de un antiguo cráter, quizá por la for- ma semicircular de las crestas que la definen, pero en nuestro concepto no hay caracteres suficientes para considerarla como tal, ó si lo fue, los agentes de denudación se lian encargado de hacerle perder todo carácter para hacer la re- ferencia, y tal vez el nuevo cráter formado haya contribuido en buena parte. Actualmente más bien puede considerarse la susodicha depresión como el origen de la barranca de “Los Cuates”, conocida con este nombre, la que ha si- do llenada por decirlo así con la enorme masa de lava de la última erupción. El Cráter. Y a hemos dejado apuntado la posición que tiene el nuevo cráter en relación con las cimas principales del Ceboruco. Su posición digamos lateral á un gran cráter y en sus flancos exteriores, da motivo á su forma un tanto irregu- lar, alargándoseenelsentidodelamenor resistencia. Así, el cráteres elíptico, te- niendo su eje principal dirigido de E.1X. al O.S. casi de E. á O. y con una lon- gitud aproximada de 100 metros, contada desde el acantilado ó muro de pro- ductos cineriformes, respaldo exterior del cráter antiguo, hasta otro acantila- do, borde S.O., y principio de la gran corriente de lava. El primero de aque- llos bordes es el punto más alto no sólo del cráter sino aun la cima culminan- te de toda la montaña. Los bordes laterales ó según el pequeño eje de la elipse están formados de cenizas, productos arrojados durante el principio de la erup- ción, formando dos taludes, uno exterior y otro interior. Los taludes exterio- res de pendiente natural, apoyan en pequeñas playas cubiertas también de arena y donde se observan vestigios de vegetación, como grandes troncos de árbol aún parados, desnudos, secos y semicarbonizados en la corteza. Todo el muro exterior de la Coronilla está rodeado de esta playa arenosa. Los taludes interiores del cráter tienden al centro de la cavidad, ocupada por un macizo de roca compacta análoga enteramente á la de la corriente y que ha quedado allí como una especie de tapón. Estas lavas allí acumuladas y enfriadas no pudieron ser expulsadas ya al fin de la erupción, representando pues el prin- cipio de la corriente, de la que está en parte separada: l 9 por el movimiento de descenso de aquella hacia el exterior y 2'- por los derrumbes durante el en- friamiento. Este malecón de lavas que obstruye la boca tendrá una altura de 10 á 15 metros y de ancho 20 metros. La profundidad del cráter en los bordes N. O. y S. E., arenáceos y únicos puntos por donde es accesible el cráter, será tan sólo do 20 á 25 metros. La Corriente. — Lo más notable de la erupción de 1870 es la corriente de lava. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 45 Forma ésta ó aparece ahora como un enorme contrafuerte de la montaña. Desde un punto elevado como las cimas de los Encinos y alguna otra, se puede seguir con la vista el contorno de la corriente, distinguiéndose fácilmen- te de el resto de la montaña por el contraste que produce su completa aridez, con la vegetación, muy escasa á Ja verdad, de las laderas y contrafuertes que le son vecinos. Demasiado angosta la corriente en su origen, cu el extremo S. O. del crá- ter, poco á poco va ensanchándose á medida que se aleja de este punto y des- ciende, llegando á alcanzar á un poco más de la mitad de su longitud total, una anchura de poco más de 2* kilómetros y su longitud total quizá excede do G kilómetros, longitud lijada ya por la Comisión de 187». La forma gene- ral es Bastante irregular, haciendo notar que la sinuosidad de su contorno pro- viene casi exclusivamente de aquella que le daba la configuración del suelo sobre el que escurría, recogiéndose en las partes angostas y ensanchándose en otros lugares, invadiendo por decirlo así el fondo y hacia uno y otro lado de la barranca, que como dijimos al principio le sirvió de lecho. Tanto el extremo do la corriente como sus bordes ó contornos laterales son de pendientes notablemente fuertes y aun á veces casi verticales y con altu- ras muy variables, pero que alcanzan más de 150 metros en diversos puntos y que pueden tomarse como los mayores espesores de la corriente. En todos es- tos bordes se ven las huellas de grandes derrumbes de tierras, cenizas y bloeks de rocas de grandes dimensiones, derrumbes que tienen lugar con gran fre- cuencia aun en la actualidad y que son sin duda un factor del enfriamiento lento do la lava, pues algunas de las masas de roca desprendidas de la parte superior y partidas en el” momento del derrumbe, se sienten aún calientes al tóen las Son mies los derrumbos ocasionados por partiduras violentas de las gTmi'los liicdi ¡is por desequilibrio do temporal uva. En un exeurri miento lateral que parece depender de esta corriente, cerca de su origen y que va hacia el N., os el único lugar donde se observa fluidez cu la estructura en masa de la roca, la que parece que desborda en una caída como en cascada y se notan bandas sinuosas de ose urri miento. En toda la extensión de ha porción principal aparece dicha corriente, por lo «en eral, como una especie de aglomeración de piedras, partidas y desgajadas en todos sentidos, ya desparramadas, ya formando montículos, en uno y otro cas» en el más completo desorden, lo que hace muy difícil la marcha á más de ser bastante peligrosa en algunos puntos por estar las piedras amontona das en estado dé equilibrio tal, que al pisarse derrumban y aun so precipitan en grietas más ó menos profundas. Algunas voces el fracturamiento de la lava muy in- tenso las reduce á tierras. En diferentes lugares de la masa do la corriente, parece que á través de la costra superficial consolidada y fría, saltó ó emer- gió súbitamente y como por fenómeno de presión, lava caliente y semifluida que enfriada bruscamente ha conservado formas bizarras y elegantes: picos, agujas, torrecillas de notable belleza. °Este fenómeno de lavas rugosas y careadas frecuente en lavas muy líqui- 46 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. cías es muy común en las corrientes del G'eboruco modernas y anteriores á las arrojadas en la ultima erupción. La corrientes que corta el camino real carretero antes do llegar á Uzcta es un buen ejemplo. La vizcosidacl de la lava del 70 es manifiesta en todo, en la elevación de los bordes de la corriente, en la lentitud do su marcha durante el tiempo de su emisión y sobre todo en el aspecto general característico frecuente y exclusi- vo de lavas semifundidas ó semifluidas. Muchos ejemplos tenemos en Méxi- co de lavas arrojadas en estado de viscosidad. La corriente se presenta á la vista como un solo todo y no se obtiene prue- ba alguna de que parte de la lava haya sido arrojada por grietas del suelo ó por otro punto que por el cráter, aunque parece imposible que ese cráter tan pequeño haya podido emitir los 2,000.000,000 de metros cúbicos que en su in- forme sobre este volcán calcula el Profesor INI. Párcena. La coloración general de la corriente es un gris rosado ceniciento mancha- do aquí y allá de blanco en lugares que indican el sitio do una antigua fuma- rola, ó desprendimientos actuales de vapores, como vamos á ver. Las Fumaeolas. — En el malecón de rocas del fondo del cráter y del lado N. de dicho malecón, se observan actualmente dos grandes fumarolas que arrojan una columna de vapores blancos de tres á cuatro metros de altura; las grietas ó ca- vidades de estos respiraderos tienen tan sólo unos cuantos centímetros y son de forma irregular. El espesor de la masa de vapores y su altura aumenta á medida que desciende la temperatura; así, en las mañanas frías á la salida del sol, se ven aumentar mucho las columnas y los vapores más densos, como si sufriesen inmediata condensación. Tomada la temperatura de estas fumarolas alcanzan muy cerca de 96° á la mayor profundidad de la grieta donde puede penetrar el termómetro. La mayor jíarte do los vapores parecen consistir en vapor de agua y una pequeña cantidad de ácido sulfuroso, reconocido por el olor. A más de éstas dos grandes fumarolas del cráter hay otros muy pequeños respiraderos en el mismo malecón de lava y en el borde del cráter formado por el extremo ó principio de la lava, pero son de menor importancia y dan columnas más pe- queñas de vapor de agua y ácido sulfuroso en menor cantidad que las del crá- ter. El olor del ácido es apenas perceptible. En la boca de los respiraderos y en su proximidad, las lavas se alteran ba- jo la influencia délos vapores calientes; dichas rocas se decoloran prontamen- te y aparecen transformadas en silicatos probablemente do magnesia, formán- dose algunas veces concreciones blancas, algunas sales solubles amarillas y una muy pequeña cantidad de azufre en granos. A lo largo de toda la corriente en sus seis kilómetros de longitud, se obser- van aun multitud de pequeños respiraderos que arrojan al parecer exclusiva- mente vapor de agua. Durante el día estas pequeñas columnas de vapores no son visibles sino cuando son observadas á muy corta distancia, ó istas al ama- necer se distinguen claramente aun de lejos. La invisibilidad de los vapores BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 47 no condensados inmediatamente, como sucede cuando calienta el sol, es prue- ba de que son exclusivamente de agua. No tienen dichos vapores olor ningu- no y su temperatura es inferior á la dolos respiraderos del cráter. Él origen do estos vapores acuosos, por lo menos en parte, se explieapor la re- ducción á esc estado de las aguas que circulan aún en el fondo ó lecho de la barranca, cubierta hoy por las lavas y bajo la influencia de la alta tempera- tura de éstas en su interior, pues ya dijimos que cuando se parten y derrum- ban las piedras se nota que aún conservan algún calor. Las Lavas — En laimposibilidad depoder determinar con precisión el número de erupciones del Ceboruco,síes posible establecerla división en erupciones anti- guas y recientes juzgando de estas últimas por lafrescura de la superficie de las corrientes, es decir, por la casi ninguna acción por los agentes de erosión; y de tal manera se asemejan todas estas corrientes á la última de lb>70, que si no fuera por la estructura de fluidalidad, podría uno juzgarles á primera vista como enteramente contemporáneas. No así las antiguas (limitando la palabra) délas que han dependido la ele- vación general de la montaña donde las atenuadas formas de los elementos to- pográficos suponen un avanzado desgaste. Pero esta distinción, basada solamente en accidentes, se corrobora pronta- mente con el estudio detenido de las rocas en las que se observa un cambio no- table en graduación sensible, desde las remotas hasta las modernas, sin que debamos admitir que el hecho sea enteramente general para las rocas de todos los rumbos de la montaña, pues nos concretamos por ahora á la región O. so- lamente, sin disputa la más interesante. Llama mucho la atención, lo que en general hemos observado otra vez; el paso de tipos básicos á rocas más acidas; aquí como roca más antigua se nos presenta una labradorita, pasamos insensiblemente á las andesitas básicas y Ileo-amos hasta las traquitas vitreas que son las de la erupción de 1870. labradorita de labrador y piroxena . — Al N. de la cima de los Encinos v á su pié pasa una barranca profunda, cuyo fondo en parte ha sido cubierto por un ramal de una corriente de lava, que fué nacida del más elevado cráter del volcán, anterior á la erupción de 1870. En algunos lugares esta corriente ha dejado á descubierto como partes salientes y elevadas, porciones del antiguo macizo del volcán. De una de estas partes hemos colectado muestras de una roca ne°'ra, compacta de grano unido y uniforme, que bajo el microscopio tie- ne una masa vitrea de color ligeramente pardo sembrada de numerosos y pe- queños globulitos. Abundantes granos y cristales de augita se hallan distri- buidos así como microlitas y cristales microlíticos do labrador. Son raros los cristales feldespáticos de grandes dimensiones y los que existen ofrecen penetraciones caprichosas del magma gl obul í tico. I; na sola consoli- dación de los feldespatos parece dominar en la roca y es de notar su semejan- za á la labradorita del S. de la Isla de Santería que describen Fouqué y Lévy en su Minéralogie Micrografique. Andesela, labradorítioa de piroxena .—' Quizá por la distinción clara que se 48 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. puede observar de dos tiempos de consolidación de la roca de la cima do los Encinos, izarte O. más elevada del Ceboruco, y su inmediata relación con la anterior déla que está muy próxima, nazca la presencia simultánea en su pasta de microlitas de labrador y oligoclasa en proporciones variables, pe- ro tendiendo siempre á predominar las primeras y pareciendo por la peque- nez de las segundas de formación posterior. Es por esta razón que liemos de- signado la roca bajo el nombre do andesita, y el término de andesifa labrado- rítica de piroxena es el que más le conviene. El magma vitreo es de color claro, menos abundante que en la roca anterior, Contiene granos de piroxe- na y de fierro oxidulado. Los grandes cristales casi siempre corroídos, son de labrador, augita y también liipcrstcna. La roca es de color gris uniforme y bastante compacta. Andesela aur/ítica de piroxena. — En la roca de las corrientes modernas y anteriores á la de la erupción de 1870, se obtienen claramente andesitas de piroxena. A la simple vista son de color negro un poco ligeras, más ó menos esponjosas, salpicadas de cristalitos blancos feldcspáticos. El micros- copio deja ver un magma vitreo de color pardo desvitrificado en abundantes microlitas alargadas de oligoclasa, granos de piroxena y de fierro oxidulado. En partes de la preparación, la semejante orientación de las microlitas tol- despáticas indica la estructura fluideal muy marcada. Los cristales de pri- mera consolidación, son oliglocasa y labrador, augita é hiperstena. Estas andesitas augítieas do piroxena forman las dos angostas corrien- tes que cortan el camino real de Tepic al S. O. do la montaña. Obsidiana t raquítica de piroxena. — Las lavas de la corriente de 1870, son las más interesantes. La roca es más ó menos compacta, se divido algu- nas veces en lajas delgadas de color negro veteado de pardo, do superficie un poco lustrosa. A la luz natural y con fuertes aumentos se observan granitos amarillo-rojizos y cristalitos en forma de agujas débilmente coloridas y mi- crolitas de muy pequeña dimensión que parecen ser de piroxena alterada. La pasta límpida hace juzgar de la coloración rojiza de la roca como prove- nida por esta piroxena en parte alterada. En otras preparaciones la piroxe- na enteramente cristalítica, no presenta alteración y aparece con un ligero color verdoso; esta roca á la simple vista es negra pura. El resto del magma á la luz polarizada deja pasar la luz como si hubiese tendencia á una completa desvitrificación. Las microlitas de contornos poco definidos no macleadas, de sección rectangular ó cuadrada de extinción recta, deben referirse al saniclino. Los pocos cristales de primera consolidación, la mayoría son también de sanidino, algunos en zonas do crecimiento. En unas preparaciones la piroxena do igual tiempo se halla alterada de la periferia al centro, pues presentan los cristales un reborde obscuro y fina- mente granuloso; en otras la piroxena no está alterada, con vivos colores do polarización é inclusiones vitreas. En la proximidad de estos cristales hay siempre granos de fierro oxidulado. Apenas se hace sensible en estas lavas la fluidalidad, lo que concuerda con BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 49 el carácter viscoso 6 la poca fluidez que lia manifestado la corriente como ya dejamos indicado. En la parte de la Sierra comprendida entre la barranca do Mochiltiltic, Ix- tlán y la Yesca, cortada por el cauce del Rio Grande, se extiende una vasta región minera cuya explotación tui’o por centrolcomercial, en otro tiempo, la población de Ilostotipaquillo. Se caracteriza la región por un número incon- table de vetas argentíferas potentes, armando todas ellas en andesitas de liorn- blenda ó andesitas do piroxena. A éstas acompañan siempre las rhyolitas, unas y otras con caracteres petrográficos semejantes á las rocas típicas del Distrito Minero do Pacliuca. En ellas se manifiestan todas las variedades que la alteración, ya por influencias exteriores, ya por la acción misma del' relle- no metalífero de sus fracturas, se producen en las andesitas en todas las re- o-iones mexicanas donde abundan estas rocas y criaderos minerales de este O tipo. Para dar alguna idea de esta importante zona metalífera, mencionaremos como 1 uo-ares de relativa importancia actual por sus trabajos de explotación, “La Castellana,” “La Cabrera,” “Pinavete” y el “Mineral de San Pedro Analco.” En el lugar llamado San Ramón, junto á la orilla del río, se explota un orueso filón llamado de Castellana, de metales en general bastante ricos en su profunda zona de oxidación. El filón se compone de cuarzo, óxidos ferru- o-inosos, sul furos, cloruros y bromuros argentíferos con ley relativamente fuerte cío oro. Abajo do la zona de colorados que no afecta un solo nivel, se encuentran los sulfuros de plata con blendas ricas, galenas, sulfoarseniuros y sulfoantimoniuros de plata y á más de cuarzo un poco de calcita. Las andesitas de hornblcnda que sirven de caja á este filón, se bailan cu- biertas en la parte superior de la montaña por rhyolitas muy esferolíticas. A pocos kilómetros al E. de este lugar, so encuentra la mina de Cabrera que explota una veta de potencia variable entre 0. m 60 hasta 3 metros, ar- mando en andesitas cuarcíferas (dacitas). El rumbo de la veta es de N. 70° E. con echado variable entre 45 y 75° al N. El relleno se compone de cuarzo con abundantes óxidos de manganeso y ai,,. o q c sulfuros negros con muy escasa ley de oro en la parte superior. A la profundidad se cambian prontamente en piritas, blondas y galenas, pintas de minerales de cobre y cristales de cerucita. La veta se baila dividida en una gran longitud en dos cuerpos separados por un caballo do roca análoga á la de los respaldos. En los minerales de Pinavete y Analco las vetas son semejantes a las que acabamos de bosquejar. N°! 4, 5 y 6—7 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Ixtlán. — Bahía de Banderas. — Tomatlán. Hemos dicho que entre los ríos de Santiago y de Pigintos que son en una parte de su curso casi paralelos, las sierras entre ellos comprendidas so orien- tan en o-eneral de E. á O. y que es precisamente esto cambio en la dirección ¿{g| relieve el que lia favorecido la profunda coi tadui a del Lio Criando y deh- nido la dirección del valle de .A-meca. Las sieiias de Ixtlan y de Juan acato definen esta dirección pues que sus flancos respectivamente mueren en las márgenes de dichos ríos formando entre si el angosto vallo del río de Ixtlan. Pero sobre la margen izquierda del río de Pigintos, no ya cerca de Ameca sino más hacia el O., la sierra de la Tetilla se enlaza con la gruesa sierra de Mascota. Esta sierra tiene por punto culminante la bufa de Mascotaodel Real Alto que se levanta precisamente enfrente de la gran bahía del Valle de Banderas, pues de esta montaña se desciende al O. prontamente á la costa por la población de S. Sebastián. Casi en la parte más entrante de la bahía desagua el río doAmc- ca en el mar. La gran liahía se halla limitada y bordeada por decirlo así de pequeñas eminencias rocallosas que avanzan hasta formar las dos puntas de Mita al IST y. el cabo Corrientes al S., siendo esta punta la más saliente y avanzada hacia el mar en el litoral mexicano del Pacífico. De la Bufa de Mascota se desprende hacia el S. una larga cadena de mon- tañas elevadas, entre las que podemos citar las montañas del Desmoronado, las del Cuale y Bramador. Entre esta sierra y el brazo que avanza hacia la población de Mascota se forma el extenso valle xÁlto do Talpa y do Mascota, en tanto que en la vertiente oriental de esta sierra se encuentran los valles altos do Iíuauchinango y de Atenguillo. La sierra de Mascota, tanto en su núcleo como en los distintos brazos en que se divide, es notable por su rique- za minera. De las montañas do Desmoronado y Bramador so baja hasta las llanuras de la costa de Tomatlán planas en una parte y con accidentes de relieve cer- ca del mar. La geología de esta vasta región de la Sierra Madre es más complicada que en los tramos que antes hemos estudiado toda vez que se encuentran rocas do erupciones anteriores al Cretáceo; sin embargo, dominan como en las regio- nes vecinas del Río Grande, las rocas eruptivas post-cretáceas. Después de atravesar la región volcánica de Ixtlán donde se extienden en gran cantidad y potencia corrientes sobrepuestas de lavas basálticas, se des- culmen en una gran extensión de la sierra de Ixtlán, rocas traquitoides de co- lor verde, que estudiadas al microscopio se definen como andesitas de piroxc- na, que encierran criaderos minerales argentíferos y auríferos que se explotan en pequeña escala. En la parte superior de la serranía aparecen, coronando la mayor parte do las cimas, rhyolitas esferolíticas cubiertas ó alternando con tobas las que se prolongan en los flancos meridionales de dicha sierra enfrento del río de Ameca y que ocultan á una importante formación de rocas gra- nitoides, granulitas y dioritas todas de edad terciaria. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 51 Cerca del pueblo de Barranca del Oro se descubro una roca de color blan- co de aspecto granítico á la simple vista y que estudiada al microscopio re- sulta con la estructura propia de la granulita. Apoyándose directamente so- bre esta roca en la barranca llamada de Rondanera, se encuentra otra roca de color verde muy cargada de antibola serpentinizada, roca que parece resultar de una simple modificación de la granulita y aun se puede notar en algunos lugares de una á otra una insensible gradación. Un poco más arriba se en- cuentran rocas verdes ‘microlíticas que le dan á la roca el carácter de andesi- tas de anfibola y piroxena, semejantes á las del lado opuesto de la sierra. Sobre el río de Ameca y el pequeño afluente de Barranca del Oro las gra- nulitas que forman la base de las montañas se ocultan debajo de aluviones y tobas modernas y en parte por delgadas corrientes de basalto. La formación de an desitas de liornblenda se extiende en una gran parte de los flancos de las sierras de Mascota y de los Reyes, cubiertas en grande ex- tensión por poderosas corrientes de basalto columnar de edad terciaria, muy semejante al basalto de Regla en el Estado de Hidalgo, siendo probablemen- te de edad contemporánea. En cambio, la parte superior de dicha sierra de Mascota en la región de la Bufa se halla coronada por rliyolitas, rhyolitas brechoides, tobas rhyolíticas y dacitas en las que arman los importantes criaderos minerales del Real Al- to y San Sebastián. En la larga cadena de montañas que limita al O. el valle de Mascota se presentan en gran abundancia labradoritas porfiroides con grandes cristales de labrador, andesitas de liornblenda y ya en los flancos occidentales de esta sierra, frente á la costa de Tomatlán, encontramos la extensa formación pre- cretácea de Desmoronado, formada de macizos graníticos cubiertos en la ba- se de pizarras cristalinas donde dominan las cuarcitas. Esta vasta formación se interrumpe en algunos tramos por rocas eruptivas modernas, pero se con- tinúa con estas interrupciones hasta cerca de las costas. Esta formación de rocas precretáceas aislada enmedio del sistema eruptivo terciario de nuestra Sierra Madre y análoga en sus razgos generales con las forma- ciones eruptivas del Sur de la península californiana, la posición saliente del cabo Corrientes y el alineamiento enmedio del Océano del pequeño ar- chipiélago de las Marías, sugiere la idea de una sumersión de la cadena, con- tinuación meridional de la cordillera californiana, quedando como testigos las susodichas islas y las puntas ó cabos de San Lúeas y Corrientes. Una simple ojeada sobre una carta de la América del Norte atrae desde lueo-o la atención sobre la semejanza orográfica del Estado do California, Es- tados Unidos y los Estados costeros mexicanos del N. en el Pacífico. Entre la Coast Range y la Sierra Nevada Americana hay la misma disposición que entre la Península de la Baja California y nuestra Sierra Madre continental mexicana. El valle do Sacramento que separa á las primeras y el Golfo de Cortés que se interpone en las segundas se hallan sobre una misma dirección y con disposición análoga. Parece pues, que el valle comprendido entre las 52 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. sierras de la Baja California y la Sierra Madre se ha hallado lentamente su- mergido, abriéndose una extensa boca de entrada al Golfo entre los cabos de San Lucas y Corrientes. Esta semejanza orográfica resalta á primera vista aún á despecho de la di- ferente naturaleza geológica entre la Península de la Baja California y la Coast Range americana. En las montañas que limitan la margen derecha del rio de Ameca se ex- tiende en una gran longitud, aunque interrumpida varias veces, una zona au- rífera que comienza en el cerro de Amcca, sigue en los cerros inmediatos al pueblo de Barranca del Oro y se continúa más al O. en la región llamada de Pigintos. Casi todas las vetas, en general muy angostas, arman en granulitas tercia- rias. Las vetillas se componen exclusivamente de cuarzo, óxidos ferruginosos y oro libre, aumentando á la profundidad las piritas. En Barranca del Oro sobre las granulitas y dioritas andcsíticas con delga- dos hilos de cuarzo auríferos, viene una roca verde porfirítica que disloca á los hilos cortando en diques delgados á las granulitas. En esta roca, á su vez, so encuentran hilos de cuarzo también auríferos y minerales de plata. Siempre acompañan á los cuarzos auríferos pintas de minerales de cobre. A causa del poco espesor de las vetillas de esta región y la inconstancia de la ley, la explotación es difícil y solamente posible con grande economía. En el macizo dependiente de la bufa del Beal Alto existen tres centros do vetas argentíferas. El Mineral de los Reyes con vetas que arman en andesi- tas verdes. Los minerales dominantes son las galenas y sulfuros argentíferos en cuarzo y un poco de espato calizo. La riqueza viene en columnas angostas inclinadas y casi regularmente separadas. El Real Alto es un grupo de vetas al pie de la Bufa. Arman en rliyolitas y brechas de rhyolita. Las vetas son poderosas. Por último acorta distancia del Real Alto, el Mineral de S. Sebastián, con retas de cuarzo y calcita, dominando algunas veces esta última matriz, con blendas, galenas y piritas, acompañadas como en la mina de Quiteria, de telu- ruros de plata (Ilessita). I Guadalajara. — Autlán. 1 Para completar los diversos aspectos que presenta la Sierra Madre en el Estado de Jalisco hemos practicado otro itinerario al S. del que hemos habla- do anteriormente y que parte también de la ciudad do Guadalajara. El cami- no á la salida de esta ciudad hacia el O., carretero hasta la población de Ame- ca, cabecera del Cantón del mismo nombre/es en general bastante plano, pues I Itinerario seguido por J. G. Aguilera y E. Ordouez. BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 53 que solamente lo interrumpen las lomas cuaternarias que limitan dicho valle hacia el O., elevándose el terreno hasta el lugar llamado Venta del Astille- ro cerca do la base de una pequeña sierra que se extiende al JN¡\ y de cuyos flancos nacen arroyos afluentes del río do Ameca. Ya en la cuenca de este río el camino desciende lentamente hasta Ameca, en una extensa planicie que comprende por el S. los abiertos valles que llevan afluentes de este río y que se extien- den hasta Cocida y por el Y. en el amplio valle de Ahualulco, limitado por el cerro de Tequila. Ya cerca de Ameca el valle de este nombre se estrecha hacia el O. por las montañas de Ameca y sus prolongaciones occidentales, que j untamente con la sierra de la Tetilla y sus dependencias encajonan por es- te lado el río, que se abre después en Amatlán de Cañas para seguir limitado por las cadenas de que ya hornos hablado en nuestro itinerario anterior. Para cortar en la dirección más conveniente la Sierra Madre, que puede de- cirse comienza á levantarse en la serranía de la Tetilla junto á Ameca, segui- mos en la dirección del S.O. cortando esta última serranía en las montañas de Quila, sobre las que se extiende una gran mesa que también lleva ese nombre y cuya parte más alta se halla á 2100 metros sobre él nivel del mar. El ascenso á estas montañas por el Y. E. y descenso por el S. O. es bastante rápido, llegando por este último rumbo al pequeño valle de Tecolotlán por donde corre un pequeño río rodeado por altas y escarpadas montañas, entre las que se distingue la Tetilla y el Pico de Iíuehuenton al Y. O. de la pobla- ción, montañas cuya altura pasa de 2500 metros sobre el nivel del mar. Al Y.E. de Tecolotlán la sierra de la Tetilla se enlaza con las montañas de Ta- ñí azula. Al salir de Tecolotlán se atraviesan los valles de Tuchitlán y Unión de Tula separados por las altas montañas de la sierra que viene desde la par- te occidental del cantón de Mascota. Por los cerros de Sta. Rosa se desciende bruscamente hacia el valle de Autlán al que so llega recorriendo varios prolon- gados contrafuertes. Al río de Autlán llegan las aguas de las vertientes orien- tales do las elevadas Sierras de Perote y de Cacoma, que juntamente con la de Sta. Rosa forman un ancho cañón orientado casi de Y. á S. La sierra de Pe- rote forma el último escalón de la Sierra Madre pués al O. bajan sus vertien- tes á la Villa de Purificación, principio puede decirse de la planicie de la cos- ta, que extensa y dilatada muere en las playas de Chamela del Océano Pa- cífico. Las cimas de la sierra do Cacoma se elevan á una altura de 2,450 metros sobre el mar, y estas cimas y los picos de Tamazula, la Tetilla y Iíuehuenton son las más grandes alturas de la Sierra Madre en esta región. La formación cuaternaria de Guadal ajara se extiende hasta Ameca con muy pequeñas interrupciones. Las tobas amarillas pomosas y brechas pomo- sas, dominan en general con intercalaciones frecuentes de aluvión y arenas. Esta formación la hemos visto ocultar las grandes masas de rhyolitas y bre- chas rhyolíticas que se extienden hasta gran profundidad en la gran corta- 54 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. dura del Eío Grande que se inicia en el salto ó cascada llamada de Juana- catlán, algunos kilómetros al E. de Guadalajara. En la venta del Astillero, paite más alta de la carretera entre diclia ciudad y Ameca, so descubren en las bajas Jomas y en los pequeños arroyos que allí toman nacimiento, las rliyolitas y tobas de aspecto traquítico. Unas y otras se ven también en al- gunas otras partes del camino. La formación de tobas volcánicas de Guadalajara, abarca una extensión considerable, pues sobre la ruta entro Guadalajara y las poblaciones del ba- jío continúan estos depósitos, algunas veces cubiertos por corrientes basálti- cas que son á su vez numerosas, contando entre otras Ja que ha originado el salto de, Juanacatlán. Las tobas amarillas son esencialmente formadas de pómez sumamente dividida, cimentada por una pasta arcillosa. Su origen es indudablemente semejante al de las tobas de la cuenca mexicana, es decir, producidas en el transporte por las aguas del material que durante las erup- ciones de rocas andesíticas se producía bajo la forma de brechas de pómez, cubriendo alas andesitas macizas durante el fin de dichas erupciones. Las to as y cenizas volcánicas de las más modernas erupciones basálticas han contiibuído también á formar los depósitos más superficiales, caracterizados por la presencia de mayor cantidad de oxídulo de fierro, fragmentos de pi- roxenas y feldespatos de básicos. A medida que se desciende hacia Ameca estos depósitos postpliocenos se cu 3i en de ai cilla y limos recientes, aluvión, etc., que indica los transportes pioc ucidos por las corrientes de este río y cpie han contribuido eficazmente a a notable fertilidad de las tierras vecinas á las márgenes do la corriente actual. Las masas de aluvión y arcillas son poderosas sobre este río más allá c e Amatlán de Cañas, y están cubiertas á veces por delgadas corrientes de basalto. Saliendo de Ameca hacia al S. O. al pié do los cerros de Quila, se encuen- t la en lias lomas una roca de color negro de aspecto basáltico y que ál mi- croscopio se resuelve en un agregado microlítico de labrador y granos de au- gita en un magma amorfo globulítico. Esta labradorita cubre también par- te del principio de la subida á la mesa de Quila y se apoya sobre una roca do color blanco, agrisada y verdosa que tiene la estructura do una microgranu- lita con granos y cristales de piroxena transformados en epidota. En las su- perficies y pequeñas geodas se encuentran agrupaciones de epidota y hierro espejado. En esta roca se encuentran vetas de minerales de cobre que en otra época fueron trabajadas, conservándose aún en el pueblo de Quila en la par- te alta de estas montañas, grandes graseros, restos de antiguas fundiciones, así como en las faldas á los lados del camino, antiguos tiros y bocaminas. En la mesa de Quila se encuentran capas inclinadas de una arenisca de co- lor violado que terminan casi en la parte más alta de la mesa, frente al rápi- do descenso hacia el valle de Tecolotlán. En esta cuesta de pendiente suma- mente fuerte, llamada cuesta de San Diego, se extiende una roca en lajas del- gadas de color gris compuesta de magma amorfo con muy abundantes cris- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 55 tales microlíticos de piroxena y que recuerda por su aspecto las labradoritas do las faldas opuestas de los mismos cerros y que hemos visto cubrir en la base á las microgranulitas. En la base de la cuesta se observa claramente cómo estas rocas basálticas lian cubierto á gruesas capas diversamente inclinadas de areniscas rojas y conglomerados, ya verdosos ya rojizos y que ocupan una pequeña extensión sobre las márgenes del arroyo de San Diego. Es indudable que estas are- niscas y conglomerados cubren á las andesitas hornblén dicas que difícilmen- te se observan en la localidad, y de las que el material ha sido tomado. Sin embargo, no se puede precisar ahora su exacta relación á las rocas anterio- res, por las corrientes basálticas que las cubren. De nuevo en los alrededo- res de la población de Tecolotlán dominan las lavas basálticas en corrientes. Pasados los lomeríos pedregosos de Tecolotlán, se llega á una extensa de- presión, en cuyo límite está la pequeña población de Juchitlán, formada en su parte superior de aluviones y en la inferior de gruesos depósitos de areniscas grises y margas blancas amarillas y rojas, seguramente de edad pliocena. Estos sedimentos tienen un espesor á la vista de más de 50 metros, inte- rrumpiéndose en algunos lugares por basaltos negros muy cargados de oli- vino y al S. O. de Juchitlán por rocas grises que pueden considerarse como andesitas augíticas; estas rocas las vemos cubrirse por los depósitos plio- cenos. De nuevo las vemos aparecer descubiertas por erosión en la subida á la mesa do Colotitlán, San Cayetano y en Unión de Tula. Junto á la hacien- da de Colotitlán las areniscas son cubiertas por basaltos muy porfiroides de grandes cristales do labrador. En el angosto cañón abajo del rancho de Tacóte, que desemboca haoia Unión de Tula, se encuentra rodeada por conglomerados y areniscas una roca de es- tructura ofítica, del tipo de las dioritas, con cristales de oligoclasa y abundan- te amfíbola, que tiende á pasar por alteración á serpentina y clorita. Taparte más elevada del camino entre Unión de Tula y Autlán, la for- man los cerros de Santa Rosa, cpie soportan una no muy extensa mesa en su parte superior do 1,550 metros sobre el mar. Tanto en la cima como en el rápido descenso hacia Autlán, se encuentran dacitas brecliiformes envolvien- do fragmentos de andesitas. Dichas dacitas pasan á veces hasta verdaderas rhyolitas. Estas rocas se cubren de areniscas y conglomerados rojos al pie de las montañas en el fondo del cauce del río por Ayuquila, formación que de nuevo se cubre do basaltos en los pequeños cerros que separan este río de Autlán, en cuyas márgenes se encuentran depósitos recientes. Con gran rapidez se levanta al O. de Autlán la sierra deCacoma, formada en general de un solo espinazo que se ramifica mucho. La parte alta de estas montañas está formada de andesitas de hornblenda de color rojo, cubiertas en los tahvegs profundos y barrancas, de basaltos pofiroides de labrador, análogos á los de Colotitlán, dependientes de erupciones volcánicas terciarias. Llama la atención, según lo que dejamos expuesto, la poca frecuencia de las rocas silisosas como las rhyolitas, que son dominantes en otros lugares 56 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ele la Sierra Madre, ¡lor esto sólo están más escarpadas; la existencia de algunos valles anchos en lugar de cañones profundos, regulares, paralelos á la dirección general de la cadena. El movimiento orogénico de la Sierra ha tenido aquí una intensidad menor, pues que ha sido insuficiente para permi- tir la invasión de las rhyolitas. En las regiones en donde dominan las rhyo- litas, las grandes depresiones han sido originadas como un efecto dependien- te del fenómeno orogénico, mientras que el caso que nos ocupa, manifiesta en sus formas y topografía una atenuación de relieve; los valles han sido practicados por una activa erosión en rocas como los sedimentos arenosos y conglomerados tan comunes en la región. Por su parte este trabajo por los agentes dinámicos en macizos rhyolíticos, ha tendido á exagerar los escarpes hacia sus profundos cañones. Sin embargo, en la Sierra Madre en su por- ción entre Ameca y Purificación, comienza á sentirse la dislocación engen- drada en el límite de un fuerte plegamiento, dislocación que so hace sentir por la aparición de los basaltos terciarios que hemos mencionado, por las la- vas augíticas cuaternarias, más y más abundantes á medida que se avanza hacia al S. E. y que vienen á rematar en las erupciones actuales por la gran- de chimenea del volcán de Colima. Guadalajara. — Manzanillo. 1 La desmembración de los sistemas orográficos componentes de la Sierra Madre, se verifica entre Guadalajara y Manzanillo, en una amplitud consi- derable no comparable á la que hemos visto en los otros perfiles á través de la sierra. Toda esta región, exceptuando las sierras vecinas de la costa del Pacífico en el Estado de Colima, ha estado sometida á violentas y sucesivas acciones volcánicas que atestiguan los poderosos depósitos volcánicos, ofre- ciéndose aún en la actualidad dichas acciones por el volcán de Colima, cen- tro principal de actividad que ha sucedido en las manifestaciones al volcán Nevado inmediato á él, y ahora completamente extinguido. Es notable igual- mente esta región, por ser en la que se encuentran las más importantes la- gunas de México, contándose como la de mayores dimensiones la do Chapa- la, siguiendo en importancia las do Zacoalco, lado Magdalena, do que ya he- mos hablado, las de Sayula y la do Zapotlán, separadas entro sí por lomas y cerros volcánicos que definen para algunas de ellas verdaderas cuencas cerra- das de más ó menos amplitud. Así: saliendo del valle de Guadalajara al S.O., atravesando una serie de lomas, se entra á la depresión de Zacoalco, donde existen dos extensas lagunas limitadas en su mayor parte por cerros de corta elevación formadas de rocas basálticas. Bajos portezuelos comunican esta depresión con la gran cuenca de Sayula, pasando la carretera en la lla- nura comprendida entre la extensa laguna al E. y las altas montañas de la sierra de Tapalpa al O. Poca distancia existe entre las poblaciones de Sayu- I- J. G-. Aguilera y E. Ordóñez. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 57 la y Zapotlán, separadas las dos cuencas igualmente por pequeñas lomas de rocas basálticas. La cuenca de Zapotlán se limita hacia el O. y S. O., prime- ro por las faldas de la sierra do Tapalpa y los poderosos contrafuertes del pico Nevado de Colima, cuyas ramificaciones limitan al S. esta cuenca al- ta con 1,560 metros sobre el mar, y desde aquí se inicia un fuerte des- censo á las llanuras de la costa pasando por el escalón de Colima. El cami- no entre Zapotlán y esta última ciudad atraviesa multitud de barrancas que toman nacimiento desde estas grandes alturas de los picos de Colima, con- tándose entre las barrancas principales las de Atenquique y de Beltrán que dejan ver los poderosos sedimentos de tobas jmoducidos por aquellos volca- nes. Desde la hacienda de Quesería situada en las faldas del volcán de Fue- go, so extiende el plano inclinado hasta más allá de Colima, adonde descien- den pequeños arroyos abriéndose paso á través de las sierras, que paralelas é interrumpidas más ó menos, limitan la extensa bahía del Manzanillo. Es de notar que las sierras comprendidas entre Colima y Manzanillo se hallan orientadas en su mayor parte de N.O. á S.E., separadas entre sí por valles más ó menos angostos y escarpados por donde corren importantes ríos, como el de Maravasco que limita al Estado por el JNT. y N.O., y el río de Tuscacue- co ó de la Armería, que nace en las montañas inmediatas á Tecolotlán y el de Coaliuayana que toma su origen en las faldas de los grandes volcanes. Así, pues, las llanuras inclinadas que se extienden al S. y S.O. en los alrededores de Colima, se hallan comprendidas en un gran triángulo limitado por los ríos do la Armería que se encajona cniun largo cañón, el de Cuahuayana, que se encajona también y se limita al E. y S.E. por las faldas de la poderosa sierra de Coalcomán, que se eleva también por barrancas [angostas sucesiva- mente elevadas, y por último, las sierras costeras que bruscamente se suce- den hasta la orilla del mar. La elevada sierra de Perote y Cacoma que se ex- tiende en frente y al O. de Autlán, se limita al S.O. de dicha población por el río de Maravasco. Entre las planicies vecinas á las sierras costeras y las que tocan al mar, se lia formado una angosta depresión ocupada por las alargadas lagunas de Cu- yutlán; desgraciadamente ahora una de ellas incomunicada con el mar loque favorece el desarrollo del paludismo en el vecino puerto del Manzanillo En algunos de los cerros vecinos á este puerto, entre otros el llamado ce- rro del Vigía, hemos encontrado rliy olitas de color rojo en la parte superior; son de magma feklsítico, con bandas Anídales y algunos cristales microlíticos feldespáticos que hacen á veces más posible su referencia á las dacitas. Las rocas de la base son de color violado, de aspecto porfiroide por la abundan- cia de cristales feldespáticos y su magma feldsítico bien desarrollado que re- cuerda el aspecto de los pórfidos petrosilizosos; sin embargo su edades neta- mente terciaria. Pasados estos cerros vecinos al mar, yendo del Manzanillo á Colima, las N°? 4, 5 y 6—8 58 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. montañas que encajonan el río do la Armería y que bordea el ferrocarril del Manzanillo á Colima, están formadas en su mayor parte de calizas apizarra- das, cretáceas-, diversamente inclinadas y plegadas y en contacto con ellas y metamorfizándolas más ó menos, vienen rocas eruptivas verdes como las si- guientes tomadas cerca del kilómetro 41 del citado ferrocarril. Una de ellas de color verde, de estructura casi ofítica, está compuesta de cristales microlíti- cos de oligoclasa y cristales de hornblenda parda, con algunos de éstos scr- pentinizados; existen también grandes cristales de labrador. La estructura de esta roca se asemeja á la de las porfiritas y probablemente proviene de una degeneración de la estructura granítica de las dioritas andcsíticas posteretá- ceas, pues estos cambios los hemos observado con frecuencia en muchos lu- gares del país en donde se asocian á calizas mesozoicas esencialmente cretáceas. Otra roca es de color gris de grano fino, compacta, compuesta de labrador, augitas y un poco de olivino que hemos considerado como una clolerita ande- sítica. Como se ve en el perfil que adjuntamos, según el camino del ferroca- rril, el descenso desde Colima hasta el pueblo de Cuyutlán, es en su mayor parte sobre terreno reciente, formado de guresos depósitos de arcillas y alu- vión que dejan descubiertas como en los tajos hechos para la línea y en los cerros inmediatos, las calizas diversamente plegadas. Desde Cuyutlán se ex- tienden los depósitos de arena de las playas. Estos aluviones se mezclan poco a poco á medida que se aproxima á las faldas do los volcanes con poderosas • capas de tobas volcánicas y gran cantidad de cenizas, dispuestas en bancos ó capas ligeramente inclinadas en el sentido de la pendiente del terreno. Va en las barrancas de Atenquiquo y de Beltrán se descubren en los grandes acantilados de sus paredes, en muchos lugares cortados casi verticalmentc, alternancia de lentes gruesos de aluvión, cenizas y tobas pomosas en gruesos bancos sobrepuestos. Es indudable que cada capa de ceniza corresponde á un paroxismo de aquellos volcanes, y que las tobas y aluviones representan sucesivos depósitos por aguas torrenciales y tranquilas. El material de trans- porte producido por estos volcanes, alcanza un espesor sin duda superior á 500 metros y que justifica en parte la profundidad de dichas barrancas y el cauce del río de la Armería, cubierto igualmente por este material. La acción volcánica repetida en muchos puntos por volcanes más ó menos dis- tantes de los picos Nevado y de Colima, y en actividad en diferentes épocas, justifica las corientes de lava y las capas de tobas, cenizas, etc., que so ex- tienden casi hasta el valle do Guadalajara adonde ya se confunden con las brechas pomosas pliocenas y las tobas amarillas cuaternarias. Sobre las tobas amarillas dependientes do los volcanes de Colima, apare- ce, cerca y al S. O. de la población de Zapotlán, una alargada y delgada co- rriente basáltica que ha escurrido de un pequeño volcán situado cerca de las faldas del pico Nevado y que se conoce con el nombre de volcán do Apaxte- petl. La corriente ha escurrido sumamente fluida á juzgar por el aspecto ru- goso de la superficie, en la cpxe se descubren claramente las sinuosidades de la corriente, las curvas concéntricas de escurrimiento en formas cordadas, BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 59 pequeñas grutas do lava, etc. En algunas partes se ve la calcinación que lian sufrido las tobas en que descansan. La escasa vegetación, más bien la desnu- dez de la lava, permite fácilmente dominar la extensión y figura del mal]) ais- Partiendo do la hacienda de Quesería, situada en las faldas del volcán de Fuego, intentamos una ascensión que verificamos por la falda S. de dicho vol- cán, no sin grandes fatigas y dificultades á causa de las fuertes pendientes que rodean la cima. El volcán aparece desde Quesería como un cono regular de colosales di- mensiones, desnudo en su parte superior, con profundos surcos que parten de cerca de la cima que divergen hacia la base y que son origen abajo, de pro- fundas barrancas. Entre cada surco á veces aparecen acantilados poco salientes á la distancia á que se observan. Este gran cono regular parece descansar sobre otro cono truncado de menor pendiente, menos regular y cubierto de vegetación, separado el pié del uno del borde del otro por una especie de atrio ó planicie. A la verdad esta forma no es más que aparente y ya en los bordes del gran cono de labase se observa un circo incompleto de pequeñas eminencias cubierto de vegetación que se necesita descender un poco para comenzar el ascenso al gran cono central; estas pequeñas eminencias se ligan á veces con largos y angos- tos estribos rocallosos que parten de este cono y que separan generalmente dos barrancas. Algunas de estas eminencias que rodean el volcán se ven como desprendi- das y salientes de los flancos del gran cono de la base, de las cuáles dos de ellas situadas en los flancos S. han recibido el nombre de “los Hijos del Volcán” y están formadas de material rocalloso. Pero las tobas amarillas volcánicas se encuentran formando algunas de estas eminencias, sobre las que se desarro- lla la vegetación arborescente que cesa por el lado S. á la altura de 2650 me- tros sobre el mar. Las tobas amarillas se hallan cubiertas de arenas volcánicas mezcladas de destrozos de todas dimensiones, desde lava pulverizada y material arcilloso hasta grandes blocks y bombas, material de transporte por las fuertes pen- dientes, pues que un poco mas arriba este material cubre á la lava maciza que forma el cono. En los surcos profundos practicados en el cono se pueden observar varias corrientes sucesivas do lavas sobrepuestas, separadas .unas de otras por ma- terial detrítico, así comq por brechas de tezontle generalmente de colores ne- gro y rojo do muy variados espesores, pero siempre las capas de detritus ad- quieren un espesor predominante. Estas capas en algunos lugares se cubren á su vez de lechos de arena volcánica ordenados paralelamente ó inclinados conforme al talud do la montaña. La pendiente media del talud del cono generalmente es de 38°. Varias corrientes de lava de las últimas erupciones del volcán han escurri- do hasta mas abajo del límite do la vegetación. Una de estas avanza como contrafuerte por el lado S.Ü. Igual escurrimicnto verificó la lava de la erup- ción de 1869 por el flanco S.E. descendiendo muy abajo y destruyendo la ve- getación. 60 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Fuera de estos casos, en general las lavas más modernas no lian llegado al límite de la vegetación y se ven en la parte superior como casquetes sobre- puestos uno á otro, más y más pequeños á medida que se asciende y desigual- mente extendidos en el cono, quizá debido á la diversa pendiente y al lugar de su desborde del cráter, así como también al desalojamiento del punto de act i- vidad que se lia verificado en los últimos paroxismos del volcán. Este poco descenso de las lavas lia sido una consecuencia de su poca fluidez, manifiesta ahora por un estado fragmentario ocasionado también por un rá- pido enfriamiento. Esta acumulación de grandes masas de lavas amontona- das por decirlo así en la parte superior hace sumamente difícil el ascenso ála vez que peligroso, pues que piedras en estado de equilibrio inestable, una pre- sión cualquiera es bastante para desalojarlas rodando precipitadamente pol- los surcos ya formados. Con frecuencia hemos visto desprenderse grandes fragmentos de esta lava. Con las dificultades inherentes á esta marcha en terreno inseguro, liemos su- bido hasta donde se desprendían gran cantidad de vapores que salían por los inteisticios de estas piedras amontonadas, mantenidas dichas rocas calientes y humedecidas. Los vapores son esencialmente vapores de agua con una peque- ña cantidad de ácido sulfuroso. Desgraciadamente la alta temperatura de las locas y la molestia originada por el abundante desprendimiento de vapores sulfurosos nos impidió llegar hasta la cima, de la que tan sólo nos faltarían 80 metros, no pudiendo cerciorarnos de la existencia y dimensiones del cráter. ►Sin embargo, hay que notar que la mayor cantidad de vapores arrojada en- tonces por el volcán aparecía por entre las oquedades de las piedras. _ ® límite de toda vegetación según aneroides comparados y corregidos al nivel del mar, está en el flanco S. á 3100 metros sobre el mar. La máxima altura que alcanzamos fué de 3780 metros á los que agregados los 80 que faltarían para llegar á la cima tendríamos una altura absoluta pa- ra este volcán de 3860 metros. Las lavas de este interesante volcán son en ge- neral bastante vitreas de color negro agrisado ó negro pardusco ligeramente ampollosasy ála simple vista en la pasta negra ó rojiza destacan pequeños crista- les f el despáticos. Presentan como hecho característico que los feldespatos van siendo más y más ácidos partiendo de las más antiguas lavas hasta las mas recientes, de manera que se pasa de las andesitas hasta las traquitas vi- treas. Una roca tomada cerca de la base del gran copo superior, presenta al miel oscopio un magma amoifo incoloro con microlitas filiformes de oligocla- sa y algunos granos microlíticos de augita y oxídulo negro de fierro en muy pequeños y abundantes granos. Los feldespatos de primera consolidación son de andesina y algunos de labrador. Entre estos elementos de primera con- solidación existen grandes secciones de augita, algunas veces macleadas é hiperstena con inclusiones de fierro negro. Las finas microlitas acusan una estructura finida!. Rocas de cerca de la cima del volcán presentan un mag- ma de color pardo, microlitas simples y rectangulares de sanidino y mi- crolitas finas de piroxena, sus feldespatos son sanidino y labrador y la augita BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 61 é hiperstena persisten en la roca casi en ig-ual cantidad. Otras veces el magma de estas lavas es incoloro con la mismas especie de microlitas de feldespato, y á más déla hiperstena y augita vienen algunos grandes cristales de hornblen- da de fuerte dicroismo alterados en la periferia y resueltos en granulaciones que conservan en su agrupación la forma de la sección quedando un nú- cleo de hornblenda no alterado. También la hiperstena presenta en la pe- riferia de sus secciones una franja obscura de alteración. Las rocas, pues, de las últimas erupciones son traquitas augíticas de hiperstena. Algunas de es- tas rocas traen microlitas de dos feldespatos, que debieran considerarse como traquiandesitas con los mismos elementos ferromagnésicos. Algunas veces disminuye mucho la augita microlítica sobre todo en las más francas traquitas. Volcanes de Colima. (De un dibujo de E. Ordóñez.) Lo que precede será bastante para formarse una idea general del aspecto topográfico de la siei i a madre occidental, en la región próximamente compren- dida dentro de los paralelos 19 y 22 así como también se ve hasta qué punto dominan las rocas eruptivas terciarias con una regularidad de sobreposición notablemente constante. Si observamos algunos otros perfiles de la misma sie- rra en latitudes más septentrionales á las que nosotros hemos estudiado, ve- remos desde luego que persiste casi uniformemente esta condición orográfica y geológica casi hasta el paralelo 25, donde ya se presenta una modificación que establece la más frecuente intervención de rocas graníticas y pizarras cristalinas, que se ha de continuar hacia el E. de Sonora y territorio de los Es- tados Unidos. Al sur del paralelo 19 de latitud, la misma intervención se ve- 62 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. rifíca y se complican mas los accidentes Geográficos por el cambio de la direc- ción general de la cadena occidental- y el estrechamiento continental que se prolonga hasta el Istmo de lehuantepec. Si establecemos una comparación do los resultados obtenidos en cuanto a la relación del relieve y las rocas entre las Montañas Rocallosas y la Sierra Madre Mexicana, vemos que para la región N\ de nuestra sierra subsiste casi absolutamente la misma condición que para aquella; es decir, que sin embar- o-o de existir á la vez material eruptivo terciario y rocas eruptivas pretercia- rias en la orográfica actual toman casi absoluta preponderancia las rocas eruptivas terciarias en general con tipos petrográficos en una y otra parte seme- jantes. En la parte media de la Sierra vemos, según nuestros itinerarios, que la pre- ponderancia es completa y que solamente las rocas eruptivas terciarias son las determinantes del relieve. Mr. Hills 1 hace notar que hacia el fin del Eoceno de Wasatchs tuvieron lugar las muy extensas erupciones de andesitas en esa parte S. de las Mon- tañas Rocallosas, emisiones de andesitas de hornblenda, tr aquitas y rliyo- litas. Para las erupciones análogas de nuestra Sierra Madre, parece pro- bable que sean de una edad un poco más moderna y que se puedan refe- rir más bien de aparición hacia fines del Mioceno, como resulta do la subor- dinación observada en algunas regiones de la mesa central, entre rocas erup- tivas de estos tipos y gruesos sedimentos muy plegados del Cretáceo superior y desgastados durante las primeras divisiones del Eoceno. Ya Kucli ó Yddings 2 3 han mostrado la semejanza petrográfica entre cier- tas rocas terciarias como las andesitas del O. de los Estados Unidos y las de Colombia y de Los Andes. Han notado también la ausencia relativa de las rliyolitas en dicha cordillera, hecho que establece algunas diferencias entre la región montañosa sud— americana y nuestra Sierra Madre. Sin embargo, la teo- ría de Yddings sobre la diferenciación de los magmas, establece, desdo las montañas del O. de Norte América hasta la Cordillera de los Andes, una si- militud petrográfica en los tipos de rocas y las refiere con mucha j usticia á provincias petrográficas semejantes. Reduciendo ahora nuestro campo de observación á la remón que compren- den nuestros itinerarios á través de la sierra, la orogenia de esa región revis- te cierto carácter por el que suponemos que ha habido aquí, aproximándonos a la teoría de Le Conte, un podeioso movimiento do plegamiento, muy intenso en los primeros tiempos del Terciario, manifiesto claramente por la forma del relieve; al que siguieron poderosos hundimientos á lo largo de grandes fallas paralelas á los pliegues y por estas lineas de menor resistencia, sucesivas y prolongadas erupciones volcánicas. Posteriormente un activo trabajo do cro- 1 Tipes of parte eruptives in the Eocky Mountain. By E. 0. Hills, Dcnvev. Colo. Proe. of the Colo. Se. Soc. 2 J. P. Yddings. The volcanic rocks of the Andes. Journal of Geol. Feb. Mar. 1893. 3 He Conte. Origen of Mountain Bangos. Jour. of Geol. Sep. Oct. 1893. I- DEPOSITOS DS LAS PLAYAS. WSS1 CASTA CSO ss CC ATEAS ASIO •'.C^ SOCA VERDE DOLESTTA sm TOSAS Y CES1XAS VOLCA5ICAS DI L. DEL VOLCAS DS COLIMA LAVA BASALTICA PERFIL DE NOCHISTLÁN A SAN BLAS. ESCALA. hob t í.oo, ooa VERT. 1: 38,000. Eí COATIES ASIO O BASALTOS FE» BRTOLTTAS T TOBAS. UDU.TU T TBAQCTTAS caí. teas rimnu | PERFIL DE AUTLAN A GUADALAJARA. E 2 ESCALA. HOR. l 800/100 5 1 f 1 VERT L 28.000 — BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 63 sión ha contribuido á las formas escarpadas cjuo afectan ciertos ralles, acción producida esencialmente á lo largo de los grandes pliegues. Por otra parte, la modificación á esta regularidad que liemos hecho notar para la región S. del Estado de Jalisco y N. de Colima, depende de una brus- ca interrupción ó cambio de dirección en los pliegues, produciendo grandes desequilibrios que han quedado permanentemente y han mantenido una acti- vidad volcánica continuada hasta nuestros dias y que se manifiesta por los volcanes del Ccboruco y Colima; pues ya vimos que es de notar que en la proxi- midad de estos grandes conos volcánicos se observan diferencias de forma de relieve hacia uno y otro lado en la dirección general de la Sierra Madre. Zacatecas . — Gu ad al a j ara . Bajando do la serranía de Zacatecas por el O. se llega á la depresión de Cieneguillas, de formación postpliocena lacustre y en cuyos sedimentos to- bo-arcillosos se han encontrado Garios molares do Eleplias. El bajío de Cie- neo-uillas se halla limitado al O. por los contrafuertes de la sierra de Jeréz y por el S. se desciende al cauce del río de Villanueva, encajonado al O. por es- ta sierra y del lado E. por la extensa sierra llamada Sierra délas Palomas que se puede considerar ligada con la de Zacatecas. Estas dos sierras forman en o-eneral un cauce estrecho y profundo al río. La sierra de las Palomas y su continuación al S., llamada Sierra Fría, es sinuosa y elevada y está formadaen su mayor parte de rhyolitas y tobas traquíticas alternando varias ‘veces las unas á las otras, dando lugar á la configuración de mesetas escalonadas por la desigualdad do erosión en estos materiales de muy diversa cohesión. Las tobas grises y rojizas se cambian algunas veces en verdaderas brechas con abundantes esferolitas y en los lugares donde no se sobrepone á esta roca la rhyolita maciza, la erosión da lugar á grandes picos, agujas y acantilados ruim- formes de agradable aspecto. Las rhyolitas tienen á veces una estructura se- micolumnar y son violadas ó rojizas. Entre Villanueva y San José de la Isla hemos encontrado en la masa de las tobas, bolsas ó cavidades llenas de licma- titas arriñonadas con casiterita y mezcladas á toba remolida indicando cierta acción de transporte. Las cavidades que contienen el relleno son alargadas, mostrándose como fracturas en la roca, algunas veces con apariencia de vetas, Los más notables de estos llenamientos de hematita con casiterita se encuen- tran cerca del pequeño pueblo de las Huertas. Al O. de Villanueva también se encuentran rhyolitas en la mayor parte de las montañas. Cerca de la hacienda de Tayahua hemos visto rhyolitas con o-randes cavidades llenas de semiópalo en cintas diversamente jaspeadas. & L a continuación de la sierra de Jerez al S. y ya cpie forma el borde occi- dental del cañón de Juchipila cerca del pueblo de Tabasco, recibe el nombre de Sierra de Morones. En el rancho de Jesús María en las faldas de esta sie- rra encontramos labradoritas, basaltos, tezontle etc., y rhyolitas anteriores á las labradoritas cortadas por algunos diques de obsidianas pcrlíticas. El bor- 64 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. de oriental del cañón lo forma un largo espinazo de la Sierra Fría y las mon- tañas que forman parte de la serranía de Nochistlán. La serranía de Nochistlán se separa de la Sierra Fría tan sólo por un an- gosto yalle aunque siempre el todo puede considerarse como un solo sistema montañoso, que enlazado con la sierra de Zacatecas penetra una pequeña par- te al Estado de Aguascalientes y por el S. se extiende sin interrupción liasta las márgenes del río Grande ó de Santiago. La prolongación de la sierra de Morones que limita el río de Juchipila en su margen occidental se corta por el río Grande cerca de S. Cristóbal. Cerca de la ptoblacion de Xalpa sobre el río de Juchipila existe un antiguo mineral, El Itcalito, que hoy no tiene importancia. En las faldas de la sierra en las minas Leonera y Huerta (1891) una parte de las vetas arman en tobas de diabasa. Los metales cerca de la superficie son colorados con pintas de co- bre y plata nativa. En el camino que A r a de Jalpa á Nochistlán se corta transversalmente la sierra de Nochistlán, una parte en rhyolitas, tobas traquíticas y en la parte media y alta de la sierra encontramos andesitas de hornblenda y también de piroxena. Nochistlán se halla á una altura de 1930 metros sobre el nivel del mar, ca- si en las faldas de la sierra de su nombre, extendiéndose al E. y S. las llanu- ras y lomeríos que definen el cauce del río de S. Juan, que pasa cerca de San Juan de los Lagos y desemboca en el río Grande de Santiago por el cauce del Río Verde. Entre Nochistlán y la población de Teocaltiche, cabecera del Distrito del mismo nombre del Estado de Jalisco, se puede seguir fácilmente la formación cuaternaria característica de los grandes valles de la región meridional de la Mesa Central. Las tobas amarillas pomosas pulverulentas (capas semejantes á las de la cuenca de México) yacen sobrepuestas á las capas de tobas y bre- chas pomosas en variados espesores, que contienen como en la región de To- quixquiac en el límite de la cuenca de México, restos de vertebrados dominan- do el Elejílias. A estas capas siguen en profundidad tobas margosas y mar- gas de colores, de edad pliocena. Esta formación abarca una extensión consi- derable en la región de que nos ocupamos, pudiendo decirse que se limita por el S. y E. con el límte déla mesa Central, solamente interrumpidapor las pequeñas sierras interiores de dicha Mesa, las que son en su mayor parte volcánicas y en macizos diversamente orientados. Entre las poblaciones de Nochistlán y Teo- caltiche se puede seguir con facilidad la formación cuaternaria de tobas en los cortes naturales del suelo, en las pequeñas barrancas que surcan aquellos lo- meríos. En las márgenes del Río Verde y sus afluentes entre las poblaciones do Ya- hualica y Mexticacán so observan los depósitos pliocenos bajo las tobas más recientes. En esta región, las arcillas y margas abigarradas pliocenas se ven alternar á varios niveles con capas de 0 m 20 de espesor de semiópalo de color rosado. En la parte superior las arcillas rojas soportan lechos de una rhyoli- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 65 ta muy vitrea extendida á manera de corrientes. Estas rhy olitas son de color violado y muy compactas. Cerca de Yahualica en la parte superior de un pequeño cerro llamado déla Mina se observan los restos de una pequeña corriente de labradorita (proba- blemente sobrepuesta á las arcillas terciarias) formando un curioso grupo de columnas pentagonales en general diversamente inclinadas. Columnas Basálticas.— Cerca de Yahualica. — Cantón de Guadalajara, (Jalisco.) (Do un dibujo de E. Ordóñez.) Cerca y al O. de S. Juan de los Lagos en el rancho de la Verdolaga, inme- diatamente abajo de las tobas pomosas superiores, se asientan capas de tobas arcillosas, una capa de arenas, margas y una toba caliza con muy interesan- tes impresiones de pisadas de un felino y de una ave. Las impresiones son numerosas en las canteras que en dicho lugar hay en explotación, pues la toba caliza con impresiones es usada para pavimentos aunque so desgasta fácilmente después de poco tiempo con el uso. Este material arcilloso, toboso y de incrustación atestigua un régimen tran- quilo do aguas de pequeños lagos que eran indudablemente alimentados en parte por fuentes termales, fenómeno en relación con el volcanismo de la re- pomosas 66 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. La formación do tobas pomosas y la serie de estratos postplioccnos yplio- cenos, se interrumpen cerca de las márgenes del Río Grande. Aparecen, en cam- bio, bancos muy gruesos de tobas traquíticas y rliyolitas que pasan hasta ob- sidianas, pudiendo apreciarse el espesor grande de las tobas en la profunda cortadura ó barranca en cuyo fondo corre el río, siendo esta cortadura más y más profunda á medida que su curso llega al O. en los flancos de la parto principal de la Sierra Madre. Para dar idea de la fuerte depresión ó cortadu- ra practicada por el río, puede decirse que la diferencia de nivel entre el bor- de y el fondo de la barranca es próximamente de 600 m en el paso de I barra- ai JNT. y muy cercado Guadal ajara. Las tobas y rliyolitas de nuevo se ocultan en el borde opuesto de la barranca por la poderosa formación de tobas y bre- chas pomosas que dominan en todo el valle de Guadalajara. Saltillo. — -Zacatecas. Bastante montañoso es en general el S. del Estado de Coaliuila y el extre- mo JNT. del Estado de Zacatecas en su Partido ó Distrito de Mazapil. En los límites orientales de Coaliuila, enfrente de la Capital del Estado, se extiende el primer escalón de la Sierra Madre oriental con el nombre de Sierra de la En- cantada, de la que se desprenden importantes sierras como la de Carneros que avanza hacia el O. en dirección casi normal á la de la Encantada la que sigue en general casi la dirección N. S. Independientes se encuentran otras serranías alargadas, casi paralelas entre sí, formando valles unos angostos y otros am- plios, orientados do O. á E. que por su regularidad, longitud y dirección son notables. De estos valles se pueden mencionar el del Chiflón en la carretera del Sal- tillo á Par ras, varios angostos y pequeños en la gruesa sierra de Parras, uno muy extenso entre la sierra del Capulín y la de los Calados y los que se abren en las sierras de Mazapil y Novillos. Pasadas las serranías de Zuloaga y Mazapil, que forman por decirlo así un solo sistema de montañas, se penetra á la región de las grandes llanuras del E. de Zacatecas, de muy escasa vegetación y desprovistas de corrientes de agua. Estas grandes llanuras se hallan interrumpidas por pequeñas sierras diferentemente orientadas. Así tenemos al O. de Mazapil, la sierra del Pico de Teira y la de Tecolotes, al S.O. las sierras de Candelaria y del Calabazal, de cuyas faldas comienzan los llanos de Gruñidora limitados al O. por la pe- queña sierra de San Juan de Ahorcados, prolongada dicha llanura hacia el S. hasta las pequeñas eminencias de la sierra Hermosa y de los cerros de la Tinaja, formando valles muy extensos separados á veces por muy bajas lo- mas. La extensión de esta gran llanura es mayor de N. á S. y su longitud puede estimarse superior á 100 kilómetros. Otra llanura se extiende entre los cerros de la Tinaja y la serranía de Zacatecas. Las serranías de Coaliuila y Zacatecas que antes dejamos enunciadas, la BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 67 mayor parte están formadas de calizas cretáceas de la división media y supe- rior, como lo comprueban los restos fósiles encontrados en algunos lugares como en la Encantada y en la sierra de Carneros. Las rocas del cretáceo son ya calizas ya gruesas capas de areniscas grises y amarillentas como las que forman las mesas de los Pastores al S.O. del Saltillo. La disposición de estas capas es casi horizontal, dando lugar por su desagregación á la disposición en mesetas escalonadas ó graderías, favorecida esta forma por la desintegra- ción de arcillas y margas rojas apizarradas que se intercalan en los bancos de areniscas compactas. En la mesa propiamente llamada de los Pastores que limita por el O. el Cañón de la Angostura, grandes tramos de areniscas api- zarradas vienen cargadas de minerales de fierro, en general magnetita en granos arredondados del mismo tamaño de las arenas, ya en venillas angostas ya, en gruesas manchas sin ninguna regularidad, demostrando la formación simultánea del depósito de arena y mineral de fierro. En la Sierra do Parras dominan pizarras calizas con varias especies de Ino- coramus. Estos estratos pertenecen al cretáceo medio, piso áque han sido re- feridos por el Sr. Aguilera. En el fondo de los valles formados por la sierra de los Calados, del Capu- lín y cerca de Bonanza del lado JST. de la sierra de Mazapil, se ocultan los es- tratos do calizas en gruesas capas, por pizarras muy hojosas bastante altera- das y fuertemente plegadas, formando pequeñas lomas por efecto de denuda- ción ó bien series de medios conos con la apariencia de conos de deyección en los talwegs ó pequeñas barrancas. Es de notar que la marcada disposición en valles paralelos entre las sierras componentes de estas grandes serranías, es el resultado de los grandes ple- o-amientos en las rocas producidos, siendo cada valle un sinclinal rellenado posteriormente por algunos asientos terciarios y por aluviones y arcillas cua- ternarias (La Angostura, S. Carlos, etc.), pudiéndose en ciertos casos demos- trarse el hecho por los rumbos ó inclinaciones do los estratos, coincidiendo el primero con la dirección do la sierra y la segunda en relación con la pendien- te hacia los valles; mostrando claros ejemplos los Calados y la sierra de Pa- rras la sierra de Novillos, etc., acompañando siempre á este gran movimien- to ondulaciones y pliegues de pequeña extensión. En algunos lugares la circulación de aguas cargadas de carbonato de cal, produjo una poderosa incrustación de tobas calizas, en las que han quedado incrustaciones de hojas y tallos de plantas. Gruesas masas de toba caliza apa- recen en pequeños cerros inmediatos álas grandes sierras, por ejemplo, en el cerro del Calvario cerca de Parras, el cerro de Canutillo cerca de Bonanza. En al minos otros lugares también encontramos á alguna altura la misma ca- liza de incrustación. . . . , En el valle de Parras, limitado por la sierra del mismo nombre, las capas de caliza fuertemente plegadas y onduladas, permiten una circulación subte- rránea de las aguas á favor de las grietas y fracturas producidas á lo largo del eje de los sinclinales y anticlinales. Las aguas son llevadas al exterior 68 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. abriendo túneles en dirección normal á los plegamientos. Como estas exca- vaciones se lian practicado sobre el primer escalón de la sierra, un sistema de canales permite la irrigación de una buena extensión de terrenos apropia- dos al cultivo de la uva en la parto plana del valle de Parras. Gruesos sedi- mentos postpliocenos de arcillas y tobas calizas cubren una grande extensión del valle y en su izarte más deprimida se tienen las huellas de un antiguo lago con gruesas capas de turba de buena calidad. Esta región pantanosa es poco alimentada ahora por las aguas subterráneas de la sierra, cuyo nivel hidros- tático alcanzaba la superficie de esta depresión. Esta porción pantanosa de Pa- rras situada cerca de colinas representa un estado más avanzado del deseca- miento al que tienden las vecinas lagunas de Viczea y de Mayrán, que reciben aún pequeña alimentación de los arroyos y que á no dudarlo han sido tam- bién alimentadas por aguas interiores que afloraban en dichos lugares. Una fauna postpliocena abundaba en las zonas litorales de los grandes la- gos que en otra éjmca llenaban las depresiones de las grandes llanuras de Goahuila, desecadas lentamente durante la acentuación del régimen desértico de la legión. Esta fauna representada por el Elepkas Primigenius y algunas especies de Eguus , se desarrollaba en el valle de Parras, en la llanura de S. Callos y encontramos sus restos igualmente en los grandes valles y depresio- nes que conservan aún pequeñas lagunas en vía de desecación que abundan en Goahuila hacia sus límites occidentales. os fuertes plegamientos de las calizas cretáceas en las sierras de Novillos y i azapil han puesto á descubierto las calizas apizarradas y pizarras arcillo- sas c e la transición del Jurásico Superior al Infracretácco en el que abundan oj) ites Peí isjphinctes , etc., encontrando bancos fosilíferos cerca de la mina de los Tajos en la sierra de Zuloaga y al S. de Mazapil. En los estratos supe- íioies cerca do Ja mina de la Nieva en la región minera de Mazapil el Sr. Schuchard encontró algunos .géneros de Belemnites. . varios lugares de esta extensa formación de calizas, aparecen en inme- diato contacto con ellas rocas eruptivas en general dioritas andesíticas, que algunas veces pasan por la abundancia de la piroxena á diabasas. La mon- taña más elevada de la sierra de Mazapil, llamada el Temeroso, de 2,940 metros, se halla constituida por esta roca, que abarca una grande extensión cerca del Mineral de Concepción del Oro. En la sierra de Zuloaga la encon- tramos también; y al O., después de atravesar los llanos de Cedros y Tecolo- tes -vuelve á aparecer formando la totalidad de la montaña llamada el Pico de Teira. Cerca del contacto entre estas dioritas terciarias y las calizas se alojan en la región de Mazapil muy importantes criaderos minerales que han sido ex- plotados desde hace muchos años. El contacto de la roca eruptiva y las calizas ha producido en las últimas un metamorfismo consistente en la transformación á espato calizo y caliza sa- carina, teñida en algunos tramos en verde por el mineral de cobre. Las prin- cipales vetas de Mazapil se pueden seguir en una grande extensión varían- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 69 do tanto de espesor como de naturaleza. La potencia varía entre 2 y 7 me- tros y en general los crestones aparecen salientes y cargados de abundante mineral de fierro. Este mineral viene generalmente acompañado de minera- les de cobre. Abajo del crestón fierroso de Aranzazu vienen óxidos de fierro con chalcosita, pirita de cobre y líennosos cristales de azurita. En la mayor parte de las vetas de Mazapil dominan los minerales plomosos con ley muy variable de plata. En la parte superior se presentan los colorados, es decir, óxidos de fierro con plata verde que abajo se cambian en galenas, carbonatos de plomo y otros sulfuros cuando se lia pasado la zona de oxidación. Inmediatos á la veta principal de Mazapil existen con variados rumbos é inclinaciones criaderos minerales interestratificados de muy diversa impor- tancia por su potencia y riqueza. En la mina de la Nieva se explotaban dos y tres cintas de mineral que siguen la estratificación de las calizas. El mine- ral en la parte superior formado de galenas y sulfuros dóciles con óxidos de fierro se cambian prontamente en minerales rebeldes, blendas y sulfoantimo- niuros, cambio que á menudo y en muchas vetas tiene lugar á no muy gran- de profundidad. Delgadas vetas de minerales do cobre cortan á los estratos de calizas con rumbos muy variables. Dichas vetillas contienen abundantes óxidos de fierro en la parte superior. Al S. de Mazapil, masas delgadas de mineral de antimonio se encuentran en las calizas. El mineral es esencialmente cervantita en masas irregulares acompañadas á veces por estibnita del que no parece ser más que una pseudo- morfosis. Atravesando la llanura de Cedros y pasando la sierra de Tecolotes, se re- corre otra extensa llanura que se limita por la sierra de Teira, de bastante longitud, orientada de N. á S. llevando como macizo más elevado el Pico de Teira con una altura aproximada de 2,790 metros sobre el nivel del mar. Es- te pico se desprende casi aislado de la sierra y es de naturaleza eruptiva. La sierra so halla formada do calizas apizarradas y en la proximidad del Pico se' encuentra una poderosa formación de pizarras arcillosas (filades) ondula; das y plegadas en algunos lugares y en las que no hemos encontrado ningún fósil que pudiera identificarlas con la parte superior del Jurásico á la que pro- bablemente pertenecen. Estas pizarras se hallan atravesadas por gran número de hilos ó Atetillas de cuarzo y óxidos ferruginosos con leyes muy variables de oro y que han per- mitido la creación de un pequeño pueblo que se ha ocupado de su extracción por procedimientos imperfectos. Estos hilos que alcanzan hasta 0 m 20 de espesor siguen muchas veces la di- rección de los estratos variando algunas veces de esta dirección y cortando di- versamente á las pizarras. En las calizas superiores á estas pizarras hemos A'isto hilos delgados con minerales de cobre de la misma naturaleza que los que encontramos en Ma- zapil. 70 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Las llanuras al S. cíe Mazapil, designadas con el nombre de Gruñidora y Sierra Hermosa, se hallan formadas en gran parte de calizas terciarias, de- pósitos arcillosos y aluvión en algunos lugares; sobre las arcillas dcscanza cerca de Gruñidora y de la siorrita de la Candelaria, un basalto extendido en delgada corriente oculto en algunos tramos por la tierra vegetal. En una parte de estas llanuras so encuentran á cierta profundidad aguas muy cargadas de sales en las que domina el cloruro de sodium las que florecen algunas veces en la superficie del suelo. En la villa de Cos ha habido cu di- ferentes épocas explotaciones más ó menos activas de sal, la que obtienen de las aguas de pozos poco profundos practicados en su mayor parte en una de- presión del suelo que correspondió á un antiguo lago, cuyo finido es ahora pan- tanoso y que recoge algunas aguas cu la temporada do abundantes lluvias. Más al S. de la villa de Cos y ya casi en el pie de la sierra de Zacatecas hemos atravesado por pequeños pantanos salados ó pequeñas ciénegas con aguas menos cargadas de sales. Al S. de la hacienda do Bailón se extiende una pequeña sierra formada en su mayor parte de calizas de Mapurites, los estratos están diversamente incli- nados. El cerro de la Tinaja, uno de los principales do la sierra, está forma- do de una rhyolita de color rojizo muy vitrea y en contacto directo con las calizas. Querétaro. — Toluca. Querétaro se halla situado casi en la falda de los cerros que estrechan al E. el valle de ese nombre, en cuyo fondo corre el río de Querétaro que nace en los extensos lomeríos al JNT.E. del Distrito y que pasa cerca de la ciudad por la cañada conocida con el nombre de Cañada de Hércules. Estos cerros de la vecindad de dicha ciudad forman un grupo aislado do montañas entre las que se encuentran como más importantes el cerro del Cimatario al S. y á algunos kilómetros de la ciudad y los cerros de Saldarriaga al N.E. Los caracteres generales del relieve de la región comprendida entre Que- rétaro y Toluca, se definen por pertenecer á una sola grande vertiente, la del río de Lerma, que nace, como es sabido, en el valle de Toluca, camina hacia el N.O. y cambia de dirección cuando recibe los afluentes que le vienen del N., entre otros el río que hemos dicho pasa á inmediaciones do Querétaro. Co- mo límite oriental del valle de Toluca y hasta cerca do Querétaro, corre una importante sierra que recibe diversos nombres en distintos lugares de su trayecto, orientada en dirección aproximada do b.E. á N.O. y cuj as ci estas y ramificaciones sirven de límite á dos grandes vertientes; la occidental que alimenta al río de Lerma, la oriental á la cuenca de México y al río de Tula; el primero con su desagüe al Pacífico, el segundo hacia el Golfo do México. Esta sierra corre casi en el medio de la Mesa Central y su extremo S. so en- laza con la gran barrera meridional de dicha Mesa. Sin embargo de definirse claramente su dirección, este espinazo se halla BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 71 diversamente ramificado, limitando entre sus brazos altas mesetas, así como en sus flancos occidentales, sobre los cuales liemos seguido nuestro itinerario, pe- queñas sierras y montañas de grande altura que le son en parte desprendidas. Pasadas las llanuras do Apaseo, al O. de Querétaro, interrumpidas por cordones de lomas de poca elevación, se llega á un grupo de cerros que ro- dean la población de Apaseo el Alto, característicos por la forma de sus lade- ras que son escalonadas y sus cimas extendidas en mesetas. Con accidentes menos fuertes se prolongan estos cerros liasta el pueblo de Jerécuaro y la hacienda del Fresno al pie de un brazo importante de la sie- rra y en cuyas faldas se encuentran las poblaciones de Amealco y Coroneo. Pasado ésto último pueblo se desciende lentamente hacia el S.E. para entrar al extenso valle por donde pasa el río de Lerma, cerca de Molinos de Caba- llero, río que viene al pie do los cerros de Contepce y de los cerros de Ternas- calcingo. Para formarnos una idea do la naturaleza do la parte principal de la sie- rra, prolongamos nuestro itinerario hasta el cerro de Xilotepec, ya en la ver- tiente oriental y pasando por la extensa meseta de Acambay, regresando de nuevo hacia el O. hasta los cerros inmediatos á Ixtlahuaca y el cerro de Xo- cotitlán el que casi se desprende de la sierra. Un terreno bastante plano ó lomas de poca altura se extienden entre Ixtla- huaca y Toluca. La mayor parte de los cerros y lomas cerca de Querétaro y que forman la Cañada de Hércules, se hallan constituidos de una roca en bancos casi hori- zontales de una toba rliyolítica y rliyolitas con abundante cantidad de pómez. Estas rocas se aprovechan con ventaja por su fácil labrado á las construcciones. Son de color blanco ó más generalmente rosado. En algunos de los cerros altos y en algunas lomas se ocultan ó se cubren estas rocas por lavas basálticas y bre- chas de tezontle, cuyo contacto con las brechas rliyolíticas se puede observar fácilmente en los cortes hechos para el paso del ferrocarril Central. La for- mación basáltica abarca una grande extensión al O. de la ciudad de Queréta- ro en las lomas de Apaseo, Estancia de las Vacas, cerro del Mirador y ha- cienda de Cuaxiti. Los cerros que rodean á Apaseo el Alto, característicos por sus mesetas, están formados de rocas vitreas y esforolíticas, dominando una especie de rc- tinita esferolítica de magma perlifico. Rliyolitas menos vitreas que las ante- riores se extienden hasta el pueblo de J erécuaro, cubiertas en muchos puntos por lavas basálticas semejantes á las de Apaseo. En las montañas entre la hacienda del Fresno y el pueblo de Coroneo dominan en general traquitas de o-r andes cristales de sanidino, las que se cubren cerca de este último pueblo por basaltos semicolumnares y capas do brechas volcánicas que siempre acom- pañan á estos basaltos que como vemos adquieren en esta región una gran- de importancia. 72 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. En las llanuras de Molinos de Caballero se observan en varios lugares de- bajo de la formación cuaternaria, rocas do color gris referidas á las obsidia- nas andesíticas perlificas, las que cubren cerca de las montañas de Temascal - cingo alas andesitasde hornblonda en todas sus variedades como se observan en los cerros de La Cruz, La Olla, etc. En varios lugares como en los ce- rros de la Huerta y de Solís se cubren también por andesitas de hiperstena más ó menos vitreas. En el trayecto de Temascalcingo á Xilotepcc encontra- mos siempre las andesitas hornbléndicas que dominan en las montañas de Acambay. Cerca de la hacienda de Bondcnguí se explotan estas rocas como material de construcción. En la base del cerro de Xilotopec se encuentran andesitas de hiperstena de color negro. El cerro de Xocotitlán montaña de 600 metros de altura sobre la llanura que la rodea, es un volcán rodeado por varios pequeños conos en su base y formado de andesitas piroxénicas muy vitreas. Por último de Xocotitlán á Toluca se atraviesan las llanuras de Ixtlaliuaca hasta encontrar la sierra de Toluca, inmediata á la ciudad, en la que dominan las andesitas de hiperstena análogas á las de la sierra de Guadalupe en la cuenca de México. En lo que respecta á las rocas sedimentarias que cubren las llanuras entre las sierras y montañas antes mencionadas, no puede haber mayor uniformi- dad. En efecto; las tobas y brechas pomosas se extienden con gran espesor al- gunas veces atravesados por delgados lentes de aluvión. En la base de estos depósitos y en una capa de toba pomosa se encuentran á veces restos fósiles cuaternarios en general del Elephas, mencionando á este respecto como lu- gares en que se han encontrado: la hacienda del Salitrillo á las inmediacio- nes de Querétaro y en la llanura de Molinos de Caballero en las márgenes del río de Lerma. Cerca de Maríscala á 10 kilómetros al O. de Querétaro, debajo de las tobas volcánicas cuaternarias, asoman depósitos pliocenos en lechos horizontales, formados, en la parte superior, de una capa semicaolinizada do pedernal blan- co y abajo, una serie de capas de toba caliza compacta y semicristalina á ve- ces alternando con delgadas capas de pedernal. En la formación cuaternaria de tobas pomosas, brechas pomosas y aluvión que se extiende en toda la parte plana del valle de Toluca encontramos inter- calados en algunos lugares capas de muy variados espesores do trípoli blan- co. Este mismo trípoli viene en gruesas capas cerca despueblo de Ixtlaliuaca de donde se extraen trípolis muy puros. También cerca de las márgenes de la laguna de Lerma se encuentran delgados lechos de tobas y arcillas mezcla- das con restos numerosos de infusorios de especies vecinas á las que forman el trípoli de Ixtlaliuaca. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 73 Tula. — Jacala. La dirección general del itinerario seguido fué de X. á S. abarcando casi de un extremo á otro el Estado de Hidalgo en su porción occidental y siguiendo en un largo trayecto el rio de Tula. Este río formado por las aguas del río de Cuautitlán y de Tcpcji, pasa muy cerca de las faldas de la gruesa sierra de Ji- lotopec, dependencia de la serranía mencionada en nuestro itinerario anterior y de cuyas ramificaciones nacen pequeños afluentes que aumentan el caudal del río de Tula. Al E. de la población de este nombre se extiende una vasta llanura, limitada al S. por los cerros de Apasco y la sierra de Rincón de Guadalupe; al X. por varios cerros aislados y por el E. se prolonga basta el valle de Ac- topan. Entre los cerros al E. del río de Tula citaremos un pequeño cerro dis- tante 15 kilómetros de Tula, llamado el cerro Xicuco y cerca de Mixquiahua- la el cerro del mismo nombre á cuyo pie corre el río. Entre Ixmiquilpan y Mixquiahnala el río corre en un ancho valle limitado al E. por una parte de la sierra de Yolotepec y al O. por cerros aislados que limitan pequeñas llanu- ras y valles altos que se prolongan en todo el distrito de Huichapan. Al X. de Ixmiquilpan comienza la sierra de Zimapán, notable por sus im- portantes criaderos minerales y la grande altura de sus montañas. Esta po- derosa sierra se halla limitada al S. por el río de Tula, al O. y X. por el río de Moctezuma donde una profunda cortadura separa esta sierra de la sierra del Doctor y por el E. la limita el río do Amajac que nace en las montañas del Chico y lleva las aguas del río de Yelazco de las faldas orientales de la sierra de Pachuca. La sierra de Zimapán se halla muy ramificada y sus partes de muy diver- sa dirección. En la parte X. y junto al río de Moctezuma se extiende parale- la á este es decir, de S.O. á X. E. la sierra de Jacala que se enlaza al ramal de sierra propiamente de Zimapan unida al X. E.con la sierra de la Encarnación cuya" cima principal es el cerro de Cangandó. La porción oriental de la sierra de Zimapán está formada por las sierras de la Bonanza, la Pechuga, etc. To- das estas sierras en su conjunto afectan una dirección de X.O. á S.E., casi pue- de decirse la misma que afecta la sierra de Pachuca con la que se ligan un po- co más allá de los cerros de los Organos de Actopan. En los cerros próximos á Tula se encuentran en abundancia las rhyolitas de color roí o pardusco como en el cerro del Ocote, encontrándose cerca de su base obsidiana perlifica de color gris. En los cerros de S. Ildefonso, como ro- as anteriores á las rhyolitas hemos visto andesitas de hornblenda muy alte- das cubiertas en su base por gruesas capas de margas de \ ariados colores contemporáneas de las margas pliocenas del río de Tequixquiac y que cubren al Cretáceo de Apasco, es decir, á las calizas de Mapurites. En el j rni ven has margas cubriendo á pizarras calizas plegada penden al piso superior de las calizas de Apasco . Las rocas rhyolíticas de Tula se hallan cubiertas por gruesas comentes de N°; 4, 5 y 6 —10 ites. En el fondo del rio adas que corres- 74 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. lavas basálticas muy cargadas de divino, como las que forman los cerros déla Malinche y del Tesoro muy inmediatos á la población. La formación de ¡bizarras es bastante extensa y so descubre en varios pun- tos, entre otros en el arroyo de San Lúeas, donde alternan con areniscas api- zarradas y se bailan diversamente plegadas. En el lugar llamado Salitrillo al E. de la población, se encuentra una toba caliza cerca de un manantial y arcillas ferruginosas envolviendo capas delga- das de selenita en cristales. Al S. y S. E. de Tula prosiguen las margas ter- ciarias y tobas volcánicas pliocenas cubiertas por corrientes de basalto, con es- tructura columnar, coronando lomas de poca altura y fraccionadas las corrien- tes por efecto de la erosión. Las margas apoyan sobre las calizas cerca del ran- cho de Bata observándose lo mismo al IX. de la hacienda del Salto. Las tobas volcánicas se extienden en las llanuras al O. de Tula y se prolongan hasta Actopan cubriendo en general toda la planicie. El cerro Xicuco entre Tlaliua- lipa y Tula se halla formado do rhyolitas vitreas y brechas de rhyolita con estructura columnar como se observa en los acantilados que coronan su cima. De Tlahualipa hacia el X.E. se llega de nuevo al río de Tula, que pasa al pie del elevado cerro de Mixquialiuala formado de calizas apizarradas algo arci- llosas que producen cales medianamente hidráulicas. Las calizas pizarras se hallan cubiertas en su base por corrientes de basalto y productos volcánicos produciendo un ligero metamorfismo en su contacto. En el camino de Mix- quiah uala á Ixmiquilpan aparecen de nuevo las tobas volcánicas que se mez- clan á los aluviones y arcillas en la proximidad del río de Actopan cerca de Tasquillo pero se hallan interrumpidas y mezcladas á una brecha caliza al pie de las montañas de Yolotepec que están formadas de calizas cretáceas. En los cerros de poca elevación inmediatos á Ixmiquilpan se encuentran rhyolitas, tobas y algunas andesitas hornbléndicas, unas y otras á veces cu- biertas por corrientes de basaltos negros y tezontles. Ya en la margen derecha del río de Actopan que pasa por Tasquillo y en camino para Zimapan, largos estribos de la sierra de este nombre formadas de rocas eruptivas (andesitas y basaltos) se atraviesan para llegar á las montañas inmediatas á Zimapán, for- madas de calizas cretáceas cuya formación constituye casi la totalidad de la sierra entre los minerales de Zimapán, Encarnación, Pechuga y Jacala, inte- rrumpidas en diversos puntos por rhyolitas como cerca de Zimapán, por dio- ritas cuarcíferas en la Encarnación y por granulitas en Xacala, las que se ex- tienden hasta los límites del Estado de Hidalgo en el río de Moctezuma. Los criaderos minerales de Zimapán producen en general metales plomosos que ocupan grandes é irregulares cavidades del tipo de 11 en amiento de grutas. En Xacala se encuentra en general el mismo tipo de criaderos y en las mon- tañas de la Encarnación, dependientes del macizo do Can gando, se presentan grandes masas filonianas de minerales de fierro (magnetita y hematita) en el contacto de las calizas con Nerinecisy las dioritas cuarcíferas terciarias con el correspondiente metamorfismo en el contacto que produc e calizas blancas gra- nadas. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 75 En S. José del Oro y Flojonales inmediatos á la Encarnación la magnetita viene acompañada de minerales de cobre con alguna ley de oro. En la parte superior del contacto, entre las calizas y dioritas se encuentran grandes ma- sas de granate con oro nativo y pintas de minerales de cobre. Jiménez. — Allende. La región que comprende este itinerario abarca parte do los dos Distritos S.E. del Estado de Chihuahua, Jiménez y Allende. En la región oriental de Jiménez, es decir, hacia los límites del Estado de Chihuahua con Coahuila, se extienden los desiertos y llanuras del Bolsón de Mapimí, región que se caracteriza por lo escasez de lluvias y corrientes de ao-ua; por la exigua vegetación y por ser llanuras solamente interrumpidas por pequeñas sierras diversamente orientadas y muy distantes entre sí. Por el contrario, al O. de Allende comienzan á presentarse los primeros estribos de la Sierra Madre, ya de bastante importancia al O. de la población minera del Parral, cabecera del Distrito de Hidalgo. A 25 kilómetros al E. de Jiménez se encuentra la sierra de Chupaderos, ul- timo macizo importante que limita al O. las grandes llanuras del Bolsón, que se interrumpen en esta región por tendidas lomas, cerros aislados como las Tetas y á gran distancia la sierra del Diablo, la Sierra de Cañas, la Sie- rra Aojada, esta última notable por sus yacimientos plomo-argentíferos. Al O de Jiménez se presentan más próximas entre sí las sierras que limitan el valle en cuyo fondo corre el Río Llorido, que nace en las montañas limítro- fes con el Estado de Durango, recibe varios afluentes cerca del pueblo de Río Florido, pasa por Sta. Rosalía después de recibir las aguas del río del Parral y corre después hacia el N. con el nombre de río Conchos. j )e j as sierras importantes que podemos mencionar en la región de Jimé- nez citaremos la sierra de las Adargas al N. E., la sierra de Los Reyes al g interesante sierra de Peñoles al E. do Allende, la sierra ó de Río Florido y el elevado picacho de Balsequillo al S.E. del Parral. En las llanu- ras que separan estas sierras y las que se dilatan más al E. de Chupaderos, se encuentran gruesos depósitos de aluvión con cimento arcilloso, que por su compasidad pasan casi á conglomerados; también hay depósitos de arcillas ■oducto de la sedimentación de las aguas de los grandes lagos que se exten - V i otro tiempo y cuyos restos ahora ocupan áreas limitadas en las ac- i les depresiones del Bolsón de Mapimí. Aluviones modernos ocupan las .o -enes 'de los arroyos afluentes de Río Florido, así como depósitos limosos. * f erial que domina en estos aluviones en general es de cantos de caliza fétida que ha sido transportada de las montañas vecinas, en las que dominan pti o-eneral l¿is cictctcccis. Las calizas vienen en gruesas capas estratificadas, las que encierran en \ a- rias reo-iones criaderos minerales de muy variada importancia. En la sierra, 76 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ele Las Adargas se presentan criaderos en cavidades ó relleno de grietas con minerales plomosos donde dominan las galenas y carbonatos de plomo, tam- bién criaderos irregulares de minerales de cobre, los queso encuentran en la sierra de los Reyes, como criaderos de contacto entro las calizas más ó me- nos metamorfizadas y una roca eruptiva post-crctáeúa. El relleno de estos criaderos de contacto es calcita con malaquita irrcgularmcutc diseminada; en la superficie á la calcita acompañan silicatos de metamorfismo, tales como el granate ferrífero y la epidota que se asocia al hierro espejado. En la sierra de Río Florido se encuentran criaderos de contacto ó masas filonianas de hierro (magnetita) y criaderos de oro de muy pequeña impor- tancia industrial. El metamosfismo en las calizas por esta acción de contacto con rocas eruptivas, ha producido grandes masas de caliza sacaroidc de buen aspecto como mármoles. Las rocas eruptivas post— cretáceas asociadas á las calizas, son en general granulitas de variados aspectos, de las cuales mencionaremos las gramil i tas porfiroides de la sierra de los Reyes con feldespato en grandes cristales de color rosado. Estas granulitas están cortadas por diques de dioritas de grano fino. Las calizas de Chupaderos se asocian á rocas muy silizosas con aspecto de rhyolitas. En las lomas de Santa Ana, al W. de Jiménez, se pre- sentan rocas granulíticas de grandes playas de cuarzo y ortoclasa, cimenta- dos por un magma mierofeldsítico como en los microgranitos En la Sierra de Río Florido también se encuentran granulitas y dioritas cuarcíferas que son las dominantes. El Picacho de Balsequillo está formado por una granu- lita rodeada en su base de pizarras arcillosas muy plegadas que descansan sobre las calizas. “Dos Peñoles.” — Rancho de Penóles. — Distrito de Allende. — Chihuahua. (De una fotografía por B. Muñoz y E. Ordóñez.) BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 77 Haremos especial mención del curioso grupo de montañas de granulita de Peñoles que afectan las más caprichosas formas producidas por la erosión. Estas granulitas están cortadas por diques de una pegan atila con grandes cristales verdes de microlina. En las inmediaciones de Jiménez lian sido encontradas muy grandes ma- sas de fierro meteórico, las que fueron transportadas á la Escuela de Inge- nieros de México. Las dos más grandes holosideritas fueron encontradas al pie de la ver- tiente oriental de la sierra de Chupaderos á la distancia de 2-50 metros una de otra, y en dirección casi IX. S. Estas colosales masas debieron formar una sola á juzgar por las superficies de fractura que poseen, habiéndose separado fragmentos más pequeños que han sido encontrados en su proximidad. La mayor liolosiderita se encontró yaciendo en una pequeña depresión ó cavidad que ha debido practicar en el momento de su calda. Las otras dos masas fue- ron transportadas aunque á corta distancia del lugar donde cayeron á las ha- ciendas de San Gregorio y Concepción, por lo que han recibido dichas masas esos nombres con los que son conocidas. Ponemos á continuación los pesos de estas graneles masas meteóricas obte- nidos por pesadas directas: Holosiclerita grande de Chupaderos 14,114 kilos Idem chica ,, ídem 6,767 ,, Idem „ San Gregorio 10,100 „ Idem „ Concepción 3,325 „ 78 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ITINERARIOS GEOLOGICOS DE JOSE G. AGUILERA. Estado de Puebla y Tlaxcala. El Estado de Puebla y el Estado de Tlaxcala que geofrágica y geológica- mente es una dependencia del primero, ocupan la esqnina S.E. en la Mesa Central, y sus límites geográficos coinciden en un gran tramo al N. y en to- do el E. y S. casi en todos sus detalles con los límites naturales de la gran Mesa Central. El territorio del Estado de Puebla se compone de una gran porción cen- tral, relativamente plana, que se inicia al O. y IX. O. de los Estados do Hidal- go J Tlaxcala, que se debía denominar con propiedad la región de los llanos, déla cual forma parte muy importante por sus dimensiones, belleza y rique- za el valle de Puebla, y con una extensión superficial de más de 4,000 kiló- metros cuadrados se liga al 1X.E. con las llanuras de Perote del Estado de Veracruz, prolongándose al S.E. por medio de los valles do Tecamaclialco y Tehuacán en un sentido, y por los de Atlixco, Matamoros y Chiautla en otro, remata en la región montañosa de Oaxaca y de Guerrero; por el E. se conti- núa por las llanuras de San Andrés basta el borde de la Mesa, y por el O. termina en la falda oriental ele la sierra Nevada. Esta gran porción de lla- nuras esta sembrada en algunos tramos de colinas aisladas ó agrupadas de diferentes maneras, pequeñas sierras y verdaderas montañas aisladas. Al N. está cerrada por la sierra de Puebla, que con una anchura aproximada de 50 kilómetros se extiende desde Tulancingo hasta el N. de Perote y forma la barrera saliente de la Mesa Central, dando comienzo en su vertiente N. y en su extremidad oriental al descenso rápido á las llanuras de la costa del Gol- fo de México. De la región montañosa de Oaxaca se desprenden la sierra de Zongolica, prolongación de la sierra de Tuxtepec y Villa Alta, que so continúa por Ori- zaba y el Cofre de Perote para unirse al contrafuerte de la sierra do Puebla, la sierra de Zapotitlán, que desprendiéndose do la Mixteen Alta pasa por la Mixteca Baja y se continúa hasta ligarse con la Sierra Nevada, que sólo vie- ne á ser un eslabón septentrional de la Cordillera de Anahuac que avanza BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. CBORDINACION be por el O., un eslabón importante que forma la sierra de Tentzo y se conti- e «encías núa por la de Amozoc para unirse con el contrafuerte que forma la sierrita de Acajete, en la cual y en su extremo se levanta la Malinche, volcán ya des- truido en su tercio superior, compuesto de arenas y productos triturados y cerca del cual se levanta el volcán extinguido de Acajete, que conserva toda- vía su cráter. Esta porción de la Mesa Central que liemos llamado región de los llanos de Puebla, está cubierta en toda su extensión plana por productos volcánicos; ya son arenas sueltas que alcanzan espesores considerables en el llano de San Andrés y proceden de erupciones del Citlaltepetl y Sierra Negra; ya son ceni- zas y arenas volcánicas de las erupciones de la Malinche y el Acajete; ya las tobas volcánicas más ó menos arcillosas y resistentes con sus intercalaciones de capas de arena volcánica aglutinada, xalnene, que alcanzan centenares de metros de potencia en la parte jNT. del Estado de Puebla; ya, en fin, las are- nas y cenizas que el Cofre de Pcrote y las Derrumbadas lanzaron en lluvias abundantes y repetidas que cubrieron la región de San Juan de los Llanos y los llanos de Perote. Todas estas arenas son pomosas y varían en sus dimen- siones desde sumamente finas y más ó menos transformadas en ai*cillas, has- ta tenor el tamaño de un garbanzo y más, presentando entonces perfectamen- te claros los caracteres todos de la pómez andesítica de las erupciones de to- dos estos volcanes. En el valle de Puebla, propiamente dicho, las tobas predominan y sólo se encuentran las arenas pumíticas cerca de los volcanes, como la Malinche, el volcán de Acajete, el Tecajete por el rumbo de Atlixco. En la parte superior del valle y cerca de la ciudad, se encuentran grandes depósitos de toba cali- za (caliza incrustante), que han sido originados por los sedimentos químicos de los numerosos manantiales termales sulfurosos que existieron desde á prin- cipios del Cuaternario, y de los cuales persisten todavía algunos muy intere- santes. De todos estos manantiales, era el más interesante por su importan- cia así como por su naturaleza, el que hoy se halla extinguido y se conoce con el nombre de Cuexcomate. Era este un geysser calcalífero que lanzaba sus a • • • • ■ A la vuelta. 295.90 88 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Espesor. ni De la vuelta 295.90 Glauconias y Aguilena nov. sp 0.15 Pizarra y arenisca 8.50 Cyprinas < >-08 Pizarras verdes 4.00 Glauconias, JXerita nov. sp. y Delphínula? 0.10 Pizarras y areniscas 3.70 Glauconias, Ostrea acuticosta G aleotti y Aguilena nov. sp 0.15 Areniscas y pizarras 7.00 Clauconias y Tylostomas... 0.20 Areniscas y pizarras verdes 5.70 Ostrea acuticosta Galeotti., Ostrea nov. sp. Aguilena nov. sp. y Glauconias 0.40 Pizarra 2.G0 Glauconias, Delphinulapiov. sp. y Ostrea acuticosta Galeotti 0.08 Areniscas y pizarras 4.30 Ostrea acuticosta Galeotti, Ostrea nov. sp., Exogyra nov. sp 0.05 Pizarras pardo rojizas 3.70 Tylostomas, Nerita nov. sp., Cyprina varias sp., Corbis sp? Glau- conia (dos esp.), Aguilena nov. sp 0.10 Pizarras verdes 0.75 Tylostomas y Ostreas 0.05 Pizarra y arenisca 3.60 Glauconias y Cyprinas 0.05 Pizarras y arenisca 2.00 Glauconias 0.25 Pizarras verdes l-^O Cyprinas y Glauconias 0.10 Pizarras verdes . — 3.40 Glauconia ITumboldti nov. sp. y Cyprinas 0.20 Pizarras y areniscas 7.00 Glauconias 0.20 Pizarra verde..... 3.70 Glauconias 0.10 Pizarra verde. l-^O Glauconias y Ostreas • • • • • — • OTO Espesor Total... 361.11 Esta localidad sumamente rica en fósiles la visité por primera vez en 1882 en compañía del Sr. Castillo y después be estado en 1884 y 1894. Dista muy poco de los lugares visitados por Nysty Galeotti en 1846 y por Félix y Lenk en 1889. Es la misma formación del Cretáceo Inferior de la cual se han des- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 89. evito numerosas especies de fósiles por Galeotti, Whitey Félix, pero esta nue- va localidad es más interesante por encontrarse en ella manifiesta la sucesión de las capas fosilíferas y poder así conocer la distribución de los fósiles en dichas capas y las especies características de cada capa. Además de las espe- cies que Félix describió y que yo tenía estudiadas desde 1885, pero que no se lian publicado por falta de ilustraciones délas tan numerosas especies de es- ta rica fauna de San Juan Haya, tengo más de cuarenta especies por descri- bir, muchas de las cuales son al parecer especies nuevas y otras son muy cer- canas de especies del Cretáceo de España, del de Palestina y de la Provincia de Constantino en Argelia. En el corte que presentamos no figuran las especies todas citadas por Ga- leotti y sólo una que otra de las descritas por Félix, pero es debido á que las barrancas son muy angostas, 2 á 4 metros de ancho, y en la barranca del Te- colote en los pequeños tramos descubiertos en el corte de la barranca no se encuentran dichas especies, que se ven en las mismas capas en los cortes de barranquitas vecinas; de manera que no queda duda alguna de que se trata de la misma formación, pues en la colección formada por mi en San Juan Ha- ya he recocido casi todas las especies que en San Antonio de las Salinas en- contró el Sr. Félix. De Zapotitlán á Caltepec , pasando por Xocliüepec y Jos Beyes . — De Zapoti- tlán á Tilapa pasando por agua del Mixteco formación diluviana con espesor muy débil en el fondo de los vallecitos á los lados y en la base Cretáceo In- ferior de la formación de San Juan Raya, dominando las pizarras pero des- cubriendo en algunos puntos las rocas verdes de San Juan Raya; en las emi- nencias los bancos de caliza fosilífera del Castillo que hemos referido al Cre- táceo Medio con una potencia de más de 80 metros. Las pizarras y areniscas verdosas están plegadas y en desorden. Pasada la barranca do Zapotitlán se ven reventazones de traquitas como la del Calvario, observándose también en el rancho Agua del Mixteco, del otro lado de la barranca. De Tilapa hasta la cuesta para subir á Xocliitepec: formación de acarreo reciente en el fondo de las cañadas; formación Raya en la base de los cerros y formación Castillo en la cumbre; en la cuesta basalto gris y espilitas basál- ticas con hornblenda. Cerro de Tuxuto, formación del Matzitzi, en la falda formación del Cre- táceo. Cerro de Xochitepec, formación del Matzitzi: arenisca y pizarra alternán- dose- en la arenisca se encuentran capas de diversos granos. Xo he encontra- do impresiones en la pizarra como las del Matzitzi. De Xochitepec á Reyes. Hasta la mitad del camino sigue la formación del Matzitzi viniendo después como la tercera parte del resto del camino la for- mación clel conglomerado rojo del Plioceno; sigue el granito hasta la loma in- mediata ála iglesia de Metzontla que es de hidromicapizarra arcillosa, de la que se sirven en la localidad para la fabricación de la loza corriente. De Reyes hasta cerca de la cumbre do la cuesta: granito, granulita é hidro- N°f 4, 5 y 6—12 90 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. micapizarra, ésta en abundancia y cortada por el granito; en la cumbre la arenisca y pizarra del Matzitzi. De la cumbre hasta inmediaciones de Caltc- pec, brecha roja y verdosa que tiene intercaladas capas de colores verde y ro- jo, de grano pequeño. Al E. de Caltepec se encuentra el cerro del Gavilán que está formado de basalto, teniendo en la base la brecha roja de destrozos de basalto y toba volcánica. Sigue el basalto á los lados del camino hasta San Luis Tultitlanapa, en donde aparecen capas dislocadas de arenisca cuarzosa con rumbo jNT. 60 o O. é inclinación 5 o ; inmediatamente después y á los lados cubriendo á esta arenisca se ven los basaltos negro y rojo. La arenisca asoma en la barranca de Tultitlanapa y se liga con la formación del Matzitzi que es de areniscas y pizarras fosilíferas del Triasico Superior. La margen S. de la barranca es de granito así como los lados del S.O. y S.E. De Tultitlanapa á Atolotitlán sigue la formación de areniscas y pizarras del Matzitzi pero la interrumpe á poco el granito. Cerro del Matzitzi: Pizarra y psamita con impresiones: encima arenisca gruesa que en parte se tiñe de rojo y alterna con capas de pizarra verdosa sin impresiones; á 190 metros arriba una brecha roja. Las capas están disloca- das descubriéndose la pegmatita en la falda del cerro en varios puntos; el rum- bo de las capases de N. 30° O. con inclinación de 12° S. O. En la cumbre á 197ó metros de altura, caliza compacta fósil ífera, no pudiéndose observar el enlace de la caliza con el conglomerado rojo ó con las areniscas y pizarras. El conglomerado rojo descansa en la arenisca gruesa que alterna con las piza- rras, siendo estos dos últimos materiales ricos en fósiles en la parte inferioi tomando un color verdoso en la parte superior. La arenisca gruesa alterna en capas de 20 á 60 centímetros, pero en la parte superior forma bancos de o, 5 y 7 metros de potencia entre los cuales apenas aparece una que otra capita de pizarra. La pegmatita de la barranca es en unos puntos enteramente blan- ca y en otros toma un color verdoso. De Atolotitlán á Coate pee. — Siguiendo la barranca hasta Itío Hondo en la margen derecha, granito, pegmatita y en la margen izquierda, granito peg- matita y cliorita. En Coatepec formación Matzitzi con capas de pizarra im- pregnadas de carbón. ISTo se observa el conglomerado rojo sobre la formación, que en súbase se compone de la arenisca que se cortó en Tultitlanapa; enci- ma viene la arenisca gruesa con capas do pizarra intercaladas con impresiones vegetales. Estas capas están muy plegadas, lo cual hace muy difícil la extrac- ción de un ejemplar de impresiones del lecho con buenas dimensiones. A ha mitad del camino de Atolotitlán á Coatepec so encuentra en abundancia ha diorita afanítica que pasa á esquisto hornbléndico y diorita granitoide. De Atolotitlán á la cumbre de la Lobera. — Por las dos márgenes de ha ba- rranca sigue la formación del Matzitzi. En la cumbre se ven las calizas en la parte superior de los cerros y los cantos rodados y las costras de caliche im- piden ver el contacto de las dos formaciones. De la Lobera hasta terminarla cañada del Castillo, formación del Matzitzi y en la cima caliza con fósiles. De Telmacán á N opala. — Formación diluviana en los valles y cretácea en BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 91 todas las eminencias. En Nopala so encuentra la pizarra de las Salinas y en- cima se ve la caliza de fósiles del Castillo; observándose que en ésta abundan más las secciones de Aguileñas y Ostreas que en la caliza del Castillo. De Nopalaá Magdalena Alqiúzapa. ó Tlattauquitepec. — Caliza fosilífera del Cretáceo Medio y en la falda de los cerros en las cañadas asoma la pizarra con intercalaciones de bancos de la caliza que une al Cretáceo Medio con el Cretáceo Inferior de San Juan Raya. De Magdalena á Ixcaguistla. — Caliza hasta llegar á los ranchos de Barra- gán y después formación del diluvio que se extiende á Nati vi tas, San Vicen- te Coyotepec, San Mateo. De San Mateo á Santa Cruz • — Caliza á la salida de San Mateo hasta la ba- jada para el Zorrillo; esta caliza tiene rumbo N. 30° O. é inclinación de 40° N.E. Debajo de la caliza y en estratificación concordante viene la arenis- ca margosa de diversos granos. Pasando la cuesta siguen areniscas de diver- sos granos hasta pasar á una muy gruesa con color rojo dominante. Se ven también capas de color morado ó pardo rojizo. La arenisca continúa hasta la barranca que corta el camino de Sta. Cruz á Totoltepec, en que se ven las are- niscas verdes resistentes de San Juan Raya con rumbo E. O. é inclinación 90°. Las dioritas, pegmatitas y granitos forman el suelo hasta Sta. María Con- cepción Totoltepec. De Totoltepec á San José Chichiliualtepec. — Granito, pegmatita y diorita á la salida, después hidromicapizarra y filades hasta llegar á Chichihualtepec. A la salida de Totoltepec so encuentran filones de hematita que son verdaderas lentes intercaladas entre las pizarras. De Chichihualtepec á Jol-ustla y Chazumha. — Micapizarra y filades. De Chazumha á San José Xaltipa. — Formación del diluvio en el vallecito estrecho, y á los lados; para Azumba y Acatcpec, Terciario representado por conglomerado rojo; para el rumbo de Huapanapa en la falda del cerro termi- na el Terciario siguiendo después micapizarra y filades. De Xaltipa á San Pedro Azumba. — Formación diluviana en la parte baja y los cerros son de conglomerado rojo terciario. San Pedro Azumba está situado en la falda do un cerro de destrozos y ce- nizas volcánicas; es un cono volcánico extinguido compuesto, de lapilli, ceni- zas, etc. Los cerros inmediatos son también de cenizas, arenas volcánicas y o'uij arcos de basalto que están indicando que á fines del Terciario este lugar fue teatro do grandes manifestaciones do la actividad volcánica. De San Pedro á Acatepec. — Basalto como hasta la cuarta ¡3 arte del camino extendiéndose á ambos lados; caliza cretácea hasta las dos terceras partes del camino y después basalto hasta llegar á Acatcpec, que está situado en caliche (toba caliza arcillosa) pero debajo se encuentra el basalto. Los cerros al O. y S. son de basalto. De Acatepec á Carrizal. — Basalto á los dos lados del camino. De Carrizal á San Sebastián de la Frontera. — Formación Raya, y al llegar á San Sobastián se ve el conglomerado rojo y verde encima de pizarras ver- .~" -X - _ --- " 92 BOSOUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. dosas como las de Raya. A uno y otro lado del pueblo la misma loi inación. De San Sebastián de la Frontera al Llano de Santa Catarina.— Formación San Juan Raya que se extiende basta la población Santa Catarina. San Mai- tín Atexcal se halla sobre el Cuaternario reciente que descansa en el Cre- táceo Medio al cual pertenecen las calizas vecinas. De Atexcal á San Antonio.— Fomación diluviana. Do Lomas al E. de Atexcal hasta Cipiapa y San Lorenzo, formación di- luviana, y de San Lorenzo ¿L Tehuacan toba caliza. De Atexcal á Magdalena. — Caliza del cretáceo. De Atexcal á San Mateo.— Caliza y al entrar á San Mateo toba diluviana. De Zapotitlán á Acate pee. — Pizarras grises arcillosas de color azul claio, y pasada la barranca de Tempexquistle siguen las areniscas verdosas intercala- das entre las arcillosas y encima vienen las calizas. Ll cerro que esta al 1 • de la población de Acatepec, es de caliza cretácea y en su falda se ven las pi- zarras de la base del Cretáceo Inferior. Al encumbrar para Acatepec se ve un dique de 1 i metros de grueso, completamente vertical, de basalto xeidoso que en algunas partes cambia á rojizo. Los cerros que quedan comprendidos entreoí camino de Xocliitcpcc a Aca- tepec, son todos como los que están al lado del camino de Acatepec; los de San Juan Raya y Acatepec también están formados de las mismas rocas, es decir, pizarras y areniscas verdosas y calizas. De Acatepec á Caltepec.—A la salida de Acatepec pizarras micáceas que si- guen todo el camino hasta caer á la barranca, en donde se encuentran en abun- dancia las pegmatitas y granulitas con diques de diorita afanítica. Esta for- mación se extiende á uno y otro lado del camino. Entre las pizarras se en- cuentra en pequeña cantidad las cloritoides. Sobre los granitos, pegmatitas, etc., brecha roja que alterna con una especie de arenisca desmoronadiza. La brecha está formada de guijarros grandes en la base; sobre ésta viene otra de guijarros pequeños y chinas, y encima la arenisca; rep i tién dosc esta sucesión de capas varias veces. Como media legua á los alrededores do Caltcpec se r e el conglomerado rojo y verde. De Caltepec á Acatitlán.— Después del conglomerado rojo viene la pizarra micácea hasta la tercera parte del camino, continuando el basalto hojoso } com- pacto que se encuentra en contacto con las calizas, que sólo aparecen en una pequeña extensión en algunos lugares. Encontré cerca de Acatitlán y debajo de la caliza de la cumbre del cerro, en cuya falda está situado Acatitlán, una especie de pórfido con cristales de augita. De Acatitlán á Coculco. — Basalto y arenas volcánicas. De Coculco á San Pedro.— Basalto, y en las cañadas y talwegs formación diluviana que cubre á una brecha parecida á la de Caltepec pero de color blan- co. Esta brecha es menos coherente y alterna con una arenisca muy desmo- ronadiza do color verdoso y rojo pardusco. Sólo .se ve en una pequeña exten- sión. Probablemente estas rocas son terciarias, dislocadas y cu ícitas poi los basaltos que ocupan todas las eminencias de los alredcdoies. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 93 De Chazumla á Santo Domingo pon el rancho “ Las Olleras .'' — A la salida de Chazumba se encuentra la brecha roja sobre los esquistos micáceos y gneiss; sobre la brecha y hacia el E. se ven las calizas que deben corresponder á las del lado de Acatepec y San Sebastián. Sigílenlos esquistos, gneiss, etc., has- ta muy cerca de Tianguistengo, en donde dominan las pegmatitas, dioritas, protoginas, etc. De Santo Domingo á Santo Tomás Otlaltejgetl . — La barranca de Santo Do- mingo Tianguistengo está abierta entre capas con rumbo IST.-S. é inclinación 50°. Se ve en esta barranca, á medida que se extiende, siguiendo su curso una alternancia de las areniscas con capas de pizarra arcillosa. La arenisca grue- sa pasa por grados á arenisca de grano fino en el mismo lecho, siguiendo des- pués la pizarra verdosa o roja pardusca. La arenisca blanca pasa á la ver- dosa y ésta á pizarra; no teniendo muchas veces los lechos de esta última un espesor mayor de 0. m 05. En la arenisca blanca se ven en algunos puntos lii- üllos de pizarra arcillosa que tiene impresiones como las de Tecomatlán, pe- ro difíciles de sacarse, tanto por el pequeñísimo espesor de la capita como por la dureza de la arenisca en que está intercalada. Adelante de Santo Tomás Otlaltepetl, las capas tienen un rumbo N. 80° O. con inclinación de 28°; están cubiertas por caliza al salir de la barranca con rumbo N. 75° O. é in- clinación 23°. Cambian adelante de rumbo á N. 20° E. é inclinación de 18°. Vuelve á cambiar el rumbo de la caliza que viene sobre la arenisca en estra- tificación concordante. La caliza es fosilífera con rumbo V. 65° O. Miaiiuatepec .— Calizas apizarradas que vienen encima de pizarras margo- sas plegadas, formando anticlinales con rumbo V. 20° E. é inclinación de 70° y menos, á uno y otro lado, cambiando en algunos pliegues el echado has- ta T5°. , , . n „ En San Antonio de las Salinas el grupo de pizarras plegadas de Zapoti- tián queda debajo de las calizas que hemos encontrado de Coapa á Zapoti- tlán calizas que se continúan hasta este lugar disminuyendo de espesor y vol- viéndose fosilíferas; siendo así que las mismas capas en la cuesta del Zopilo- te del camino de Coapa á Zapotitlán, no contenían ningún fósil. El rumbo dominante es N. 35° O. De Tehuacán á la hacienda del Carmen . — Toba diluviana en el valle y los lomeríos de caliza cretácea, gris, cenicienta, fétida, compacta y fosilífera, que son más recientes que las areniscas de San Juan Raya. Estas calizas se ex- tienden por Chapulco y desde allí por la cima de la sierra de Zongolica con- tinúan disminuyendo de espesor, al grado de que cerca de Teotitlán y San Juan Huautla sólo aparecen como pequeños girones, respetados por la enér- o-ica erosión que ha desgastado y esculpido la hermosa sierra de Zongolica. Todas las capas de toba más ó menos calcárea quedan cubiertas al N. al unirse el vallecito de Cañada Morelos con las llanuras de San Andrés Chal- chicomula por las arenas volcánicas de las erupciones de Sierra Negra y Ci- De Acatlán á Petlalcingo , Chita y Iluajuapan En la cañada del Pochote, 94 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. aparece formando el suelo del camino, un conglomerado do destrozos de phy- llades, diorifca, clorita y sericita pizarras. Este conglomerado descansa en la phyllade que tiene un rumbo de A. 20° O., y echado variable al S.E., pues está plegada y so manifiesta claramente en la bajada á la cañada del paraje Cruz de Piedra de los Axúcliiles. Adelante hasta llegará Pctlaleingo roca diorí tica. Después do Petlaleingo se encuentra un conglomerado sobre el cual vienen areniscas margosas encos- tradas por toba caliza arillos» (caliche). A 4 kilómetros próximamente de Pc- tlalcingo aparece un basalto en lajas, quizás labradorita, que sigue por el ran- cho del Idolo y termina en Las Cidras. Adelante de Las Cidras, después de un tramo de mica pizarras y phy Jadas, aparece otra vez el basalto que forma los co- rros de los alrededores de Ohila, en donde la roca está sumamente descom- puesta, habiéndose propagado la alteración por capas concéntricas que á ve- ces encierran en el centro un pequeño núcleo de roca no alterada, pero más comunmente la alteración llega hasta el centro de la roca. Pasando el arroyo de Cirila, en El Molino, á una altura absoluta de 1,700 metros, se presentan con rumbo A. 60° O., diques de una roca cruptiv r a alte- rada y de color pardo rojizo, que en algunas partes se encuentra enteramente fresca y entonces tiene un color blanco agrisado á gris ceniciento, de textura criptocristalina bastante compacta. Adelante, á 1,760 metros do altura, sobro la labradorita ó basalto, yeso en capas intercaladas on arcilla margosa; es este un conjunto de capas de yeso bastante considerable que aparece levantado con rumbo E— O. y echado de 27 á 30° al A. Cuesta de ZapoÜtl/m Cíe las Palmas. — Caliza compacta, fétida, cretácea, con nudistas bastante mutilados, empotrados en la masa do la roca, en capas di- ligidas de E.-O. y echado de 15 á 20° al A., ligeramente onduladas en la direción E.-O. _ mesa de Zapotitlán es de margas yesosas que descansan en la labrado- rita ó basalto que asoma entre ellas. ~p e Cluajuapan d Pena de Ayuqitila. — En los cerros que rodean á la pobla- ción al E. y A. domina como constituyente el basalto, sobro el cual viene en algunos tramos en los talwegs preferentemente y en las laderas de los cerros un conglomerado rojo andesítieo y arenisca arcillosa roja, que alterna con ar- cillas margosas, todas de origen volcánico. Al A. O. aparece en la cumbre la caliza gris cenicienta compacta, fusil itera cargada de Ostreidae que pertene- cen al sistema Cretáceo. Cubriéndola en estratificación discordante, á juzgar por el reconocimiento hecho á orillas del camino, viene la arenisca y marga de origen volcánico que rellena el vallecito al E. del cerro. La caliza continúa formando la cima de los cerros al O. del camino que pa- sa por el límite do la formación do caliza en el rancho Taberni lias á 6 ki- lómetros de lluajuapan y do Zapotitlán de Las Palmas. Caminando hacia Zapotitlán desaparece la caliza cubierta por la formación terciaria. Adelante, al bajar á la barranca se ven las capas orientadas de A.O.-S.E. y BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 95 echado de 65 á 70° al ALE. La caliza fosilífera presentándose nuevamente con rumbo AL 60° O. y echado de 35 á 40° al S.O. Peña de Ayuqxála . — En la falda N.O., AL y ALE. de la Peña de Ayuquila nace la barranca conocida con el nombre de La Bruja y en la cual se abrió la mina de carbón denominada La Abundancia, visitada por el Sr. Don Santia- go Ramírez y citada en el informe que del reconocimiento de los criaderos de carbón en el Estado de Puebla, rindió al Ministerio de Eomcnto en 1881. La barranca nace en la roca que constituye el macizo de la Peña de Ayuquila y que parece ser una andesita hornbléndica, pues los cristales prismáticos ne- gro-verdosos son de liornblenda. Descansando directamente sobre la andesita viene una alternancia de un conglomerado rojo pardusco (morado) de grandes elementos y arenisca de grano grueso compuesto de chinas y gravas. Las capas ligeramente plegadas chocan contra la andesita de Peña de Ayuquila y corren con rumbo JST. 60° E. con echado de 60° al ALO. A un kilómetro barranca abajo se junta otra barranquita y en la confluencia se ven las capas de conglomerado con rumbo JST. 40° E. y echado al ALE. de 50°. Aquí se ha verificado una desviación á consecuencia de una falla que corre de A. 65° O. inclinada 35° al ALE. Un kilómetro y medio abajo de donde aparece desnuda la andesita, se encuentra un dique de roca verde con dos grados de textura diferente; quedando la arn- pollosa en la cara superior del dique, que tiene 0 in 30 de potencia. El dique ha cortado las capas de conglomerado y arenisca rojos, cambiando su echado y rumbo respectivamente á 35° al ALO. y AL 30° E. Adelante, á consecuencia de las fallas, el rumbo del conglomerado cambia á AL 20° E. y el echado á 45° al N. O. La dirección de las fallas es de JST. 35° E. y E. O. El resbalamiento se- gún el plano de la falla es de 3 m 70. Falla 40° ALO. S.E.; 50° N.O.-S. E.; in- clinación 65° al IST. E.; otra con rumbo 60° ALE. -S.O. y echado de 55° al ALO. Barranca del Remolino ó de La Mina, que pasa por la falda Ai. del cerro del Remolino, al ALE. de la Peña de Ayuquila; á 2 kilómetros próximamen- te de Peña de Ayuquila, la barranca está abierta sobre la andesita y en el punto visitado aparecen numerosas vetitas, de las cuales una se ha seguido unos 3 metros y tiene un rumbo AL 20° E. vertical y está compuesta de marcasi- ta, escasa pirita y poca galena. La veta corta á la dacita y pasa á una arenis- ca cuarzosa de grano grueso, apareciendo otras vetillas con rumbo AL S. La barranca viene del Yucuchindú. La formación carbonífera (entiéndase que lleva carbón, más nó que es del sistema Carbonífero) descansa directamente sobre la dacita que corta la for- mación; del lado AL do la barranca sólo se ve la dacita. El rancho de Chiltepín está situado sobre las areniscas de la formación Triásica de Ayuquila que es cortada por la dacita en la barranca del Remoli- no, que pasa al Ah de Chiltepín y va á juntarse al río de Texcalapa. En la barranca del Limón cerca del rancho El Chiltepín aparece un siste- ma de capas de areniscas blanco-agrisadas, amarillento sucio, con pegaduras 96 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. de carbón que ajienas tiñe de negro las caras do estratificación. Las capas es- tán plegadas formando ondulaciones de JNT.O á S.E. inclinándose 30° al jNT.O. y corren con rumbo ]\ T . 30 o E. La -arenisca es cuarzosa alternando bancos de grano grueso con bancos de grano fino. Las pegaduras de carbón son muy numerosas y forman los cortes de éstas, en las capas de areniscas, lincas pa- ralelas numerosas sin que lleguen á tener el espesor de 0. m 005. Adelante con- servando el mismo rumbo disminuye el echado basta 10° al A. O. Barranca de Camotlán. Bancos de arenisca cuarzosa bastante potentes, so- bre todo cerca de la superficie, alternando con capas do arenisca margosa api- zarrada muy arcillosa, de colores verde y rojo pardusco, que unas veces al- terna y otras se presenta en la misma capa. La arenisca cerca de las caras de contacto con la marga, es muy fina., do color rojizo y con mucha mica. El rum- bo general es de N. 30° E. y echado de 10° á 15°. En la dirección del rumbo de las capas estas están un poco onduladas. Esta Barranca pasapor Tcxcalapa y nace cerca de Petlalcingo. El conjunto se asemeja notablemente á una parte de la formación de San Juan Baya. Rancho de Tcxcalapa situado sobre la arenisca blanca agrisada y amari- llenta sobre la cual viene el conglomerado rojo. Las capas corren de E. a b). con 15° echado al ÜST. l)e Te x enlapa al rancho de la Junta. — Sobre la barranca de Chiltepm apa- íec-e dominando la arenisca y en algunos puntos descansa sobre ella el conglo- merado rojo. En el rancho de la Junta al A. de Peña de Ayuquila, entre las capas de arenisca gruesa vienen otras de arenisca de grano fino más ó menos aicillosas y que contienen con mucha irregularidad hilitos do carbón de la misma clase que el de Peña de Ayuquila; pero con los mismos caracteres de inconstancia, seguidos en la misma capa, de pequeño espesor para los hilos puros, pues que no exceden de 0 m 05 y además que se encuentran ondulando en líneas sinuosas oblicuas relativamente á los planos de estratificación. El rumbo de las capas es de JNT. 20° E. y 10° echado al JNT. O. Entre La Junta y rancho de La Peña el camino pasa por cerros de arenisca cuyo rumbo es do A. O. -S.E. y echado al S.O. que pasa después al rumbo dominante de N.E.- S.O. y echado variable al A. O. Hacia el S.O., á5 kilómetros próximamente, so encuentra el pueblo de Ayu- quila, quedando en el intermedio y un poco más hacia el S. de la peña de Ayuquila el pueblo del mismo nombre que se halla sobre las areniscas del Triásico Superior. La formación en que vienen los hilos de carbón, es decir, la alternancia de areniscas y conglomerados rojos y amarillentos ó verdosos se extiende á todos rumbos de los dos pueblos, constándome que llega al rancho de Tlacuacingo. En las hondonadas ó depresiones comprendidas entre las lomas, la formación de areniscas, etc, está cubierta por una capa del Cuaternario formada de des- trozos del conglomerado y de las areniscas, que alcanza una potencia de 5 me- tros en la parte más baja y va decreciendo hasta llegar á ser de unos cuantos centímetros en la cresta de las lomas. BOSOUE-JO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 97 A 9 kilómetros del rancho do Peña de A yuqui la quedan el pueblo y hacien- da de S. José Chapultepec sobre la formación triásica de Ayuquila. Al S.E. de S. José y á 5 kilómetros, caliza compacta gris cenicienta cretácea con rumbo A. 50° O. y echado de 10° al A.E. Esta caliza descansa sobre are- niscas margosas de colores pardo rojizo y azulado, que corren de A. 25° O. y echado aparente de 20° al A.E.; es aqui segura, por la diferencia en rumbo y echado entre la formación triásica y la cretácea, una discordancia de estratifi- cación; sólo que no se puede ver porque la pendiente está cubierta por ese con- o-lomerado de cemento calichoso que se ha formado de los destrozos de la ro- ca; quizás en alguna barranca sea posible encontrar cortes naturales que per- mitan estudiar el contacto de las dos formaciones. l)e Accitlán á Piaxtla y Chinantla . — La formación es toda de pizarras meta- mórficas que en algunos puntos tienen intercalados esquistos con grandes cris- tales de feldespato blanco agrisado y rosado. En el rancho de LaPeñuela, per- teneciente á Chinantla, hay rocas ígneas de textura porfídica y de estructura vacudo estratificada. Después se ensancha el valle hasta llegar á Chinantla y Piaxtla- vallecito todo rellenado por acarreo y arcillas del diluvio. El camino sigue la barranca hasta llegar á Chinantla, juntándose poco an- tes de la población, la barranquita de Aliuehuechitla. El terreno entre Teliui- • o y Acatlán es de la misma naturaleza que el comprendido entre Acá- tlán y Chinantla, De Chinantla á Tecomatlán .— El camino sigue el río de Piaxtla y Chinantla liaAa 4 kilómetros ántes de Tecomatlán en que se deja el río y el camino sube un poco para en seguida bajar hasta el pueblo. Los cerros de uno y otro p lo del río son de pizarras cristalinas menos descompuestas que en Acatlán, 1 •osentando el aspecto de exquistos micáceos y no de fílades cloritosas y mi- cáceas del primer punto. Los cerros por los cuales pasa el camino al dejar el son de micapizarra, formación que se continúa hasta Tecomatlán. 11 Cerca de Tecomatlán está la mina de carbón “La Salvadora” situada en la en derecha de la barranca de Palapa que corre de A.E.-S.O. 30° forma- ^ a ¡ os C crros de Laguna Seca al E. y el de Xicaltepec al O. El manto de ( a A ' n sólo está descubierto en un pequeño tramo en que se ve el alto forma- C i al . i, nrenisca cuarzosa y el echado de 45° al S.E. , estando las capas pie- idas lo que motiva un cambio en el echado que pasa a ser menor. ^ De Tecomatlán al Pancho de Tetla. — La roca dominante es el gneiss proto- • • firoide, que unas veces pasa á anfibolita y esquisto anfibólico, y ^ 111 . 1C °q una especie de protogina granitoide. Encima de estas rocas vienen nlras a 1 < ■ . gta ^ n m - ca CS q U isto y clorita esquisto, esta última por la de la amfibolita. las pizarras cri AC )TjxailPid Texcalapa. (Agua del Cantor) .— P hyladcs y mica exquisto con / al E de 60 á 70° y también vertical con rumbo A .-S. Esta formación ^extiende hasta Acatlán conservando la misma dirección, y hasta Cañada de Sandía en cuyo rancho aparece la arenisca amarillenta rojiza, plegada y N°? 4, 5 y 6—13 98 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ondulada, cubierta joor una gran capa de conglomerado rojo moderno del Terciario. Barranca de la Llave. — En este punto aparecen las areniscas cuarzosas de grano fino, do color blanco amarillento de la formación en que viene el car- bón. Las areniscas vienen inmediatamente debajo del conglomerado rojo, que al empezar la barranca lie visto sobre la caliza cretácea envolviendo guija- rros de ella. Aquí se ve la discordancia de estratificación sumamente clara en el paredón derecho de la barranca. Las areniscas tienen un rumbo A. 15° E. y 20° de inclinación al S.E. La altura á que se ve el contacto de las dos for- maciones es de 1,530 metros sobre el nivel del mar. A 1,300 metros en el fondo de la barranca, aparece una roca negra que se tiñe de verde, semejante á un basalto que corta las areniscas. Bancho de T alapa. — Está situado entre lomas de conglomerado formado de destrozos de pizarra, gneiss, pegan atita y cuarzo semejante al conglomerado rojo terciario de Amatitlán, con la diferencia que en éste no lie visto los gui- jarros y cantos de andesita. Desde Acatlán hasta Tu lapa predominan las pi- zanas metamórficas y por lugares de corta extensión se ve el conglomerado. Adelante de Tulapa aparecen las pizarras con rumbo IX. 20° O. y echado de ¿0 al S.O. y también verticales. El tramo entre Tulapa y cerro de la Cam- pana es de pizarra. El echado de estas pizarras cambia al IX. E. y alternati- vamente es al IX. E. y al S.O., de manera de formar anticlinales numerosos y de j^oca abertura. Al bajar á la cañada que va á salir á Almayo phylades con dirección IX. 40° O. y echado de 30° al IX. E. De Tulapa á Telia. — La misma formación; pero en las inmediaciones de Telia y desde este lugar á Tecomatlán, predomina la roca que provisional- mente he llamado gneiss porfiroicle, que á veces parece una protoginay otras un gneiss pasando por amfibolita y amfibola— esquisto más ó menos alterada; pero siempre la clorita ó viridita, producto de descomposición de la horn- blenda, se ve dispuesta en zonas más ó menos onduladas que envuelven y contornean los grandes cristales de feldespato rosado. En Tetla el rumbo do las capas es de IX. 35 o E. formando pliegues numerosos. De Tecomatlán á la orilla del río Mixteco. — Pizarras y phylades. En la mar- gen izquierda aparece el conglomerado rojo con destrozos de caliza cretácea, inclinado próximamente 40° al S.O. Este conglomerado viene sobre las pi- zaiias de Tecomatlán. El cerro de Tepeyahualco en el camino de Tecomatlán á Progreso y del lado izquierdo del río Acateco, es de andesita piroxénica con muchos indicios de metales de cobre. Desde la orilla del río en el cerro de Tepeyahualco empieza la andesita, que se extiende en un sentido hasta el rancho de Amolac y en el otro hasta Progreso, situado en la margen izquierda del río Mixteco, sobre los conglo- merados y areniscas del Terciario, que alternan con margas apizarradas en las orillas del pueblo, en pequeña extensión, presentándose las capas inclina- das 10 á 15° al S.E. y orientadas 30° IX. E— S.O. BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 99 De Progreso al rancho de Ye tía — El camino sigue una barranca y á los la- cios de él se ven cerros formados de conglomerados, etc., que parecen ser de la misma naturaleza que los de Progreso, pertecientes por consecuencia al Terciario. De Yetla al paraje del Cuaulote — El camino al salir del rancho atraviesa unos cerros de roca ígnea igual á la que vi al venir por Progreso. Después aparece la formación en que viene el carbón, siendo de notarse que la facies petrográfica en este lugar, aunque en lo general semejante á la de Texcalapa y Ayuquila, tiene sus caracteres distintivos; así: la pizarra arcillosa gris y negra es más frecuente y las capas de ai’enisca más delgadas, así como de gra- no más fino, llevando bastantes láminas de mica que en las caras de estrati- ficación son muy visibles. En las capas de pizarra arcillosa vienen de trecho en trecho nodulos ó concresiones de hematita arcillosa, alteración probable de esferosiderita, pero que ahora están completamente transformadas en he- matita arcillosa roja y amarilla. Entre una capa de arcilla formando el bajo y otra de arenisca gris rojiza micacífera al alto, se encuentra una capa de pi- zarra impregnada de carbón, do 30 centímetros de espesor, que conserva per- fectamente discernióles sus caras de estratificación y por consiguiente tiene una estructura pizarreña muy marcada y ligeramente plegada. Entre las ho- í illas de pizarra y con suma irregularidad, está intercalado un carbón ne- gro bituminoso, de bastante buena calidad, pero que el estado de mezcla de la pizarra lo hace enteramente inadecuado para las aplicaciones industriales. Paraje del Cnaulote . — Echado variable, formando ondulaciones de 60° INT.O- S.E. En algunos puntos el echado es al O. Barranca del Órgano [ Cuadrilla del Organo ]. — En el cerro del Palacio, in- tercalada entre la pizarra arcillosa con inclinación de 30° al jNT.O., viene una capa de carbón de 0.25 á 0.30 metros de espesor. La posición de la capa de carbón es demasiado molesta y de un acceso difícil para los animales de carga. Tanto aquí como en el Cuaulote se ven separados por 50 ó 60 metros en la vertical, bancos de conglomerado grueso que después de una delgada'.capa de barro viene sobre el carbón. Del Camino de Yetla en donde lo corta la vereda que viene de la cañada del Cuaulote hasta el rancho de Olomatlán, roca ígnea (andesita) y por bra- mos aparece inclinado al JNT.E. el conglomerado rojo y arenisca, tierra del Ter- ciario entre la cual viene intercalado en cap i tas delgadas el yeso fibroso que tan abundante es por estos rumbos. Al S.O. del rancho do Olomatlán y á un kilómetro próximamente, desapa- rece la roca ígnea [terciaria, y aparece el conglomerado terciario inclinado 15° al N.E. Adelante se ve la alternancia de areniscas y pizarras, predominando las primeras, que son de grano grueso y pasan a conglomeiados do chinas y gia- va que forman escasas capas en el cerro del Palacio. TIe visto intercalado en- 100 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. tre el asperón grueso, una capita do pizarra carbonosa. Las capas corren de 40° X.E.-S.O. con echado de 60° al ALO. En la cañada del Ciruelo está el lugar en que abrieron el pozo de la mina La Fortuna, de la cual no quedan ni restos. Las capas están ligeramente on- duladas, haciendo esto que el echado varíe de 80 á 60° X.O., y la orientación dominante es de 25° X.E.-S.O. á 30° X.E.-S.O. En este último lugar pre- dominan las pizarras arcillosas más ó menos negras, que alternan con arenis- cas, entre las cuales el conglomerado forma los crestones más resistentes y separados 20 metros ó más. En el tramo de 10 metros (pie está descubierto y en el cual la pizarra es bastante negra, se cuentan 7 hilos de carbón impu- ro de 7 á lo centímetros de espesor. De Olomatlán á Ilamacingo . — El camino va al S.E. volteando á veces al E. y por un tramo de 4 kilómetros sólo se ve la formación en que viene el car- bón dirigidas las capas de X.E.-S.O. y con echado de 10 á 30° al X.O. De- bajo de esta formación vienen las phyllades y gneiss orientadas de A .O.— S.E. y echado al X.E. La discordancia do estratificación es muy clara; ycontinua so- lamente la formación de pizarras que adelante corren con 20° A .E.-S.O. y echado do 30° al S.E. En el paraje conocido con el nombre de Tchuispatlastle en el camino de Ilamacingo á Olomatlán á 8 kilómetros de este último punto y en terrenos de Ilamacingo, se encuentra el punto en que trabajaron ha mina de S. Anto- nio, en capas de pizarra carbonosa entre la cual vienen intercalados numero- sísimos hilos de carbón, así como capas de nodulos ferruginosos. Las capas están plegadas y parecen correr do X.O.-S.E. con echado al ALE muy varia- ble. De la mina al pueblo de Ilamacingo, al principio hasta 3 kilómetros, for- mación de carbón; después aparece la pizarra y á 8 kilómetros de Ilamacingo según el camino, la andesita hornbléndica con mica, que en Ilamacingo corta á la formación bajo un ángulo de 35° al ALE. De Ilamacingo á San Fernando . — La formación dominante en las inmedia- ciones de Ilamacingo es al principio la andesita hornbléndica y después el conglomerado rojo terciario, que corre de E. á O. con echado de 25° al A. Después aparece la formación de Tetla: gneiss orientado de X. á S. y echado de 7-5° á 80° al E. para cambiar después al O., siendo este último el echado que conserva hasta las orillas do San Fernando, donde es sustituido por la- bradorita ó basalto hojoso que continúa hasta el rancho Vista Hermosa. De la misma roca están compuestos los cerros de La Campana al S. del Zapote y Cerro fiordo al X. un poco inclinado al O. y en general todo el tciicno en 3 kilómetros á la redonda. De San Juan Vista Herniosa á San Fablo, por Ixcaf copan . — Al .principio an- desita hornbléndica y después á uno y otro lado por 3 kilómetros del camino, conglomerado y arenisca gruesa, tierna del terciario. ^ De San Doblo á Acallan . — Micapi zarra y phyllades. — Criadero de carbón de a. Cruz. Carácter petrográfico: — areniscas cuarzosas blancas y amarillentas BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 101 sucias de diversos granos que forman capas alternantes, entre las cuales vie- ne intercalado el carbón, formando lineas negras que contrastan con el color de la arenisca. El carbón viene en las capas de grano más fino llevando en el alto y en el bajo arenisca gruesa. Estratigrafía. — Capas de arenisca de diversos granos, dislocadas con un rumbo de 20° N.O.-S.E. y ecliado al S.O. de 22°. Encima de estas capas de arenisca cuarzosa que forman la zona en que se hacen los trabajos de explo- ración, vienen alternancias de margas de diversos colores con la arenisca que va siendo cada vez más escasa. Debajo sucede lo contrario, son las margas las que escasean y predominan las areniscas. Ñútanse perfectamente varias fa- llas en las capas de areniscas, que forman cuñas que lian resbalado; la direc- ción de las fallas es de N. 70° O. y N. 30° E. El carbón no forma mantos continuos sino que está irregularmente distri- buido, lya constituyendo lentes más ó menos pequeños, ya hilos numerosos, del ovados, intercalados en la capa de arenisca de grano fino. Por su composi- ción podemos considerarlo poco apropiado para la metalurgia del fierro, á lo menos en su estado natural, pues lleva pegaduras de óxido de fierro, produc- to de la alteración de las piritas, que en algunos puntos son abundantes, y como la abundancia de los hilos hace que en pequeño peso haya bastante pi- rita es casi seguro que si no se le convierte en coek sera inadecuado para la metalurgia del fierro. Puede clasificarse mineralógicamente como una hulla. Por su escasez podemos decir que industrialmentc no es de ningún valor. Geológicamente son carbones más recientes que los de Tecomatlán y pro- bablemente de la misma edad que las impresiones vegetales del Matzitzi que descubrí en Teliuacán y entre las cuales viene el Equisetum muy vecino del arenaceum. Pueblo de Sta. Cruz el Nuevo.— Capas con rumbo A T .E.-S.O. y echado de 15° al N.O. De Tecomatlán á Olomatlán.— Hasta enfrente de Progreso pizarras y rocas ímicas, después conglomerado rojo terciario y en seguida gneiss y pizarra has- ta las orillas del rancho de Olomatlán y desde este punto á Sta. Ana Rayón, al principio gneiss, pizarra y mucha diorita que continúa hasta la raya de Sta. Ana- después arenisca gruesa, roja, etc., en que viene el carbón y pertenece al Triásico Superior. Ve Matamoros á Teopantlán. — Cuaternario en la llanura, caliza compacta los cerros de las Bocas, en las lomas siguientes hasta San Juan Epatlán y de aquí á Colucán siguiendo la línea de N.-S., roca ígnea andesítica (andesi- ta au Atica) ó basalto que hacia el N. se extiende como 4 kilómetros: después vienen los conglomerados pardo-rojizos del l erciario que cubren todos los ce- rros de Teopantlán hasta cerca de Tejalucan, en que se ven conglomerados y areniscas cuarzosas y margosas de colores amarillento rojizo pardo rojizo y o-ris verdoso con rumbo 80° N.O-S.E. y echado al N.E. En lejalucan la roca dominante es la pizarra verde y en los alrededores las areniscas, etc. A un ki- lómetro escaso de Tejalucan al O. se encuentra la mina de 1 odos Santos en 102 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. la cañada de Tlajiaxco, constituida por hilitos escasos y muy delgados de pi- zarra impregnada de carbón; el carbón forma hilos de 3 milímetros y es de muy buena calidad; hulla semigrasa pero viene en una arenisca blanco agri- sada de grano grueso, que como he tenido oportunidad de observar nunca trac carbón en cantidad suficiente para alimentar una explotación. Al A. O. de Tejalucan corre una veta de kaolín de 0 m 0S de ancho con rum- bo KE.-S.O. y echado de 50° al IX. O. Otra capa de E. á O. y echado al Sur de 55°. Barranca de Limontla al S.E. de Ahuatlán, formada por la reunión de la barranca de Tejalucan y la del rancho del Tecomate: areniscas cuarzosas con mica, psamita y pizarras arcillosas; el conjunto plegado con rumbo N.— S. Las pizarras escasean y predominan el grit, la arenisca gris cenicienta y pardo rojiza. Desde Tejalucan á Amatlán pizarras cristalinas phyllados y micapizarra. De Amatlán ó, las Minas. — Micapizarra, clorita pizarra y gnciss porfiroide granito porfiroide; al O.JNT.O. y S.O. de las Minas, rocas ígneas del Terciario iguales á las de Colucán, formando el cerro del Cacomixtle. La formación de Ahuatlán se extiende también hacia los ranchos de Patlanoaya y San Eran- cisco. De las | Minas á Balichos de las Casitas y Los Amates . — Andesita hornblén- dcay pizairas cristalinas dislocadas. En los Amates andesita. e Los Amates á Misquitepec . — Andesita y en algunos tramos conglomera- do rojo del Terciario Superior. De Misquitepec á Las Piletas . — Andesita y empieza al JNT.O. del rancho el conglomerado rojo del Terciario plegado y con rumbo E.— O. v echado al N. de 2-5 grados. De Las Piletas á Las Salinas de Palo Amarillo . — Conglomerado rojo. De Las Salinas de Palo Amarillo á los linajes ó el Carmen . — Conglomerado y phyllades verdosos y micapizarra pero ésta en mayor abundancia; las an- desitas se extienden hasta las orillas del rancho, y sigue hasta el rancho del Ahuacate que parece ser andesita hornbléndica. Del Pancho del Ahuacate á Colucán. — Andesita. Potrero de Moctezuma . — Capa de tecali verde de 0 ,n 05 de grueso que corta á la formación de destrozos de calizas y arcillas, producto de la descomposi- ción de Jas rocas ígneas de esta región. Costras de tecali en el rancho del Ca- sahuato de JNT.-S. y echado muy débil al O. sobre basalto enteramente igual al de Tepoxúchil en Puebla. De Atlixco á Hacienda de Matlcda . — Pasando por ITuaquichula y Sto. Do- mingo. — Cuaternario representado por tobas y arenas volcánicas y lomeríos de basalto entre Tepeojuma y Pluaquichula y la línea de cerros de] Matlala rumbo al Popocatepetl. De Matlala á Tepexco . — -Pocas ígneas terciarias y pequeños tramos de cali- za cretácea en Tepexco. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 103 Entre Tepexeo y Calmuco. — Primero rocas ígneas terciarias y después apa- rece la caliza cretácea con rumbo 1N T . 20° E. y echado de 25° al 1N T .0. Paraje del agua de Chirimoya en la barranca del Carnero, al S.E. de San Antonio Iíuexonapa; en arenisca cuarzosa do grano grueso que pasa á gritse encuentra un hilo de carbón de aspecto lignitoide de muy escasa importancia y de muchísima inconstancia en su marcha, adquiriendo en el tramo de mayor potencia un grueso de 10 milímetros. Dirección de las capas de areniscas gruesas 1N T . 80° E. y echado de 75 al JST.O. I)e Ubres á la Cofradía. — Toba volcánica muy porosa; á los lados del cami- no cerros de andesita iguales á los de la sierra de la Villa de Guadalupe. 'San Francisco Ix tacara ax ti ti ’án (antes Ixtacamatzingo). — Andesita horn- bléndica que en algunos parajes está muy alterada, formando entonces una cantera de color blanco á rojo pardusco, de resistencia variable, desde des- moronadiza á compacta, constituyendo en este último estado un material de construcción de muy buena calidad; pues une á la resistencia un grano muy bueno que permite trabajarla con tanta más facilidad cuanto que es blanda y además bastante ligera. Fe San Francisco á la hacienda de la Cofradía (ó del Rosario). — En la ca- ñada y en alguna de las eminencias, se ve una brecha y toba de diversos gra- nos cuyas elementos son andesíticos, y sobre la toba pomosa en que vienen grandes trozos.de pómez, como hemos visto en San Juan de los Llanos. Las cumbres en su mayoría son de andesitas, pero cuando el conglomerado es la roca que las forma, presentan figuras grotescas y á veces agujas atrevidas ori- ginadas por la erosión del conglomerado. Este conglomerado, en mi concepto, deberá referirse al Plioceno Inferior y Medio, quedando las tobas volcánicas como representantes del Plioceno Superior y quizá también la base del Cua- ternario. La naturaleza del terreno continúa uniforme hasta la ranchería de las Ba- rrancas en donde el conglomerado y tobas forman el fondo de la cañada y la limitan por el JST.O. las calizas compactas y apizarradas plegadas, formando anticlinales orientados de N.O. á S.E., unas veces completos y otras decapi- tados, que finalmente pasan en la orilla del Rosario á capas inclinadas al JNT.E., es decir, con el mismo rumbo que los pliegues. Siguiendo la ribera derecha del río de San Francisco Ixtacamaxtitlán has- ta la haci endita do la Cofradía ó del Rosario, predominan de una manera ab- soluta las andesitas sobre el conglomerado y tobas valcánicas terciarias. Desde legua y media antes de llegar al barrio de Citlalcuautle: caliza cretá- cea descansando en pizarras jurásicas con rumbo 45° N.O.-S.E. y el echado variable de 90° á 38° al S.O., cambiando adelante por rumbo E.-O. y echado al S. Fe Tétela á Tencanpulco y de allí á Teziutlán. — De Tétela al barrio do Ome- tepec, calizas compactas descansando sobre las pizarras. En las barrancas asoma la roca ígnea del Convento. El barrio de Ometepec está situado en la 104 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. falda del cerro de Omctepec sobre las pizarras cpic contienen muchos fósiles del género Gryphea. De Ometepec á Tecuicuilco por Chalahuico — Dacita ? iguala la de Omctepec. Las calizas cretáceas compactas que descansan en las pizarras de Omctepec, se extienden desde Tecuicuilco á Manzanilla y continúan de Xauzontla a Zo- quiapan llevando capas de pizarra en la base. En el tramo de Zoqniapan á Xonotla, caliza compacta más ó menos metamorfizada, descansando en pi- arras calizas, que pasan en la base á pizarras margosas primero y después á pizarras arcillosas. Las capas están casi horizontales. De Xonotla á Tetelilla. — Caliza compacta del Cretáceo que se extiende á Ecatlán y Tuzamapa y en todos los cerros que forman la barranca. De Tetelilla á Reyes. — Caliza cretácea y debajo la pizarra arcillosa que he- mos referido al Jurásico Superior. De Reyes á Coetzalilla. — Calizas hasta la margen izquierda del río: de lam- berá derecha hasta Coetzalilla basalto, y de allí á San Antonio tierra vegetal y tobas pomosas que cubren las calizas que hemos visto cortadas por el ba- salto de Coetzalilla. En San Antonio aparecen de nuevo las calizas cretáceas que continúan hasta el rancho de Tcpalcingo. De Tepalcinyo á Ranchería del Jardín — En la ribera izquierda del río de Apulco, margas apizarradas do colores gris verdoso y pardo rojizo ligera- mente onduladas. Las capas de pizarra margosa do colores corren X. 20’ E. con echado al X.O. de 20°. En las cuarteaduras que forman los cruceros de la pizarra que son oblicuos ó perpendiculares á la dirección do los estratos por tramos sumamente pequeños, se ve en las grietas un relleno de materia carbonosa semejante al chapopote seco. El carbón que tiene el aspecto de al- bertita ó grahamita, rellena las cuarteaduras de las pizarras y á veces forma capitas intercaladas pero no uniformes; la más gruesa tiene cinco centíme- tros; las capas forman algunas veces bolsas ó nidos de pequeñas dimensiones. El carbón es resplandeciente de color negro, de fractura concoidea á plana x muy ligero. El rumbo dominante de las grietas es de X.O.-S.E. Del Jardín al Chacal. — En la margen derecha del río de Tcnampulco, pi- zarras margosas cubiertas por areniscas arcillo— calcáreas, cuya edad no pue- do determinar todavía, pues parecen ser la continuación de las de Chapul co junto á Tétela, aunque un poco más tiernas. En un afluente del arroyo do Metzonate y junto á la ribera derecha del mismo, hay una poza en donde se dice que cuando se estanca el agua se ve una capa de aceite, que al evaporarse deja chapopote; pero no hay ni indicios de chapopote en la actualidad, y el aceite, es decir, el petróleo, tampoco se ve formando nata en el agua; hay sí ligeras irisaciones en algunos puntos de la superficie del agua, pero es difícil recogerlas por ser muy tenues y podrían muy bien provenir de la descomposición do las hojas de las plantas que cre- cen en las orillas de la poza. La roca es una especie de basalto. Paso del Palmar frente al Espinal . — Caliza de madréporas en la que se ven además de los corales al u unas ostreas. Entre los corales abundan eje mpl ai es BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 105 do una especio de Meandrina. La caliza está cubierta por arcilla y sólo aso- ma formando peñones que se levantan de entre la tierra vegetal. Junto al paso del Palmar hay una capita do carbón (lignito) de muy bue- na calidad y casi á flor de tierra, que viene intercalada entre capas de ar- cillas. De Paso del Palmar á Tenampulco. — Areniscas margosas que continúan de Tenampulco á Chontla, alternando con areniscas calcáreas. De Chontla á Zopiloapan. Antes de llegar á Zopiloapan, como á 300 me- tros del caserío, aparecen las rocas ígneas de aspecto basáltico que se extien- den en todas direcciones formando el suelo del Mirador hasta las Canoas, pa- sando por la hacienda de Cuauxocola y desde Tezezapa hasta Palm atita que- da cubierta por toba pomosa, asomando en algunos tramos el basalto. Tezezapa. Roca ígnea cubierta por toba pomosa en capas de o y 10 me tros de grueso. De Pahnatita á Ayahualco.— Desaparece por completo el basalto y solo se ve la toba volcánica que lo cubre. Adelante, á 50 metros antes de llegar á las casas de Ayahualco, aparece nuevamente la caliza cretácea compacta meta- morfizada, de aspecto y color idénticos á los de la caliza metamorfizada del cerrito de la Peñuela cerca de Córdoba. " J)e Ayahualco á la Garita.— Sigue el basalto y adelante en el camino se ve que éste cubre á las calizas cretáceas que siguen descubiertas J i kilómetros antes de La Garita, donde desaparecen las calizas, cubiertas por un conglo- merado de destrozos volcánicos, que continúa en toda la cresta hasta la venta de Solotepec y pasa todavía en dirección áTeziutlán. Este conglomerado con espesor considerable, continúa de Solotepec á Tatahuicapa, La Ventilla y San Dieo-o y es sustituido desde este último punto hasta Acateno por toba an- desítica que adquiere una potencia de más de 400 metros en Tlaltenango. Al 0 muy cerca del camino, las rocas ígneas, y al E. un poco más lejos las mis- mas rocas. Teziutlán está situado sobre la toba que cubre al conglomerado 1 mi c único; las inmediaciones rocas son de roca ígnea, andesitas más ó menos alteradas, ' acompañadas de tobas andcsíticas (canteras) de colores gris y rosa- do de muy buena calidad. Sonora. Puedo dividirse longitudinalmente el extenso Estado de Sonora en dos re- ,. ^distintas ála vez, por su configuración geográfica y por la constitución o^olóo-ica^de su suelo. La primera, que es notablemente de mayor extensión es la zona comprendida entre el Golfo de Cortés al O. y las sierras inmedia- tas á Uros adonde, propiamente hablando, empieza el levantamiento de la Sierra Madre: esta es la zona do la llanura y de la tierra baja; es sumamente monótona tiene una inclinación muy débil y casi uniforme hacia la línea de la costa y presenta montañas aisladas ó pequeños grupos interrumpiendo su J N°? 4, 5 y 6—14 106 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. superficie. La segunda región se extiende á lo largo de la Sierra Madre que separa este Estado del de Chihuahua, comprendiendo toda la vertiente occi- dental: es esencialmente montañosa, árida, poco transitada y presenta, sin embargo, muchos puntos por los cuales pueden establecerse pasos para las caballerías y bestias de carga, y al contrario do lo que pudiera esperarse por tratarse de este gran macizo montañoso, se puede decir que es accesible por todos lados. Las montañas se presentan en el Estado de Sonora de dos maneras: en pe- queños grupos que forman sierras aisladas en la parte baja y en grupos de considerable extensión que se conocen con el nombre de cordilleras, aunque en muchos casos se ha abusado de esta última denominación. Cuando las mon- tañas se agrupan para formar cordilleras, se nota en ellas una tendencia á to- mar una dirección general que es próximamente de JST.JX.O. á S.S.E, aunque en algunos tramos tienen direcciones que varían unas veces más hacia el N. y otras más hacia el O. pero siempre la dirección general es la de IX. O. En el caso de que las montañas se presentan aisladas ó formando grupos do corta extensión es difícil encontrar en ellas la dirección general enunciada arriba; pero considerando estos como elementos dispersos, es fácil comprobar esta misma dirección uniendo dos ó más do dichos elementos. Esta dirección es, con poca diferencia, la de la península do la Baja California y la de la línea de la costa del Golfo. Los diversos grupos de montañas, sierras y cordilleras que cubren la por- ción oriental del Estado, forman un sólo sistema do montañas, cuyos diversos elementos no han hecho su aparición en una misma época sino que han sido levantamientos sucesivos, siendo los más modernos los de mayor elevación y magnitud; y los más antiguos han sido cubiertos en parte por las rocas sedi- mentarias modernas, constituyendo los que han quedado descubiertos, cerros de pequeña elevación en la falda occidental de la Sierra Madre, y en la zona comprendida entre dicha falda y la costa del Golfo de Ca lifornia; débese á es- ta manera de formación del sistema de la Sierra Madre, el que no so en- cuentre una cadena central única sino varias sierras paralelas entre sí en una porción de su trayecto, que se unen en otra para continuar como un solo grupo, que será dividido á su vez en otros y así sucesivamente hasta ser muy difícil reconocer en las últimas ramificaciones su verdadera procedencia. Esto hace que, siguiendo la dirección general de la Sierra Madre y circuns- critos por sus contrafuertes, eslabones y ramales, se encuentren numerosos valles longitudinales estrechos que pasan á verdaderas cañadas y los cuales se comunican ¡^ara hacer el desagüe de los más altos á los más bajos, por pa- sos muy estrechos y por verdaderos desfiladeros. Por todo lo anteriormente expuesto, se comprendo que es esta una región clásica páralos valles principales ó longitudinales, y que siendo éstos de pe- queña anchura, como se ha dicho anteriormente, los valles transversales han quedado reducidos en su mayoría á verdaderos talwegs, y siguen, como es de suponerse, direcciones que forman con la délos valles principales ángulos va- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 107 ri ables entre 45° y 90°. Es en la región occidental del Estado en donde los valles transversales adquieren sus mayores dimensiones al ansancharse para enlazarse con la llanura de la costa. Así, pues, estas dos regiones siguen un paralelismo inverso. El macizo montañoso que se designa con el nombre de Sierra Madre está compuesto de varias cordilleras paralelas, siendo las principales las siguien- tes: la cordillera que pasa entre IT res y Moctezuma, la de Nacozari, la de Teras y la que propiamente lleva el nombre de Sierra Madre, que separa á este Estado del de Chihuahua. Todas estas cordilleras tienen una dirección media de 25° jX.O.-S.E. que es indudablemente la de la línea de menor resis- tencia por la cual se hizo la eyección de las rocas eruptivas que constituyen este tramo de la Sierra Madre. Puedo considerarse que la arista que separa la mesa central, y cuya direc- ción es próximamente la de las cordilleras, coincide con poca diferencia con la del eje del anticlinal, formado á consecuencia del levantamiento de las cordi- lleras, y concebirse que el alero occidental de dicho anticlinal ha desapareci- do bajo la influencia de levantamientos posteriores que lo despedazaron, así como también por .la erosión sumamente enérgica de fines del Terciario y principios del Cuaternario. En resumen, el macizo montañoso de la Sierra Madre, es un sistema de montañas compuesto, asimétrico, de vertiente occidental, formado por diver- sas cordilleras, cuya mayor pendiente ve siempre al O., constituyendo gigan- tesca escalinata, por la cual puede hacerse el ascenso á la mesa central, des- cansando por intervalos en los valles sucesivamente elevados comprendidos entre ellas. Puede formarse una idea de los accidentes del terreno, conside- rando el Estado de Sonora como un plano inclinado que se apoyara por un lado en la mesa central, y por otro en el Golfo de California y que hubiera sido acanalado á diversas profundidades y paralelamente á la costa. De Moctezuma á Oputo . — Moctezuma está situado en un pequeño valle lon- o-itudinal, que corre con una dirección de 10° INT.O.-S.E. que se ensancha ha- cia el S., y se estrecha notablemente al ÍS T . hasta convertirse en una estrecha cañada cerca del pueblo de Jecorí. Este vallecito está encerrado entre la Sie- rra de La Madera, cordillera de Nacozari y la de Bacaclii y Cerro Colorado que tienen próximamente la dirección del valle. En la porción S.E., empezando en la orilla de la población, se extiende una gran corriente de lava que cubre al acarreo y ai’cillas cuaternarias del fondo del valle, habiendo producido por su contacto una modificación en las arci- llas, que han adquirido mayor cohesión, han cambiado su textura y tomado un color rojo bastante intenso, debido á la sobreoxidación del fierro. Estos efectos del metamorfismo de contacto son muy visibles y á distancia puede distinguirse la zona en la cual se ha verificado, pudiendo fijarse para ello un espesor medio de 0 ra 80, aunque hay puntos en los cuales adquiere un es- pesor de 3 á 31 metros. El fondo del valle está formado de capas de aluvión y de arcillas pertene- IOS BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. tientes al Cuaternario reciente: las inferiores son verdaderos conglomerados de guijarros y cantos rodados, y disminuyendo de dimensión sus elementos á medida que se acercan á la superficie, vienen á terminar en capas formadas de grava pequeña que se pasan á capas de arena suelta, sobre la cual vienen en alternancia capitas de arenas y margas arcillosas. Las lomas de circumdenudación que limitan este estrecho valle al IV, es- tán formadas de acarreo, y marcan los diversos niveles que 1ra tenido el fondo del valle en épocas no muy lejanas de la presente. Al S.O. se encuentra una serie de cerros que forman la sierra que pasa por Bacach, prolongándose al S. E. y que se extiende al A. O. hasta Arizpc, etc. En esta porción de su trayecto está formada de rocas del grupo de las ande- sitas, que han cortado capas de arenisca cuarzosa, pizarreña, dislocándolas y plegándolas de diversas maneras, pero que permiten reconocer la dirección en que fueron levantadas y la inclinación, siendo la primera de 33° A.O.-S.E. y la segunda de 85° hacia el E. De Moctezuma, caminando al E., la formación del Cuaternario está limi- tada por una pequeña sierra, estribo de la sierra de la Madera 1 que está cons- tituida por roca negra agrisada, que ha levantado un conglomerado del I lio- ceno con un rumbo de 35° A. O— S.E. En seguida se encuentra una cañadita que al O. está limitada por rocas ígneas modernas, y al E. por el granito de la prolongación de la Sierra de la Madera. En el fondo de esta cañada está si- tuado el rancho de Tonibabi (Agua Caliente). El Granito se extiende hasta cerca del paraje llamado Los Aogales, en don- de desaparece ahogado por una andesita rojiza de estructura columnar y óe textura porfídica. Esta andesita forma unas veces diques de espesor de 5 a 6 metros con dirección A.O.-S.E., ó inclinación variable de 60 á 85°. La ande- sita está cubierta en este lugar por una brecha verdosa formada de fragmen- tos de rocas ígneas que refiero con duda al Plioceno. Ao me fue posible averiguar la verdadera relación cronológica que esta bic- cha y la andesita tienen con el granito, por estar sumamente encubiertas as líneas de contacto. Adelante de Los Aogales y para entrar al valle de Guasabas y Granadas, desaparece la andesita debajo del acarreo y arcillas del Cuaternario del valle. El valle es longitudinal y se extiende de A. O. á S.E., siendo su dirección media de 24° A.O.-S.E. La cordillera de Huachinera, generalmente conocida con el nombre de cordillera de Teras, lo limita al E. La constitución geológi- ca de este valle es idéntica á la de todos los valles recorridos en esta explora- ción, y que como he dicho anteriormente, están formados por capas de aluvión en la base y diluvio en la superficie, llegando á adquirir en algunos lugares una potencia de más de 100 metros. Siguiendo el camino de Guasabas para Oputo, so llega á un paraje llamar o 1 En el Estado de Sonora se denomina Sierra de la Madera á la sierra que abastece de lena al pueblo; de manera que muchos de éstos tienen su sierra de la Madera. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 109 la Agua Caliente, y allí se ve el aluvión descansando sobre un conglomerado bastante resistente, dispuesto en capas de espesor variable, que buzan hacia el S. bajo un ángulo de 20° y con una dirección de 20° A.O-S.E. El conglomerado está formado de elementos procedentes casi todos de an- dcsitas y rocas de textura traquítica. Entre este conglomerado y el acarreo y arcillas del diluvio, hay discoi clan' cia de estratificación y el orden en que están colocadas sus capas, es el siguien- te: en la parte inferior, á unos 15 metros, que es todo lo que está clescubieito del conglomerado, capas que encierran guijarros muy grandes hasta de 3 de- címetros; vienen después otras de elementos más pequeños que están cubier- tas por otras de areniscas de grano grueso, formando todas un conjunto de capas numerosas. _ . Adelante, en los bordes, vallecito de Agua Caliente, se descubre inmediata- mente debajo de la tierra vegetal, una arcilla rojiza entre la cual se encuen- tran numerosas capas de veso fibroso, de un espesor de 0. m 02 á 0 ra 08 sepa- radas unas de otras por intervalos que miden 0. m 15 á 0 m 30. Desde este lugar aparece otra vez el conglomerado que hemos descrito del paraje de Agua Caliente cubierto por el aluvión en estratificación discordan- te, hasta unos 5 kilómetros antes de llegar al pueblo de Oputo, donde desapa- rece cubierto por el aluvión y arcillas del diluvio del valle. J)e Oputo á Iluciclúnera. — La formación del valle que es idéntica ála de to- dos los valles comprendidos en la exploración, se extiende hasta la falda de la sierra do Huachinera, que como he dicho en otra parte pertenece á la cor- dillera de Toras; y en el paraje denominado La Higuerita, es sustituida por una brecha de color verdoso y gris azulado, que referimos provisionalmente al Plioceno, mientras que exploraciones posteriores que se extiendan á toda la porción del sistema de la Sierra Madre que separa este Estado del de Chi- huahua me permitan fijar con certeza la relación estratigráfica de este con- glomerado, con horizontes geológicos conocidos y poder conocer con exactitud fa edad de dicho conglomerado. Este conglomerado desaparece inmediatamente bajo los destrozos de una roca andesítica, de color pardo rojizo, y continúa una roca que tiene el as- pecto de un basalto ampolloso y escoria volcánica, que corta á la andesita liornbléiidica, formando diques que corren de A. O. 31° S.E. débilmente inclína- los hacia el A.E., y presentando su escarpe ó mayor pendiente hacia el S.O. Continuando el ascenso de la sierra, aparece una roca roja de textura semi-vi- Jriosa y de naturaleza andesítica, que en el paraje de Bacapire desaparece 1 • ' las arcillas y acarreos modernos de esta depresión, interrumpidos por la nmfJn hornblóndica de color morado que encontramos al empezar el ascen- * de H sierra, que continúa hasta el paraje de la Piedra Pinta. El paraje de la Piedra Pinta debe su nombre á una arenisca cuarzosa de color blanco jaspeado y veteado de amarillo, de diversos tonos, que algunas veces forma líneas y fajas concéntricas que resaltan sobre el color blanco, y la roca toma la apariencia de las vetas de la madera. Esta arenisca se encuentra 110 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. en la cima de la sierra, dispuesta en capas que fueron cortadas por una an- desita hornbléndica micácea, idéntica á la que se encontró al empezar á subir la sierra, que tienen un rumbo de 22° JNT.O.-S.E. y un echado de 15° al S.O. Como se ve, estos estratos presentan su menor pendiente hacia el E. v están cortados, formando escarpes del lado del O. No existen las dos alas del anti- clinal, cuyo eje corresponde á la dirección de las capas y que coincidía proba- blemente con el eje de la cordillera, sino que solamente el ala izquierda del anticlinal es la que subsiste, habiendo sido destruida el ala derecha quizá en los momentos en que aparecieron las rocas ígneas más modernas del grupo de los basaltos. La roca que levantó la arenisca, es una roca do color gris de peí la ~q ue está dispuesta en capas, es decir, de estructura irregularmente pi- zanefía, ó pseudo— estratificada, que podemos considerar como lava andesíti- ca, que después pasa por diversos grados de textura hasta llegar á ser maci- za y porfídica. La an desita se extiende hasta 500 metros después del paraje Los Alisos en donde la cubre el conglomerado de destrozos de rocas ígneas mi A Timi An /-I I _ 1 -i-. que tienen el mismo rumbo de la arenisca y un ángulo de inclinación varia- __ » i J Lili CC I J Wj Ll I UU JLIIUIJ Jlclvl'-'ii » 1 ble entre 5 o y 30° y que buza constantemente al E. Este conglomerado llega i.a.i a e i alie de Huachinera y Babispe, en donde ocupa la base de la forma- ción del diluvio del valle, sin que pueda verse si hay discordancia deestrati- cacion entre este conglomerado y el acarreo del valle. Siguiendo el camino ce os Alisos á Huachinera asoma en una extensión do cerca de 2 kilómetros en el paraje de La Cueva. De Huachinera á Bacerac y Babispe, la formación es del diluvio: acarreo y ai cillas en todo el valle longitudinal que en otra época correspondió al tra- yecto torrencial del curso del río. TJ ~^ a ^ ls P e f ' 6 I a margen del río Bate-pito, cerca de su confluencia con el río de Babispe.— Deudo Babispe hasta el paraje de Tasaviri el camino va sobre lo- mas de acarreo y arcillas, que marcan el fondo del valle en épocas no muy ej arias, cuando el río recibía mayor caudal de agua de las dos vertientes que imitan el estiecho valle de Babispe y tenía la fuerza suficiente para trans- 1 i ai as inmensas cantidades de guijarros, grava y arena de que están com- puestas. El fondo del valle en donde el río ha obierto su cauce últimamente esta formado por capas de arcilla bastante compacta que pudiera emplearse en la alfarería. La diferencia del trabajo de aluvionamiento del río, puede me , e P or las dimensiones de la grava y arena, que sólo transporta hoy en las épocas de creciente, comparándolos con los guijarros, chinas y cantos que ansportaba cuando el rellenamiento de la profunda incisión que di ó origen al valle longitudinal en que están situados Huachinera, Bacerac y Babispe. La misma formación continúa hasta el cañón en que el río da vuelta á la coi dillera do Teras, y por el cual se comunican los valles de Batepito y Ba- bispe, ambos longitudinales ó principales. El lugar en que el río cambia su curso hacia el O. se conoce con el nombre de los Pilares, por haber en ese lugar un corte de la formación del valle, casi '■eitícal y de 60 metros de alto, en el cual el agua do lluvia ha labrado surcos 5 se BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 111 verticales paralelos, que dividen el paredón en columnas más ó menos regu* lares, de base cuadrangular. El corte descubre en este lugar, numerosas capas de espesor variable de to- ba-conglomerado, poco coherente, que alternan con otros capas de una are- nisca de grano grueso, y sobre estas vienen las capas de arcillas y acarreo del valle. Adelante de los Pilares asoman diques de roca de textura traquítica, con rumbo 60° JNT.E.-S.O., perpendiculares á la dirección del camino y completa- mente verticales en una parte de su trayecto y desaparecen después cubiertos por el conglomerado y arenisca, que forma el paredón dé la vuelta del río, que conserva su horizontalidad regular, como indicando que fueron depositados posteriormente á la aparición do la roca ígnea que forma esta parte de la cor- dillera de Toras. Sigue esta formación de trecho en trecho cortada por diques verticales que corren de 50° JN T .0.-S.E. y otros con 20° N.O.-S.E. En el paraje de la Cara Pintada, la andesita hornbléndica con mica, apare- ce en capas verticales con un rumbo de 20° A.O.-S.E.; y todos los cerros de los dos lados del camino hasta más de una legua de distancia están formados de la misma roca. Aquí se encuentra una andesita gris blanquizca que parece ser de una emisión anterior á la pardo rojiza que es la más abundante y cons- tituye los cerros mencionados. La andesita blanquizca está mucho más alte- rada que la pardo rojiza, su magma está casi transformado en arcilla y se la- ve cortada por la pardo rojiza. Esta misma roca continúa visible hasta el paraje de Chinovérachi, y su tex- tura sufre varias modificaciones hasta llegar á ser netamente porfídica; pues grandes cristales de feldespato se han segregado y se destacan en la masa ge- neral do la roca. La estructura es prismática imperfecta y las formas más co- munes son los prismas de tres y cinco caras; en los prismas de cuatro caras las bases no son cuadradas sino rombos y romboides, siendo esta última la más común. En algunos lugares la roca pasa á una brecha en la cual se encuentran em- pastados fragmentos de andesita de colores variados, y de diferentes texturas, que son indudablemente destrozos de eyecciones anteriores al continuar la eyección ó salida de la roca, la parte que se había endurecido ya, fué despe- dazada y los fragmentos cementados por la roca en fusión. Esta especie de brecha ó toba ígnea, tiene una dureza inferior á la de la roca maciza, á la cual pasa en algunos puntos, y su pasta feklespática está casi completamente trans- formada en arcilla, circunstancia que la hace muy á propósito para la talla v que se pueda emplear en las construcciones como material de muy buena calidad. Los conglomerados y areniscas de que acabo de hablar y que en otros puntos hemos encontrado debajo de las capas de acarreo y arcillas del valle, cubren por una extensión de 4 á, 5 kilómetros las rocas eruptivas que constituyen todos los cerros de las inmediaciones. Hasta más allá del paraje de Los Alisos, y á contar de esta parte del ca- 112 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. mino, se encuentra una roca basáltica de color negro agrisado y rojo, y de tex- tura ampollosa que pasa á amigdaloidc. En las inmediaciones de Eos Alisos, aparece una roca roja muy compacta, de la misma naturaleza que las descri- tas, pero que parece haber cambiado su textura por influencia del calor dcs- 2 ?rendido de las rocas en el momento de su aparición, pues se encuentra for- mando un gran dique entre la andesita, con una dirección de 45° N.Ü.-S.E., y un echado al ]NT.E. do 75°. Sigue desde este lugar á los lados del camino y extendiéndose á una distancia considerable, la roca basáltica que hemos men- cionado de Los Alisos. Las depresiones del terreno están cubiertas por el conglomerado y arenis- ca plio cena ?, con un rumbo de 15° JX.O.-S.E. y echado al S.O. de 35° que ade- lante cambia hasta llegar á 20°. Hay puntos en esta región en los cuales se ve el conglomerado y toba arenosa cubiertos por acarreo y arcillas del dilu- vio, mientras que el conglomerado, etc., -forma un ángulo de 25° con el hori- zonte. Esto prueba que aquí hubo una interrupción entre el depósito del con- glomerado y arenisca que referimos al Plioceno, y el acarreo y arcillas que son indudablemente del Cuaternario. Estas rocas cubren todo el terreno has- ta el paraje clel Pedregoso situado á la orilla del río Babispc. Entre el Pedregoso y la margen del río Batepito aparecen formando las eminencias que separan este paraje del valle de Batepito, que es la continua- ción hacia el fe. del valle longitudinal de San Bernardino, las rocas eruptivas con sus diferentes texturas que en otra parte se describen; y las capas do aca- rreo y arcillas, so extienden en todo el valle formando las colinas y lomeríos de circumdenudación que lo limitan por el E. y O. Al entrar al valle se en- cuentra un corte natural que remeda un tanto al tajo de hTochistongo, pero cuyos estratos no son de la misma composición; aquí no se encuentran las to- bas pomosas y tobas con bol del tajo de JNTocliistongo, sino capitas numerosas de margas y arcillas con intercalaciones de una roca silizosa, muy compacta, que parece á primera vista una caliza de agua dulce (toba caliza silizosa), pe- ro que está constuída por síliza en su mayor parte. Esto hace que so encuen- tren alternando capas de diferente resistencia y que sobro una capa de roca resistente vengan una ó más de roca deleznable, y que el aspecto del corto ten- ga mucha semejanza con el tajo de Nochistongo. Desde la margen del río Batepito hasta San Bernandino, el camino que se- guimos fue á lo largo del valle y sobre los lomeríos que forman la falda de las sierras La Cabellera, Pitaycachy, Los Embudos y Guadalupe, que son la continuación de la cordillera de Toras, de la que solamente la separa la cortadura hecha por el río para verter sus aguas en el valle do Batepito. To- das las sierras mencionadas están formadas de rocas eruptivas del grupo de las andesitas y solamente encontramos entre Los Embudos y las montañas de Guadalupe, una sierrita de capas de caliza gris cenicienta compacta y fosi- lífera. Por los cantos rodados que pude inspeccionar en las barrancas que ba- jan de ella, no me cabe duda que se trata de una caliza cretácea y muy pro- bablemente de la serie Comanche recientemente establecida por el distinguí- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 113 do paleontólogo del Geológica! Survey de los Estados Unidos, Dr. C. A. White, en su exploración del Cretáceo en el S. y S.O. de los Estados Unidos. De San Bernardino á Fronteras . — Las casas del nuevo rancho de San Ber- nardino están construidas sobre nial país, lava escoriosa, probablemente ba- sáltica, que forma las pequeñas lomas que encierran la ciénega de San Ber- nardino por el A. y limita por el mismo rumbo el valle de San Bernardino y Batepito. Este malpaís es probablemente el limite S. de una gran corriente de lava procedente de cerros situados hacia el A., por ser esa la dirección en que se extiende el malpaís, que termina inmediatamente junto á las ruinas del rancho antiguo de San Bernardino, situados casi al S. del rancho nuevo, construido en territorio americano. El camino para Fronteras sale al O. del rancho, y después de cruzar cerca de su extremidad A. la pequeña sierra conocida con el nombre de San Ber- nardino y cerro de Gallardo, y que corre con un rumbo de 25° á 30° A. O. pasa al valle de Agua Prieta, valle longitudinal de constitución geológi- ca idéntica á la del valle de San Bernardino, con dirección general de 25° A. O. En la falda del cerro de Gallardo se encuentran rocas sedimentarias cu- yos elementos proceden de las rocas ígneas que constituyen la pequeña sie- rra que separa los dos valles, y que se presentan dislocadas, completamente verticales, con un rumbo de 10° A. O. Adelante y para bajar al valle de Agua Prieta, se ve un cerro formado de roca ío-nea, que tiene el aspecto estratificado, con dirección E-0 é inclinación de 70° al S. En los demás cerros de las inmediaciones, rocas ígneas hicieron su aparición, según líneas que corren 10° A.O. é inclinación siempre hacia el O. bajo ángulos variables entre 75° á 90°. Aparece en seguida una toba conglomerada ígnea, casi horizontal, ligera- mente inclinada hacia el E., y que algunas veces forma ángulos de 10° con el horizonte y otras de 30°, ó los comprendidos entre ésta y la anterior inclina- ción. Las capas están sumamente plegadas, y los pliegues son muy irregula- res Ao habiendo encontrado fósiles en estas rocas, ni conociendo con exacti- tud la época de aparición de las rocas ígneas modernas que acentuaron el relieve de esta parte del continente, no podemos fijar con certidumbre la época en que se formaron las rocas sedimentarias de que nos venimos ocupando. Por la circunstancia de estar directamente cubiertas por el aluvión y arcillas del Cuaternario del valle, y haber sido dislocadas por rocas ígneas, cuya apa- rición no data probablemente de época anterior al Plioceno, las referimos provisionalmente al 1 lioceno. . , , . . Valle de Agua Prieta.— Y alie longitudinal limitado al O . por la sierras Prie- ta y la Mora, que corren con un rumbo general de ¡30° A. O., y al L. está limitado por’las sierras del Gallardo, San Bernardino y la Ceniza, con un rumbo o-eneral de 25° A.O. en el tramo comprendido entre la línea divi- de los Estados Unidos y el rancho de Cahuiyona. La constitución soma geológica de este valle, así como de otros transversales más pequeños y en N°f 4, 5 y 6—15 114 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. general de todas las depresiones comprendidas en la rogión explorada, es la del diluvium que se ha descrito en otras partes. La formación del ralle se extiende sin interrupción alguna pasando por el pueblo do Fronteras hasta el rancho de Turicachi. En la falda de la sierra de Cahuiyona que queda al E. del camino de San Bernardino á Fronteras, y en las lomas que limitan al O. el vallecito de Ca- huiyona, se dejan ver las tobas arenosas, verdaderas capas do arena, de dis- tintos gruesos que en el valle de Batepito hemos encontrado debajo del alu- vión y arcillas del diluvium. Estas arenas cubren las tobas conglomeradas, cuya edad hemos referido con duda al Plioceno. Hasta llegar á Fronteras el camino continúa por el fondo del valle, muy pegado á los lomeríos de circumdenudacion, que lo limitan al O. y cuya altu- ra, uniformemente igual de los dos lados del valle, traen sin esfuerzo alguno á la imaginación la sucesión de los diversos fondos ó niveles del vallo, en el cual se ha labrado definitivamente su álveo el pequeño afluente del río Fron- teras que corre por él. I)e Fronteras á Moctezuma . — Como se ha dicho anteriormente, la formación de Fronteras se continúa sin interrupción hasta Turicachi en donde apare- cen las rocas ígneas andesítícas y basálticas cuya textura varía entre porfídi- ca, ampollosa y amigdaloide, que forman las eminencias que circunscriben al valle de Fronteras por el O. Adelante de Turicachi se encuentra el cerra de los Nichitos, formado de rhyolita ? blanca alterada, que puede muy bien ser una andesita cuya abun- dancia de cuarzo provenga de la descomposición muy avanzada de la roca; pero que es difícil decidir por la simple observación macroscópica de la roca, siendo el estudio micrográfico de la misma el que decida de la verdadera na- tuialeza de ella. Ilay además en el mismo cerro una andesita de color gris que corta y envuelve á la anterior. Desde este punto hasta 3 kilómetros en la dirección del camino hacia el E., se extiende una loma de lava rojiza más ó menos ampollosa é idéntica á la e Turicachi. Los demás lomeríos que se descubren desde el camino, están orinados de acarreo de grandes cantos y guijarros en la base y cubiertos por gravas y arenas, sobre las cuales vienen las arenas y arcillas más modernas que se extienden en los valles. iJe los Atela tos al rancho de la Pera . — Formación del diluvium, y adelante, en los dos lados del camino, lomas formadas de brecha ígnea, probablemen- te andesítica y de color rojo pardusco. Esta brecha envuelve fragmentos de una roca gris que es indudablemente la misma andesita, pero sin haber su- íriclo alteración ó metamosfismo. Esta formación continúa hasta el cerro del Iflgía, formado do una andesita de color gris claro, que tiene un rumbo de 35° b .0., y en la cual se ve muy marcada la estructura fluidal ó en corriente del magma imperfectamente cristalizado de la roca. Siguen lomeríos de andesita, en parte cubiertos por acarreo y arcillas del Cuaternario, que viene á terminar en la base de un pequeño lomerío de una BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 115 roca de textura ampollosa, de color gris claro, que debe referirse á una varie- dad de textura del basalto plagioclásico, pero cuya naturaleza se determina- rá con exactitud cuando se liaga el estudio micrográñco de las rocas colecta- das en esta exploración. Esta roca está cubierta por una brecha ígnea, sobre la cual viene una alternancia de capas de toba arenosa de diversos gruesos; y finalmente, en la superficie una capa de brecha de elementos más pequeños que la que descansa sobre la roca ígnea. Estas capas son más jóvenes que la roca ígnea en que se apoyan, pues envuelven cantos y guijarros de dicha roca. Adelante aparece una roca gris azulada, andesita hornbléndica, que corre con 10° A.O. y que se inclina 21° al O. El camino continúa por el fondo de unaca nada, formada por cerros constituidos por rocas andesíticas, que tienen un rumbo de 30° A. O. que varía en algunos tramos y pasa á 25° A. O. El rumbo y echado do la roca cambian de un modo muy notable si- o-uiendo el camino hacia el valle, al grado de no poder saber con certeza en la parte baja de los cerros, la dirección de la abertura que dió salida á estas rocas. Vuelven el acarreo y arcillas del diluvium á aparecer en esta porción del camino, extendiéndose hasta las inmediaciones de Churunibabi, en donde se encuentra la brecha azulada y verdosa que hemos recorrido en la falda de la cordillera de Teras, levantada por el basalto. Continúa el acarreo y arcilla en el fondo de la cañada, y las rocas andesí- ticas en los cerros que la forman, hasta llegar al mineral de Aacosari, en donde predominan rocas verdosas que se han descrito en México, como pór- fidos dioríticos y antibélicos, y que en mi concepto no son sino variedades de textura de andesitas anfibólicas; esto mientras el estudio al microscopio re- vela su verdadera composición, pues es bien sabido lo expuesto que es clasi- fican’ las rocas por sus caracteres exteriores, tanto más cuanto que en México he tenido oportunidad de descubrir que muchas de las rocas que se han cla- rificado como traquitas y pórfidos traquíticos, y en las cuales se presentan místales de feldespato que tienen todo el aspecto de la variedad de ortoclasa, ° se conoce con el nombre de sanidino, están compuestas en su mayoría de feldespatos plagioclásicos, y no es sino por excepción que se encuentra el sa- m Desde Aacosari hasta el valle de Cumpas continúan estas andesitas, que á son claramente porfídicas y á veces afaníticas, semejando en todo á las ' eCGS ’ recordar su textura se les ha dado el nombre de afanitas. F1 valle ele Cumpas es un valle estrecho que continua el valle deMoctezu- al cual se une por la cañada en que se encuentra, el pueblo de Jecorí y o ío es de la misma naturaleza que el valle de Moctezuma, cuya dirección me- dia sio-ue con bastante aproximación. En todo el valle sólo se ve la formación del diluvium ya descrita, y no es sino después de haber dejado á Cumpas que el camino corta sobre rocas ampollosas amigdaloides, que pasan á rocas maci- zas de textura porfídica, las cuales desaparecen á poco andar cubiertas por la 116 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. formación del valle, que se extiende hasta adelante del rancho La Galera en donde se levantan lomas de lava. Continúan después, del lado izquierdo del río y á lo largo del camino, ce- rnios formados de la roca andesítica amigdaloide que se describe en otra par- te como constitutiva de la sierra de Bacachi. Al cruzar el camino del río de Moctezuma en el pueblo de -Jecori, se en- cuentran á ambos lados cerros formados por corrientes de lava, de las cuales se distinguen con bastante claridad las cuatro capas superiores compuestas de una roca compacta gris de estructura fluidal en la base y cscoriosa y de color rojizo en la parte superior, teniendo cada corriente de lava un espesor que va- ría entre 5 y 7 metros. Estos cerritos de lava continúan del lado derecho del río, pero del lado iz- quierdo por donde va el camino á Moctezuma desaparecen á un kilómetro y medio de Jecori, cubiertos por el acarreo y arcilla, que alcanzan juntos un es- pesor de 25 metros. Desde aquí empieza á ensancharse nuevamente el valle y no se ven ya más que ornas bajas, do altura casi uniforme y do pendiente muy suave, que se ex renden poi un lado hasta la sierra de Bacachi, y por el otro, pasando por , ^Aezuma, hasta la sierra de La Madera, que separa á Moctezuma de Toni- ra ri. stas lomas están formadas de acarreo y de arcillas, deben su forma y cimensiónes ala acción erosiva del agua corriente, muchísimo mas poderosa y ac iva á piinc-ipios del Cuaternario que en la época actual, en que ha veni- c o a c isminuir tanto su energía, que sería un mal factor si lo empleáramos paia mee 11 la poderosa acción que ejerciera cuando el rcllenamiento do los va es y e asurcamiento posterior de ellos, para dar salida á las aguas reco- 0 ic as poi las vertientes de las numerosas sierras que se encuentran en esta región del país. hierra del Boatachibe (tierra floja).— Continuación do la sierra de Bacatcte- 3e (carrizo largo) está compuesta de rocas eruptivas modernas del grupo do andesitas micaciferas, bastante alteradas en la parte superior, que adquie- ren las propiedades de una cantera de muy buena calidad, pero que no se en- cuentra en este estado con abundancia. Los- cerros presentan en la superficie un aspecto de cerros compuestos de rocas despedazadas. Las rocas tienen diversas texturas, andesíticas, más ó menos porfiroide en la parte inferior y semividriosa y vidriosa en la parte superior. La fisonomía de las sierras es la de una montaña estratificada, debido á las corrientes de lava superpuestas. La roca tiene muy marcada la textura flui- dal y la estructura tiende á la forma prismática. La dirección media de la «lena es de 30° N.O. La roca aparece en capas verticales en uno de los |j eilos con un rumbo de 20° N.O. que es casi el de la sierra. Respecto de Ja edad de estas sierras parece lo más probable que hayan aparecido á fines del Mioceno ó principios del Plioceno. En la superficie de la roca lo mismo que en las junturas hay una costra de liialita y cuarzo hialino. Torín en la margen derecha del río Yogui: — Terrenos de acarreo y arcillas BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 117 del cliluvium, entre las cuales sobresalen lomitas de basalto ampolloso y es- corioso. En las inmediaciones se encuentra el cerro del Corasepe de basalto y el del Onteme (cerro brojudo) que parece estar formado también de la mis- ma roca. De Torin á Buenavista . — Cuaternario en la llanura y basalto de diversas texturas en las lomas y cerros, de los cuales algunos llevan en la parte supe- rior capas de destrozos de rocas ígneas. A la derecha del camine andesitas. Buenavista está situado sobre una pequeña loma formada de conglomera- do, igual al que se ha descrito de Oputo y he referido al Plioceno. De Buenavista á Cianúrica . — -El Cuaternario descansa sobre el conglomera- do que he citado, que se encuentra en capas de inclinación muy débil hacia el A.E. y en el arroyo aparece una cantera roja y una zona gris que parecen sel- la misma roca y que provisionalmente refiero al basalto ojoso, pues está su- mamente alterada. Dirección 20° A. O. como la general de las sierras de esta parte del Estado de Sonora, Adelante aparecen reventazones de granito que forma lomas bajas limita- das por cerros de roca ígnea del grupo de las andesitas. Cortando al granito viene una roca verde que tiene el aspecto de una diabasa, que unas Aceces for- ma diques de 0 m 50 á l m 00 y otras adquiere un notable espesor hasta consti- tuir por sí sola lomas de poca elevación. La estructura varía desde granitoi- de á apizarrada afanítica de color verde, pasando por un estado porfiroide muy marcado, y en algunos lugares se asemeja al granito hornbléndico. Esta roca se extiende á ambos lados del arroyo cosa de 2 leguas. De Suaqui á Los Bronces . — La misma formación anterior hasta 4 kilóme- tros próximamente, donde al salir del arroyo se pasan lomas rojizas de gra- nito sumamente descompuesto, por cuyo motivo más bien parecen lomas de arenisca que de granito. De trecho en trecho se ven diques de granito cripto- cristalino y vetas de cuarzo. Adelante asoman rocas andesíticas (porfídicas) rojas metamorfizadas, apizarradas, muy trastornadas y vienen después los con- o-lomerados y areniscas pliocenas ? con rumbo dominante 35° A. O. y echa- do de 30 á 20° S.O., que cambia á poco andar por 5 ó 10°. Encima de es- te viene el acarreo del Cuaternario, compuesto de grandes cantos y finalmen- te las arcillas y margas modernas. La potencia del Plioceno es de 80 metros en algunas partes y el diluvium adquiere un máximun de 7 á 10 metros. Continúan las rocas pliocenas con rumbo de A.-S. y echado al E. de 15° á 30° sumamente onduladas. D snués del rancho de las Gruasinas aparece una roca que tiene todo el as- pecto de un basalto, pero que probablemente es una anclesita de piroxena y hornblenda, á juzgar por las impresiones que han dejado en ella cristales alár- onlos prismáticos que parecen ser de hornblenda descompuesta. En las inmediaciones del rancho El Limón vuelve á aparecer el conglome- rado plioceno y después sigue la roca rica en hornblenda, pero con mayor can- tidad de hornblenda que la que tenía al principio, 50° N.E. vertical y 75" N.E. verticales. 118 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Entre “Lo cíe Ocanrpo”y S. J avier empieza la formación del Triásico compues- ta de arenisca y pizarras muy semejantes á las del Matzitzi; aparece conglo- merado cuarzoso, etc. á la altura de 1065 metros. La formación de arenisca y pizarra caliza más ó menos negra ó verdosa, se extiende hasta San Javier y continúa rumbo á Los Bronces. De San Javier á Los Bronces . — Adelante de S. Javier aparece cortando las pizarras y areniscas del Triásico una roca hornbléndica de diversas texturas, pero predominando la granitoide, que parece ser una cliabasa. Las pizarras tienen un rumbo de 30° J\ T .0 y echado de 15° al A.E. Las dioritas ó dia- basas tienen la misma dirección. En el arroyo de Los Bronces á inmediaciones del Mineral del mismo nom- bre se encuentran numerosas minas de carbón establecidas sobre capas del- gadas intercaladas en la pizarra. La pizarra aunque cargada de fierro lleva impresiones de heléchos y cycadeas. Arenisca de grano fino y pizarra negra al- ternan repetidas veces. Debajo de la arenisca está ha capa de carbón. B limbo 20 1N .E. echado 35° S.E. Alternancia de capas de pizarra con carbón en capas de 2 m 20 de potencia, carbón de buena calidad. En la cima de la formación de pizarra viene un conglomerado de cuarcita de pasta ó cemento constituido por arenisca cuarzosa, enteramente semejan- te á la arenisca cuarzosa que alterna con la pizarra. La pizarra es sumamen- te calcáiea en la parte superior y entonces tiene un color verdoso ó rojizo y está desprovista de carbón; debajo aumenta su proporción en arcilla y enton- ces adquiere á veces el color rojo vivo que le comunica el sexquióxido de fie- ií o, pero mas comúnmente se tiñe de negro por la presencia del betúm. 1 Atlántico, capa de 10 pies de espesor de carbón de muy buena calidad; á 2 pies del manto se encuentra constantemente una capa de pizarra negra con impresiones. El rumbo es de 5 o A. O. y el echado de 27° al S.E. El piso es de pizarra que descansa en arenisca y el techo es de pizarra. En la capa de pizaira (caballo) se encuentran hilos de pirita que también existe en el car- bón aunque irregularmente, siendo en algunos puntos muy abundante. El carbón está aveces completamente teñido de rojo y lleva pegaduras de ocre lojo en las caías de iractura. La oxidación de las piritas engendra caparrosa, sobre todo cerca de la superficie y de la puerta de la mina, es decir, allí don- de el acceso del aire es más fácil y continuo. Longitud explorada 100 metros sobiela cabeza de la capa con 9 pozos que la cortan en los lados. Mina la America ó Palo Prieto . — Carbón de buena calidad, nodular, lustro- so, de lustre resplandeciente, fractura concoidea más ó menos perfecta; ligero, de color negro en la raspadura. Este carbón parece haber sido más bitumino- so pues se notan las transiciones de carbón bituminoso á hulla antracitosa ó hulla seca; y en un mismo ejemplar se ven capitas de diversas texturas de carbón. Este carbón es más puro en la capa cpie el del Atlántico y lleva me- nos pirita que él. Elete de 138 kilogramos (1 carga) á Las Animas $0.62, y el tumbe de una BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 119 tonelada $1.00. De Cumberland á Las Animas flete de 138 kilos, $0.37 y $0.18 á Los Bronces. Rumbo de la capa 15° N.E. con 25° echado al S.E. En el techo are- nisca de grano fino de color verdoso y en el piso diorita, que he encontrado dislocando las pizarras y la capa del Atlántico. El espesor de la capa es de 4 m 90 aunque no toda ella es puro carbón, pues hay algunos hilos de pizarra negra con hilos de pirita. Inmediata á las capas hay un -cambio de rumbo que echa la pizarra de A. á S. y por consiguiente indica que hay una falla. El echado cambia de 25° á 35°. En el arroyo ele Taralmmare se encuentra la mina antigua de Sta. Clara, que está abierta en una capa de carbón inclinada unos 25° ó 32° al S.E. y co- rre 10° N.E. El espesor de la capa es probablemente de 2 m 20. El carbón es de buena calidad y aunque lleva alguna pirita diseminada ésta no es tan abundante como en algunas otras minas, que modifica sensiblemente el peso específico del carbón y produce cenizas muy ferruginosas y corrosivas que destruyen las barras de las parrillas. Esta parece ser la capa de la América en la zona de Los Bronces ó de La Higuera. Otra mina de la posesión de la zona Sta. Clara presenta la capa con un echa- do de 22° al S.E. y de 15° N.E. Carbón de buena calidad, hulla seca que se quema en las calderas en la mina Noche Buena. El espesor de la capa de carbón es de 2 metros y se encuentra intercalada entre capas de pizarra bitu- minosa en el alto y en el bajo siendo menos carbonosa y teniendo el aspecto de CStjGclt'lt'cl i 55 £11 1 ct* Primera boca de la Guásima en la margen derecha del arroyo deTarahu- mare: capa de carbón de 3 metros de espesor con rumbo N.E.-S.O. é inclina- ción de 22° al S.E. Secunda boca de la Guásima en la misma margen del arroyo de Tarahu- mareT capa de carbón de 3 metros de espesor rumbo 20° N.E. y echado 35° al S.E. Tercera boca de la Guásima: en el mismo arroyo y margen que la anterior; rumbo y echado iguales y carbón de calidad suprema. Entre Tarahumare y San Antonio de la Huerta, alternancia de pizarra y arenisca con rumbo 35° N.E. y 30° á 45° echado al S.E. La formación de pizarras y areniscas continúa hasta 3 kilómetros antes de lleo-ar á San Antonio do la Huerta, en donde aparece una roca que tiene el aspecto brechiforme y de un pórfido descompuesto. Esta roca disloca las piza- rras y sigue hasta San Antonio. Las pizarras y areniscas cambian mucho su rumbo yechado, siendo el primero de N.E. á S.O. 20° y también de 35° N.O. y el echado al E. y N.E. de 35°á 90°. Hay lugares en que corren casi de E á O Las pizarras son sumamente arcillosas cerca de la superficie y de co- lores sumamente vivos, de diversos tonos de amarillo y rojo, presentándose unas veces los dos colores en una misma capa y otros alternando. Las arenis- cas de grano grueso forman bancos de 5 á 7 metros de espesor, compuestos de diversas hiladas alternativamente gruesas y finas y adquiere en algunos el as- 120 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. pecto y solidez de una cuarcita y en otras hiladas pasa á una brecha de gui- jarros chicos y grandes. He visto intercalada y muy en la superficie capas de conglomerado, que en otros puntos está en estratificación discordante con las pizarras y que proba- blemente es accidente á consecuencia del resbalamiento del conglomerado sobre la pizarra, que tiene casi igual inclinación. Las pizarras tienen la apa- riencia de las famosas margas irisadas del Keuper. En la ribera izquierda del río Yaqui y enfrente de San Antonio de la Huer- ta siguen las areniscas y pizarras con rumbo 30° jNT.E. y echado al E. de 15° y después S. 45°. En el vado de La Cruz se encuentran capas verticales de arenisca, piza- rra calcárea silizosa y piedra lídica, como las capas cretáceas deTchuacán. La piedra de toque forma capitas de espesor de 2 á o y 15 centímetros que alternan en número sumamente grande. En este punto se ve la cresta del anticlinal y empiezan las capas á inclinarse al H. y S. ó ya en ángulos va- riables entre 80° y 30°. Sóbrela roca alterada parda rojiza (morada), que es una andesita, viene un conglomerado que buza bajo un ángulo do 15°. al HE. _ continuación vienen lomeríos de granito porfiroide y de grano fino con diques de granito hornbléndico muy cargado de hornblenda, y en esta clase de loca está abierto el cajón del Carrizo. Entre el granito que está todo atrave- sado de vetillas de feldespato que se cortan bajo todos los ángulos posibles, se levantan crestones de cuarzo graso sumamente blanco ó blanco azulado. A consecuencia de las numerosas vetas que lo atraviesan, se divide en poliedros de dimensión casi uniforme. Adelante, siguiendo la cañada, la diorita ó sienita predomina sobre el granito y desaparece debajo del conglomerado que hemos visto en Teras y Cumuripa. Sobre él está el rancho La Vinatería del Sásachi á 600 metros de altura. En el punto en que se aparta el camino de Arivechi del de Bacanora, se ve un basalto hojoso levantando el conglomerado que hemos referido al Plioce- no. Entre este lugar y el Sásachi asoman de vez en cuando areniscas calcá- reas y pizarras que pertenecen muy probablemente al Cretáceo. El basalto continúa unas veces coronado por el conglomerado del Plioceno y otras enteramente á descubierto y al llegar á La Vinatería de Paterna ñeco asoma una reventazón de granito que queda cubierto en parte por el conglo- merado del Plioceno. Cerro de las Conchas á 8 kilómetros de Arivechi (hormiga amarilla): for- mación de pizarras arcillosas y calizas pasando por margas, de color blanco amarillento sucio, ferruginosas, que forman capas que alternan con otras de arenisca calcárea bastante resistente. El cerro de Las Conchas está al S.E. del pueblo de Arivechi. Las capas fosilíferas se encuentran á 600 metros de altura en el pueblo y continúan 250 metros mas arriba rumbo 3ST. 20° O. El rumbo de la sierra aquí es de H. á S. BOSQUEJO GEOLOGICO DE MEXICO. 121 De Arivecki á Sahuaripa el camino va por el río de Saliuaripa que ha la- brado su cauce en unas lomas de conglomerado y areniscas del Plioceno so- bre las cuales descansan en estratificación concordante las arcillas con detri- tus del Cuaternario entre las que se lian encontrado osamentas de elefante. Estas capas no son horizontales sino que están inclinadas bajo un ángulo de 5 o próximamente hacia el E. Las lomas formadas por estas rocas están circuns- critas por lavas basálticas muy escoriosas que avanzan algunas veces hasta la margen del río. Sahuaripa está situado sobre una loma de la misma constitución que las anteriores, á una altura de 275 metros. Entre Sahuaripa y Bacanora, á 5 kilómetros del primer punto, se cruza una sierra que presenta sus estratos inclinados hacia el S.O. bajo ángulos com- prendidos entre 10° y 18°. La dirección délas capas que es también la de los cerros es de 30° A. O. Los estratos están formados por una pizarra roja y pardo-rojiza sobre 'la cuál vienen pizarras calizas y caliza compacta gris cenicienta y azulada. Adelante á 12 kilómetros de Bacanora empiezan los ba- saltos ampollosos y las rocas eruptivas del grupo de las andesitas; y en la parte baja y cerca del arroyo, el conglomerado grueso que hemos referido al Plioceno. fio?/ o pa. (Mineral). — Pizarras metamórficas (pliillades) formando un anticli- nal orientado 50° A. O. Parece haber sido una micapizarra ó pizarra arcillo- sa - hoy conserva un lustre de seda como las pizarras satinadas, aunque no es común el lustre pues abundan las pizarras mates. De Soyopa á Tecorijpa . — Pizarras metamórficas con rumbo 50° A .0. y echa- do al E. y granito que se presenta en capas levantadas y como si hubiera si- do sedimentario, pero debido á los cruceros de las rocas, y orientado A. 25° O y después conglomerado rojo del Plioceno y Cuaternario arriba. J)e Tecori/pa á San Marcial. — Formación de arcillas, margas, etc. del dilu- vium y en algunos parajes conglomerado del Plioceno Antes de llegar al ran- cho La Cuesta aflora el granito hornbléndico que hemos encontrado en otros mtos Los cerros parecen estar formados de rocas eruptivas, probablemente ^n desitas en unos y basaltos en otros; siendo estos últimos los que han atra- vesado el conglomerado plioceno. Al llegar á San Marcial, 4 kilómetros an- tes el camino pasa por una ceja de roca ampollosa sumamente descompues- ta que parece haber sido un basalto. C Mina del Lápiz cerca de San José de Dimas . — Capas de grafita muy delga- t m torculadas entre capas de una roca de arcilla apizarrada y arenisca ver- S y con un rumbo N. 75° O. 35° N.O. y 40° echado al S. Desde antes de la mina El Lápiz hasta el rancho El Cajón, granito horn- bléndico muy cargado de hornblenda en el Cajón y muy pobre en hornblen- da cerca de la mina El Lápiz. N°f 4, 5 y 6—16 122 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. San Luis, Nuevo León y Tamaulipas. I)e Catorce hasta el rancho de la Boca. — Filades, caliza apizarrada y com- pacta de color gris negruzco, fétida y desprovista de fósiles, muy cargada de concresiones silizosas y atravesadas por bandas de piedra lídica, dispuestas paralelamente á las capas de caliza. Los estratos están sumamente disloca- dos, formando pliegues de diversas figuras y dimensiones: unas veces son pliegues derechos, otras oblicuos y aun invertidos, volteados en su mayoría hacia el N. 15° E. En algunos puntos se conservan los pliegues anticlinales íntegros formando bóvedas, que se enlazan entre sí por medio de pliegues in- versos variando en su anchura hasta pasar á anticlinales. Los núcleos de los pliegues directos son los que se observan con más frecuencia, los de los anti- clinales apenas me ha sido posible verlos en dos ó tres puntos. El caso más frecuente ó general es de los pliegues directos y anticlinales descopetados pol- la erosión, haciendo el efecto de que las capas presentan en la actualidad una disposición que de vertical p>asa á divergente, en los sinclinales, formando pliegues compuestos en abanico. El aspecto general de la caliza, es el déla caliza cretácea de cerca de México, y la abundancia de piedra lídica hace más completa la semejanza, al grado de que si no fuera porque he visto la transición de esta caliza alas pizarras cali- zas y areniscas margosas fosilíferas de Catorce, Alamitos, etc. y en los que he vis- to Perisphinctes, probablemente de la especie plicatilis de Sowerby, fosiliza- dos en piedra lídica, hubiera tomado sin vacilar esta caliza por cretácea; pe- ro la circunstancia que acabo de mencionar y la destitución absoluta de fósi- les que autorizan la referencia de dicha caliza al Cretáceo, hacen considerarla como ¡perteneciente, con las pizarras y areniscas que están subordinadas, al sistema Jurásico y á su parte superior; pues como he indicado ya, las calizas compactas pasan insensiblemente á pizarras calizas, y estas cargándose más y más de arcilla, pasan por el estado margoso hasta terminar en verdaderas filades por sus caracteres exteriores. Según las observaciones que tuve la oportunidad de hacer en las filades de distintos puntos éstas van perdiendo su estructura esquistosa ó pizarreña im- perfecta, á medida que se les encuentra en puntos más y más elevados hasta llegar á adquirir el carácter de las margas, tanto por la abundancia de cal que contienen, como por la estructura que de esquistosa pasa á desmoronadiza, y esto con lalparticularidad que presentan las margas de descomponerse en frag- mentos que tienden á formas geométricas más á menos irregulares. El grano varía también de pelítico como en la base, á arenoso fino en la parte superior Estas pizarras arcillosas (filades) aparecen á alturas que van siendo mayores, cuando se hace el ascenso de la sierra, de tal manera que en la falda están enteramente cubiertas por la caliza que se presenta compacta, en bancos po- derosos y muy cargada de sílice, sumamente dislocada pero con sus pliegues volteados hacia el eje de la sierra; y una vez que se ha subido unos 100 me- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 123 tros en unos talwegs y en otros 200 metros ó más, empieza á asomar lafilade, que alcanza su mayor altura en los cerros ele los Angeles, etc., que rodean 4 Catorce, para seguir una marcha contraria en la otra vertiente de la Sierra de Catorce. Del Rancho de La Roca á Matehuala. — La caliza queda cubierta por pode- rosa formación aluvial y diluviana. De Matehuala á rancho del Cerrito. — Aluvión y diluvium, constituido por arcillas margosas y légamo que forman todo el estrecho valle de Matehuala. En el rancho del Cerrito empieza la falda occidental de una sierra orientada 18° jNT.O. con su mayor pendiente hacia el JNT.E. La roca de que están for- mados los cerros que quedan á uno y otro lado del camino es una caliza compacta, gris cenicienta y fosilífera, dispuesta en capas inclinadas hacia el valle y dirigidas 18° JNT.E.; en el rancho de La Viuda el echado varía entre 15° y 32°. Del rancho de la Viuda á Doctor Arroyo (Valle de la Purísima). — Continua la caliza encubierta por el diluvio, pero en partes asoma presentando todos los caracteres de la caliza que corona la formación de Catorce, y que ya he- mos dicho se asemeja á la caliza cretácea. La población de Doctor Arroyo es- tá situada en un estrecho valle que corre de V. á S. y tiene 6 kilómetros de ancho; quedando la población en la falda casi de la sierra que limita el valle por el lado E. De Doctor Arroyo á Miquihuana. — El camino pasa por la falda de una sie- rra caliza de capas plegadas y las rotas están verticales con un rumbo de 20° N'.O. Las sierras del Viejo y la paralela que queda al E. de la anterior, así como la de Bustamante, están orientadas 40° JNT.O. en la del Viejo y 20° á 25° JNT.O. las otras dos. En los estrechos valles que quedan com- prendidos entre ellas se hallan establecidas haciendas y ranchos, siendo de todos el vallecito de Hacienda del Carmen el de mayores dimensiones, así como también en el que el aluvión y diluvium tienen mayor espesor. La roca cretácea es una caliza compacta, fétida, de color gris ceniciento á neoi‘0 azulado, enteramente desprovista de fósiles, en las lomas por cuya fal- da pasa el camino; pero del mismo aspecto que la caliza que en Catorce viene encima de las filades aunque más escasa de piedra lidica y en algunos pun- tos sobre todo en las inmediaciones de Miquihuana, siguiendo el camino, to- talmente desprovista de piedra lidica. En Miquihuana en la falda de la sierra del mismo nombre he encontrado cantos y guijarros rodados de una caliza granuda, verdoso-amarillenta, féti- da muy rica en Grypliaeas que se asemejan á la Gryphaea Pitcheri Morton.La roca misma tiene el carácter de la arenisca y calizas del Cenoniano délos Esta- dos Unidos en que se encuentra la gryphaea anterior. De Palmilla d Jaumave. — Calizas iguales á las de Miquihuana. De Jaumave á La Muía (inmediaciones) .—Cuaternario reciente, descansan- do sobre pizarras arcillosas y calizas. De La Mudad Las Minas . — Continúala caliza desprovista de fósiles, que be- 124 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. mos venido encontrando desde Catorce. En Las Minas aparece una pizarra roja á ia altura de 1050 ra alternando con un conglomerado rojo y pintado de verde, semejante al “Frijolillo” de Gruanajuato. Este conglomerado pasa á una arenisca roja de grano grueso y fino y toma en algunos puntos un color gris, pareciéndose entonces á la roca de Catorce que Burkart designó con el nombredegrauwacksó vacia gris. Pasado el rancho Las Minas y á una altura de 1000 metros asoma una reventazón de una roca esferolítica de color que varía entre blanco moteado de verde y verde á rojo pardusco, que parece ser anterior al depósito de la pizarra, pues que ésta así como el conglomerado que con ella alterna, contienen la substancia verde que sirve de cemento en la ro- ca ígnea. La pizarra está subordinada á la caliza compacta de fractura astillosa y co- rroída en lo general, observándose perfecta conformidad en la estratificación. Esta concordancia está muy claramente manifiesta en el recorte del cerro pa- ra la apertura de un camino carretero que está en construcción de Victoria á Palmillas y Tula. Allí las capas de pizarras y las do caliza están sobrepues- tas y plegadas, notándose la uniformidad de estratificación. Las crestas de los pequeños anticlinales en este punto tienen la orientación 5 o IX. O., y adelante pasan á 5° 1X.E. Las capas se presentan inclinadas bajo un ángulo de 45° cerca de los anticlinales, y pasan á ser verticales y de echado inverso en las partes correspondientes á los sinclinales. A cosa de 10 kilómetros siguiendo el curso del camino y paralelad un tra- mo de él hay una capa de caliza fosilífera con un rumbo TL 10° O. y echado de 40° á 70° al 1X.E. Los fósiles que he podido reconocer son Belemnites y amo- n oí deas, algunas bastante confusas y una que otra bien claras para permitir una identificación. Entre los cephalópodos hay una Puzosiay las Belemnites se asemejan á las especies mínimus Lister y bipartitus Blainville. Después empiezan las cajeas más jóvenes que vienen á quedar en el sincli- nal y éstas son muy ricas en piedra lídica. Progreso — Está situado en una cafíadita á 770 metros sobre el mar; el subsuelo es de un conglomerado de guijarros y cantos calizos cementados por una pasta arcillosa. Este grueso conglomerado es de mucha potencia, alcan- zando en algunos puntos 30 metros y más; en la base es sumamente resisten- te y pasa insensiblemente á ser cada vez menos coherente, hasta llegar á con- vertirse en un aglomerado á 2 metros de la superficie. En este aglomerado se ven naturalmente colocados blocks, algunos de más de 2 metros cúbicos, del conglomerado inferior. La idea que me he formado acerca de la antigüedad del conglomerado, es que el primero data de á fines del Terciario, mientras que el segundo perte- nece al Cuaternario. Las razones que me sirven de fundamento para aceptar la antigüedad relativa anterior, son las siguientes: habiendo surgido de las aguas del mar cretáceo, los estratos dislocados y replegados, constituyen hoy la cordillera de la Sierra Madre do Tamaulipas, y habiéndose conservado di- chos estratos desde entonces en las condiciones y equilibrio que presentan en BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 125 la actualidad (pues no hay por ninguna parte indicio alguno de movimientos durante el Terciario), es de suponerse que desde aquella época la acción ero- siva del agua en movimiento se lia estado verificando sin interrupción, si bien ha sido de intensidades variables. Asi las cosas, la sedimentación y aca- rreo de las vertientes de la Sierra Madre han sido continuadas y el Cuater- nario y el Terciario se encuentran aqui en superposición directa; y como por otra parte el conglomerado resistente se encuentra á alturas muy considera- bles sobre el aglomerado y formando las paredes de barrancas más ó menos profundas por las cuales corre hoy el agua que baja de las montañas, y ade- más este conglomerado lo he visto formando parte del aglomerado y acarreo del Cuaternario, me inclino decididamente á fijarle para su época de forma- ción el Terciario Superior ó Plioceno, sin que me sea dable precisar á qué subdivisión del sistema petenezca, por la falta de datos tanto litológicos como paleontológicos. En el descenso de la falda de los últimos estribos de la Sierra Madre y ya para pasar á la monótona llanura de la costa está situada la ciudad de Vic- toria, capital del extenso Estado de Tamaulipas. De Victoria á Monterrey. — De Victoria á San Isidro: llanura situada en la continuidad de la falda E. de la Sierra Madre, con pendiente sumamente sua- ve y formada de arcillas y margas arcillosas descansando en acarreo calizo grueso O La dirección media de la Sierra Madre entre San Isidro é Hidalgo, es de 20° jST.O. La formación de todo este tramo de camino es diluviana que des- cansa en pizarras comunes cretáceas como las que encontró debajo de la ca- liza de la Muía y que salen á la superficie en muchos puntos particularmen- te en las inmediaciones de Hidalgo. De Hidalgo á Villagrán por San Matías y Arroyo del Salero. — El camino continúa por la llanura, acercándose á veces mucho á la falda de la Sierra Madre que en este tramo de su curso tiene la dirección de 10° V.E. En aque- llos puntos en que el camino se aproxima más á la falda de la sierra, el te- rreno es un poco más accidentado y se atraviesan algunos lomeríos de poca elevación sobre la llanura y por entre los cuales corre el río. La ligera capa de tierra vegetal en que se fija la relativamente abundante vegetación de esta zona baja, cubre unas veces á la pizarra margosa arcillosa, que viene debajo de la formación de caliza compacta de la Sierra Madre, y otras veces al con- o-lomerado y acarreo calizo que hemos encontrado en los talwegs y cañadas de la sierra. La pizarra es dominante desde antes de San Matías hasta Villa- OT án, y se presenta en capas verticales orientadas 30° V.O., mientras que el conglomerado y el aglomerado parecen estar perfectamente horizontales. La pizarra en la superficie y hasta algunos metros debajo, está completamente alterada y se asemeja notablemente á una marga muy arcillosa y desmoro- nadiza; tiene un crucero oblicuamente 4 las superficies de estratificación y otro perpendicular que facilitan la desagregación en barras más ó menos re- gulares. 126 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Adelante de YiHagrán, á linos 2 kilómetros, aparecen las pizarras alternan- do con areniscas margosas verde amarillentas, con un rumbo de 40° JX.O. En la hacienda de la Parida la pizarra desaparece encubierta por arcillas } r acarreo del Cuaternario, La sierra del Pelón y contiguas, que son la conti- nuación de la Sierra Madre, corren JX.O. 20°. Desde aquí hasta Linares se ven pizarras cubiertas por ligera capa do tierra vegetal, y el camino atra- viesa numerosas lomas de poca altura llegando á lo más á 50 ó GO metros sobre la llanura. De Linares al Lancho de la Parida. — Pizarras calizas verticales y con rum- bo Y. O. 10°; á veces cambian de inclinación y se echan al O. bajo ángulos de 90° á 45°. De la Parida á Montemorelos. — Pizarra caliza y arcillosa que pasa insensi- blemente la una á la otra, con rumbo 35° ALO. y 30° echado al S.O. en el arroyo que está para llegar á Montemorelos. De Montemorelos a Allende , Huajuco y Monterrey . — Pizarras más ó menos caigadas de carbonato de cal hasta pasar á caliza apizarrada unas veces y otras á pizarra arcillosa. En todos los puntos en que el camino permite tomar el rumbo y el echado de ellas por quedar á descubierto las cabezas de las capas es, como rumbo dominante, 30° á 40° N.O. y echado al S.O. bajo 30 como inclinación más frecuente, pero también pasa á 50° y completamen- te verticales, siendo menos frecuente el último caso y sí casi constante el eclia- c o comprendido entre 30° y 45°, de manera que se puede decir de un modo general que las capas se inclinan al S.O. y las lomas y cerros comúnmente presentan su mayor pendiente hacia el JM.E. La circunstancia de que las sie- rras, eslabones de la cordillera de la Sierra Madre, estén formadas de pizarras calizas, dislocadas por presión lateral, hace que no se pueda encontrar cons- tancia alguna en la pendiente, pues unas veces los anticlinales se conservan todavía cerrados y muy claros y entonces la ¡rendiente es casi la misma en las dos v ertientes; en otras los pliegues están inclinados ya al JX.E. ya al S.O. y fi- nalmente hay muchísimos pliegues descopetados ó destruidos por la erosión, y cntonces sucede que en los tramos en que una ala ha sido destruida la sie- na es asimétrica en su pendiente del lado desgastado, ó bien que los sincli- rmles desgastados formen cerros de pendientes sumamente fuertes, que llegan á 70 y 80 en algunas porciones de la misma vertiente. En sus alrrcdedores la siena tiene una dirección de 30° JST.O. y las crestas de los anticlinales 40 N.O. De Monterrey á San Francisco Ay) o daca y Agua Fría. — El terreno es una lla- nura en la cual existen oteros muy escasos y limitada al IX. E. por una sie- rra y al S.O. por la sierra de Monterrey. En la superficie venios ligera ca- pa diluviana y de arcillas contemporáneas; debajo formando el subsuelo, sobro todo en la porción S.O. y INI. O., toba caliza arcillosa, con proporciones a alia- bles de arcilla empastando grava, chinas y guijarros calizos; esta toba alcan- za hasta 10 metros de potencia en algunos parajes, pero generalmente su BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 127 potencia es inferior á este número. En Agua Ería se descubre la pizarra de bajo déla toba caliza qne sólo tiene aquí 2 metros de espesor. De Aqua fría á Doctor González (Antes Villa de Ramos). — Arcillas sobre acarreo y este descansando en las pizarras que hemos encontrado en la sierra madre de Tamaulipas. De Doctor González á Bancho Bealito . — Acarreo y arcillas cubriendo á las pizarras calizas y arcillosas orientadas de E. á O. y 35° N.O. con echado al N.E. De Cerralvo á la Ilesa . — Arcillas del diluvium y recientes que cubren al acarreo calizo. De la Mesa á Villa Treviño. (Puntiagudo). — Llanura formada de arcillas, barros del Cuaternario moderno. Entre Chicharrona y Mier asoma una arenisca blanca agrisada tierna se- mejante á la de Salinas, con rumbo 20° jNT.O. y echado de 5 o al N.E. La arenisca varia de color del amarillento sucio al rojo pardusco. Hasta Mier continúa la formación do areniscas más ó menos tiernas y de colores rojo par- dusco, amarillento sucio y blanco agrisado, con echados comprendidos entre 2° y 10° al N.E. y rumbo de 20° N.O. Én los alrededores de Mier se han encontrado capitas escasas de carbón que tienen el aspecto de una lignita, aunque la raspadura queda negra y no parda como corresponde á la lignita. Los puntos en los cuales se ha demostrado la existencia, á juzgar por las muestras traídas á la población y que han sido usadas por alguno de los herreros, son los siguientes: Las Flores, LaBotijaá 4 kilómetros de Aguanegra y Salinillas á 20 kilómetros al V. de Mier. En este último punto es en donde el carbón adquiere mayor potencia y el único que en las inmediaciones do Mier sería costeable explotar. Los trabajos en todos los lugares citados han sido abandonados. El criadero de Salinillas pa- rece corresponder á la misma capa, que con un espesor de 1 pie se encuentra en el lado americano. He visto también muestras de pirita encontrada en parajes cercanos y ga- lena en grandes cubos hasta do dos centímetros por lado que han recogido en- tre el acarreo de un arroyo á orillas do la población. Hay además á menos de 4 kilómetros de la orilla, grandes y abundantes bancos de ostreidos fósiles, perfectamente conservados y que desde hace mu- chos años emplean los vecinos para sacar cal calcinándolos, obteniendo de es- ta manera la cal de mejor calidad de todos estos contornos. Existe una fuente de agua sulfurosa que utilizan para curar las enfermeda- des cutáneas. Esta fuente os llamada La Azufrosa y dista apenas unos 3 kilóme- tros. El terreno no presenta masque numerosas lomas alargadas, de pendiente suave y de altura casi uniforme, separadas por depresiones poco profundas y bastante anchas, que causan ó producen desniveles poco sensibles, de 10 á 15 metros á lo más, y las lomas conservan sus dorsos aparentemente á la misma altura. Es por esto que á distancia abarcando una gran extensión de terreno 128 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. el suelo parece completamente plano, sin que nada indique las numerosas de- presiones que la erosión ha originado en él. Las capas de arenisca fina de diversos colores que forman este suelo se pre- sentan formando ondulaciones de pendientes suavísimas, sin que coincidan las eminencias con las bóvedas do los pliegues, sino que unas veces la loma la forma un pliegue y sus dos laderas corresponden alas alas del pliegue y otras veces en la parte superior aparecen las capas cortadas con rumbo dominante de 20° N.O. y echado de 10° al IX. E. La manera como están dispuestas las capas de arenisca es constante y consiste en alternancia de capas más ó me- nos coherentes; sucediendo que cuando una do las últimas queda á flor de tie- rra, el desmoronamiento fácil de ella y la acción del viento combinados ha- cen que el suelo esté cubierto con una aparente irregulariridad por su dis- tribución, de una capa de arena fina que tiene en las partes bajas un espesor de 10 á 12 centímetros y quizá más, y á primera vista llame la atención del viajero la frecuencia de estos arcnalitos diseminados en desorden sin que se comprenda su procedencia. En la loma del Rodeo, en la orilla derecha del río de Nieve, se encuentran cajeas fosilíferas muy ricas en fósiles. La roca do que están compuestas estas capas es de arenisca fina margosa alternando con arcillas. La arenisca es se- mejante á la que hemos recogido cerca de Chicharrona y está desprovista de fósiles; es en las capas arcillosas en donde abundan los fósiles. Las capas es- tán casi horizontales y á veces se inclinan al N.E. He visto varias capas fosilíferas dispuestas de la manera siguiente: una ca- pa delgada de 8 centímetros de Turritella, Cardita, etc.; encima capas sin fó- siles, á continuación capa de 60 centímetros de Ostreas, nuevas capas sin fó- siles y de esta manera en 20 metros de altura se repiten tres capas de las fosilíferas, viniendo en la superficie la arenisca desmoronadiza, amarillenta, sucia, de que hemos hecho mención. El manantial de agua sulfurosa está entre las rocas que cubren las capas fosilíferas del río Mier al S.E. I)e Mier á Camargo . — Hasta el rancho de las Guerras está descubierta la are- nisca y formación fosilífera; allí desaparece cubierta por arcillas y acarreo en la base de la formación aluvial que adquiere en algunas hondonadas más de 10 metros de espesor; de esto están formados los paredones del cauce del río Bravo; y siendo tan fofo y desmoronadizo, el río ensancha notablemente su cauce á expensas del territorio mexicano que en este pueblo ha perdido tres cuartos de legua de N. á S. En las inmediaciones de Camargo asoma en al- gunos trechos la arenisca y desaparece luego cubierta por las arcillas y aca- rreos, siendo la aparición por tramos pequeños é irregularmente repartidos. El terreno comprendido entre Mier y Camargo, es sensiblemente menos accidentado que el de Mier á Cerralvo, es decir, es una llanura de pendiente suavísima y uniforme en la cual no se levantan protuberancias ni colinas, y las pequeñas lomas que se encuentran apenas se alzan sobre la llanura unos 10 metros. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 129 Be Camargo á Rancho Javali — Pasando por Santa Gertrudis, Los Sauces, Santa Lucía y las Peñas se observan arcillas y acarreo en la base. A 8 kilómetros de Méndez, en el camino de Yalerio á Méndez, comienza el conglomerado calizo grueso que hemos encontrado en la falda de la Sierra Madre, y sobre éste viene el acarreo y arcillas del aluvión y diluvium del Río Bravo. Be Méndez á inmediaciones de Burgos. — Cuaternario reciente; en Burgos aparecen las capas de la formación de Mier cubiertas por acarreo de guija- rros v cantos calizos y encima acarreo de elementos pequeños muy ricos en piedra lídica, sobre el cual vienen las arcillas modernas. A 13 kilómetros al E. de Burgos existe un yacimiento; abundante, á decir de los vecinos del pueblo, de caparrosa, en la cual según una muestra, se ve el mineral cristalizado en prismas y tablitas más ó menos verdoso. La subs- tancia negra que consideraban carbón y parece una piroxena, se encuentra en vetas, según dicen, en La Mesa, en las inmediaciones de Burgos camino á Cuevillas. , El a "iia de las norias y de la mayoría de los arroyos, desde Camargo al Real de San Nicolás es salada, y en algunos lo es en tal grado, que no la pue- den tomar ni los animales. Be Burgos á Santa Olalla— El cerro de Burgos es de basalto más ó menos ampolloso; el resto de los cerros y lomas, de caliza metamorfizada, dispuesta en capas delgadas que de horizontales pasan á verticales en algunos puntos. Intercalada entre las capas de caliza se encuentran capas verdosas de creta ^ Se i. * * * 5 nota desde la falda de la sierrita á Cruillas, terreno Cuaternario recien- te, compuesto de arcillas en la parte superior y acarreo calizo de gruesos ele- m El t c!amino de Santa Olalla al Real de San Nicolás va por el fondo de un " ' i v los cerros que lo forman son de caliza compacta más ó menos meta- Torfizacla, dispuesta en capas horizontales y ligeramente plegadas de E. á O. m . ox i m adamente. La caliza es más apizarrada, es decir, se separa en lajas Tloadas de 3 á 5 milímetros de espesor en la parte superior, y en la infe- C i .° ° forma C apas poderosas de 1 áH metros. Las capas superiores son las que 1101 „ „ Q vo-flfias de piedra lídica, depositada en lechos intercalados entre las vienen caig i , . , , i. pvo eme en unos casos se continua por grandes distancias y en capas ele cauzci, ° ± , t-os solamente está repartida en lentes, cuyas dimensiones disminuyen has- o- • á constituir riñones intercalados en la caliza, pero dispuestos en fa- ias paralelas á los planos de estratificación Entre el Real de San Nicolás y San Carlos se extiende la sierra que em- os á atravesar desde Burgos, que ya se ha dicho está formada por un P Ito bastante compacto, que varía su textura hasta ser ojoso y escoriáceo, jero estos dos últimos grados son los menos comunes y es muy raro encon- trar pedazos que los manifiesten. A unos 3 kilómetros de San Nicolás y contados sobre el camino, aparece N°f 4, 5 y 6—17 330 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. el basalto de igual naturaleza que el del corro de Burgos. La caliza lia sido ligei amento dislocada y esto ha facilitado la salida de la roca ígnea, poro ha sido en cambio metamorfizada, aunque no al grado de pasar á caliza granu- da. Adelante, en los lados de la cuesta del Venado, hay cerros cónicos com- puestos de una andesita hornbléndica que desaparece después y el camino baja al tahvcg comprendido entro cerros calizos. El rancho de Marmolejo en el camino de San Carlos á Real de San José, está edificado sobre una reventazón de diorita, y adelante aparece la caliza cortada por una andesita hornbléndica; las capas de caliza están levantadas bajo un ángulo de 30° al S.O. y dirigida de 20° jNT.O. en la cuesta que sube al Puerto del Aire. El corro en que está la Cuesta del Pañito es todo de diorita cuarcífcra, que se extiende en toda la cresta délos cerros. Un dique poderoso de magnetita y hematita, mezcladas con granate pardo de clavo (grossularita), corta á la foimación de diorita de que está compuesto el cerro, y en la cima rompiendo as capas de caliza sobresale el dique formando un esbelto y airoso picacho á ' ’ me 108 1 e a ^uia sobre el mar. Las capas de caliza han sido dislocadas y en e contacto de la bufa de magnetita se forma un pliegue anticlinal, cuya cresta corre de 60° N.E. con inclinación de 75° hasta 90°. Desde ante» de llegar á Baratillo se deja el cañón por donde pasa el cami- no y se en ra al llano; aquí empieza nuevamente la formación del Cuaterna- , L 1 ^° 1 e lv ei sos gi uesos sobre el cual viene la tierra vegetal. Así con- ! Ul , V 18 a C01 , ca ^ Padilla en donde aparece nuevamente en capas poco ple- gue as a aienisea tierna margosa de Mier, etc. Esta arenisca desaparece ce jajo de! acarreo del Cuaternario reciente, que á lo largo de la falda de la hierra Madre se encuentra constituyendo gruesos depósitos. La tierra vege- tal adquiere un espesor de más de 2 metros. Victoria se encuentra al pi 0 de una pequeña sierra, estribo de la cordillera de la Sierra Madre, que no es si- no la continuación del sistema de montañas conocido en el país con el nom- bre de Sierra Gorda. J ictona á Cerritos. En el Rancho del Naranjo hemos visto capas ca- i -/ aS 01 buceas que tienen rumbo N. 20° O. y echado al N.E. que varía nota- e eu 20 metros, pues la dislocación de las capas originada por presión lateral dejó estas capas plegadas en pliegues de distintos tamaños, en os c ua es a le ación de la abertura a la altura es sumamente variable, vién- ist que unas capas hacen unas veces suaves ondulaciones y en partes con- sol \an su hoiizontalidad primitiva, que más adelante pierden para formar P 1C 8 UCS Eiu estrechos que los lados buzan bajo ángulos de 70°á 80° y final- mente pasan á capas enteramente verticales. Da Victoria d Sta. Rosa. — El camino va siguiendo la falda de la sierra y i e ayo de la tierra vegetal se descubre en algunos puntos el acarreo de gui- j ai ios calizos correspondiente al aluvión del Cuaternario reciente, que tan ex- tensamente se encuentra representado en el Estado de Tamau lipas. Oe Santa Rosa á La Mina U EL Naranjo ”. — Se sube por la extremidad definí BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 131 contrafuerte de la Sierra Madre y por la cresta de él se llega hasta 950 me- tros de altura para dejar de subir y empezar el descenso á la cañada del Na- ranjo. A medida que se va ascendiendo se tiene oportunidad de ir viendo las capas de caliza que ligeramente inclinadas hacia la llanura al principio se deprimen y levantan alternativamente para formar pliegues, que se suceden en el sentido longitudinal del contrafuerte; ya se observan en parte capas lio- rizonlales, ya estas buzan hacia el N.E. ó cambian su echado al S.O., ó tam- bién, y esto es más frecuente, se inclinan entre 30° y 60° al S.O. La dirección de las capas es de 20° A. -O. y por consiguiente transversales al contrafuerte que constituyen, presentándose como líneas paralelas que se distinguen fácil- mente á distancia y formando escalinata de peldaños numerosos para llegar á la cima en donde frecuentemente so encuentran horizontales, y no es raro también que las cumbres de los contrafuertes correspondan á los dorsos ó cres- tas de pequeños anticlinales que corren paralelamente al eje de la sierra y que son perpendiculares á la dirección media de los contrafuertes. El carácter de la caliza es el mismo que hemos descrito en el itinerario de La Muía al Progreso, y aquí como allí la piedra lídica en numerosas capas ó en riñones dispuestos en zonas, solo se observa en la parte superior, ó por lo menos si no la caracteriza, es en ella más abundante que en la inferior. Sobre la caliza con piedra lídica descansa la formación de pizarra margosa (margas de la cima del Cretáceo) que se encuentran en Linares, Montemore- los, Marín, etc. . i El camino del Naranjo al rancho del Alamo sigue al principio el fondo del cañón que hemos designado con el nombre del Naranjo por estar en él la mi- na de dicho nombre, y ya para salir al llano se ven las capas de margas api- zarradas, aparentemente concordantes con las de caliza cargada de piedra lí- dica' que con el mismo rumbo y echado de 30° á 20° hacia el llano, se hun- den debajo de la marga, que es la única que desde la boca del cañón se obser- va hasta llegar á El Alamo, en donde la acción erosiva del agua en movi- miento ha formado numerosas lomas y mesetas, de altura casi uniforme, pero ue tiende á disminuir á medida que se camina hacia la llanura. Son todas estas lomas y mesetas debidas, pues, á la circumdenudación, y cuya altura co- rresponde al nivel que tenía la llanura cuando se empezó á verificar su de- lincación ó trazo por el agua, y esto antes del depósito del acarreo de gruesos cantos y guijarros calizos de que tanto me he ocupado, pues que se le encuen- tra coronando las mesetas que hoy separan surcos si no profundos si muy an- chos y numerosos. Desdo las cumbres do la sierra se domina toda la extensí- sima llanura que en las partes bajas parece ser enteramente plana, toda sur- cada y corroída por el agua, que en su continuado trabajo de zapa ha logra- do transportar al seno mexicano más de las dos terceras partes de un conjunto de capas do espesor medio de 50 metros, dejando solamente y para manifes- tarnos' su tan lenta como poderosa acción, las mesetas y lomeríos bajos que interrumpen la uniformidad de esta zona baja cuando se observa recorriendo la llanura; pero que vista desde la altura de la sierra sirven para traer á la 132 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. imaginación la manera de ser de esta misma región, cuando conservando su nivel superior al que hoy tienen las mesetas empezó el agua corriente, esa masa líquida que se adapta á todas las irregularidades y asperesas terrestres, su desgaste, que aminorado en sus efectos continúa todavía. El Rancho de El Alamo está situado en una meseta pequeña constituida por capas de margas apizarradas continuando esta misma formación hasta La Alberca. Be la Alberca al llancho de Río Hondo. — Las capas de pizarra están cubier- tas por una corriente de lava do poco espesor que se conserva como capa pro- tectora en la parte superior de las mesetas y sirve como nivel de compara- ción para cerciorarse de que antiguamente todas estas mesetas formaban una sola extensa planicie que moría en la costa del Golfo de México. Be Río Hondo á Llera. — Se sube á la cima de las mesetas á una altura de 550 metros sobre el mar, que es el nivel de dichas mesetas, y desde allí se contempla una inmensa llanura que uniforme en su declive va á morir al mar. La parte superior de las mesetas está cubierta por una corriente de la- va de poco espesor, que en las inmediaciones del río adquiere una potencia de 5 á 10 metros descansando sobre el conglomerado Cuaternario. Las mesas que encajonan el río son de basalto que continúa en toda esta faja de las me- setas. Be Llera á Tanas y la Granja. — Mesetas de basalto ampolloso. Be la Granja al Ébano. — Aparece debajo del basalto la pizarra. Bel Ebano al Rancho Nuevo. — Acarreo del Cuaternario. Be Rancho Nuevo á Loma Alta y Chamal. — Caliza fosilífera cretácea y al E. de Loma Alta un cerrito de basalto. La caliza es sumamente abundante en- tre Guadalupe y Loma Alta. Be Chamal á Santa Bárbara. — La sierra del Chamal es de caliza cretácea. El valle se extiende de jNT. á S. un poco cargado al E. y lo limita al O. la sie- rra del Puertecito, situado en la falda oriental de la sierra. Esta formación se continúa hasta la sierra de Auestra Señora de Guadalupe del Contadero. La sierra comprendida entre Puertecitosy Gallitos está formada de caliza compacta idéntica á la de Guadalupe, y no me ha sido posible reconocer en ella i estos fósiles de ninguna clase; pero dada la proximidad de la otra y la continuidad de la formación cretácea en esta parte de la Sierra Madre de Ta- maulipas, puede fundadamente considerarse como cretácea. La parte más pla- na es en donde está fincado el rancho de Gallitos. Be Tala á Coronel. — El camino va por un valle transversal limitado por sierras de caliza compacta fosilífera, y á la mitad del camino entre Colorado y Coronel, á la izquierda del camino, viniendo de Tula, se encuentra una lo- ma de basalto ampolloso de 6 kilómetros de largo por 2 de ancho próxima- mente. El rancho del Quelital está situado en la falda de un lomerío de caliza que corre N. 40° O. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 133 COAHUILA. De Torreón á Piedras Negras . — La Estación de Torreón está construida so- bre margas y arcillas del diluvio, en la falda de la serranía caliza cretácea que se extiende desde antes de Jimulco y sigue á la izquierda del camino, for- mada de sierritas orientadas aproximadamente de ±\ .0. á S.E., con su mayor pendiente hacia el E. De Jimulco hasta cerca de Matamoros el camino va entre dos sierritas ca- lizas que se alejan una de otra á medida que se camina al ±\ T . ó lo que es lo mismo están orientadas las del O. de JST.O.-S.E. y la del E. de IS’.E.-S. O. Es- tos rumbos son meramente aproximativos, pues es difícil en circunstancias normales determinar con exactitud la dirección de una sierra ó cordillera, y por consiguiente esta dificultad sube de punto, cuando se camina en ferroca- rril, que la velocidad del movimiento y las inflexiones del camino sobre las cuales se pasa, muchas veces sin tener conocimiento de ellas, son otros tantos inconvenientes para una buena apreciación de la verdadera dirección, además de que muchas veces no se tocan sino las extremidades de contrafuertes ó estri- bos y se equivocaría notablemente el que tomara su dirección por la orienta- ción media de la cordillera ó sierra principal. De Torreón á Matamoros . — Margas y arcillas diluvianas con arenas en la superficie. A la derecha del camino se extiende el Cuaternario reciente hasta ser limitado por las sierras de caliza que hemos visto al pasar por Picardías y las que quedaban á la derecha del camino. A la izquierda y del lado en que se ve la estación de Matamoros se levanta una sierrita de calizas á distancia de 16 kilómetros en su extremidad opuesta á la estación y se acerca ligera- mente á la línea del ferrocarril en su curso al S.E. La dirección de la sierrita es de N.O.-S.E. La sierrita de caliza cretácea en capas plegadas se aproxima á la vía y ter- mina entre el kilómetro 574 y 573 dejando ver entonces una serie de cañones más ó menos estrechos formados por sierritas paralelas á la que describimos y consiguientemente orientadas de jNT.O.-S.E. Lamas septentrional se prolon- ga más al S.E., y queda á unos 12 kilómetros de la vía, que en este tramo va por una llanura extendiéndose al S. unos 48 á 50 kilómetros y al N. unos 80 ó 100 ó quizá 150 kilómetros, pues apenas se divisan en el horizonte las emi- nencias de las altas sierras que se encuentran por ese rumbo; cuya llanura está cubierta superficialmente por las formaciones del Cuaternario reciente. La estación Colonia queda en la extremidad S.E. déla sierrita y la estación de Hornos está enmedio de una llanura del Cuaternario reciente ó diluvio, que se limita al S. por las sierras que hemos traído á la vista desde Torreón y situadas á unos 40 kilómetros de este lugar; al JN r . se avanza muchísimo pa- sando por entre unas sierras que están á 30 ó 35 kilómetros de distancia. Antes de llegar á la estación Mayran empieza una sierra formada de capas de caliza plegadas y dislocadas como las que liemos pasado; ésta se halla al lado S. del camino y muy inmediata á él, presentando su mayor pendiente 134 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. al iX. y las capas buzan por consiguiente al S. Por el lado IX. del camino y á 1 kilómetro escaso se encuentra una lomita caliza de l i' kilómetros de largo y 20 metros de alto, orientada como la del lado S. Continua la Sierra Madre del lado S. del camino y al IX. llanuras del Cua- ternario reciente, en donde so encuentra la laguna de Mayran ó de Parras, li- mitada dicha llanura al IX. E. y E. por sierras de caliza. La estación La Pola está en la falda de un cerrito calizo estribo de la Sierra Madre. La estación de San Rafael se encuentra situada en la falda de un cerro de caliza, ramal de la Sierra Madre que entre la estación Pozo y ésta se aloja un poco, quedando de trecho en trecho colinitas calizas. Pe S. Rafael y del lado S. del camino continúan muy cerca de la vía las lomas calizas formando un solo cordón. Al N. á 10 kilómetros lomerío, probablemente calizo, que corre de jX.O.-S.E. Paila . — Al S. cerros de caliza un poco lejanos y al JST. llanura descubierta hasta 25 kilómetros donde empieza la sierra de la Paila, por el lado S. forma parte déla Sierra Madre que no se ha cortado todavía. Adelante de la estación Paila la sierra Madre se inclina al S.E. y se ensan- cha la llanura por la cual pasa la vía. Por el lado IX. se divisan sierras que se aproximan cada vez más á la vía por ser su orientación general de IX. O. - S. E. _ l° c l° el tramo en que se ve desde el camino la Sierra Madre se puede distinguir siempre que las capas de caliza que están muy dislocadas tienen su echado ó inclinación al S.O. y del lado del camino se ven las cabezas de las ca- pas, lo cual hace sospechar que la sierra tenga sus escarpes y línea de ma- yor pendiente hacia el JX.E. Es digno de notarse que tanto en estas sierras como en las que existen en- tre Jimulco y Lerdo, no se vean del lado de la llanura por donde pasa el fe- rrocarril rocas eruptivas relacionadas con el levantamiento de las capas sedi- mentarias cretáceas. _ Estación del Carmen situada entre dos lomitas de caliza despedazada con dirección casi paralela á la de la línea del ferrocarril y do altura do GO me- tros la del S. y de lo á 30 metros la del IX. Al S. de la loma se levanta la Sierra Madre. Estación Pastora situada en el diluvium de la llanura, quedando las sierras del N. y S. del camino á 15 kilómetros la primera y 8 kilómetros la segun- da. Las dos parecen estar formadas de caliza, solamente que la del S. tiene un color rojizo que desde antes de la estación Carmen ha venido presentando la Sierra Madre. Entre la anterior y esta estación se ven continuar en la par- te superior de las lomas las capas ligeramente plegadas y onduladas, perfec- tamente paralelas, con su mayor pendiente del lado del ferrocarril- Estación Jaral . — De esta estación á la de Sauceda continúa el diluvio y las sierras de caliza cretácea; al S. se acercan un poco más á la vía, al grado de que en Sauceda distan apenas 2 kilómetros. Las sierras del IX. quedan a una distancia como de 12 kilómetros. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 135 Estación Venaclito: Cuaternario reciente; margas y arcillas. Las serranías calizas se extienden al S. y al N. á 3 kilómetros de distancia de la víalas del S. y á 8 kilómetros las del jNT. Desde este punto se ve la sierra del Espinazo de 45 kilómetros de longitud ([lie termina en la estación del mismo nombre. Esta sierra está formada de capas plegadas con zig zag tan regulares que tomadas alternativamente las ramas do los zig zags éstas son perfectamente paralelas. Sierra del Espinazo de Anhelo muy cerca de la vía y junto á la sierra de la falda occidental está la hacienda de San Felipe. Por el N. las sierras se en- cuentran á 3 kilómetros de distancia. La dirección de la sierra es en este tramo, de N.E.-S.O. ó más bien de N. áS. Estación Espinazo: Diluvium y hasta cerca de la línea por el S. se avanza la sierra del Espinazo. Antes de llegar á la estación se pasa por la punta de una sierrita paralela á la del Espinazo, distando de ésta unos 3 kilómetros. Todas estas sierras son de caliza en capas plegadas, sólo que aquí han cam- biado un poco su dirección y presentan sus escarpados al N.E. La sierra al E. de Norias de Bajan viene desde Pesquería en Nuevo León y continúa por la sierra de Monclova formando una sola cardillera. A esta cordillera pertenecen la sierra de la Grloria y del Castaño á inmediaciones de Monclova. La estación de Baján está en arcillas y margas del diluvio limitada al E. por la cordillera de Baján que parece estar constituida por calizas idénticas á las que forman las sierras que hemos pasado, aunque dice el Sr. Schuhardt que se encuentra el Arquiano y Silúrico en Baján; ésto probablemente se re- fiere á la base de la cordillera, pues en la llanura sólo aparece el Cuaternario reciente. Al S. de la estación de Castaño se encuentra la sierra de Monclova, y al N., un poco lejos, otras sierritas; todas son de caliza, la que hemos referido al Cretáceo, aunque la sierra de la Grloria es la que Mr. Frazer refiere al Per- mocarbonífero por la presencia en las calizas de fósiles de ese sistema, iden- tificados por el sabio palcontologista Mr. Hall de Nueva York, autoridad competentísima en la fauna paleozoica do Norte- América, La ciudad de Monclova está rodeada por lomeríos bajos y collados com- puestos de toba caliza, acarreo, caliza y aienisca calcárea. La disposición de orden estratigráfico de estas rocas es la siguiente comenzando de arriba á abajo: arcillas y margas diluviales, cubiertas en partes por una delgada ca- pa de tierra vegetal; acarreo de cantos de caliza entre los cuales los hay con restos do fósiles cretáceos; toba caliza sobre la cual descansa el acarreo, fal- tando en algunos lugares, y arenisca calcárea visible en muy pocos puntos y casi horizontal. Parece por la disposición de las capas y por los fragmentos de caliza que entran en la composición de la arenisca, que ésta lia de referirse al Terciario ó cuando más á formación cpicretácea; así como que la toba caliza es en su mayor parte de la base del Cuaternario y otra parte enteramente moderna. 136 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Sería necesario hacer un estudio muy detenido de esta localidad para poder referir con precisión la edad de todas estas rocas; pues es muy aventurado por una ligera exploración como la que acabo de hacer, asentar algo respecto á la edad absoluta de ellas, tanto más, cuanto que sólo se ven en pedazos de terreno sumamente cortos, y esto sin cortes naturales que permitan ver la concordancia ó discordancia de su estratificación. El cerro del Mercado se encuentra á 10 kilómetros al S.O. de Monclova y está formado por calizas cuyas capas tienen en la falda del cerro, del lado de Monclova, una dirección de 25° A.O., echado de 15° al jNT.E., y á la mitad del cerro se presentan ya completamente verticales con una dirección parale- la á la anterior. La roca eruptiva que ha aparecido á consecuencia do dislocaciones de to- das estas capas, es indudablemente una di orita á juzgar por la abundancia de cantos rodados de esta roca que hay en la falda, así como por presentarse en algunos lugares bajo la forma de diques ó vetas de dirección media N.O. En el acarreo de los arroyos que bajan de las cumbres, no se encuentra ninguna otra roca eruptiva distinta de la diorita, y está compuesto dicho acarreo ex- clusivamente de caliza y diorita. Es indudable que los grandes crestones que forman la cima del cerro son de diorita, y que el eje de la cordillera en esta parte cuando menos está constituido por la misma roca. El aspecto general de la caliza es el de la caliza fétida cretácea, aunque casi completamente desprovista de fósiles, pero los pocos ejemplares que he- mos podido encontrar con restos fósiles, nos indican que éstos son indudable- mente cretáceos. Así pues, tenemos aquí también la caliza cretácea cortada por una diorita postcretácea. Estas rocas han sido referidas por el Sr. Profesor Frazer al Permocarbo- nífero, en su opúsculo “A Certain Silver and Iron mines in the States of A. León and Coahuila,” con motivo de una visita que dicho señor hizo á las mi- nas que se encuentran en la sierra de la Gloria, etc. Se apoya para referir á dicho sistema las calizas del Mercado, la Gloria, etc., en la identificación que el Sr. Hall, eminente paleontologista, hizo de algunos fósiles encontrados en esta localidad; pero es nuestra creencia que dichos fósiles no fueron encon- trados en las capas superiores de la caliza y sí en capas que pueden venir de- bajo de éstas y que se encuentren á descubierto en algún otro punto. Respetando como es debido la indiscutible competencia del eminente pa- leontólogo americano, referimos las capas superiores de este complexo de ca- pas calizas al Cretáceo, y esperamos encontrar más adelante las permocarbo- níferas que hasta ahora no hemos sido bastante afortunados para encontrar- las en ninguna parte de las que tenemos recorridas en el país. Sabinas . — Cuaternario reciente cubriendo el Cretáceo Superior que consti- tuye el subsuelo y los lomeríos que de trecho en trecho interrumpen la lla- nura. En el arroyo que baja al río con dirección del S.E., se ven las capas de arenisca más ó menos resistente y de color amarillo sucio, inclinadas 10° al S.E., y debajo de la alternancia de capas que alcanza hasta la cima de la BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 137 loma un espesor de 35 metros, hay una capa de más de 0. m 40 de poten- cia de carbón de muy buena calidad, idéntico al que se extrae en las minas de la Compañía “El Álamo;” esta capa está casi horizontal é inmediatamen- te debajo de una capa de arenisca resistente, sin que haya en el intermedio capa alguna de pizarra arcillosa; la base está cubierta y no se puede ver la capa inferior sobre que descansa el carbón de manera de saber si es una pi- zarra ó una arenisca. La estación de Sabinas está situada sobre las arcillas del Cuaternario que se extienden en la gran llanura que limitan los lomeríos de la falda de la sierra de Sabinas. El cuaternario está representado por una capa delgada que cubre la formación que trae el carbón en San Felipe Hon- do, Sabinas y Santa Rosa deMúzquiz. En las riberas del río Sabinas, junto á la estación, está descubierta en partes la arenisca amarillenta que cubre al carbón en San Felipe, y en las inmediaciones de la estación sólo á ó 4 ki- lómetros de distancia está ya en trabajo una mina de carbón. Así pues, la ouiía segura para encontrar el carbón en toda esta vasta región, es la arenis- ca amarillenta sucia entre la cual viene el carbón. Llama desde luego la atención que en todos los puntos en que está en ex- plotación el carbón, no se haya encontrado más que una sola capa y la mis- ma sea la que se trabaja en todos ellos. En algunos puntos como San Felipe, los sondeos llevados á profundidad de 250 y 300 pies, no han acusado la pre- sencia de otra capa de carbón. Esto no significa en manera alguna la caren- cia absoluta de capas inferiores, pero sí indica desde luego que la explotación de ellas cuando se lleguen á encontrar ha de ser á la vez que difícil un poco costosa. . , Sin tratar de deslindar con toda precisión la extensión de la región en que hay o-ran probabilidad de encontrar el carbón, si no literalmente en toda ella, sí eiiJa mayor parte de su extensión, podemos asegurar que comprende la reo-ión que limita el río Bravo desde Presidio del Horte hasta adelante de jXuevo Laredo, y por el S. la limitaría una línea que partiendo del X. de La- redo pasase por el S. de Cedral y de ahí se desviara hacia el X.E. hasta cor- tar el río Bravo. J)e Sabinas á Piedras Negras . — Cuaternario reciente en toda la llanura que desde el primero de estos puntos va hasta el otro. En las inmediaciones del rancho de Peyotes hay un lomerío bajo de caliza fosilífera cretácea que per- tenece al Cretáceo Superior. Esta formación se extiende hasta Baroterán. Be Baroterán á Santa Posa de Múzquiz . — El camino va por la llanura que á la derecha forma horizonte y á la izquierda y á 8 kilómetros de Múzquiz la limita la sierra de Santa Rosa. Entre la sierra y la villa de Múzquiz se Ín- ter )one un lomerío de 20 á 60 metros de altura que parece estar constituido por rocas basálticas como se ve en Puerto de Ibarra, semejándose á las lo- mas de Hondo en San Felipe Sabinas. Desde el Jaral hasta la Rosita el camino va sobre el Cuaternario reciente, y en el arroyo de Anhelo asoman capas de pizarras perpendiculares al cami- no y que buzan hacia el E. En el pueblo de la Rosa aparecen las capas de ca- N°! 4, 5 y 6—18 138 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. liza fosilífera, verdaderas brechas de ostreas (cretáceo). El camino llega al pueblo j)or entre dos lomas. La hacienda la Rosita queda en un puerto en la sierra que queda al Sur del Jaral, y se ve desde la estación. Desde la hacienda hasta el Chiflón continúa la caliza y pizarra caliza cubierta por delgada capa de Cuaternario; pero antes de llegar al Chiflón se ven las numerosas capas de caliza de diversos granos y colores que forman la sierra del Chiflón, en cuya falda está situado el ran- cho de este nombre. La caliza es gris verdosa, fosilífera y tiene mucha seme- janza con la arenisca calcárea cretácea de la base de la formación de San Juan Raya, sólo que esta roca vista de cerca está compacta de fractura astillosa ó semiconcoidea, y es una caliza compacta. En otras capas la caliza tiene un as- pecto más granudo, y pasa á criptocristalina de color gris, con una dureza un poco mayor, como la de la caliza dolomítica ó quizá verdadera dolomía. Ade- lante del Chiflón, se ven margas verdes y rojas, alternándose, y casi verticales, lo que parece indicar una discordancia de estratificación con las calizas. Las margas verdes y pardo-rojizas, así como la roca verde resistente, son muy seme- jantes á las de Raya. Las margas sólo se ven en la base de la sierra del Chiflón y en las partes bajas en que los arroyos han deslavado la arcilla y margas del Cuaternario. Siguen las margas á veces cubiertas y á veces descubiertas has- ta el rancho de la Barranca. Las capas de los cerros de los dos lados buzan en sentido opuesto, y su dirección es paralela á la del camino; la inclinación varía entre 45°, 60° y 75°. La roca verde resistente es en partes una arenis- ca como la de Raya, y en otras caliza criptocristalina muy resistente y de co- lor verde sucio (gris verdoso). Be Saltillo á Lampazos . — La estación Saltillo está en la falda de una peque- ña loma de 30 metros de elevación, que pertenece al movimiento de la sierra que separa á Saltillo del Jaral y la cual hemos atravesado. Desde aquí se di- visan las capas constitutivas de la sierra buzando hacia el hT.O., que es tam- bién la dirección de la sierra en este tramo inmediato á Saltillo. El espesor del Cuaternario sobre el cual está edificada la ciudad, parece que debe ser de poca consideración atendida la proximidad de los cerros y lomas que circuns- criben la depresión; y viene inmediatamente sobrepuesto al Cretáceo que es al que referimos el complexus de capas de calizas y margas verdes, azuladas y pardo-rojizas; tanto por la conformidad de la estratificación, como por la com- posición de las mismas capas que varía insensiblemente de arriba abajo, car- gándose cada vez más de caliza, y por la grandísima semejanza que las capas de margas apizarradas tienen con las de la misma composición, estructura y posición estratigráfica de San Juan Raya, en el Estado de Puebla. Be Saltillo á Los Bosques . — Cuaternario reciente, arcillas y margas diluvia- nas; subsuelo de margas apizarradas y calizas que en muchos puntos asoman á la superficie. La misma formación se extiende hasta la falda de las sierras de los dos lados del camino, quedando la del E. á 8 kilómetros y la del O. á 10 kilómetros del Saltillo; pero se acerca demasiado el camino á ella, al grado de que sus últimas ramificaciones por este lado llegan á la orilla del camino en BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 139 la estación de Los Bosques. Allí se ve que los ramalitos están compuestos de calizas y margas abigarradas; que las primeras son probablemente cretá- ceas y que las líltimas podrán ser de la base del Cretáceo ó pasar al Jurásico, no obstante que algunos las consideran como del Triásico. Entre las estaciones Los Bosques y Ramos Arizpe, liemos pasado por en- tre dos cerritos de constitución idéntica á la de la sierra del Chiflón; por lo demás, continúa la formación del valle en todo idéntica al tramo anterior, au- mentando sensiblemente su anchura. Estación Santa María . — El valle se estrecha un poco debido á la proximi- dad de la sierra del O. Antes de llegar á Santa María, como á 2 kilómetros, el arroyo deja ver, continuando después descubierta, una capa ó serie de capas más bién dicho, de conglomerado que consiste en acarreo de guijarros y can- tos de caliza cimentado por arcillas, con un espesor visible de 15 metros, sien- do el o-rueso de la capa de arcillas y margas cuaternarias diluvianas que vie- ne en la superficie como de 5 á 7 metros. Los cerros vecinos del lado O. son de la misma constitución que los de la sierra del Chiflón, quedando oculta ya una gran parte de las capas de margas abigarradas. Estación Ojo Caliente . — En este tramo el camino se acerca mucho á la sie- rra del O., que corre paralela ante el camino y presenta sus capas inclinadas al'o. buzando bajo un ángulo de 30 á 45°. La sierra del E. al principio del tramo se ve más retirada que en el tramo anterior, debido á la boca de un valle transversal que sale enfrente; pero después los estribos se avanzan más hacia el camino y parecen correr con dirección aproximada de O. á E., rematando en la cordillera cuya dirección media es de N. 10° E. al S.O., pro- bablemente paralela á la sierra, del O. que pasa por los ranchos de Tina Ver- de, Elores y La Barranca. Estación Los Muertos .— El fondo del valle continúa lo mismo, con la dife- rencia de que el subsuelo, por la proximidad de la sierra, está formado de des- trozos de las rocas de la sierra, y la capa de arcillas cuaternarias no es muy delgada, con intercalaciones de acarreo calizo. El valle continúa estrechándo- se Han desaparecido las margas apizarradas y sólo se ven capas de pizarras calizas negras y los bancos de caliza verdosa. En este punto las capas están plegadas y los cerritos son verdaderos anticlinales cuyo eje es perpendicular casi á la dirección del camino. Adelante, menos de 1 kilómetro, el valle se convierte en una cañada estre- cha y el camino pasa sobre la caliza y pizarra. El echado de las capas aquí es ya hacia el camino en los cerritos de la orilla, pero en los altos que quedan detrás continúa constante hacia el O. Del lado E. sucede también que las ca- pas se inclinan hacia encamino y al rumbo opuesto, es decir, que aquí los anti- clinales súmen la dirección del camino. El ángulo de inclinación de las capas cam- bia de un cerro áotro. Los anticlinales del lado izquierdo son paralelos al camino cerca del kilómetro 330. De éste al 328 por uno y otro lado del camino reina en las capas de los cerros que forman la cañada el desorden más completo. Del 328 al 326 donde está situada la estación de Rinconada se ensancha la 140 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. cañada. El eje del anticlinal que forma la cumbre de la sierra del lado izquier- do del camino viene á dar á la Estación, y desde aquí se puede ver en conjun- to que las sierras de la derecha y la de la izquierda son una serie de sinclina- les y anticlinales con algunas isoclinales, que unas veces están completos y otras han sido destruidos en la parte superior, debiéndose á esto el que á pri- mera vista se encuentre tanto desorden aparente en las capas y que cambien con tanta frecuencia en el tramo de la cañada el echado de las capas. La di- rección del tramo del 325 kilómetro al 324 kilómetro es exactamente la de los anticlinales de la izquierda y muy probablemente la de los de la derecha, tanto unos como otros están muy cerca del camino, que unas veces se acerca á los de la derecha y otras á los de la izquierda. La cañada tiene en el fondo un ancho do 100 á 150 metros. En el kilómetro 319 empieza á ensanchar la cañada y el fondo deja ver la pizarra y caliza, la arcilla y acarreo del Cuater- nario cubriendo á aquellas en capa delgada. Estación García. — La cañada se ha ensanchado notablemente hasta tener 5 kilómetros, debido á la terminación del contrafuerte que quedaba inmediato á la vía. La dirección aproximada de este contrafuerte es de 20° JVE.— S.O. ai alelamente á este corre la sierra; otro contrafuerte de la misma cordillera queda al O. del anterior y en su falda está situada Villa García. El eje del anticlinal coincide casi con la cresta de la sierra y se observan además algu- nos isoclinales. El fondo del estrecho valle está formado por arcillas, etc., cua- ei nanas que descansan sobre formación cretácea. Estación de Santa Catarina:— El valle continúa con anchura de 5 á 7 kiló- metros ha.sta el 286; de alli se estrecha un poco y adquiere 5 kilómetros de ancho. Entre esta estación y la anterior se interpone una sierrita paralela á a do Villa García y ambas parecen inclinarse un poco más al N. que las an- teiioies. Estas sierras y las de la derecha del camino son, como las que hemos dejado atrás, de calizas y pizarras consideradas por ahora como cretáceas, por lo menos en su parte superior. Estación La Leona. — Idéntica formación á la anterior; el vallecito tiene ape- nas 3 kilómetros. La sierra de la izquierda se acerca cada vez más al camino. sta formación se extiende hasta las Estaciones de San Jerónimo y Gonza- litos. J Estación Monterrey. — Esta Estación está situada en la sierra de Monterrey, de la misma naturaleza que las que hemos visto á la izquierda del camino. Estación Ramón Treviño. — Las sierras son mncho más oblicuas con respec- to á la dirección del camino y algunas son próximamente perpendiculares. El valle se ensancha mucho en la Estación Topo y las sierras de la derecha que- dan á 28 ó 32 kilómetros, siendo el espesor del Cuaternario mayor que en los puntos anteriores. Estación Salinas. — Valle muy abierto que mide de 32 á 38 kilómetros; el subsuelo y superficie á inmediaciones de Salinas se compone de gruesa capa de acarreo calizo de más de 20 metros. El pueblo de Salinas está situado en a falda E. de una sierrita. Continúa el acarreo de caliza cubierto en parte BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 141 por arcillas que se descubren en las estaciones Morales, La Cantera, Puerto, Palo Blanco, y Alamo situada en una extensa llanura á la derecha, y sierra á 6 kilómetros á la izquierda. Estación Villa Aldeana . — Sierra de la izquierda muy cercana, á 3 kilóme- tros y á la derecha lomas muy vecinas. Estación Lampazos . — Los cerros al E.de Lampazos están compuestos de ca- pas de caliza arcillosa, apizarrada, fosilífera, con 70°]Sr.O. y 10° echado al jST.E. Estas capas alternan con capas más apizarradas en la parte superior y con bancos de caliza resistente en la parte inferior. Por el lado O. de Lam- pazos, en Pozo del Tulillo, situado en la falda de la mesa de Cartujanos, se en- cuentran capas de marga amarillenta apizarrada con intercalaciones de ban- cos de ostreas. Estas capas tienen una dirección de 20° N.E.-S.O. y echado al O. de 17°. La época á que pertenecen las pizarras y areniscas de Arroyo del Tulillo al O. de Lampazos es la del Grupo Laramie, tan discutido en Los Estados Unidos y que definitivamente ha venido á ser colocado en la cima del Cretá- ceo. Los fósiles por mi recogidos en esta localidad pertenecen todos á las es- pecies que del grupo Laramie ha descrito el experto paleontologista de los Estados Unidos Dr. C. A. White; siendo las especies más abundantes la Os- trea glabra Meek and Iiayden, Anomia micronema Meek, Volsella (Bracliy- dontes) regularis White, Corbula subtrigonalis Meek and Hayden, Corbícu- la (Leptestes) planumbona Meek, Melania wyomingensis Meek y Melania insculpta? Meek que forman bancos de espesor de 35 á 50 centímetros casi exclu- sivamente compuestos de la primera especie. La arenisca que viene encima de la capa fosilífera es muy parecida por sus caracteres exteriores á la que he encontrado en la región carbonífera de Sabinas, San Felipe y que creo ser idéntica á la del fondo del Río Bravo en Piedras Negras. Sería muy interesante buscar en esta arenisca fósiles vegetales, que es muy probable que se encuentren, para poder determinar su edad y así conocer la de los carbones de Sabinas, etc., que en mi concepto son más antiguos que el Laramie. Es tanto más interesante hacer esta investigación cuanto que di- chos carbones han sido referidos por Mr. Adams al Triásico, fundándose en el carácter de las areniscas y de las pizarras, así como en la presencia de ma- nantiales de aguas saludasen esta formación; ahora bien, en el arroyo del Tu- lillo las aguas que filtran á través de las pizarras son también saladas y las areniscas, como he dicho, son posteriores á las de Sabinas. Como las pizarras por sus fósiles pertenecen sin duda alguna al Laramie; como las areniscas en las cuales viene el carbón descansan directamente y en estratificación concor- dante sobre las pizarras, los carbones tendrían que pertenecer á lo más á la cima del Laramie y quien sabe si en esta región no hubo interrupción ningu- na entre el fin del Laramie y el principio del Terciario y en ese caso la anti- güedad del carbón apenas llega a la base del Terciario ? Las lomas situadas al O. de la estación del Jaral están formadas por cali- 142 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. za fosilífera cretácea, buzando al E. y al O., formando un pliegue cuyo anti- clinal corre de i\.0.-S.E. aproximadamente. El carácter paleontológico distintivo de esta caliza es la abundancia exce- siva de nudistas de la familia Chamidae; siendo estos los moluscos más grandes que hasta la fecha he encontrado en el país, pues alcanzan dimensio- nes hasta de 75 centímetros y probablemente los hay mayores. Asociados con los hippurites y de una manera muy accidental, pues son es- casísimos, vienen algunos fósiles que tienen los caracteres exteriores de la Ca- prina texana, Rcemer? pero sobre cuya identidad no aventuro opinión algu- na por haberlos encontrado sumamente despedazados; y antes más bien tie- nen la forma y estructura de algunos hippurites y á ellos los refiero mientras la observación detenida suministra datos más seguros para su clasificación. Las lomas son bajas y pertenecen á la sierra que por estos lugares se de- signa con el nombre de la sierra déla Paila. Estas lomas distan apenas 1 ki- lómetro y medio de la estación y llegan á la orilla de la vía, 2 kilómetros antes de llegar á la estación viniendo de Pastora. Después forman el subsue- lo las calizas cretáceas que en partes tienen encima una ligera capa del dilu- vio y acarreo diluvial y en otras quedan descubiertas. , -^ a estación Torreón está situada en la falda de una serranía caliza del Cre- táceo que se extiende hasta Jimulco. Estado de Zacatecas. Estación Fresnillo . — Cuaternario que al O. lo limitan los cerros de Proaño etc. á 12 kilómetros del camino y al E. cordón de cerros distantes 32 kilóme- tros. El llano continúa ensanchándose y estrechándose alternativamente, pe- ro conservando un ancho medio aproximado de 36 kilómetros, quedando siempre más cerca los cerros del O. que los del E. Ojuelos . — El valle ya no se ensancha del lado del O., conservándose lo mis- mo del lado del E., siguiendo hasta Calera. El subsuelo en el tramo com- prendido entre Ojuelos y Calera es de micapizarra y es seguro que de Ojue- los á Fresnillo suceda lo mismo. De Calera á Troncoso . — Micapizarra debajo de la tierra vegetal; en algunos tramos se ve la roca verde que tal vez es la clorita pizarra que tanto abunda en Gruanajuato. Las eminencias de las lomas y cerros que quedan al O. son de rocas andcsíticas. De Troncoso á Ac/uascalientes. — Cuaternario reciente en la llanura, que se dilata al E. unos 20 á 32 kilómetros y al O. de 4 á 6 kilómetros. Los cerros del O. están formados por rocas ígneas: andesitas y rhyolitas. Al S.E. de Aguascalientes se encuentra un cerro á 2 kilómetros de la vía formado de rocas eruptivas. Siguiendo al S. la llanura se estrecha y está li- mitada a los dos lados del camino por cerros de rocas ígneas, distantes los del C. 40 kilómetros y los del E. unos 6 á 8 kilómetros. BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 143 Las lomas por las cuales pasa el ferrocarril entre Peñuelas y Encarnación son de an desita pardo-rojiza. Esta andesita constituye los lomeríos que á uno y 0 tro lado del camino se extienden por algunos kilómetros. Desaparece de- ba] o de arcillas del diluvio 4 kilómetros antes de llegar á la Encarnación y reaparece en la Encarnación, con textura amigdaloide para desaparecer 7 ki- lómetros antes de la estación Santa María cubierta por el Cuaternario. Entre Santa María y Las Salas aparece otra vez la andesita y forma á los lados del camino cerros de alguna elevación. Las andesitas continúan basta La^-os y de allí en adelante vuelve otra vez á ensanchar la llanura, formada por arcillas etc., del diluvio. Al E. los cerros de rocas eruptivas distan 20 ki- lómetros y al O. 9 kilómetros. Urna A Peclrito . — Cuaternario reciente. De Peclrito á Francisco. — Cuaternario en la vía y á los lados lomas de ro- cas eruptivas distantes unos 600 á 2000 metros. Poco antes de llegar á Fran- cisco hay una loma por la que pasa la vía, que es una corriente de lava idén- tica á la anterior, de textui’a zonada, debido á la estructura fluidal. La loma se extiende alS.E. como 8 ó 10 kilómetros y probablemente más, pero no se ve desde el camino la continuación. En Pedrito al O. á 2 ó 3 kilómetros lome- río de andesita que corre de KE. á S.O. De Francisco á León . — Al Principio se abre mucho la llanura debido á que las lomas del O. se inclinan mucho al 8.O. y las del E. al S.E. A los 2 kiló- metros empieza del lado E. una loma á 500 metros de la vía y continúa al S casi paralela á la vía. Las lomas del O. quedan á 15 ó 20 kilómetros y un poco más al S. las lomas se ven tan lejos que no puede haber menos de 40 ó 50 kilómetros. La loma del E. del camino llega á León y termina en el San- tuario de León. Por el O. los cerros quedan á 36 y quizá 60 kilómetros sobre todo, directamente opuesto á León. De León á La Trinidad . — El llano conserva la misma anchura, quedando la serranía de Gruanajuato más inmediata á la vía 10 kilómetros, que los ce- rros del O. que distan lo menos 25 kilómetros. Estado de Hidalgo. La región explorada en los Estados de Hidalgo, Veracruz y San Luis, co- nocida con el nombre de las Huastecas, comprende los últimos estribos y con- trafuertes de la cordillera, que desprendida del sistema de la Sierra Madre del Pacífico forma la designada con el nombre de la Sierra Madre Oriental, que en uno de sus tramos recibe el nombre de Sierra Gorda. 1 Con excepción de la sierra de Zacualtipán, que es un estribo de la Sierra Madre Oriental, en donde el terreno es quebrado, la Huasteca comprende li- o-eras ramificaciones de los últimos contrafuertes de la Sierra Madre, los cua- les interrumpen las vastas llanuras, que con un suave declive van á morir á las playas del Golfo de México unas veces, pero otras son interrumpidas por 144 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. una ligera cordillera costera que forma el aparato litoral del Golfo, á cuyo borde son paralelas y á las cuales pertenecen los médanos ó dunas del li- toral. En cuanto á la hidrografía de esta región, diremos simplemente que todas las aguas que la bañan pertenecen á una misma cuenca hidrográfica. La constitución geológica de toda la región explorada es sumamente uni- forme y consta en su mayor parte de rocas sedimentarias dislocadas y corta- das en algunos puntos poco numerosos^ á juzgar por los datos recogidos en la exploración, por rocas ígneas pertenecientes á la serie moderna. Las rocas sedimentarias encontradas pertenecen á dos clases atendida la naturaleza de ellas: unas son de sedimentación mecánica y comprenden are- niscas margosas y calcáreas de diversos granos, conglomerados de pequeños y medianos elementos y pizarras arcillosas y arcillo-margosas; otras de sedi- mentación química, y son calizas compactas en gruesos bancos y pizarras ca- lizas que se cargan de arcilla para pasar á pizarras margosas. Las rocas íg- neas pertenecen á la especie labradorita. La estratigrafía del terreno es como sigue: en la base pizarras arcillosas de colores pardo-rojizo, rojo pardusco y amarillentas que contienen fósiles jurá- sicos como en la barranca de la Calera junto á Huayacocotla; sobre estas piza- íras y en estratificación concordante vienen pizarras margosas de color rojo de diversos tonos que alternan con areniscas de cemento calcáreo más ó menos aicilloso y formadas de pequeñas gravas, chinas y arena gruesa todo este ma- teiial silizoso; sobre estas viene un conglomerado de gruesos elementos, el cual parece establecer el límite de las pizarras de que nos ocupamos y que pueden referirse todas en su parte superior al Jurásico, de manera que el con- glomerado fijaría el límite del Jurásico y principio del Cretáceo. Todo este conjunto de capas se encuentra dislocado por las rocas ígneas terciarias que forman el subsuelo de Huayacocotla y la mayor parte de la sierra de Zacual- tipán. El rumbo de dichas capas es de JNT.-S. con echado al E. tendiendo á la posición horizontal primitiva, más ó menos variable hasta llegar á Zilaca- tipan. De Züacatipan á Zontecomatlán . — Las capas tienen un rumbo 50° N. O. con echado unas veces al N.E. y otras al S.O. alternativamente. En Zonte- comatlan las pizarras se cargan de caliza y tienen un rumbo de 50° H.O. con echado al j\.E. de 37° continuando por un grantramocon el mismo rum- bo y echado al j\ .E. que se conserva constantemente. Las pizarras margosas muy arcillosas todavía descansan sobre el comple- xus anterior sin que se vea discordancia en la estratificación y hacia la parte superior se van volviendo más y más calcáreas y empiezan á verse interca- laciones de pizarras calizas entre las margosas; después caliza en bancos cu- ya potencia es muy variable, pues en algunos puntos alcanza solamente unos cuantos metros, mientras que en otros adquiere centenares de metros, como en las inmediaciones de Tancanhuitz, Mesa de Coroneles, etc., encima vienen BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 145 pizarras margosas y areniscas margosas que á medida que son más jóvenes van volviéndose mas tiernas. Todo este conjunto de capas se encuentra dislocado, con rumbo de 45° Tí. O. y echado al Tí.E, 30° en las márgenes del rio Tolentino cerca de Ixhuatlán. Junto á Cliicontepec estas mismas rocas tienen rumbo Tí. á S. con inclinación de 15° al O. que cambia por la posición casi horizontal en Hue- jutla y á inmediaciones de Tantoyuca. En todos los demás puntos que abarca la región explorada se presentan es- tas mismas rocas con ligeras modificaciones en su estructura, que varia de imperfectamente peí í tica á granuda de diversos granos, formando suaves on- dulaciones ó pliegues de poca altura cuyas crestas son paralelas á la línea ]ST _S. y como los pliegues en lo general son muy abiertos los estratos se pre- sentan ligeramente inclinados hacia el E. y O. alternativamente. Puedo presentarse la disposición estratigráfica de estas capas por el siguien- te corte de arriba á abajo: Pizarras margosas que alternan con areniscas maro-osas; caliza compacta en bancos, pizarras calizas, pizarras margosas muy arcillosas conglomerado silizoso, pizarras con alternancias de areniscas cal- cáreas y pizarras arcillosas. Las rocas anteriores quedan cubiertas por las margas y aluvión que en la 'actualidad depositan los ríos, y representan las rocas cuaternarias que tie- nen una distribución geográfica paralela al Golfo formando una angosta faja cuy a mayor altura sobre el nivel del mar no pasa de 80 metros. Es seguro que entre estas rocas y las pizarras y areniscas margosas se encuentran in- tercaladas rocas sedimentarias terciarias, pero que sólo una perforación po- dría poner en evidencia. Llama notablemente la atención del observador la sucesión no interrum- ' la de estas rocas que en la base con composición un poco diferente, pues P ' allí predomina absolutamente la arcilla, encierren fósiles jurásicos, y qU Tibiando gradualmente su composición, que por aumento progresivo del Tinento calizo pasen á verdaderas calizas con los caracteres que distinguen ® < f 11 cn 0 t r os lugares de México establecen el paso á las rocas de la se- á las quo rie cretácea. . ., , , Creo que tomando en cuenta la composición de las rocas, su alternancia y lisposición estratigráfica, puede interpretársela historia de su depósito de la • 'i tiente manera, que nos permite trazar la historia geológica de la región. SI ”e la éra mesozoica y durante el período jurásico, el Atlántico cubría to- ' 11 tos limares y se depositaban en el seno de aguas tranquilas y de gran ‘“Ynrlidacl las pizarras arcillosas que encierran elementos de una fauna pe- T , L sedimentación se hacía lentamente y de una manera sucesiva; po- 8 nnroVor el relleno de la depresión océamca los organismos que vivían Z tos oouas se hacían más abundantes y sus despojos y acción sobre las s bstancfas que las aguas mantenían en disolución proporcionaban por depó- sito de sedimentación química el carbonato do cal, que al precipitarse se de- positaba en capas muy finas sobre los lodos arcillosos y asi se originaban las 1 N 0 ’ 4, 5 y 6—19 146 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. pizarras margosas que en cada momento se cargaban más do carbonato de cal. Con este de]:>ósito no interrumpido de lodos arcillosos y carbonato de cal, las partes menos profundas eran rellenadas y en ellas se sucedían á los depósi- tos tranquilos de mar profundo los depósitos de aguas salobres do poca pro- fundidad ó sean los depósitos costeros ó de litoral. Esto explica la intercala- ción del conglomerado que viene á cerrar el depósito de las rocas sedimenta- rias que liemos referido al Jurásico. A este rellenamiento sucedió un hundimiento lento y progresivo durante el cual se depositaron las rocas que hemos designado como cretáceas, nada más que entonces se verificaban oscilaciones verticales muy repetidas, pues la potencia de las ca|ias es bastante pequeña y hay que aceptar la sucesión de estos hundimientos y levantamientos repetidos del fondo del Atlántico para explicar la frecuente alternancia de las pizarras y areniscas. Esta serie de os- cilaciones duró todo el tiempo que tardaron en depositarse las rocas cretáceas que alcanzan una potencia de muchos centenares de metros. . ^ fi nes del Cretáceo y antes de la aparición de las rocas ígneas, la emer- sión de esta parte del Continente se había terminado, quedando entonces no sólo bosquejado, sino casi completamente terminado el relieve de la parte 01 iental de la República, que parece haber empezado á fines del Jurásico álo. menos para esta porción del país. A consecuencia de la presión lateral que los depósitos marinos del antiguo mai cretáceo ejercían de una manera continua y progresiva, se iban bosque- jane o os elementos orográficos de la Sierra Madre Oriental, y se producían os p legues, ondulaciones y fracturas, cuya dirección próximamente de A. á es an inc icando con bastante claridad, que la acción dinámica á la cual de- en su existencia provenía del E., es decir, de los depósitos que simultánea- mente se estaban verificando en el seno de las aguas del mar cretáceo. . f 01 ™ a d° el relieve de la Sierra Madre y después de un período de se- dimentación tranquila en el seno del Atlántico á fines del Mioceno y princi- pios del Phoceno, hicieron su aparición las andesitas y vinieron á ocasionar íslocaciones de menos importancia y fracturas en los depósitos sedimenta- os, que no coiiesponden á las originadas por el movimiento orogénico de es- a paite del país. Esto explica los cambios de rumbo y echado de las rocas sec ímentanas en los puntos muy cercanos á las rocas ígneas, así como el me- amorfísmo de las calizas, que han sufrido una marmarosis que las hace ade- cuadas paia emplearlas como mármoles comunes. En resumen, el levanta- miento de la Sierra Madre se inició á fines del Jurásico, se desarrolló duran- te el Cretáceo y se terminó á fines del Terciario. A consecuencia de los levantamientos y hundimientos sucesivos del fondo c e Atlántico, partes antes cubiertas por aguas de bastante profundidad se convertían en regiones costeras, en las cuales abundan las lagunas con ó sin comunicación directa con el mar y en el seno de las cuales se verificaron los depósitos de las capas de grahamita que son muy abundantes en esta región BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 147 clel país, y cuya posición exacta se encuentra marcada en el primer Bosque- jo Geológico de la República. Los depósitos de petróleo y chapopote que establecen un lazo de unión en- tre él y la grahamita, se verificaron también en esta especie de albuferas de que hemos hablado antes; y en apoyo de esta opinión se puede citar la estruc- tura de las rocas entre las cuales se encuentra el petróleo y su producto de destilación, lo cual indica que se depositaban en aguas cenagosas poco pro- fundas y en las cuales era abundante la vida. Para asignar la edad geológica que corresponde á estas rocas, sólo he con- tado con el carácter petrográfico y el estratigráfico; y si bien es cierto que el primero es completamente insuficiente, acompañado del segundo, creo que no estoy muy lejos de la verdad, pues que por él me consta que las rocas referidas al Cretáceo descansan directamente sobre rocas jurásicas, cuya edad no me es dudosa por haber visto fósiles característicos jurásicos recogidos en la ba- rranca de La Calera cerca de Huayacocotla. Pudiera suceder muy bien que las areniscas tiernas que vienen en la cima de la formación no pertenezcan al Cretáceo sino al Eoceno, pero atendida la escasez absoluta de fósiles, á la concordancia de estratificación y al aspecto de las areniscas y pizarras que son muy semejantes, si no idénticas álas del La- ramie, creo más conveniente segregarías del Cretáceo. ' La edad de algunos depósitos de grahamita y chapopote podrían quizá re- ferirse á la cima del Cretáceo, á la parte superior de Laramie, por las razo- nes anteriormente expuestas. De Tidancingo á Apaleo — Tobas volcánicas en todo el valle, limitado por cerros de andesitas que corren de Tulancingo á Santa Ana y Apulco. En es- te último punto asoman las rocas ígneas, y en el tramo de Apulco á Tulan- cino-o se ve inmediatamente debajo de las tobas la roca ígnea que está des- cubierta en el rancho de las Tortugas. De Apulco á Huayacocotla . — La tierra vegetal formada a expensas de la descomposición de la roca ígnea, forma delgada capa que oculta en muchos C untos la andesita, etc., que constituye el macizo de los cerros comprendidos entre Apulco y Huayacocotla. De Huayacocotla á Zilacatipan . — A la salida del pueblo de Huayacocotla npiezan á verse las pizarras arcillosas y margosas de colores rojo y amari- llento con rumbo N.-S. y echado al E., que cambian por el de E.-Q., con echa- do al S. más ó menos variable hasta llegar á Zilacatipan. En la base se ven alternar las pizarras con areniscas más ó menos arcillo- t junto á Zilacatipan se encuentra la pizarra caliza intercalada entre las margosas y arcillosas. . . „ De Zilacatipan á Zontecomatlán.—L a misma pizarra formando pliegues y ondulaciones cuyos ejes corren al N.O. y echado unas veces al S.O. y otras al N.E. En Zontecomatlán las pizarras son bastante calcáreas y corren de 50° ]Sr.O. y con echado de 3/° al N.E. De Zontecomatlán á Ixhmtlán .— Pizarras margosas y areniscas margosas 148 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. que forman Ja continuación de las pizarras arcillosas y calizas de Zonteco- matlán, pero cuyo aspecto recuerda mucho las pizarras y areniscas cretáceas. El rumbo de las capas es de 30 9 N.O. y su inclinación 45° al IX. E. entre Ixta- cahuayo y El Naranjal. De Ixhuatlán á ranchería del Alamo por Llano de Enmedio. — Continúan las pizarras y areniscas margosas que hemos venido viendo desde antes de 11c- llegar á Ixhuatlán, y que como he dicho antes, se asemejan á las pizarras areniscas del Infracretáceo de Zapotitlán en Tehuacán. En el río de Ixhua- tlan llamado de Tolentino, tienen los estratos un rumbo de 4-5° N.O. y 30° de echado al N.E. Continúa esta formación hasta la hacienda del Chapopote cubierta por tierra vegetal. De Chapopote á la hacienda de Tomatoco. — Al IX. y O. rocas ígneas tercia- lias que continúan hasta Tantima pasando por la orilla de Tantoco. De Tomatoco á Tlacolula y rancho de la Fuente. — Adelante do Tomatoco se atraviesa una cordillera de cerros de rocas ígneas que va á terminar adelan- te de Tantima; sigue después la arcilla cuaternaria hasta llegar á Tlacolula, y adelante se ve otra cordillerita de cerros de rocas ígneas terciarias que se va á unir á la primera. De Tlacolula á Rancho de la Puente, sobre el cami- no de Túxpam á Cliicontepec, la arcilla cuaternaria debajo de la tierra ve- getal. Al S.E. se ve el cerro de Moralillo y al S. el do Tepenahua, muy in- met ia os al rancho formando parte de la cordillerita que se atraviesa al ir de I omatoco á Tlacolula. De la Fuente á Chicontepec. — Aparecen las pizarras y areniscas margosas ce glano fino, siendo un poco más arcillosas y estando dislocadas con rumbo •-> . e inclinación de 15° al O. Ya muy cerca do Chicontepec, las pizarras con en de E. á O. con inclinación de 20° al E., que pasaá 5 o al E. La misma foimación continua hasta la subida á ITuautla, donde aparece la roca ígnea de color negro igual á la de Huayacocotla, que antes de 1 kilo metro; de ITuautla á Huejutla desaparece debajo de las pizarras, que continúan hasta Huejutla casi horizontales. La iglesia de Huejutla está construida sobre una pequeña orna formada de capas horizontales de pizarras margosas. Las pizarras son idénticas a las de Tcnampulco, camino de Teziutlán:, son muy tiernas y parecen peiteneccr á la cima del Cretáceo y quizá pasen á la base del Eoceno. Por su aspecto se asemejan á las de Tamaulipas y Nuevo León cerca del Tulillo en donde se manifiesta el Laramie, y no seria remoto que perteneciera á di- cha subdivisión del Cretáceo. Llama notablemente la atención del observador la sucesión no interrumpida de estas pizarras que con una composición mas arcillosa encierra fósiles jurásicos en la barranca de La Calera, junto á Hua- yacocotla, y cambiando su composición sin el más ligero trastorno en su es- to atificación, pasan á las pizarras calizas de la cima del Jurásico y base del Cretáceo, como en Catorce y Tétela, y después alternan con areniscas calcá- reas, que sucesivamente se van volviendo margosas lo mismo que las piza- nas, teniendo entonces el aspecto délas pizarras y areniscas del Infracretáceo de Zapotitlán, con la notable y curiosa semejanza de que las aguas que fil- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, 149 tran por entre ellas son ligeramente saladas; y finalmente, de Ixliuatlán á Huejntla las pizarras predominan con el carácter de las del Laramie, dando también aguas saladas como en IX uevo León. De Iíuejutla á Chiconamel — La pizarra y areniscas margosas apizarradas que lnay en Iíuejutla en capas casi horizontales ó ligeramente onduladas, pue- den con toda probabilidad referirse, como lo he hecho antes, al Cretáceo Su- perior ó á la base del Terciario. De Chiconamel á Ranchería de u El Cardón .” — Continúa la misma formación anterior hasta las Piedras, El Cardón, Pochuco hasta Tonquián en donde el Cuaternario adquiere mayor espesor. Esta formación continúa á Tanchenec por Colosán y Santa Rosa. De Tanchenel al río Pajal . — Continúa el Cuaternario. En la ribera izquier- da del río anticlinales con crestas JST.— S., y adelante se ven las capas buzan- do al O. con rumbo N.-S. y el echado es de 30° á 35°. De Pajal á Valles . — Continúa la anterior formación. De Valles á Tampico . — Por la vía ferrocarrilera de San Luis Potosí á Tam- nico, pizarras margosas y calizas, especialmente en el lugar llamado la Pe- drera. Las rocas calizas más ó menos apizarradas que pasan á pizarras mar- o-osas y que en estructura varían de imperfectamente pelíticas á granudas de diversos granos, están ligeramente dislocadas formando suaves ondulaciones ó pliegues de poca altura cuyas crestas ó dorsos, según sea su amplitud, son paralelos casi á la meridiana magnética. Como he dicho antes los pliegues en lo general son muy abiertos, así es que los estratos se presentan ligera- mente inclinados hacia rumbos que coinciden casi con el E. y el O. alternati- vamente. El aspecto de la caliza cerca de la Pedrera es de una caliza hi- dráulica. A unos 20 kilómetros de Tampico las calizas desaparecen debajo de la tie- rra vegetal y del aluvión fino (limo) de los ríos Tamesín y Pánuco, pero es muy probable que en los pequeños lomeríos de las inmediaciones de Tam- pico se vean las calizas de que nos venimos ocupando. La edad de estas calizas es bastante difícil do determinar, en atención á la escasez casi absoluta de fósiles en las localidades estudiadas, pero tomando en cuenta sus caracteres de estructura, textura, composición y posición estra- tio-ráfica, se pueden referir á la cima del Cretáceo, pues cubren álas pizarras y areniscas margosas, que en Iíuejutla y otros puntos visitados hemos visto descansando sobre pizarras calizas y areniscas calcáreas, que á su vez descan- san sobre las pizarras cpie contienen los fósiles jurásicos de la barranca de La Calera, junto á Huayacocotla, a un lado de Zacualtipan } ceica de la linea li- mítrofe entre Yeracruz é Hidalgo, al primero de cuyos Estados pertenece el pueblo do Huayacocotla qne forma un Municipio dependiente del Cantón de Cliicontepec. De Valles á Rescón y Tambaca — Las pizarras desaparecen debajo de las ca- lizas compactas gris cenicientas que tienen el aspecto de las calizas cretáceas 150 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. cíe Gruadalcázar, etc. Un kilómetro adelante de Tambaca aparecen rocas íg- neas que dislocan las calizas. El anclio es de algunos kilómetros. En Canoas a 2 iarecen las rocas ígneas que se extienden poco hacia el S. y al E. Al E. del pueblo de Yolotepec, áunos 4 kilómetros, se levantan cerros que se extienden hasta Mixquiahuala, compuestos de caliza compacta, gris ceni- cienta, fosilífera, que por metamorfismo pasa en algunos puntos á caliza im- perfectamente cristalina. Los fósiles que contiene la cediza son hippurites en muy mal estado de conservación, pero parecen pertenecer los más abundan- tes á la especie Iíippurites mexicana Barcena. La formación cretácea se extiende á la hacienda de Ocoxdá formando un arco de cavidad volteada hacia Yolotepec y se uno al cerro de calizas situado entre Yolotepec y Lagunillas. Xochitlán como Yolotepec, está situado sobre acarreo de guijarros y cantos de caliza fosilífera cretácea cementados por to- ba caliza ai'cillosa (caliche) que forma costras muy gruesas al pie de los ce- rros de caliza. Ixmiquilpan está edificado en tobas, arenas y cenizas volcánicas que for- man entre las tobas lechos de una especie de arenisca tierna (xalnene) que pertenecen al fin del Plioceno. Está formación está limitada por altos cerros de calizas cretáceas fosilíferas que se continúan por un lado para Mixquia- huala y por otros para Zimapan y El Doctor en Querétaro. En esta parte del Estado de Hidalgo las capas calizas dislocadas tienen un rumbo domi- nante de E. á O. próximamente y echado de 35° á 60° al S. Estado de Oaxaca. De Huajuapan á Tezocdlán . — Rocas ígneas terciarias andesita horbléndi- ca y rocas sedimentarias terciarias del Plioceno, formadas por destrozos de rocas ígneas, con granos variables que constituyen brechas y conglomerados que pasan á areniscas margosas y margas, entre las cuales viene intercalado el yeso de un modo muy irregular. Estratigráficamente se distinguen las siguientes subdivisiones ó pisos del Terciario: conglomerado calizo formado por guijarros y cantos de caliza cre- tácea; conglomerado rojo de grandes elementos, en los cuales predomina la pizarra metamórfica y los guijarros calizos son más escasos, más pequeños y vienen acompañados de cantos, guijarros, chinas y matatenas de rocas ande- síticas; areniscas tiernas arcillosas, imperfectamente pizarreñas; esta arenis- ca alterna en algunos lugares con capas de roca ígnea del Plioceno; finalmen- te margas arcillosas que cubren las rocas ígneas del Terciario Superior. De Tezoatlán á Tlaxiaco . — Hasta la llegada á Santa Catarina rocas idénti- cas á las de Tezoatlán; de Santa Catarina adelante, hasta cerca de Yosoñama andesita hornbléndica; junto á Yosoñama rocas sedimentarias: areniscas mar- gosas, tiernas, verdosas y grises que son probablemente de la cima del Creta- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 151 ceo, después filades hasta cerca de la bajada del río de Yuñú en donde vuelven á aparecer las andesitas, y sobre ellas dislocadas areniscas cuarzosas y piza- rras como las de la formación en cpie viene el carbón; pasado el río aparecen nuevamente las rocas terciarias ígneas y después margas verdes de diversos tonos y más ó menos claramente apizarradas, que pertenecen según mi modo de ver al Cretáceo Superior. En una barranquita que se junta al río Ñu mí en la orilla derecha del ca- mino de Tlaxiaco á Yosoñama 22° al S.E., se encuentran cuatro capas de pi- zarras con hojitas de carbón, teniendo hasta 20 centímetros de espesor. En la falda del cerro de Yucutiucu, junto al río Ñuñú, se halla otra capa de carbón en pizarra negra con muy escasas hojas, rumbo Y.-S. Cerro del Mosco rumbo 33° Y.E. y echado al SE. de 50°, pizarra negra te- ñida por carbón; no se distingue capa de carbón puro. Estas pizarras conti- núan del otro lado de la barranca con espesor de 4.25 metros. En la barranca de Agua Salada con rumbo de 20° Y.E. y echado de 30° al S.E., se halla una capa de pizarra con carbón impuro intercalada entre ca- pas de arenisca en el alto y pizarra en el bajo. Adelante se encuentra otra capa de 50 centímetros de espesor como á distancia de 5 metros de la ante- rior. Ea capa más importante de 2 metros de pizarra bituminosa con delga- dos lechos de carbón, que lleva mucho óxido rojo de fierro en todas las líneas de fractura; las capas expuestas ála intemperie se oxidan y tiñen de rojo. La barranca se junta como se ha dicho al río de Yuñú en su margen izquierda. Barranca del Moral. — Al pie de la loma del Arenal en donde se hallan ca- pas carboníferas con espesor total de 7 metros divididas en cuatro grupos por la pizarra: el superior de 2 metros próximamente; el segundo que tiene un espesor de 80 centímetros con carbón malo, y el tercero otra de 65 centíme- tros. El grupo superior, que es el mejor, llera una capa de 30 centímetros de carbón puro de muy buena calidad. Es el manto más abundante á la vez que de todos los criaderos visitados es el que contiene carbón mejor; las capas tienen rumbo Y. 30° O. con 30° de echado al S.O. j\£lna de la Barranca de los Sabinos en el cerro de Yucundica. (Cerro abier- ^ Contiene una capa de pizarra negra con delgadas y numerosas capitas de carbón. El espesor total es de 3 metros y en todo el grueso no se distin- gue una sola capa de carbón que tenga 10 centímetros de espesor. Rumbo de las capas de caliza que viene en la cima de la formación de Tlaxiaco Y.-S. con echado de 5 o á 10° al O. Al Y. O. de Tlaxiaco he encontrado fósiles en el grupo de pizarras margo- sas verdes y amarillentas que tienen un rumbo Y. 10° E. y echado de 10° al S O. Los fósiles recogidos son Grypheas y Cyprinas; las primeras parecen ser de la especie Pitcheri, y las últimas son especies vecinas de algunas de las Cyprinas de San Juan Raya, teniendo más semejanza con las Cyprinas del S. de México y del Estado de Chiapas. Mina de carbón de Tmiiche , paraje de Miniyalma en la fracción de Antonio 152 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Mendoza. — Lignita terrosa de pésima clase en la que vienen capitas de lig- nita apizarrada de muy buena calidad. Margen derecha de Santiago del Río. — Un el Distrito de Silacayoapan, lig- nita terrosa de mala clase; en el corte de la barranca se hallan descubiertas siete capitas de 3 5 á 50 centímetros de grueso compuestas de tierra y lignita de mala calidad. Realito. — Las vetas de Realito están al S. de la población á una legua cor- tando micapizarras. Esta formación so compone do conglomerado rojo tercia- rio y tobas y margas hojosas orientadas do X.-S. y echado variable al E. y cerca de Silacayoapan al O. J)e Silacayoapan á Realito. — Conglomerado y tobas terciarias interrumpi- das por rocas ígneas á 4 kilómetros de Silacayoapan. Reí Rancho de las Animas al Paraje del Salino. — Capas de margas arenosas, verdosas y blancas del Terciario que vienen sobre las margas silizosas en que existe la lignita apizarrada do Miniyahua con rumbo E.-O. y echado 35° al S. Las margas alternan con areniscas. Re Silacayoapan á Santiago del Río. — Margas, areniscas terciarias en la ba- se y en la parte superior margas blancas calizas y silizosas; entre estas vie- ne el carbón de Tunuchi y el do Santiago en las margas apizarradas y are- niscas de la base. Re Santiago del Río á Las Animas. — Terciario; adelante en las faldas del cerrito Tía Aleja, roca ígnea terciaria; después conglomerados calizos y yeso- sos y finalmente yeso formando los cerros de Tecomistlahuaca, siendo el me- jor por su color y grano el de la cañada de Santa Catarina. Corte. Yeso, conglomerados rojos y areniscas rojas tiernas, margas ver- dosas y areniscas tiernas verdes y pardo rojizas, margas muy silizosas y cal- cáreas y encima tobas margosas y margas arenosas de origen volcánico. En el tercer miembro y en la base del cuarto viene la lignita apizarrada del Dis- trito de J uxtlahuaca. Re Mixtepec á Juxtlahuaca. — Conglomerado grueso y fino, rojizo, terciario, semejante al de Tezoatlán, calizas y pizarras más ó menos calcáreas, fosílife- ras , mu y ricas en Ostreidae; después pizarra arcillosa hasta inmediaciones de Juxtlahuaca en donde aparecen las rocas ígneas terciarias. J)e Tlaxiaco á Mixtepec. — Margas verdes y areniscas verdosas de la cima del Cretáceo y base del Terciario; en seguida descendiendo, pizarras fusil ite- ras con Cyprinas y varias capas do Ostreidae, más abajo pizarras y areniscas con impresiones en que viene el carbón de Tlaxiaco; en la base, phyllades y pizarras arcillosas. Estas continúan hasta 4 kilómetros antes do Mixtepec en donde asoman rocas ígneas y de allí á Mixtepec conglomerados y areniscas volcánicas del Terciario Superior. Re Juxtlahuaca á Tepexillo. — Rocas ígneas terciarias y en partes capas de pizarra caliza ó caliza apizarrada. Re Tepexillo á Tindú. — Caliza compacta gris cenicienta y al llegará Tindu rocas ígneas. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 153 En la barranca del Agua Buena 30° A.O. de Tezoatlán aparece una capa de pizarra carbonosa, que los vecinos de Tezoatlán han tomado como carbón, está bastante impregnada de carbón pero no se le puede considerar como tal. La pizarra negra tiene un espesor do 27 centímetros y está intercalada entre la arenisca margosa en el bajo, y arenisca resistente de grano fino en el alto. Arriba y abajo hay alternancias de capas resistentes y arcillosas, pero cpie no constituyen verdadera arcilla sino que es arenisca en que abun- da más el elemento arcilloso. Rumbo 60° A.O. y 50° echado al S.E. Corte . — Capas superiores de arenisca gruesa que lleva chinas y gravas, constituyendo una piedra de molino de buena calidad, debajo alternancia de numerosas capas de arenisca de grano fino más ó menos resistente entre las cuales viene la pizarra carbonosa. Adelante, barranca abajo, las capas tienen rumbo 70° A.E. y 55° al S.E. estando onduladas en el sentido del rumbo. Barranca del Guayabo entre los cerros de La Campana y otro sin nombre al E. capas de pizarra y arenisca pardo rojiza semejante á la de Matzitzi en Tehuacán, formando anticlinales orientados de 65 á 60° A. O. El echado no solamente cambia de rumbo sino que es de mayor ó menor inclinación se- liyllades y las de color negro y negro agrisa- do son las que se lian tomado aquí 2 >or carbón. En la Cuchilla de los Jogos ó Chirpandías, se ve ¡bizarra arcillosa negra que no se puede considerar como carbón. Mina de San Francisco en el rancho de San Francisco Yosacuta. Pizarras verdes resistentes y arenisca do grano hno, p> obres en mica y muy semejan- tes a las púzarras arcillosas grises, hay una hoja de color negruzco de 2 ^ zarra bituminosa muy 2 >obre en betum, y sobre la capa de arenisca que forma el alto de la capa anterior viene otra de 20 centímetros á 10 centímetros, en la cual hay hilitos de carbón con rumbo X.O.-S.E. y echado de 55° á 20° al jNi .E. Capa de pizarra con carbón de 80 centímetros, con rumbo A. 0. 40° y cc íac o de 40 al X.E., intercalada entre capias de pizarra que vienen debajo de la caliza compacta gris cenicienta fosilífera, de la cima del cerro de San uan Viejo. El lugar de esta capa es la orilla del Pueblo de San Juan Viejo. Oormrniívn -nnvn i ontmuan piara abajo capias de pú zarra negra. Estados de Guerrero, México y Miciioacán. De Guala á Tlalapa. — Pizarras micáceas más ó menos alteradas y muy ple- gadas. En la mina de Tlalapa al S.E. del pueblo de este nombre á 1200 me- tros de distancia se encuentra una mina do antimonio abierta en una veta en andesita que corta á las micapizarras según la dirección X. 70° E. En la an- c esita arma la veta de estibnita, blenda y galena antimonial con matriz cuar- zosa y tiene un rumbo N. 10° O. De Guala a Xalmolapa . — Conglomerado rojo pl i oceno formado de destro- zos de rocas andesíticas bastante alteradas con rumboN.-S.y echado al E. En Xamolapa se presenta con echado al O. La andesita de Tlalapa asoma en al- gunos lugares sin ocupar grandes extensiones. » En el arroyo de Cuati cap» a se ven capias de areniscas y pnzarras con rumbo -O. y echado do 70° al S. Caliza y pnzarra caliza, arenisca calcárea con rumbo N.O. y -50° al S.O. Capas con rumbo N. 26°. Pegaduras de carbón de 2 a 5 milímetros. A los 12 kilómetros de Huamuztitlán camino para Xihuitlipa aparecen las micapizarras con rumbo N. 70° E. verticales al principio y después con inclinación de 80° al S.E. El conglomerado volcánico rojo y una marga par- i o-rojiza que descansa sobre brechas de areniscas, cubren todo el tramo des- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 159 ele la orilla clel valle de Huamuztitlán. El conglomerado es casi horizontal, débilmente inclinado al S.E. De Huamuztitlán se inclina hacia Tlalapa y ade- lante do Totolapa tiene inclinación contraria. Adelante asoman las pizarras con echado contrario al anterior. A los 19 kilómetros de Huamuztitlán, aparecen las calizas compactas cretáceas con rumbo X. 50° E. y 10° al X.O. A unos 3 kilómetros antes de llegar á Xikuitlipa desaparecen las calizas y quedan á descubierto las pizarras, apareciendo las primeras á una distancia de 800 metros al S.E. En la barranca de Chilsintla al S. O. de San José Buenavista se ve la for- mación del Cretáceo, compuesta de pizarras arcillosas, pizarras margosas ca- lizas y conglomerados. El conglomerado viene encima de las calizas ó de las arcillas margosas con rumbo X.-S. y 35° á 40° y 50° echado al O. El espesor de la formación es de más de 600 metros. De Olincdá á Teohuoxtitlán. — Pizarras y á la mitad del camino andesita. El pueblito de este nombre está en una loma de conglomerado rojo, siendo las lomas vecinas de la misma roca. De Ocotitlán á Teohuoxtitlán. — Pizarras, y á 4 kilómetros antes de llegar conglomerado rojo y margas rojas arcillosas. La pizarra continúa hasta más allá del pueblo do Alpoyeca. Cuatro kilómetros adelante del pueblo, el echa- do es al S.E. y el rumbo de las pizarras es de X.E.-S.O. Cerca do Xitopontla, se encuentra una reventazón de hematita en lente, filón capa, intercalado en las pizarras que corren de X.E.-S.O. con echado de 50° al S.E. Las pizarras que en este punto se encuentran tienen un rumbo JST.-S. continuándose hasta Atlistaca, acompañadas en este lugar de un con- glomerado rojo hasta Ahuacuo tzingo. Arroyo de Tecomatlán ó Trapiche Viejo. — Conglomerado y debajo andesita. Antes de llegar á Vinatería de Xaxoxutla, conglomerado y caliche sobre ca- liza cretácea. G-arita de Tlacolaquia, donde entra el río de Pantitlán abierto en la caliza. __A 3 kilómetros termina el llano de Pantitlán donde se ve el Cuaternario sobre conglomerado calizo y en la base conglomerado rojo. Siguen margas blancas, verdes y rojas (terciario), con rumbo S.E. y echado de 20° á 25° al X. O. Río de Atempa, continuación del conglomerado. La población do Chilapa está situada en una formación Cuaternaria y en an- desitas de hiperstena y hornblenda. Cuesta de Temalacatlalca ( á 8 kilómetros de Chilapa ) . — Cretáceo: margas fosilíferas sobre calizas fosilíferas, comenzando las calizas á 4 kilómetros de Chilapa con rumbo X.-S. y echado al O.; las margas y calizas arcillosas con echado al X. Al terminar la cuesta, Cretáceo: calizas entre pizarras y ca- pas de ostrea, adelante capas de pizarras margosas cretáceas, con rumbo E.-Q. y echado al X. de 10°. Adelante, anticlinal X. 70° O. inclinación 10° al X.E. Pie de la cuesta de Amula, Cretáceo con rumbo X.-S. y echado al O. y al S.O. 160 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Los llanos cíe Amula se extienden hasta Apango, y están limitados por cerros de caliza y pizarras cretáceas. A 6 kilómetros antes de llegar á Tixtla se interrumpe el cretáceo, dominando las calizas en los cerros hasta Atliaca. El pueblo de Tixtla se halla en formación Cuaternaria. Ghilpancingo . — Sigue Cuaternario y el camino va por la derecha en la ori- lla y corta á 2 kilómetros las calizas cretáceas con rumbo JE.E.-S.O. y echa- do al ÜNT. O., encima vienen areniscas amarillentas y pizarras amarillentas su- cias, con rumbo E— O. con echado al S. de 15°. Zumpango . — Pizarras amarillentas compactas y pizarras negras agrisadas desmoronadizas, con rumbo JE.-S. y echado al E. de 5 o . Pudieran referirse al Eoceno; llevan vetillas de Baritina. En la cañada del Zopilote á 4 kilóme- tros de Zumpango so ven las andesitas. Las andesitas siguen hasta 9 kilóme- tros de Zumpango, donde cortan á las calizas cretáceas cpio aparecen con rum- bo IST.-S. é inclinación al E. de 30°. Venta de Mezguititlán . — Calizas cretáceas. Dos kilómetros adelante capas de caliza con rumbo KE.-S.O. y echado do 50° al S.E. Antes de llegar al Zopilote calizas en sinclinal abierto. Venta del Zopilote.— A 22 kilómetros de Chilpancingo, calizas cretáceas con rumbo E.-O. y echado al S., pasando estas capas á 2 kilómetros adelante á ser horizontales. Así continúan hasta Milpillas y adelante tienen un rumbo E.-O. con echado variable al X. Cambian nuevamente un kilómetro adelan- te por X. 30° E. con echado al S.O. y al S.E. alternativamente y horizonta- les, para tener luego rumbo X.S. con echado de 25° al O., y adelante E.-O. con echado de 15° al 1ST. Sigue una sucesión de pequeños pliegues cuyas cres- tas corren con rumbo X.-S. En Venta Vieja, calizas del Cretáceo, orientadas E.-O. con 70° echado al S., y á 2 kilómetros adelante las capas de E.-O. tienen echado de 10° al JE. Cambia en seguida el echado al S. bajo el ángulo de 45° y así continúan has- ta Venta del Zopilote. Aquí aparece la andesita cortando las pizarras calizas cietáceas por un tramo de cosa de 2 kilómetros, y continúa la pizarra amari- 1 lenta del Cretáceo Superior hasta Mexcala, 42 kilómetros, pueblo situado en la ribera izquierda del río de las Balsas, Entre Mexcala y el río de este nombre, las capas corren de X.-S. con echa- do al E. de 60° y al O. de 15°, formando pliegues descopetados de pizarra del Cretáceo Superior. En el río, á 6 kilómetros de Mexacala, las capas de piza- na y de arenisca calcáreas tienen la dirección JE. 70° E. y continúan hasta 2 kilómetros antes de Xalitla, en donde el conglomerado andesítico rojo del Ter- ciario superior las cubre; extendiéndose el conglomerado en capas horizontales hasta unos 3 kilómetros más allá del río Xalitla, donde las capas de conglome- rado tienen rumbo E.-O. con 35° al S. Aquí termina el conglomerado y que- dan descubiertas capas verdosas cretáceas con rumbo X.-S. y un echado de 3o° al E. Ocho kilómetros adelante de Xalitla, del lado derecho se presenta nuevamente el conglomerado que cubre allí á las andesitas y del lado izquier- • BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 161 do del río se extiende el Cretáceo. El conglomerado termina adelante de Ix- tola. Tonalapci (á 9 kilómetros de Xalitla). — Cretáceo superior, compuesto de capas de pizarra y caliza amarillentas, con rumbo N. 20° E. y echado al S. E. de 45° á 50°, que pasando por Venta de Paluta y Cuadrilla de Sabana Grande sigue á Tranca del Conejo, en donde las capas del Cretáceo cambian, pasan- do á ser orientadas de E.-O. con inclinación de 55° al S. Con el mismo rum- bo pero con echado al V. de 30° á 40°, prosigue el Cretáceo hasta venirse á ocultar antes de llegar á Zacacoyuca debajo de una roca eruptiva que es un basalto. El basalto sigue hasta Zacacoyuca y se extiende de E. á O. unos 4 kilómetros. Zacacoyuca á Tepoclúca . — Cuaternario que cubre probablemente á la roca basáltica de Zacacoyuca y que se extiende hasta Tepecoaouilco y Valle de Iguala. " Iguala á Tcixco. — Cuaternario á lo largo del Valle hasta Tepecoaouilco, á 4 kilómetros de Iguala termina el plan y empieza la subida, encontrándose á 870 metros de altura toba cuaternaria que en algunas partes descansa en el conglomerado terciario. En el pueblo de Tlalamulco á 6 kilómetros y medio de Iguala, caliza compacta cretácea. Adelante, calizas que corren de E. á O. con echado al V. de 55 á 40°. Sigue esta formación con discordancia entre las calizas y pizarras cpie corren de N. á S. echado al E.; 500 metros adelante pi- zarras con rumbo E. á O. con echado al S. hasta antes de llegar á Puente Campuzano donde se ve la caliza con rumbo N. 70° E. y echado de 20° al JST.O. Continúa el Cretáceo hasta Taxco el Viejo, formado de capas con dirección E. é inclinación al V. de 45° á 70°. A 4 kilómetros y medio de Campuzano, ca- pas amarillentas con rumbo V. 40° E. é inclinación de 10° al N.O. Tcixco á Tetipac . — Pizarras calizas y conglomerado rojo de gruesos elemen- tos y arenisca arcillosa (losero de Guanajuato). Este conglomerado que pare- ce venir debajo de conglomerado calizo, tiene un rumbo de N.S. y echado al O. En Casahuates, conglomerado, margas y arenisca margosa, rojas y pardas, horizontales. La roca compacta está dispuesta en capas de corriente hacia el yp y N.O. Las capitas son de 3 á 5 metros de grueso y con la manifestación de la acción fluidal de la roca, terminando hacia el O. esta roca compacta y siguiendo las calizas cretáceas. A los 6 kilómetros continúa la roca ígnea. En Tetipac se observa la roca eruptiva cubierta por conglomerado. Adelante de Tetipac se ven capas terciarias con rumbo JNT.O. y echado al S.O de 35°, notándose á 500 metros adelante las margas con rumbo N.E. y echado de 25° al S.E. Hio y Hacienda Luz, conglomerado sobre roca ígnea. En la cuadrilla do Chimaltitlán, aparece el Cretáceo, que queda oculto de- bajo del Cuaternario de la llanura de Llano Piedras Negras, sobre el cual se eleva al O. de la hacienda Ojo de Agua á 6 kilómetros un cerro compuesto de basalto. Río de San Jerónimo, 6 kilómetros de Tranca de Santiago. La ribera iz- N°! 4, 5 y 6—21 162 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. quiérela del río, es de caliza cretácea, y la derecha de conglomerado terciario y Cuaternario encima. Las calizas cretáceas fosilíferas de Zumpahuacán, que se extienden hasta Cacahuamilpa, tienen un rumbo N.O. con echado de 50° al N.E. En la cuadrilla de Santiaguito al N.O. de Zumpahuacán, 7 kilómetros del Puente del río de San Jerónimo, Cuaternario. Colonia de Tlapizalco arena, debajo del Cuaternario el basalto. Continúa el Cuaternario hasta 2 kilómetros antes de llegar á Tenancingo, donde se ven tobas volcánicas. De Tenancingo á Tecualoya. — Cuaternario representado por toba volcánica. En Tecomatepec pizarras que corren de IX. á S. y echado al O. El terreno comprendido entre Tecomatepec y San Alejo, es de pizarras, lo mismo que en el de Tecomatepec é Ixtapan de la Sal. Hacienda de Tenextlatiloya, caliza cretácea con rumbo N.E. y echado al N.O. de 10° cubriendo las pizarras que aparecen entre Tecomatepec y Tona- tico. Hasta Ixtapan de la Sal se extiende la toba caliza de las fuentes saladas tei males de Tonatico, que brotan de las pizarras que constituyen la formación de esta región. Entre Ixtapan y Tecualoya, conglomerado y destrozos volcánicos. De Tenancingo á Agua Bendita y Zepayautla. — Tobas y brech as volcánicas. . n ® an ^ e ^ ro Ciltepec arcillas margosas y tobas volcánicas del Cuaterna- no. A la derecha del camino está un cerro de 300 á 400 metros de altura, de forma alargada, formado de andesita de hiperstena y hornblenda, á juzgar por los cantos rodados que los arroyos que bajan del cerro tienen en su lecho. Debajo de las margas y tobas se descubre la andesita de hiperstena y horn- blenda, probablemente idéntica á la que forma la masa del volcán de Toluca. La misma formación continúa por Tenango del Valle, Santiaguito, San Andrés, Mexicalcingo y Metepec hasta la ciudad de Toluca. De Toluca á los Dlaceres. — Las tobas del valle de Toluca que forman el sue- lo del rancho de San Juan de la Huerta, alcanzan una altura de 3,300 me- tros en el punto llamado Las Cruces en el camino de Toluca á Temascalte- pec, en donde asoman las andesitas de hiperstena que forman el macizo del gran volcán llamado Nevado de Toluca ó Xinantecatl, que manda sus contra- fuertes más ó menos pendientes y escarpados hasta llegar á las tierras bajas que dan libre paso á las aguas de la hermosa cuenca del Mexcala. Pasadas Las Cruces, el camino desciende sobre tobas que dejan á descu- bierto por tramos las andesitas de hiperstena hasta Cieneguilla, donde se en- cuentra una corriente de basalto ampolloso que no cubre una gran superficie, se llega á las pizarras arcillosas de Las Mesas, punto situado en el borde de la barranca de Temascaltepec. En Real de Arriba el conglomerado y margas apizarradas terciarias, cu- bren á la formación de pizarras micáceas del fondo de la barranca de Temas- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 163 caltepec; pizarras, que como veremos adelante, se continúan con las de Teju- pilco. La formación de pizarras satinadas, filades de Carnicería, está cubierta des- de Trancas basta Tenería por basalto sumamente alterado, que en algunos puntos está cubierto á su vez por arcillas provenientes de la alteración y des- composión del basalto. Adelante de Tenería asoman las filades con rumbo aproximado de E. á O. y echado que varía de 10 á 15° al S., filades que forman todo el terreno áuno y otro lado del camino hasta Pie déla Cuesta adelante de Tejupilco, pasando por Agua Bendita. En Pie de la Cuesta aparece la andesita de hiperstena que forma el suelo del camino hasta Las Cañitas, pasando por Chorreras, Paso de Vigas, Estan- co y Puerto del Salitre. En Las Cañitas las andesitas desaparecen cubiertas por el basalto que se extiende por Loma Larga y El Lunar hasta cerca del Ciruelo. Aquí se descubren las pizarras calizas cretáceas con rumbo N.-S. é inclinación de 20° al O., que adelante cambian por JST. 10° O. y echado de 16° al S.O. Estas pizarras son cubiertas por el basalto en el Puerto de las lla- mas, y el basalto desaparece, sucediéndole una brecha andesítiea (conglome- rado rojo) en El Naranjo, que cubre á una andesita que asoma en el tramo de Las Anonas al rancho de Bejucos. Desde Bejucos hasta el rancho de Salguero sólo se ve el conglomerado ro j° q lie en algunos lugares deja á descubierto ála andesita; siendo estos tra- mos sumamente pequeños y adquiriendo el conglomerado un espesor consi- derable. Es en esta formación que se encuentran los ranchos de Alburejo, Dos Pasadas, Zirapitiro, San José y pueblo de Cutzamala. De Salguero á Coyuca . — El Cuaternario reciente cubre al conglomerado que asoma en algunos lomeríos bajos. Coyuca está situada casi en el contacto de la formación del conglomerado rojo terciario y la formación del Cretáceo In- ferior. La primera, cubierta por el aluvión y arcillas muy recientes, y la segunda, que se halla descubierta en la lomita en la orilla de la población en la salida para los Placeres. Esta formación está compuesta de capas de ca- liza más ó menos arcillosa que alternan con capas de pizarra fosilífera que llevan como especie característica por su abundancia la Nerinea Titania Fé- lix - las capas corren de N. á S. con echado de 20° al E. Este grupo de piza- rras calizas se extiende hasta cerca de la población de Los Placeres, llamada también San José Piedras Blancas, descansando sobre granulitas y pizarras cristalinas. Las granulitas vienen debajo de las pizarras cristalinas y sólo se descubren en las partes bajas del terreno en donde la erosión ha destruido las pizarras que venían encima. Esta misma erosión que ha modelado esta parte del suelo del Estado de Guerrero, y que ha concluido casi con la for- mación de pizarras de la localidad, que en la actualidad se halla reducida á pequeños girones en las faldas de los cerros, en su mayoría compuestos por rocas anclesíticas, lia desgastado é interrumpido por tramos la formación de calizas y pizarras, quedando éstas dispersas en pequeñas superficies pero con 364 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. su rumbo y echado constante ligándose unos con otros los distintos tramos de formación cretácea hastapasar al Estado de Michoacán, cercado Iíuetamo, don- de estas calizas cretáceas con gran potencia y plegadas en un gran anticlinal con una falla cerca de su cresta forman el cerro de Dolores y el del Capote cerca de Huetamo. En estas calizas he recogido varios ejemplares de Ncrinea Ti- tania Félix en muy buen estado de conservación y en las mismas condiciones de yacimiento que los de las inmediaciones de Coyuca. De la misma manera que caminando hacia Tejupilco se descubre en las faldas de la montaña del Nevado de Toluca la micapizarra, esta roca forma también el suelo del Distrito de Sultepec y sólo en algunos puntos se encuen- tra la caliza cretácea cubriendo á las pizarras cristalinas y á su vez cubierta por las corrientes de andesita déla base del Nevado. Entre otros lugares ci- taremos las inmediaciones de Santiago Texcaltitlán y las de Coatepec de las Harinas, en donde se ven las calizas cretáceas imperfectamente metamoriiza- das cubiertas por la andesita. En la población de Santiago Texcaltitlán existen dos pequeños volcanes extinguidos, uno de los cuales conserva su cráter en muy buen estado y queda casi al O. dé la población; un poco más al S. se encuentra el otro volcán cu- ya altura es poco infeiior á la del primero y tiene un cráter de mayor diáme- tro. Se designan en la localidad con el nombre de Molcajetes estos dos ce- rros. El volcán más inmediato al pueblo tiene su! crátc.i volteado hacia el N.E. Estos volcanes se levantan sobre la vertiente meridional del gran Ne- vado de Toluca y sus conos descansan sobre calizas cretáceas dislocadas, que- bradas y metamorfizadas que cubren las corrientes de lava del Nevado; de- biéndose considerar estos volcancitos como satélites del volcán principal. En la región de pizarras de Tejupilco y en las inmediaciones de la pobla- ción casi al S. á cosa de 8 kilómetros de distancia se levanta un hermoso ce- rro volcánico conocido con el nombre do Cerro Grande. El cráter algo pro- fundo está convertido, según dicen los que lo han visitado, en un lago que no se seca en el transcurso del año. Queda este volcán á un lado del camino que de Tejupilco conduce á Ixtapan de la Sal. Estado de Veracruz. En el suelo del Estado de Veracruz sólo se conocen hasta la fecha terre- nos pertenecientes al Cretáceo, al Terciario y rocas eruptivas todas ellas post- cretáceas. En el límite de Veracruz con Puebla y Oaxaca se descubren piza- rras micáceas y arcillosas más antiguas que el Cretáceo y de las cuáles se ha hecho mención en los itinerarios de Puebla. Se descubren estas mismas piza- rras como continuación de las de la Sierra de Zongolica en el descenso de la Mesa Central en las Cumbres de Maltrata y Aculcingo en donde vienen de- bajo de las calizas y pizarras cretáceas. La faja de tierras bajas que limita al Golfo de México esta cubierta por PERFIL DE MEXICO A PASO DEL NORTE | 5 | 1 ISO L 11 i J . J ! ¿ 1 i 1 4 ¡ í f j ! I 1" 3 1 S | S ! 1 _ HOR-l: 4.000.000 _ VER-i: 60,000. PERFIL DEL CAMINO DE SAN BLAS A VE RAÍ 'RUZ. PIZARRAS CRISTALINAS. ESI ROCAS ERUPTIVAS POST CRETACEAS. I BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 165 los médanos y en algunos tramos especialmente en donde las barrancas des- cubren el subsuelo se dejan ver las rocas pliocenicas malinas y aun algunas que parecen por su fauna corresponder al Mioceno. Una zona paralela al Golfo se extiende desde Tamaulipas liasta Yucatán, que está constituida por areniscas y margas arcillosas y calcáreas muy fosilíferas que en la parte supe- rior contienen moluscos, cuyas especies en gran parte están representadas en la actualidad en el Golfo 'de México y parece deben referirse al Plioceno y Pleistoceno, y debajo las especies vivientes están representadas en número muclio más reducido y se bailan asociadas con equinodermos del Mioceno, co- mo sucede también en la misma formación al S. de Tabasco y porción de Chiapas limítrofe con el Estado de Tabasco. Es en la costa del Golfo de Mé- xico en donde se conoce nada más la presencia del Terciario marino en Méxi- co, excepción liecba de la formación terciaria de la Baja California. El Cretáceo representado por calizas negras y agrisadas, pizarras calizas y areniscas calcáreas está muy extendido en el territorio del Estado de Vera- cruz á lo largo de la vertiente de la sierra de Zongolica, que se continúa bas- ta unirse al Cretáceo de la Sierra de Puebla en los Cantones de Jalapa y Ja- lacingo. , _ ,. • v En muchísimos lugares el Cretáceo se ve cortado por diques y macizos dio- ríticosy cubierto en grandes tramos por derrames andesíticos y por laseiup- ciones más recientes de basalto. ' El suelo de la Capital del Estado y una gran extensión de terreno en sus alrededores están cubiertos por corrientes varias de basalto, que provienen de numerosos cráteres de volcancitos satélites del gran volcán extinguido del Cofre de Perote. En todos los lugares en que los arroyos y barrancas cortan el suelo á regular profundidad se descubren debajo de las rocas basálticas as calizas cretáceas, que en la actualidad se encuentran dispersas, formando islo- tes de dimensión variada enmedio de las rocas eruptivas modernas. En las barrancas de Tuzamapa, Jilotepec, Jalcomulco, Songuantla y 11a- colula estas calizas están cubiertas por el basalto, y se bailan ligeramente metamorfizadas. En la hermosa y profunda barranca de Tatatila las calizas cretáceas se descubren debajo de las corrientes de andesita del Cofre de Pe- rote que las ha metamorfizado transformándolas en algunas partes en már- mol’que impregnado de siliza en venillas, resulta no ser muy á propósito pa- in estatuaria. En esta barranca se ven numerosos diques de roca verde nioritaWlue cortan á la caliza cretácea. En el Cantón de Cbicontepec en la 1 • encía de Tantima existen lomeríos de labradorita muy semejantes álala- ld orita de la Mesa Central, que se extiende encima de un grupo de arenis- v maro-as desprovistas de fósiles que muy bien pudieran ser los represen- t aS tes de fa división Superior del Cretáceo ó tal vez sea la continuación déla formación eocénica de Laredo. Vienen estas areniscas encima de las calizas rotáceas y no se nota discordancia de estratificación, pero la falta de fósiles y la rapidez con que han tenido que hacerse estos itinerarios no permite preci- sar la edad de esta formación. 166 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. En la barranca de La Calera en el Municipio de Huayacocotla, debajo de las calizas cretáceas, perfectamente indentificables por sus fósiles, viene un poderoso grupo de pizarras arcillosas satinadas que en la parte superior traen lechos de caliza negra fosilífera. Entre los fósiles que he visto hay fragmen- tos de Cefalópodos de los géneros Arietites, Perisphinctes y Aspidoceras, asocia- dos con una especie de lamelibranquio, que parece pertenecer al género Mo- notis, lo cual no deja duda de que estas pizarras pertenecen al sistema Ju- rásico. El sistema Cretáceo alcanza mayor desarrollo en los Cantones de Orizaba, Córdoba y Zongolica, en donde se presentan series de capas calizas que tienen centenares de metros de potencia. A diferencia de las calizas del A. del Es- tado que están todas más ó menos despedazadas y metamorfizadas y despro- vistas de fósiles, las calizas cretáceas del O. y S.O. del Estado de Veracruz, aunque sujetas al plegamiento que formó las montañas de la Sierra Madre Oriental, el metamorfismo es menos avanzado y contiene generalmente fósi- les numerosos, la mayoría pertenecientes á las familias Rudistoe y Chamida?. LISTA DE ALTURAS. Estado de Jalisco. Milpillas, rancho, Cantón de G-uadalajara Rancho Quemado, rancho, ídem, ídem Escalón, rancho, ídem, ídem San Cristóbal, pueblo, ídem, ídem Escondida, rancho, ídem, ídem Casa Blanca, rancho, ídem, ídem Yahualica, pueblo, ídem, ídem Cima de la Bufa del Real Alto, Cantón de Mascota Real Alto, pueblo, ídem, ídem Mina de Quiteria, Cerca de San Sebastián, ídem, ídem. Coronas, rancho, Cantón de Ameca.. -.. Texcalama, rancho, ídem, ídem... ...... Quila, rancho, ídem, ídem Tecolotlán, pueblo, ídem, ídem......... San Diego, cerca de Tecolotlán................. ......... ...... Pochote, rancho, ídem, ídem............... .................... Corrales, rancho, ídem, ídem J uehitlán, pueblo, ídem, ídem ................................. ni. 1,455 1,620 1,240 795 1,060 1,240 1,880 2,510 2,300 1,220 1,365 1,400 1,940 1,280 1,400 1,200 1,230 1,250 Ordóñez. 99 99 99 99 99 99 99 99 99 Aguilera y Ordóñez. 99 99 99 99 99 99 99 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 167 Colotitlán, hacienda, ídem, ídem San Cayetano, rancho, cerca de Colotitlán Unión de Tula, pueblo, Cantón de Autlán Cima de la cuesta de Santa Rosa, cerca de Unión de Tula Autlán, Cabecera del Cantón Puerto del Madroño, sierra de Cacoma Tuscacuesco, pueblo, Cantón de Zapotlán Tolimán, pueblo, ídem, ídem Canoas, rancho, ídem, ídem Alcececa, pueblo, ídem, ídem Volcán de Colima, límite de¡la vegetación arborescente. Flanco Sur Volcán de Colima, limite de la vegetación herbácea, flan- co del Sur _ Volcán de Colima, Fumarolas cerca de la cima Rancho Planeo cerca de Tonila, Cantón de Zapotlán... San Marcos, pueblo, ídem, ídem... Baranca de Beltrán, camino real á Zapotlán Platanar, rancho, ídem, ídem Agosto, rancho, ídem, ídem Agua del Obispo, rancho, ídem, ídem Ef Muerto, rancho, ídem, ídem Barranca del Muerto, (camino real, ídem, ídem Barranca de Atenqmque, ídem, ídem • Las Canoas, rancho, ídem, ídem Zapotlán, Cabecera del Cantón........ ••• San Sebastián, camino de Zapotlán á Guadal ajara Sayula, Cabecera del Cantón Zacoalco, Cantón de Sayula.. • San Juan délos Lagos, Cantón de Lagos Santa María (Estación del Ferrocarril Central) Mexticacán, pueblo, Cantón de Teocaltiche ni. 1,435 Aguilera y Ordóñez. 1,385 ' „ 1.385 1,560 985 2,225 800 775 725 68 0 11 5J 11 5? 11 11 11 2,645 3,100 3,750 1,190 1,120 940 1,020 1,250 1,340 1,310 1,310 1,120 1,565 ,, 1,530 1,490 1,370 1,540 1,790 Ordóñez. 1,850 „ 1,875 Territorio de Tepic. Tepic, ciudad, Loma de la Cruz 645 Ordóñez. Cacalotán, pueblo, Prefectura de Ahuacatlán 1,110 TJzeta, rancho, ídem, ídem ‘ i r <- „ rlp i C err 0 de los Encinos, volcan del Ceboruco..... 2,170 „ Borde del cráter de la erupción de 1870, volcán del Ce- boruco y ^’i^o ,, Hacienda de San Ramón (La Castellana) Piefectuiade Ahuacatlán. 580 „ 168 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. m. Hacienda de beneficio de Amajac, ídem, ídem 680 Paso del Yesquero, río de Bolaños, ídem, ídem 610 La Yesca, pueblo, ídem, ídem 1,380 Cima de la sierra de la Yesca, frente á la Yesca, ídem, ídem 2,400 Amatlán de Jora, pueblo, ídem, ídem 1,150 Jora Yiejo, pueblo, ídem, ídem 690 Pinavete, pueblo, ídem, ídem 1,450 Mina de Zapopan, mineral de la Yesca, ídem, ídem 2.100 Mina de las Ánimas, mineral de la Yesca, ídem, ídem.. 2,345 Mina de Buen avista, mineral de la Yesca, ídem, ídem.. 2,100 Rancho del Cora, ídem, ídem . 945 Cumbre de la Sierra al E. del pueblo de Apozolco, ídem, ídem 2,130 Huajimic, pueblo, Hayarit 1,170 Cumbre de la sierra de Huajimic, frente á Huajimic... 2,040 Guadalupe Ocotán, Hayarit 1,110 Cumbre de la sierra de Álica, frente á Huajimic 1,780 Cumbre de la sierra de Álica frente al Río Grande 2,000 Paso de los Bueyes, Prefectura de San Blas 110 Mineral del Zopilote, Prefectura de Santiago 450 Mina la Frazada, Mineral del Zopilote 540 Ordóñez. J5 5? J? >> 5 J 5) )* >5 5) >5 J J n ? ? ? ? >) Estado de Tlaxcala. Plaza do Tlaxco, Distrito de Morelos 2,500 Ordóñez. Hacienda de Mancera, Distrito de Juárez 2,625 „ Rancho de El Jarabe, ídem, ídem 2,600 ,, San Antonio Huexonapa, Distrito de Hidalgo 1,740 Aguilera. Tlaxcala, ciudad 2,310 ,, Totolac San Juan, pueblo , 2,270 ,, Estado de Querétaro. Mineral Las Aguas, mina Las Azulitas, Distrito de Ca- dereyta .. 2,270 Ordóñez. Hacienda de Ahorcados, Distrito de San Juan del Río. 1,980 ,, Hacienda de Santa Rosa, ídem, ídem 2,120 ,, Cerros de los Álamos, Distrito de Tolimán 2,050 Aguilera. Cima más elevada de la sierra de Santa Rosa, Distrito de San Juan del Río...... - 2,400 Ordóñez. Querétaro, ciudad 1,880 Aguilera. Cerro de las Campanas, Distrito de Querétaro..... 2,025 2,010 ,, BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 169 Maconí, Distrito de Cadereyta El Socavón, Boca de San Juan Nepomuceno, ídem, ídem. Puente del Encino, ídem, ídem Junta Loma Calcinación, ídem, ídem Segunda Junta, ídem, ídem Puerto del Doctor, ídem Puerto de Los Lobos, ídem • ••• Puerto de Sombrerete, ídem Hacienda de Mesa, ídem Cadereyta, ídem Hacienda del Ciervo, ídem Tequixquiapan , Pueblo, Distrito de San Juan del Río.. Puente de San Nicolás, ídem Estado de Hidalgo. Zimapán, Cabecera del Distrito — •_ ••• Patio de la mina “Lomo de Toro,” Distrito de Zimapán Perrería de la Encarnación, ídem Floj onales, Hacienda de beneficio, ídem ..... Cima del cerro de Cangandó cerca de la Encarnación, ídem San José del Oro, ídem Xacala, Cabecera de Distrito Tula, ídem Palo Bendito, Distrito de Zacualtipán Apulco, Mesón, ídem, Tulancingo Huejutla, Cabecera de Distrito Estado de Zacatecas. Mezquital del Oro, Pueblo, Distrito de Juchipila. Mesa de la Estanzuela, ídem Rancho de la Ceja, ídem ■; — Punto más alto de la sierra de Zuloaga, Partido de Ma- zapil Mazapil, Cabecera del Partido Hacienda de Cedros, Partido de Mazapil Rancho de Tecolotes, ídem Rancho del Taray, ídem •••• Cima del Pico do Teyra, ídem Hacienda de Gruñidora, ídem Rancho de San Juan de Ulúa, ídem Sierra Hermosa, P ueblo •••••* Villa de Cos, Fresnillo 1,750 Aguilera 2,505 33 2,305 33 2,265 33 2,165 3 3 2,950 2,845 33 2,545 33 2,480 33 2,060 33 1,995 33 1,900 33 1,910 33 1,780 Ordóñez. 1,595 33 2,360 33 2,220 33 2,820 3 ? 2,650 33 1,300 33 2,040 Aguilera. 2,330 33 2,205 33 245 33 1,170 Ordóñez. 1,700 33 1.770 33 3,100 33 2,340 33 2,335 33 1,890 33 2,125 33 2,825 33 1,915 33 2,025 33 2,025 33 2,050 33 N°? 4, 5 y 6—22 170 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Hacienda de Bailón, ídem .- 2,190 Cima del cerro de la Tinaja cerca de la Hacienda de Ba- ñón, ídem 2,380 Villanueva, Cabecera del Partido de Villanueva.. 1,95-5 Las Huertas, Distrito de ídem 2,220 Hacienda de Tayagua, ídem 1,780 Refugio, Tabasco, Pueblo, Partido de ídem 1,600 Rancho de Jesús María, ídem Iy850 Ventead ero, Sierra de Morones, ídem. 2,185 Cumbre del camino entre Jalpa y Xochistlán 2,375 Xochistlán, Cabecera del Partido 1,930 Ordóñez. 55 33 >5 33 33 33 33 33 33 Estado de Guerrero. Val derrama, rancho, Mina, Guerrero Dos Posadas, rancho ídem, ídem Cuatleapa, Pueblo, Distrito de Zaragoza Huamuxtitlán, Cabecera de Distrito de ídem Olinalá, Pueblo, ídem Teohuoxtitlán, ídem, ídem.... Xitopontla, Distrito de Alvarez Arroyo Atlixtaca, ídem Ahuacotzingo, ídem Teponaxco, barranca, ídem Xocoyoltzontla, ídem Tecomatlán ó Trapiche arroyo, Ranchería, Hidalgo Cumbre Trapiche viejo, ídem Cumbre Xaxoxutla. Vinatería, ídem Tlacolaquia donde entra el río de Pantitlán, ídem..., Chilapa, Cabecera, Distrito de Alvarez Tixtla, Guerrero Cbilpancingo, Distrito de Bravos Zumpango, Pueblo, Bravos Mesquititlán, ídem Zopilote, ídem Milpillas, ídem V enta Viej a, ídem Mexcala, ídem Xalitla, ídem Paso del río Mexcala, ídem Xalitla río, ídem Ixtola, ídem Tonalapa, Distrito de Aldama Palula venta, ídem de Hidalgo........ 405 385 1,150 1,125 1,415 1,595 1,620 1,200 1,515 1,070 1,340 1,055 1,460 1,800 1,800 1,450 1,445 1,140 945 870 835 800 530 630 530 510 780 785 810 Aguilera. 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 171 Sabana grande, Cuadrilla, ídem Tranca de Conejo, ídem, ídem Cumbre Zacacoyuca, ídem Zacacoyuca, ídem Tepochica, ídem Tepecuacuilco, Iguala, ídem Iguala, ídem Tlalamulco, Pueblo, ídem Puente de Campuzano, Cuadrilla, Alarcón Tecalpulco, ídem, ídem El Ejido, ídem, ídem Cumbre entre el Ejido y Tasco, ídem Tasco, ídem Casahuates, ídem Cumbre Cruces entre Tasco y Tetipac, ídem....... Tetipac, Pueblo, ídem Hacienda Luz, ídem Cliimaltitlán, Cuadrilla, ídem Pío Salado, ídem, ídem Cuala, ídem, Zaragoza Tlalapa, ídem, ídem Xalmolapa,- ídem, ídem , Cutzamala, Pueblo, Mina Jaripo, ídem, ídem Coyuca, Cabecera de Distrito de ídem Murciélago, Cuadrilla, ídem • Pineda, cuadrilla, Distrito de Mina Los Placeres, pueblo, ídem, ídem Ahuehuetitla, trapiche, ídem, ídem Tlacotepec, pueblo, Distrito de Bravos Acatlán del Río, pueblo, ídem, ídem Cocula, pueblo, Distrito de Hidalgo Estado de Ver acruz. Rancho del Bordo, Cantón de Jalacingo Las Vigas, pueblo, Cantón de J alapa g¡ n Miguel El Soldado, pueblo, ídem, ídem La Banderilla, pueblo, ídem, ídem J alapa, ciudad, ídem, ídem Tlacolula, pueblo, ídem, ídem Humeapan, rancho, ídem, ídem Omapan, rancho, ídem, ídem. Oxotla, rancho, ídem, ídem m. 860 980 1,040 969 995 1,005 866 960 1,260 1,425 1,380 1,750 1,780 1,985 2,250 1,700 1,380 1,540 1,285 1,450 1,850 1,540 235 260 240 315 330 405 1,355 1,650 510 710 Aguilera. 55 55 55 55 55 57 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 5 * 55 55 55 55 55 55 55 55 Ordóñez. 55 55 2,445 Aguilera. 2,450 ,, 1,775 1,415 ,, 1,365 1,610 2,300 2,180 2,110 172 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. m. Ranchería Barranca Honda, Cantón de Jalacingo 1,750 Perote, ídem, ídem 2,390 El Mirador, rancho, Cantón de Papan ti a 350 Cuanxocola, rancho, ídem, ídem 380 Las Canoas, rancho, ídem, ídem 410 Tezezapa, pueblo, ídem, ídem 410 Pochuco, rancho, ídem, ídem 185 Chiconamel, pueblo, Cantón de Tantoyuca 220 El Cordón, rancho, ídem, ídem 185 Palmatita, rancho, Cantón de Papantla 450 Ayahualco, rancho, ídem, ídem 550 La Garita, rancho, ídem, ídem 630 Solotepec, venta, ídem, ídem 1,000 Tatahuicapa, rancho, ídem, ídem 1,250 La Tejería, Estación del F. C. M 40 La Purga, ídem, ídem 45 La Soledad, ídem, ídem 105 El Camarón, ídem, ídem 330 Paso del Macho, ídem, ídem 490 Atoyac, ídem, ídem 475 Córdoba, ídem, ídem 875 El E ortín , ídem , ídem 1 ,030 Orizaba, ídem, ídem 1,235 Maltrata, ídem, ídem 1.700 Alta Luz, ídem, ídem 2,175 Boca del Monte, ídem, ídem 2,430 Huayacocotla, pueblo, Cantón de Chicontepec 2,160 Zilacatipan, pueblo, ídem, ídem 1,775 Zontecomatlán, pueblo, ídem, ídem 530 íxhuatlán, pueblo, ídem, ídem 240 Ranchería del Álamo, ídem, ídem 95 Rancho La Puente, Cantón de Tantoyuca 155 Aguilera 5 5 5 5 55 55 5 5 5 5 55 5 5 55 5 ? 55 55 55 55 n 5 5 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 Estado de México. Cerro Alto de Ajiasco, Distrito de Zumpango.... Apasco, pueblo, ídem, ídem Ojo de Agua, hacienda, Distrito de Tenancingo.. Puerta de Santiago, rancho, ídem, ídem.... Santiaguito, cuadrilla, ídem, ídem... Tlapizalco, colonia, ídem, ídem Puerta de Tepezingo, cuadrilla, ídem, ídem....... tenancingo, Cabecera de Distrito, ídem, ídem — lecualoya, cuadrilla, ídem, ídem 2,600 Ordóñez. 2,320 1,560 Aguilera 1,590 1,720 1,900 1,990 2,070 2,150 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 173 Tccomatcpec, pueblo, ídem, ídem Tenoxtlatiloya, hacienda, ídem, ídem Tonatieo, pueblo, ídem, ídem San Juan de la Huerta, pueblo, Distrito de Toluca 2,810 Rancho de la puerta, ídem, ídem Las Cruces, pueblo, Distrito de Temascal topee... 3,260 Mesón Viejo, ídem, ídem San Francisco, pueblo, ídem, ídem La Comunidad, pueblo, ídem, ídem 2,542 Cieneguilla, ídem, ídem 2,380 Las Mesas, pueblo, ídem, ídem 2,120 Real de Arriba (Temascaltepec), ídem, ídem 1,980 Temascaltepec, ídem, ídem.. 1,875-1,870 Trancas, pueblo, ídem, ídem Tenería, cuadrilla, ídem, ídem Iíuehueto, pueblo, ídem, ídem Rancho Agua Bendita, ídem, ídem Tejupilco, pueblo, ídem, ídem Pie de la Cuesta, ídem, ídem Las Chorreras, rancho, ídem, ídem 1,280 Estanco, rancho, ídem, ídem 1,260 Puerto del Salitre (cumbre), ídem, ídem 1,405 Las Cahitas, rancho, ídem, ídem 1,380 Loma Larga, rancho, ídem, ídem El Limón, rancho, ídem, ídem El Coruco, rancho, ídem, ídem El Ciruelo, rancho, ídem, ídem 980 Puerto do las Llamas, rancho, ídem, Ídem El Naranjo, rancho, ídem, ídem Las Anonas, rancho, ídem, ídem Paso del Guayabal, rancho, ídem, ídem Calera, rancho, ídem, ídem Río Bejucos (paso), ídem, ídem ••• Rancho de Bejucos, ídem, ídem.... Las Truchas, paraje.... Contadero, paraje • • • • — Cuautitlán, Cabecera de Distrito Santa Fe, pueblo Ventarrón, rancho Pochote, rancho Ojo de Agua, rancho San Francisco, camino á Temascaltepec de loluea Toluca, Ciudad Cerro Grande, Toluca .............. Ui. 1,850 1,805 1,700 3,145 3,100 3,202 2,800 2,660 2,488 2,256 2,050 1,930 1,770 1,940 1,785 2,275 1,765 1,385 1,205 1,205 1,185 1,225 1,080 1,035 990 950 794 990 920 860 780 780 655 660 595 2,780 2,315 2,445 570 425 435 2,546 2,680 3,140 Aguilera. 33 3 3 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 33 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Cerro del Calvario, Toluca 2,910 Ixtapan de la Sal, pueblo, Tenancingo 1,900 Molino de Calderón, ídem 1,750 Rancho, Agua Bendita, ídem 2,370 Zepayahutla, ídem 2,450 Chiltepec, San Pedro, ídem 2,580 Santiaguito, ídem . 2,570 San Andrés del Ocote, ídem 2,590 Mexicalcingo, ídem 2,615 Texcaltitlán, ídem, Sultepec 2390 2,380 Boca Alta de Veracruz, ídem 1,980 Sultepec, ídem 2,270 Hacienda Lubianos de Temascal tepec 1,160 Cumbre cuesta de Nanchiti tía, ídem 2,000 San Nicolás de Nanchiti tía, ídem 1,480 La Estancia, cerca de Nanchititla, ídem 1,176 La Capilla de Nandú ti tía, ídem 1,870 Mina de Agua ó Cruz Verde, ídem 2,005 Estancia cerca de Tenería, ídem i 890 Carnicería, ídem q 930 - Albarranes, comunidad, ídem ; .. 2 420 San Andrés, pueblo, Distrito de Xochimilco, D. F 2,395 San Mateo, pueblo, ídem, ídem 2 410 Santiago, pueblo, ídem, ídem 2,305 Cima del cerro de Xochitepec, ídem, ídem 2,540 El Salto, Ameca, Estado de México 2 735 Ventisquero, límite inferior en la falda O. del Ixtatzi- huatl 4,520 Cueva de Caluxca, Montaña del Ixtatzihuatl 4 33.5 Tlalmanalco o q ca COAHUILA. Hornos, Distrito de Viesca . q Qyg Mayrán, ídem, Distrito de Parras 1,078 La Bola, ídem, ídem. q 973 San Rafael, ídem, ídem 1 092 Paila, ídem, ídem . . 1,180 El Carmen, ídem, ídem..... 1,175 Pastora, ídem, Distrito de Saltillo l’l65 E 1 J aral , í dem , ídem . . 1 , 145 V enadito, ídem, ídem 915 Reata, ídem 925 Espinazo, ídem 845 Aguilera. 77 77 77 77 7 ? 77 77 77 77 7 7 7 ? 7? 77 77 77 7? 77 77 77 77 Ordóííez. 77 77 77 77 77 77 77 Aguilera. 77 77 7 ? 77 77 7 ? 7 ? 77 77 7 ? BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 175 Baján, Distrito de Monclova Castaño, ídem Monclova, ídem Sabinas, ídem 385 Parras de la Fuente, Cabecera de Distrito Estación de San Felipe, Distrito de Monclova Piedras Negras, Distrito de Río Grande Ranclio La Rosita, Distrito de Saltillo El Chiflón, rancho, ídem La Barranca, ídem, ídem Los Corrales, ídem, ídem El Saltillo, Ciudad, ídem. Ramos Arizpe, idem Santa María (estación), ídem Ojo Caliente, ídem, ídem Los Muertos, ídem, ídem Ciudad Romero Rubio, Candela, ídem de Monclova — m. 860 Aguilera. 775 J J 625 JJ 360 J J 1,540 Ordófíez. 355 Aguilera. 235 J J 510 JJ 1,540 JJ 1,640 JJ 1,700 JJ 1,585 JJ 1,405 JJ 1,335 JJ 1,245 JJ 1,145 JJ 520 JJ Estado de Nuevo León. Salomé Botello, estación, Distrito del Norte Santa Catarina, ídem, ídem del Poniente Torreón, ídem, ídem del Norte La Leona, ídem, ídem del Poniente San Jerónimo, ídem ídem Glonzalitos, ídem, ídem Monterrey, ídem, ídem Topo Chico, ídem, ídem * Ramón Treviño, ídem, ídem Topo, ídem, ídem Salinas, ídem, ídem Rinconada, ídem, ídem Morales, ídem, ídem del Norte La Cantera, ídem, ídem • Puerto, ídem, ídem... Palo Blanco, ídem, ídem Álamo, ídem, ídem Villaldama, ídem, ídem Bustamante, ídem, ídem Lampazos, ídem, ídem Golondrinas, ídem, ídem Lampazos, ídem, ídem Tulillo, rancho, ídem, ídem Villa García, estación, ídem, ídem 455 680 1,115 655 625 600 570 555 543 522 470 1,005 488 650 650 585 510 450 480 360 435 355 321 765 Aguilera. JJ JJ JJ J J JJ JJ JJ JJ J J JJ JJ JJ JJ JJ J J JJ JJ JJ JJ JJ JJ JJ JJ 176 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Doctor Arroyo ó Valle de la Purísima, villa, ídem, ídem Monterrey, ciudad, ídem, ídem San Francisco de Apodaca, pueblo, Distrito Norte Agua Fría, rancho, ídem, ídem Doctor González, pueblo, ídem, ídem Rancho Realito, ídem, ídem Cerralvo, pueblo, ídem, ídem La Mesa, rancho, ídem, ídem 1,770 705 G70 625 625 510 485 400 Aguilera 55 55 55 55 55 55 55 Estado de Tamaulipas. Rancho Las Minas, Distrito del Centro 1,050 Progreso, rancho, ídem, ídem 770 Ciudad Victoria, ídem, ídem 350 300 San Isidro, hacienda, ídem, ídem 205 Hidalgo, pueblo, ídem, ídem 44 () Villagrán, pueblo, ídem, ídem .505 Hacienda La Parida, ídem, ídem 510 422 Nuevo Laredo, ciudad, Distrito del Norte 130 Camargo, villa, ídem, Ídem 200 Javalí, rancho, ídem, ídem 240 Santa Elena, rancho, ídem, ídem 155 La Sierrita, rancho, ídem, ídem 280 Méndez, pueblo, ídem, ídem 190 Burgos, pueblo, ídem, ídem 320 Santa Olalla, rancho, ídem, ídem 030 Cruillas, pueblo, ídem, ídem 350 Real de San Nicolás, pueblo, ídem, ídem 820 Chicharrona, rancho, ídem, ídem..... 248 Mier, villa, ídem, ídem 240 San Carlos, pueblo, idem ídem 500 590 Puerto del Aire entre San Carlos y Real de San José, ídem, ídem ggQ Puerto del Pañito, paraje, ídem, ídem 1,020 Peña de la Piedra Imán en San José, ídem, ídem 935 Álamo, rancho, ídem, ídem : 375 La Alberca, rancho, ídem, ídem 325 Río Hondo, rancho, ídem, ídem 400 Santa Bárbara, rancho, Distrito del Sur 285 Rancho Gallitos, ídem, ídem 890 Acahuales, rancho, ídem, ídem ......... l,32o t Tula, ciudad, ídem, ídem 1,978 Colorado, rancho, ídem, ídem 1,052 Coronel , rancho, ídem, ídem • 1 ,050 Miquihuana, pueblo, Distrito Sur 1,820 Aguilera 55 55 55 5 5 55 55 • 55 55 5 5 55 55 55 55 í 5 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 177 Estado de Sonora. Hermosillo, ciudad, Distrito de Ilermosillo Ranchito, ídem, ídem San Juanico, rancho, ídem, ídem Zanjón, rancho, ídem, ídem < • Rancho, El Chino, ídem, ídem Molino Carreón, ídem, ídem Rancho San Mateo, ídem, ídem Rancho San José, ídem, ídem Rancho San Luis, ídem, ídem Gavilán, hacienda, Distrito de TJres Rancho Santa Rosa, ídem, ídem San Rafael, rancho, ídem, ídem Ures, ciudad Mazocahuí, rancho, Distrito de Arizpe Iíornitos, ídem, ídem Pastoría, ídem ídem Bacachi, pueblo, Distrito de Moctezuma Moctezuma (Oposura), ídem, ídem Oputo, pueblo, ídem, ídem Huachinera, pueblo, ídem, ídem Bacerac, pueblo, ídem, ídem Babispe, pueblo, ídem, ídem.... Batepito, rancho, Distrito de Arizpe • San Bernardino, rancho, ídem, ídem Cahuillona, hacienda, ídem, ídem... San Antonio, rancho, ídem, ídem Eronteras, pueblo, ídem, ídem Bacadehuachic, pueblo, Distrito de Moctezuma. Cuchuta, rancho, Distrito de Arizpe Turicachi, rancho, ídem, ídem Rancho La Pera, Distrito de Moctezuma Nacozari, pueblo, ídem, ídem Rancho Ojo de Agua, ídem, ídem Cumpas, pueblo, ídem, ídem Galera, rancho, ídem, ídem ••••• Tecori, rancho, ídem, ínem Estancia, ídem, ídem 215 217 205 196 227 213 270 190 225 300 290 300 277 575 815 880 440 640 585 1,075 995 955 Aguilera. 5 ? 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 . 55 55 55 55 55 55 55 55 55 1,130 1,070 1,080 1,110 1,105 1,140 1,240 1,220 980 780 760 700 676 710 Estado de Durango. Mapimí, estación, Partido de Mapimí Mapimí, ciudad, ídem, ídem 1,150 Aguilera. 1,320 N°! 4, 5 y 6—23 178 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Conejos, estación ídem, ídem 1,160 Aguilera. Mina de Azufre, de Banderas, ídem, ídem 1,177 ,, Aguaje de San Ignacio, ídem, ídem 1,265 ,, Mobano, rancho, ídem, ídem 1,195 1,210 ,, Noria de Gachupines rancho, ídem, ídem 1,222 ,, Rancho Numancia, ídem, ídem 1,115 ,, Estado de Colima. Cómala, pmeblo, Partido jde Villa Alvarez Colima, ciudad Rosario, estación del Ferrocarril del Manzanillo Hacienda de Quesería, Partido del Centro Volcán de Colima, límite de vegetación arborescente, lado Sur Volcán de Colima, límite de vegetación herbácea Volcán de Colima, fumarolas de la cima Barranca del Puente, camino de Colima á Zapotlán 680 525 180 1,260 Aguilera y Ordóücz 5 5 55 55 2,645 3,100 3,750 1,220 Estado de Guanajuato. Irapuato, Cabecera del Partido Silao, ciudad, ídem, ídem p ygQ Falda del cerro del Cubilete, Partido de Silao Cima del cerro del Cubilete ídem, ídem Guanaj uato, ciudad Bufas de Guanajuato, Partido de Gruanaj uato Cerro Chichindaro, ídem, ídem León, ciudad, Partido de León Cerro de la Bolita, ídem, ídem Dolores Hidalgo, Partido de Hidalgo San Miguel de Allende, Partido de Allende ' Baños “Aguas Buenas,” Partido de Silao Gruanajuato, Plaza, Partido de Gruanajuato Cerro de las Crucitas ídem, ídem Presa de la Olla de Guanajuato, ídem, ídem Puerto de las Cocinas, ídem, ídem El Cubo, pueblo, ídem, ídem La Luz, Partido de la Luz. Tiro Rayas, Partido de Guanajuato Santa Rosa, ídem, ídem Peñas Comadres ídem, ídem Tiro del Hayal, ídem, ídem Cerro del Hayal, ídem, ídem Manantial Comanjillas, Partido de Silao 1,950 1,795 1,740 2,090 2,775 2,050 2,500 2,500 1,885 2,260 1,980 1,950 1,915 2,035 2,305 2,100 2,400 2,315 2,350 2,150 2,480 2,265 2,120 2,435 1,930 Aguilera. 55 55 55 55 55 55 55 55 55 55 Ordóñez. 55 55 55 55 55 55 55 55 5 ? 55 59 Aguilera y Ordóñez. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ' 179 m. Chichimequillas, ídem, ídem 1,860 Ordóñez. San Luis de la Paz, Partido de San Luis de la Paz 2,020 ,, Mineral de Pozos, ídem, ídem 2,200 ,, Mina de Santa Brígida, ídem, ídem 2,150 ,, Mina de las Angustias ,ídem, ídem 2,290 ,, Mina de San Juan, ídem, ídem 2,250 „ San Miguel Allende 1,850 ,, Estado de San Luis Potosí. La Hincada, rancho, Partida de Gualdacázar 1,180 Aguilera. Quelital, rancho, ídem, ídem 1,285 ,, Cerritos, Partido de Cerritos 1,188 ,, Estado de Miciíoacán. Maravatío, Cabecera do Distrito Morelia, ciudad 1,930 Huetamo, Cabecera de Distrito Cuitzio, Distrito de Huetamo Chihuero, rancho, ídem, ídem Las Fábricas, rancho, ídem, ídem Los Limones, ídem, ídem Agua Fría, rancho, ídem, ídem Puruato, rancho, ídem, ídem Zancanquirele rancho, ídem, ídem El Naranjo, rancho, ídem, ídem El Atascadero, rancho, ídem, ídem Tequicheo, pueblo, ídem, ídem Parota ó Pilón, rancho, ídem, ídem Saibas de Trujillo, rancho, ídem, ídem Villaneda, rancho, ídem, ídem Pungarabato, pueblo, Distrito de Iiuctamo Hacienda de Ibarra, Distrito de Pátzcuaro Distrito Federal. Cerro de Gachupines, Villa de Guadalupe Cerro Guerrero, ídem Volcán de Santa Catarina. Prefectura de Xachimilco... Borde del cráter de Xitli, Prefectura deTlálpam Fondo del Xitli, ídem Pueblo de Ajusco, ídem pico más alto del Ajusco, ídem Cima volcán Ollamello, ídem Pico volcán Xicalco, ídem 2,560 Aguilera. 2,480 2.710 Ordóñez. 3,110 3,010 3,020 3,910 3,380 3,140 ,, 2,085 Aguilera y Ordóñez, 1,950 ,, 318 320 381 460 480 520 610 680 640 440 440 760 630 530 230 2,025 Aguilera. 5 5 55 55 55 55 55 55 55 5 » 55 55 55 55 55 55 180 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Convento El Desierto, ídem 2,920 Volcán de San Nicolás (labio) Prefectura de Xochimil- co 2,39b Cráter del volcán Xaltepec, ídem 2,47b Estado de Puebla. Nivel del agua en la marea de Alchicbica, Distrito de Libres Nivel del agua en la marea de .Quechulac, Distrito de Chalcliicomula Nivel del agua en la marea de Atescaqui, ídem, ídem.. Hacienda de La Ventana, ídem, ídem 2,3b0 Respiraderos de aire caliente cerca de la hacienda de La Ventana, ídem Hacienda de Vare! a, ídem Hacienda de La Cofradía, Distrito de Libres 2,100 Tétela de Ocampo, Distrito de Tetela 1,700 Cerro de los Frailes en Tetela Peña del Gavilán, ídem Patio de la. mina Espejeras, ídem Bocamina del Tepozán, ídem Capulhuac, Distrito de Libres. Zautla, ídem Hacienda de Amajac, ídem Santa María Caltepec, Tehuacán, ídem Pueblo de Reyes, ídem, ídem Tehuacán, Ciudad 1,640, 1 GbO Chignahuapan, Distrito de Alatriste Cumbre de la cuesta entre Tlaxco y Chignahuapan Cerro de Teotlalcingo camino de Chignahuapan á Tete- la Cumbre de las Tres Cruces, Alatriste Aquixtla, Distrito de ídem La laja, Paraje, Distrito de Tetela Plaza del pueblo de Ometepec, ídem Picacho del Cerro de Ometepec, ídem.; Cumbre de Zontecomapa, ídem La Troje, ídem Coapexco, ídem Cumbre de Mescaltita, ídem Cima del cerro Zotolo, Tetela, ídem Taxala, ídem Cima del cerro Telapa, camino de Tetela á Apizaco Cima del cerro de Misquisochio 2,360 2,36b 2,36b 2,39b 0 > 2,310 2,02b 1,72b 2,2b0 2,07b 1,880 1,990 2,010 1,93b 2,100 1,850 1,710 1,648 2,312 2.900 2,390 2,740 2,240 2,11b 1.900 2,5b0 2,240 2,340 2, 325 2,825 3,080 2,67b 2,640 3,010 Ordóñez. J J 1 5 5 ? J 1 >> 55 5 5 5 5 55 5) 55 5 i 55 55 55 55 55 55 55 5 5 55 55 55 55 J5 5Í )1 181 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, Barranca de Santa María Coynca, mina de Kaolín, Ala- triste Iliyuca Zapotitlán de las Salinas, Pueblo, Distrito de Tehuacán Acatcpec, ídem, ídem Chicldliualtepec, San José, ídem, ídem...... Otlaltepec, Sto. Tomás, Pueblo, Tepexi Azumba, San Pedro, Pueblo, Distrito de Tehuacán Caltipan, San José, Hacienda, ídem Huaquichula, Pueblo, Distrito de Atlixco Matiala, Hacienda, ídem San Pablo, Pancho, ídem Chietla, Pueblo, Distrito de Chiautla Santa Ana, Hacienda, ídem . Tehuispatlastle, paraje entre Ilamatlán é Ilamacingo, ídem ; Ilamacingo, Rancho, Distrito de Chiautla San Fernando, Hacienda, Distrito de Acatlán Vista hermosa, Rancho, ídem San Pablo, Pueblo, ídem Manzanilla, Hacienda, Distrito de Puebla Zocjuiapan, Pueblo, Distrito de Tetela Xonotla, Pueblo, ídem Reyes, Pueblo, Distrito de Tehuacán El Jardín, Ranchería, Distrito de Tetela El Chacal, Ranchería, ídem Tenanpulco, Pueblo, ídem..- Chontla, Pueblo, ídem La Ventilla, Venta, ídem San Diego, Rancho, Distrito de Teziutlán Amateno, Rancho, ídem Teziutlán, Cabecera de Distrito •••■• Teponancingo, Rancho, Distrito de Huejocingo Mesa de Vargara, Ixtacciliuatl, ídem Cerro del Xoxotl, Ixtacciliuatl, ídem Cumbre de Chichicasu, Ixtacciliuatl, ídem Chayuzicatzi, Ixtacciliuatl, ídem Coloxtitla, Ixtacciliuatl, ídem... Tecuancolatl, Vaquería, Ixtacciliuatl, ídem Sacaixtlahuaca, Ixtacciliuatl, ídem.... Chocontoxtla, Ixtacciliuatl (loma), ídem • Agua de Tula, Ixtacciliuatl, ídem...... Cochantontzi (lindero), Ixtacciliuatl, ídem Xaxalpanconetl, Ixtacciliuatl, ídem 1H. 2,350 2,740 1,510 1,780 1,680 1,440 1,830 1,565 1,680 1,450 1,680 1,220 1,130 1,260 1,020 1,100 1,120 1,130 1.410 1,040 970 310 110 80 200 220 1,550 1,650 1.780 1,890 2,500 2.780 2,850 2,985 3,015 3,100 3,120 3,340 3.410 3,465 3,520 3,580 Ordóñez. Aguilera. 37 37 37 37 77 37 77 7 ? 33 77 33 33 77 73 37 '37 73 33 3 , 73 3 ? 73 37 3 ? 73 33 77 33 77 37 73 77 33 73 33 37 33 33 182 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Texcal, D. Marcos, Ixtaccihuatl, ídem 3,630 Límite, vegetación arborescente, Ixtaccihuatl, ídem 3,715 Límite, vegetación herbácea, Ixtaccihuatl, ídem 3,755 El Chorro, Ixtaccihuatl, ídem 3,810 Pilares, Ixtaccihuatl, ídem 3,895 Pancho El Chiltepín, Distrito de Acatlán 1,410 Tepexi de la Seda, Cabecera de Distrito 1730 1,760 Huehuetlán, Santo Domingo, Distrito de Tepexi 1,715 Hacienda del Carmen, Distrito de Tehuacán 1,745 Cima del cerro de Corral de Piedra al S. de Zapotitlán, ídem 2,080 Cuesta del Zopilote entre Tehuacán y Zapotitlán 1,810 Tontonquelite, Rancho, Distrito de Chiautla 960 San Juan del Río, Pueblo, ídem 875 Ocotlán, Pueblo, ídem ] pr¡Q Chila de la Sal, Pueblo, ídem 1,020 Jicotlan, Pueblo, ídem X 300 Xihuitlipa, Pueblo, ídem ’’ 1530 Acaxtlahuacan, Distrito de Chiautla 1,280 Amozoc, Pueblo, Distrito de Tecalli . ’ 2*295 El Pochote, rancho, Chiautla 1210 Tontonquelite, rancho, Chiautla, ’pqg Hacienda de Buenavista, Distrito de Chiautla ’ 1,140 Matamoros Izucar, ciudad, cabecera 1.280 1 255 San Juan Epatlán, pueblo, Distrito de Matamoros 1 270 Colucan, pueblo, ídem, ídem 1*240 Teopantlán, pueblo, ídem, ídem ” 1 23.5 Tejalucan, pueblo, ídem, ”” x*410 Ahuatlán, pueblo, ídem, ídem.... ” 136O Tepexco, pueblo, Distrito de Atlixco ^ 1 ’ ] 98 Amatlán, pueblo, Distrito de Acatlán 1 3x0 Las Minas, pueblo, Distrito de Matamoros 1,190 Las Casitas, rancho, ídem, ídem p 2^0 Los Amates, rancho, ídem, ídem p 180 Mixquitepec, rancho, ídem, ídem 1,130 Las Piletas, rancho, ídem, ídem 1,090 Salinas, Palo Amarillo, rancho, ídem, ídem 1,120 Rancho el Carmen, Los Huajes, ídem, ídem 1,005 Ahuacate, rancho, Matamoros. 1,220 Tepenene Hacienda, Distrito de Tecali 2,095 2,120 Acatlán, ciudad, cabecera de Distrito 1,180 Petlalcingo, pueblo, Distrito de Acatlán.. 1,385 Rancho el Idolo, ídem , ídem 1 ,505 Las Cidras, rancho, ídem, ídem 1,515 BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 111 . El Molino, ídem, ídem 1,760 Chila el grande, pueblo, ídem, ídem 1,615 Cuesta Zapotitlán de las Palmas, ídem, ídem 1,850 San Francisco Ixtacamastitlán, Distrito Alatriste 2,120 Tepeaca, ciudad, cabecera de Distrito 2,240 Molcajac, pueblo, Distrito de Tepexi 1,910 Rancho Moralillo, ídem, ídem 1,835 Rancho Santa Ana, ídem ídem 1,780 Venta Sto. Domingo, ídem, ídem 1,800 Puebla, ciudad, capital de Estado 2,150-2,160 2,165 Tehuacán, ciudad 1,640 1,648 Caquixtle 1,380-1,425-1,645 1,440 Acatepec, pueblo 2,000 Los Naranjos, rancho 1,940 Caltepec, pueblo, Distrito de Tehuacán 1,850 Reyes, pueblo, ídem, ídem 1,810 Zapotitlán, pueblo, ídem, ídem 1,530 Coatepec, Santiago, pueblo, ídem, ídem 1,845 Atolotitlán, San Luis, rancho, ídem, ídem 1,875 Xochitepec San Francisco, pueblo, ídem, ídem 1,885 Tultitlanapa San Luis, rancho, ídem, ídem 1,905 Coapam Sta. María, pueblo, ídem, ídem 1,620 Texcalán, San Antonio, pueblo 1,720 Teotipilco, San Lorenzo, pueblo, ídem, ídem 1,740 Teontepec, San Bartolo, pueblo, ídem, ídem 1,860 Tepetoapam San Cristóbal, pueblo, ídem, ídem 1,875 Cipiapan, Sta. Cruz, pueblo, ídem, ídem 2,055 Nopalan, Santiago, Distrito de Tepexi 2,310 Tlatlauquitepec Magdalena, pueblo, ídem, ídem 1,925 Atenayucan, pueblo, ídem, ídem 1,910 Atexcal, San Martín, pueblo, ídem, ídem 1,855 Tepoxtitlán San Nicolás, pueblo, ídem, ídem 1,900 Tepexi, cabecera de Distrito 1,730 San Vicente Coyotepec, pueblo, Distrito de Tepexi 1,860 San Juan Ixcaquistla, pueblo, ídem, ídem 1,760 Sta. María Totoltepee, pueblo, Distrito de Acatlán 1,500 Tetela del Oro, cabecera de Distrito 1,743 Chignahuapan, ídem, ídem 2,250 Amilpa, pueblo, Acatlán, Distrito de Acatlán 1,045 Actempan, rancho, ídem, ídem • • r 095 Las Ordeñas, rancho, Acatlán, ídem, ídem 1,210 Mixqniapan, rancho, Acatlán, ídem, ídem 995 Rancho el Chiltepein, ídem, ídem 1,410 1,425 Texcalapa, hacienda, ídem, ídem 1,280 184 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Rancho La Junta, ídem, ídem Piaxtla, pueblo, ídem, ídem 1,118 Chinantla, pueblo, ídem,' ídem 1,150 Tecomatlán, pueblo, ídem, ídem Pájaro Vaquero, paraje cerca de Acatlán Rancho Tulapa, Distrito de Acatlán Tetla, rancho, ídem, ídem El Progreso, pueblo, ídem ídem Rancho Yetla, ídem, ídem El Cuaulote, paraje cerca de Yetla (río), ídem, ídem El Organo, cuadrilla, ídem, ídem Olomatlán, rancho, ídem, ídem Cañada del Ciruelo, paraje, ídem, ídem Frontera, San Sebastian, pueblo, Distrito de Tehuacán Chazumba Santiago, pueblo, ídem, ídem San Francisco Del Río, hacienda, ídem, ídem Zoyamazalco, San Mateo, pueblo, Distrito de Tepexi.... Nati vitas, Sta. María, pueblo, ídem, ídem Tetelitlán, San Lucas, pueblo, Distrito de Tehuacán Tilostoc, Sta. Ana, pueblo, ídem, ídem Riego hacienda, ídem, ídem Tetitzintla. San Nicolás, pueblo, ídem, ídem Metzontla, Reyes, pueblo Tehuixtla, Sta, Catarina, Distrito de Tepexi Olleras, rancho, Distrito de Tehuacán j 1 1 . 1,410 1,155 1,110 955 1,320 1,170 1,130 980 1,055 1,190 1,300 1,120 1,180 1,640 1,625 1,805 1,805 1,780 1,880 1,970 1,710 1,720 1,700 1,800 1,605 Aguilera. ) J ) J 5 J 5) n n 5 J ) J n 5) 3? 33 ) 3 33 5 3 >> 33 33 33 33 33 33 33 33 Oaxaca. Camotlan, pueblo, Distrito de Huajuapan 1,700 Huajuapan, Cabecera del Distrito 1 575-1 585 r'i n t i **” ' ) ) Tonalá, pueblo, Huajuapan San Sebastian del Monte, pueblo 1,670 San Jorge Nuchita, pueblo 1,220 Tezoatlán, pueblo, Huajuapan 1,520 1,490 Cuititó, pueblo, Huajuapan Tamazulapa, pueblo, Distrito de Teposcolula Santiago Tiotongo, pueblo, Teposcolula La Trinidad, Teposcolula Magdalena Xixotlán, pueblo, Distrito de Coixtlahuaca.. Santiago Plumas, pueblo, Coixtlahuaca 2,110 San Miguel Ixtatla, pueblo, Coixtlahuaca. Rancho de los Naranjos, Coixtlahuaca.., Ayucpiila Peña, rancho 1,680 Ordóñez. 1,560 1,480 1,410 1,700 1,205 1,500 1,540 1,990 2,030 2,130 2,150 2,150 2,130 1,940 1,530 Aguilera. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 185 ni. Sta. Cruz el Nuevo, pueblo, ídem, ídem 1,505 Aguilera. San Juan Diquiyú, pueblo, ídem, ídem 1,960 „ San Andrés Yutatio, pueblo, ídem, ídem 2,050 „ Santa María Yucuquimi, pueblo, ídem, ídem 2,030 „ Santa María Yucuñuti, pueblo 1,910 ,, Zapotitlán de las Palmas, pueblo 1,870 ,, Las Tabernillas, Rancho Distrito deHuajuapan 1,740 ,, Rancho Yucunduchi, ídem 1,840 ,, Tlacotepec, Rancho, ídem 1,750 ,, Realito, Pueblo, Distrito de Silacayoapan 1,680 ,, Tindú, Pueblo, Distrito de Tlaxiaco 1,930 ,, Tonalán, Iíuajuapan 1,430 ,, San Juan Yuta, ídem 1,470? ,, Miltepec, ídem 1,800 ,, Fondo de la Barranca de Camotlán 1,740 ,, Hacienda San Marcos 1,495 ,, San Marcos, Pueblo, Huajuapan 1,450 ,, Santiago Tianguistengo, Pueblo, ídem 2,030 ,, Ixtatla, Pueblo, San Miguel, ídem 2,130 ,, Barrio de Sta. Cruz, ídem 2,100 ,, Estado de Chihuahua. Hacienda de San Gregorio, Distrito de Allende 1,600 Ordóñez. Hacienda de Concepción, ídem 1,492 „ Hacienda de Corrales, ídem 1,505 ,, Rancho de Peñoles, ídem 1,615 „ Hacienda de Balsequillo, Distrito de Hidalgo 1,610 ,, Picacho de Balsequillo, ídem 1,960 ,, N“ 4, 5 y 6—24 nouwaf jp „tw ¡ CORTE GEOLÓGICO DE AGIABAMPO A CHIHUAHUA, CON LA PROYECCION DE LOS PRINCIPALES MINERALES DE LA SIERRA MADRE, SEGUNDA PAUTE. snsroDPsis ide geolog-ía iivlielxiclllt la POR JOSE G. AGUILERA. I Situado México al S. de los Estados Unidos, éntrelos dos Océanos, inicia la porción Ístmica de Norte América que con dirección S.E., se prolonga por una serie de istmos cada vez más estrechos para formar la porción comunmente de- nominada América Central, que reunida á las Antillas constituye una región natural, en otra época continua, según toda probabilidad, y la cual como han hecho con justicia notar muchos observadores, tanto Geógrafos como Geó- logos desempeña entre las dos masas continentales de América un papel por todos’ respectos análogo al que desempeña la zona mediterraneana entre Eu- ropa y Africa El territorio mexicano comprende de esta región natural la porción septentrional, que tal vez es más conveniente considerar como el es- trechamiento peninsular general del continente, que le da la forma triangu- lar característica de las masas continentales de la época presente, y abraza además el comienzo de la América Central, á la cual con toda propiedad co- rresponde la denominación de región ístmica. La forma general del país por su contorno es la de una faja de tierra que- al encorvarse alrededor del Golfo de México, se estrecha gradualmente hacia el S E para bifurcarse después de haber formado el Istmo de Tehuantepec, continuándose por una de las ramas de la bifurcación con Centro América y dirigiéndose por la otra, la Península de Yucatán, hacia las Antillas. La pe- nínsula de la Baja California, es una faja angosta de tierra no hace mucho tiempo desprendida, que, con dirección paralela á la de la costa occidental ‘ o, v f rc varios estrechamientos para desaparecer debajo de las del Con i frente a i Cabo Corrientes en el Estado de Jalisco, indican- dfol existió una continuidad geográfica entre estos puntos en otra época í, ' , ■ J„d o ue está además autorizada por la dirección de los ele- Pateen esas dos porciones del territorio mexicano y por la constitución geológica del suelo en esos puntos. 190 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. La estructura geográfica general de México se reduce á una meseta central inclinada hacia el N. y N.E., comprendida entre dos cadenas de montañas que están separadas de los dos mares por angostas fajas de terreno bajo que se es- trechan gradualmente hacia el S. Estas dos cadenas que se reúnen en la parte meridional del país, se levantan sobre la superficie bajo la forma do una Y de mas colosales que van á continuarse en el territorio de los Estados Unidos, bajólos nombres de Montañas Rocallosas y Sierra Nevada. Reunidas estas cadenas de montañas recorren la parte meridional del país para continuar á la América Central llevando adherida á su falda oriental la baja meseta de 1 ucatán que se eleva apenas á unos 30 ó 40 metros sobre el mar. _ -^ a ^íesa Central ó Mesa de Anáhuac, con una superficie de cosa de 666,000 kilómetros cuadrados y una altura media aproximada de 1,700 metros, se ex- tiende sin interrupción desde las llanuras de Texas y Nuevo México en los Es- tados Unidos hasta el Valle de Toluca, que se apoya contra las faldas del Neva- do de Toluca; alcanzando la meseta una altura de 2,630 metros en su extremo meridional. Esta gran meseta que constituye una individualidad geográfica de piimer orden, eminentemente característica para esta porción de Norte América está compuesta á su vez de unidades geográficas de segundo orden, que se subdividen en otras de orden inferior y manda sus ramificaciones ha- cia los dos mares; ramificaciones que siguiendo las interrupciones de las ca- denas limítrofes, establecen comunicación fácil con las tierras bajas que ro- dean á las vertientes de la mesa y favorecen el desagüe de la mayor parte de la superficie de la Mesa Central hacia los dos océanos, quedando esta despro- vista de drenaje en su porción central solamente, allí donde se encuentra la depiesión denominada Bolsón de Mapimí. Siendo la Mesa Central la continuación meridional de la depresión central del Continente N orte Americano, presenta todos los caracteres ele dicha gran depresión. Mientras que al N. la depresión se acentiia más y más y adquie- le mayor anchura; al S. por el contrario, la región de las llanuras se eleva gradualmente, estrechándose también, y así vemos que su inclinación va de acuerdo con la elevación general de la masa continental. Cieciendo gradualmente hacia el S. basta el paralelo 19° el relieve gene- íal del país, para descender después hasta llegar á los istmos en los cuales á medida que son más estrechos la altura absoluta va siendo menor; se puede comparar el territorio mexicano desde el Istmo de Teliuantepec al N. toman- do solamente en consideración el conjunto de su relieve y haciendo abstrac- ción por consiguiente de algunas irregularidades de detalle, con un tetraedro oblicuo cuya cara mayor que sirve de base se adapta á la proyección orizon- tal del país, las dos caras más pequeñas forman las dos vertientes o el des- censo á los dos mares y la cara de dimensión intermedia corresponde á la vasta Meseta Central. El vértice del tetraedro, vértice también de la masa continental vendría á quedar situado aproximativamente entre los grandes conos volcánicos de México. La cadena de montañas que Humbolclt denominó Andes Mexicanos y que BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 191 son de hecho la continuación de la gran cadena de montañas de la América del Sur, que con el nombre de Los Andes comenzando en Patagonia recorre paralelamente al mar, toda la costa del Pacífico, después de haber experi- mentado varias depresiones, correspondiendo naturalmente las de mayor im- portancia á los numerosos istmos de la América Central, se interna en el te- rritorio mexicano y después de atravesarlo en toda su extensión se continúa por la parte occidental de los Estados Unidos. Esta cadena de montañas se bifurca en la parte central del Estado de Oa- xaca, dirigiéndose una de sus ramas, la Sierra Madre Oriental casi paralela- mente á la costa del (Golfo de México y siguiendo la otra que se designa con el nombre de Sierra Madre Occidental la costa del Pacífico. Cada una de es- tas ramas principales es á su vez descompuesta en numerosos y variados esla- bones de importancia diversa y así se presenta el país sembrado de serranías y sierras á primera vista sin encadenamiento ó relación; pero que estudiadas con detenimiento su dirección y constitución se descubre el enlace y conti- nuidad unas veces aparente ó manifiesta y otras apenas perceptible pero que siempre permiten conocer las mutuas y relativas dependencias de todos estos elementos de relieve. 24oo /6oo Soo Sierra madre occidental Mesa Central Sierra madre . o ' . . tV- 24 a o 11 !6oo Soo JPaciFico -■£ G°de México Corte transversal de México según el paralelo 33° 1 ,5S j Corte transversal de México según el paralelo 31° 192 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Corte transversal de México según el paralelo 19° Para ciar una idea general cíe la situación, dimensiones é importancia de la Mesa Central ó Mesa de Anáhuac así como del relieve general del país, clamos los cortes adjuntos, hechos por el que susbcribe ayudado por el Sr. Or- dóñez, siguiendo los paralelos 25°, 23°, 21° y 19°. En estos cortes se puede apreciar la altura absoluta de la Mesa Central y sus relaciones con las dos cadenas de montañas que la limitan hacia el E. y el O., así como juzgar ele la importancia relativa del relieve de las dos cadenas de montañas. Examinando estos cortes se ve que el más septentrional de ellos alcan- za una altura absoluta menor; las sierras son menos elevadas y están menos subdivicliclas y la Mesa Central adquiere gran anchura. El corte, según el paralelo 23°, manifiesta la mayor importancia en altura y en anchura ele la Sierra Madre del Pacífico y la Mesa Central con altura casi uniforme. En el corte, según el paralelo 21°, la Mesa Central se halla subdividida por la sierra de Guanajuato; y el corte, según el paralelo 19°, muestra casi el límite de la Mesa Central en la región de las mayores alturas, pasando dicho corte por una porción de la Sierra Madre Occidental sumamente desgarrada por las profundas cortaduras que corresponden á las cuencas de las aguas que van hacia el Pacífico. La Mesa Central en este corte queda situada ha- cia el E., donde está acumulado el relieve. II Geológicamente considerado, México está compuesto de tres partes dis- tintas que difieren relativamente poco en su extensión superficial. La primera, la más antigua, que es también la menos extensa, está forma- da de un gran macizo granítico gnéissico y esquistoso que ocupa la mayor parte del S. del país; se extiende á lo largo de la costa del Pacífico formando una angosta faja interrumpida en algunos tramos, y envía una que otra ra- mificación hacia la parte media del país y á algunos puntos cercanos á su costa oriental. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, 193 La segunda, que es la más extensa, esencialmente sedimentaria, y en la cual se han depositado los sedimentos de diversas épocas desde fines del Pa- leozoico hasta nuestros dias, ocupa las partes septentrional, central, oriental y meridional extrema del país, teniendo algunas ramificaciones al O. y S.E. Finalmente, la tercera porción, cuya existencia casi iguala á la de la ante- rior, y cuya importancia como parte integrante del territorio no es sobiepu jada por las otras dos, está compuesta principalmente de rocas eruptivas per- tenecientes á la serie moderna, distribuidas todas á lo largo de la cadena de montañas principal del país, denominada “Sierra Madre del Pacífico, ce^ a cual constituyen la mayor parte de su masa; se extiende hacia el E. en a íe gión media del país y tiene también manifestaciones aisladas en la parte X., JST.E., S. y S.E. .... , Estas tres grandes partes constitutivas de nuestro territorio, forman ti es grandes divisiones sumamente características y cuya extensión geográfica es- tá recíprocamente limitada entre ellas, salvo los pequeños grupos aislados que como verdaderos islotes se encuentran enclavados respectivamente en las tres grandes divisiones. Terreno Primitivo. Las rocas arcaicas de México son bastante numerosas, de naturaleza muy variada y presentan á veces transiciones perfectamente visibles. Este terre- no está representado en la carta geológica que va al fin de esta reseña por el COl |“i' ‘ITa ' del Estado de Puebla, y en los Estados de Guerrero y Oaxaca, ene es donde se manifiesta mejor esta formación, las rocas que la constituyen en el orden en que se verificó su depósito son las siguientes: a Gneiss porfiroide muy semejante al augengneiss, que en la base, per- diendo su esquistosidad, pasa á una especie de granito. j pqyllades (tilades) gneissicas que descansan directamente sobre la an- terior á la cual pasan por grados insensibles de transición. yjicapi zarra sumamente abundante, en algunos puntos granatifera, y en^per fecta concordancia con las phyllades gneissicas. j _ Phyllades muy arcillosas en su parte superior, cuya proporción en ar- oüla va disminuyendo hacia la base de un modo gradual, y de acuerdo con psH modificación en la composición, la estructura varía de perfectamente api- á uistosa y finalmente estratiforme. Este grupo descansa sobre ías cloritupizarra, sericitapizarra y amphybolitapizarra, que á su vez se upo- bis dIi vil ades gneissicas. yan en Q 1 ¿ -Pwc.fovi nrmente al depósito de las iilades arcillosas y antes de Erupciones . — i osin-i u . , , terminar el Paleozoico, hicieron su erupción las rocas que se enumeran a con- tinuación por su orden de antigüedad: . 1 Granito o-néissico que pasa á granito porfiroide, que atraviesa las mi- ‘ ° N"? 4, 5 y 6 — 25 194 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. capizarras sin llegar á las Alacies. La aparición de esta roca está perfecta- mente manifiesta en la porción N.O. de la República, especialmente en la Municipalidad de Caborca, perteneciente al Distrito de Altar del Estado de Sonora. 2. — Granito propiamente dicho y de grandes elementos, que corta alas mi- capizarras y filades; visible en muchos de los puntos en que se encuentra el • terreno primitivo, tanto al N.O. como en el centro y S. del país. 3. — Granulita, se presenta en muchos lugares cortando todas las rocas ar- cáicas. 4- — Granito hornbléndico, sumamente abundante; muy frecuente bajo la forma de diques de dimensiones más ó menos poderosas y también bajo la de protusiones de considerables dimensiones que constituyen verdaderos maci- zos; atraviesa todas las rocas sedimentarias del Arqueano, así como al grani- to gneissico. °- Eegmatita común que pasa á veces á la variedad gráfica ó hebráicaen diques numerosísimos que cortan los granitos gnéissicos y comunes. Parece haber habido dos épocas distintas de erupción de pegmatita: la más antigua, que. ha tenido lugar en el Estado de Sonora, que sólo atraviesa al granito gnéissico y á las micapizarras y amphybolitapizarra, y la más moderna, á la lez la más común, que corta á todas las rocas del Arqueano pasando hasta los granitos, granulitas y granitos hornbléndicos. Esta segunda erupción se ve tanto al N.O. como en la parte media y meridional del país. 6. Hyalomigta ó Greisen, se encuentra asociada á los granitos formando en su masa vetas de segregación. ^ ' Piolita en diques y reventazones numerosas de aparición posterior á las rocas anteriores pero que se verificó antes del fin del Paleozoico. Es muy abundante en el S. de Puebla y jN\ de Oaxaca y Guerrero. Dislocaciones . — La formación está sumamente plegada, formando pliegues anticlinales, sinclinales y oblicuos de las más variadas dimensiones, cuyas aristas ó crestas corren entre 20° y 45° ILO.-S.E. con echado hacia el ILE. ó S.O. que varía entre 5 o y 75°. El plegamiento de estas capas, anterior á todos los depósitos sedimentarios bien definidos que hemos tenido oportuni- dad de observar en el país, es debido á las resultantes de presiones laterales ejercidas por el depósito de sedimentos postarcaicos y pretriásicos que se ve- rificaban en los dos mares que rodean nuestro país, en regiones bastante le- janas probablemente al E. y O. de la extensión que hoy comprende la Repú- blica Mexicana. Si hemos de juzgar de la energía de estas causas por los efec- tos que nos es dable observar, dichos depósitos debieron alcanzar dimensio- nes colosales. Criaderos Minerales . — En este terreno se encuentran criaderos de fierro de diferentes tipos, y criaderos auríferos; unos, contemporáneos de las rocas se- dimentarias ó eruptivas que los contienen y otros, posteriores á estos terre- nos, pero cuya formación ha sido anterior á la serie sedimentaria postarcaica del país, que como hemos dicho ya, se inició á fines del Paleozoico, y los cua- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 195 les se mencionan en este lugar por encontrarse en las rocas arcaicas, aunque son de edad muy posterior y por ahora indeterminada. El fierro se presenta bajo las formas de hematita micácea, hematita com- pacta, magnetita, hematita arcillosa que pasa á arcilla ferruginosa y limoni- ta. La hematita micácea forma lentes muy pequeños, interestratificadas en las micapizarras y til acles; es pues contemporánea de las pizarras que las contienen. La hematita micácea sustituye á la mica ó á la clorita, bien en una pequeña proporción, tiñendo entonces las pizarras de diversos tonos de rojo, bien en cantidad predominante, y entonces forma lentes de pequeñas di- mensiones que pueden referirse al tipo de “Esquistos de fierro micáceo de Yon Groddeck,” del cual difieren solamente por la ausencia de la magnetita. Estos criaderos sólo son de pequeño valor industrial para la explotación de la variedad más pura de la hematita micácea que puede recibir en las artes después de un perfecto lavado para destituirla del cuarzo que contiene, la aplicación que se da al rojo inglés ó colcotar. La hematita compacta asociada á la magnetita, pero predominando siem- constituye grandes lentes intercaladas entie las micapizarras, formando verdaderas masas explotables, que corresponden al tipo “Masas estratifica- das” de magnetita y fierro oligisto de Yon Groddeck. Son pues contemporá- neos de las pizarras liuronianas en que se encuentran. La hematita arcillosa y la limonita arcillosa que pasan á ocres de fierro ó arcillas ferruginosas, vienen siempre acompañando á la hematita y magneti- ta como productos de impureza é liidratación más ó menos avanzados. Este tipo de criadero y el anterior se encuentran en la división Huroniana del Terreno Primitivo, del S. de Puebla y IL de Oaxaca y Guerrero. La hematita compacta acompañada de limonita, atiaviesa bajo laforma de filones, de potencia á veces de algunos metros, las rocas arqueanas y erupti- vas que á estas cortan, sin que nos sea conocida su edad con precisión, pues solamente sabemos que no pasan á las rocas sedimentarias del Keuper, en al- o-unos puntos del Estado de Guerrero, cercanos á los lugares en que se en- cuentran estos criaderos. Tal vez esta clase de criadero pueda referirse con alo-una probabilidad al tipo “Río Albano” Yon Groddeck, pues en algunos de & ellos hemos encontrado la magnetita, aunque en pequeña cantidad- En el Estado de Guerrero se encuentran yacimientos de fierro sumamente impor- tantes entre los cuales citaremos: uno cerca de Mescala que es un filón casi vertical de 8 metros de potencia, formado de óxido magnético compacto; otro llamado el cerro Imán cerca de Coyuca, es una montaña de 100 metros de al- tura 'coronada por una capa de caliza; los de San Francisco y Singungao, enormes acumulaciones de fierro oxidulado; el de Ydladera que forma una ca.na de 400 metros de largo por 100 metros de ancho; en fin, el de Clmtla constituido por Mineral Magnético puro, que se encuentra en la proximidad de fundentes calcáreos y madeias. 1 Manross, Amar. Journ. of Scien. and Arb., vol. XXXIX, p. 309. Según Dana ib. p. 358- 196 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Estos minerales deben pertenecer, según opinión del Sr. J. D. Dana, loe. cit., al período Azoico como los de Nueva York y Michigan. Una explora- , ción hecha por el subscripto al cerro Imán, le permite rectificar la opinión del Sr. Dana y referir el criadero del cerro Imán al Terciario por atravesar el filón de hematita á las calizas con Nerinea af. Titania Félix, del Cretáceo Inferior de Tehuacán. La caliza está metamorfizada y sólo en algunos luga- res se pueden obtener ejemplares de Nerinea. Esta formación caliza se con- tinúa al N. con la del cerro de Dolores ó del Capote junto á Huetamo, y al S.E. se liga también con las calizas y margas de Jaripo á Coyuca sumamen- te ricas en Nerinea af. Titania Félix. Esta circunstancia hace presumir que los criaderos citados por Manross y no visitados por el que subscribe, deben ser contemporáneos y semejantes á todos los otros criaderos de fierro que se mencionan adelante al hablar de los criaderos contenidos en rocas cretáceas y cuyo relleno ha tenido lugar en el período terciario. Los criaderos de oro son vetas y filones de cuarzo aurífero que atraviesan las rocas eruptivas de que nos hemos ocupado en las páginas precedentes, oiiginadas por líneas de fractura por contracción debida al enfriamiento de la loca que los contiene. Llevan como matriz el cuarzo graso y cuarzo hiali- no y cariado, en el cual viene diseminado el oro libre acompañado de liema- tita y limonita más ó menos arcillosa en el tramo superior ó superficial, en donde la acción oxidante de los agentes atmosféricos se ha hecho sentir con una energía variable pero siempre en relación con el estado higrométrico del aiie y demás condiciones climatéricas de la localidad en que se presentan. a zona que sigue á la de oxidación está caracterizada por la presencia de pirita aurífera más ó menos alterada. Se aproxima este tipo al Nagyag de Yon Groddeck, pero no atraviesa rocas eruptivas terciarias, puesto que son un poco posteriores á las rocas eruptivas que cortan al Arcaico; y además le faltan las combinaciones del teluro que tan frecuentes son en el tipo de Nagyag. Esta clase de criaderos auríferos se piesenta en algunos puntos pertenecientes á los Estados de Oaxaca y Gue- rrero. La baritina sola ó acompañada de minerales de cobre con ley de plata for- ma vetas que en el primer caso arman en los granitos turmaliníferos como en la puntaS. de la Baja California; y cuando sirve de matriz á chalcocita, azurita, malaquita, poca blenda, etc., ó bien acompaña nada más á la galena, se encuentra cortando á las pizarras cristalinas del S. de Puebla. La edad geológica de estos criaderos es difícil de determinar por falta de relaciones entre ellos y las rocas más modernas ígneas y sedimentarias de es- ta comarca. .> Distribución geográfica . — Las rocas arcaicas constituyen un núcleo de glan- des dimensiones que ocupa la parte meridional del Estado de Puebla, algu- nos tramos de la Sierra Madre en el Estado de Chiapas, y porciones muy ex- tensas de los de Oaxaca y Guerrero. Se encuentran también en los Estados de Zacatecas cerca del Fresnilo; Guanajuato en las inmediaciones de la capital; BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 197 Sinaloa, cerca de las cumbres de la Sierra Madre; Sonora en su parte JST.O. y O., y alguno cpie otro punto central; Baja California, en donde constituyen el eje ele la cordillera central de la península, y Veracruz en su región occiden- .tal, limítrofe con Puebla en el Cantón de Zongolica. Materiales de construcción y productos diversos . — Las numerosas aplicacio- nes del Granito y sus diversas variedades son demasiado conocidas para que nos detengamos á hacer su enumeración; debemos hacer notar, sin embargo, que no obstante las preciosas cualidades de estas rocas, no se han empleado hasta ahora en México estos bellísimos materiales de construcción. Entre las substancias de valor industrial que las rocas arcaicas y erupti- vas que las cortan contienen, enumeraremos la grafita que se encuentra foi- mando parte de los granitos, sustituyendo á la mica; el kaolín, la ai cilla plástica y la refractaria, producto de descomposición de los granitos y segre- gación de algunas pizarras arcillosas; el asbesto que forma vetillas disemina- das en las micapizarras y pizarras arcillosas; el granate var. piropo, bastante común en las mismas pizarras y en los granitos; la turmalina que viene en estos últimos; el corundo, la labradorita, la mica y las numerosas variedades coloridas del cuarzo hialino; la esmeralda en las micapizarras y filades de Tejupilco, Estado de México. Grupo Primario o Paleozoico. Los terrenos que forman el grupo Paleozoico están apenas representados en nuestro país, y aquellos de los cuales poseemos fósiles característicos que no dejan lugar á duda respecto á su edad, pertenecen al período Carbonífero. Sistema Siluriano .— INo se conoce en el territorio de la República ningún limar en donde este terreno aflore, tampoco existen en las colecciones paleon- tológicas fósiles característicos de este terreno que sean de procedencia me- xicana auténtica. Se encuentra en nuestra colección un magnífico ejemplar de caliza penetrada de bellísimos individuos de Orthis testudinaria Palman, especie del Período Trenton del Silurio Inferior. Este ejemplar lleva en la etiqueta como localidad la Cuesta de Santa Teresa, á una legua al E. de Ca- cahuamilpa, Estado de Guerrero, y fué regalado al Sr. Profesor Don Anto- nio del Castillo por los hermanos Robles. El Sr. Profesor Castillo, deseoso de rectificar esta localidad y cerciorarse de la autenticidad del ejemplar, así como también con el propósito de hacer el estudio respectivo del yacimiento lo esta especie, hizo varias expediciones infructuosas; pues no sólo no encon- t -ó las rocas que contienen tan interesante brachiopodo, sino que no encon- tró indicio" alguno de las rocas silurianas en la cuesta de Santa Teresa, ni en ningún otro punto inmediato á ella, de donde pudiera haber sido traído el ^ En* la 1 obra ‘Contributions to the Geology and the Physical Geography of México/’ editada por el Barón T. W. von Egloffstein, en la cual se resumen 198 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. las observaciones y datos recogidos por Frederik von Gerolt y Charles de Berges, se asigna al Silúrico una vasta distribución geográfica y se refieren á él pizarras y rocas pizarreñas de las inmediaciones de algunos Distritos Mineros, pizarras que pertenecen á diferentes sistemas estratigráficos y que, por la posición que ocupan en la actualidad y ciertos caracteres exteriores, han sido consideradas como pertenecientes al Silúrico. Muchos geólogos han considerado silúricas las pizarras arcillosas y la am- pelita (hoja de libro) que se encuentra en la profundidad en los criaderos de Guanajuato, Catorce y Zacatecas. La edad de las pizarras de Guanajuato y Zacatecas es desconocida y no se puede determinar todavía con alguna pre- cisión; no sucede lo mismo con las pizarrss de Catorce que son casi todas ju- rásicas, y si acaso, en la base de éstas, se encuentran algunas otras más an- tiguas, es casi seguro que no son de tan remota antigüedad como la que se les ha atribuido. Sistema Devoniano . — Poseemos en nuestra colección un espléndido ejemplar de Goniatites que hemos referido al Denoviano Medio, que le filé obsequiado en Europa al Profesor Don Antonio del Castillo. Con el Devoniano en Mé- xico nos ha sucedido una cosa semejante que con el Siluriano; pues la locali- dad del Goniatites de que nos venimos ocupando, ha sido dada al Profesoi Castillo como de la serranía de Apulco en una barranca denominada de “La Galeia. en vano se ha tratado de obtener nuevos ejemplares, organizándose expediciones con ese objeto al lugar indicado. No se ha dado con la verdade- ra localidad, pero existen probabilidades de que una exploración detenida de la región citada, descubra la localidad deseada; pues que en esa región se en- cuentia, debajo de las pizarras jurásicas, un grupo poderosísimo de pizaiias aicillosas y filades muy cargadas de arcillas en que pudieran venir los Gro niatites, esencialmente en las últimas, cuya edad geológica es imposible de tei minar por ahora por falta de fósiles y por el estado de metamorfismo en que se encuentran. Pudiera suceder muy bien que no fueran sino las I a nas arcillosas del Jurásico metamorfizadas por acción mecánica combinar ^ con la que ejercieron las an desitas terciarias al hacer su aparición en aque a legión, ó bien que se tratara de rocas devonianas de aspecto muy modi cae P 01 ’ es ^as mismas causas. Son sumamente abundantes, y por lo que conoce mos de ellas, enteramente desprovistas de fósiles; no obelante, la presunción de que los Goniatites citados provengan de algún punto más ó menos distan te de la localidad estudiada no está destituida de fundamento, toda vez el carácter litológico de la formación conviene bastante con el de algunas si divisiones del terreno que se busca. . c j 10 Sistema Carbonífero . — La existencia de este terreno en México es un . enteramente comprobado. Se encuentra en la parte de nuestro teiii ono mítrofe con Guatemala, directamente debajo del Cretáceo. El Si- n a enieio D. Próspero Goyzueta, miembro de la Comisión encargada de trazar los li- mites entre México y Guatemala, nombrado al principiar los trabajos de la o misión, Géologo de ella, trajo á México dos ejemplares de caliza compac a, BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 199 gris cenicienta, que contenían individuos pertenecientes al género Productus; estos individuos aunque bastante maltratados é incompletos, permiten ser identificados, y pertenecen á la especie semireticulatus que es característica de la caliza carbonífera. Naturaleza de las rocas . — Las rocas carboníferas de México son calizas y dolomías, que según el estudio del Sr. Saper 1 “descansan en estratificación concordante sobre los Estratos de Santa Rosa, compuestos de pudingas are- niscas y pizarras de color rojo que refiere el Sr. Sapper al Carbonífero ó De- vónico.” El Dr. Persifor Fraser, en un opúsculo que lleva por título: “Certain Silver and Iron mines in the States of Nuevo León and Coaliuila, México”, refiere al Carbonífero Superior las calizas que forman algunas de las sierras de Coa- huila y Nuevo León, como la del cerro del Mercado, junto á Monclova, que forma parte de la sierra de la Gloria, la sierra de Gómez y la sierra de la Iguana; y se atiene para hacer esta referencia á la opinión de los Sres. Proís. James Hall y Angelo Heilprin, á propósito de unos cuantos fósiles que bas- tante maltratados les remitió para su identificación. El Prof. Heilprin, haciendo notar el mal estado de los fósiles que no per- mitían una determinación específica segura, declaró que pertenecían á la fa- milia Aviculida? y con probabilidad á los géneros Pterinopecten, Actinoptera y Leioptera, que existieron desde el Silúrico al Pérmico, pero él aceptaba co- mo más probable que fuesen formas devonianas ó carboníferas. El Prof. James Hall encontró tres fósiles, dos de carácter terebratuloide y uno pectinoide, probablemente un Aviculopecten; infiere del carácter de los fósiles lo mismo que del aspecto físico de la roca, que ésta es de la edad de la caliza carbonífera tan desarrollada en el S.O. La formación la considera como una extensión del Great coal mensures, pero generalmente destituida de car- bón. Con la esperanza de hacer una buena colección de fósiles carboníferos de los lugares citados, hice una expedición al Cerro del Mercado y Sierra de la Iguana: en el Cerro del Mercado encontré en los estratos inferiores que cor- taba una barranca al O., fósiles característicos cretáceos del Cretáceo Medio, pertenecientes á los géneros Lima, Anomia, Scaphites, Micraster y otros; en la punta N. de la Sierra de la Iguana, sólo he podido encontrar una especie de Montlivautia, pero en su prolongación al S. he recogido ejemplares muy bien conservados de Desmoceras (Puzosia) sp? especies todavía no determi- nadas de Acanthoceras y dos Belemnites muy próximas á las Belemnites mi- nimus' y bipartitas, que no dejan duda acerca de la edad de estas calizas, que corresponden á la división del Cretáceo Medio y á divisiones comprendidas dentro de la serie Comanche del Cretáceo de Texas, del cual todas estas sie- ,• calizas del N. de México desde Sonora á Tamaulipas no son sino la conti- nuación En vista de todos estos datos hemos representado en nuestro Bosquejo 1 Boletín clel Instituto (Teológico de México, núm. 3, “La Geografía física y la Geología de la Península de Yucatán.” 200 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Geológico todas las sierras indicadas por el Prof. Fraser como del Carbonífe- ro Superior, como pertenecientes al Cretáceo. Desde Humboldt que fué el primero que refirió á la Caliza de Montaña las calizas compactas cretáceas del país, atendiendo solamente á sus caracteres físicos, se lia cometido, por la gran semejanza que con las calizas paleozoicas tienen nuestras calizas cretáceas, el mismo error por otros muchos observa- dores; y así el mismo Prof. Hall en la Memoria de Emory de la Comisión de límites entre México y los Estados Unidos, “Emory’s Report of tlie U. S. and Mexican Boundary Survey”, asigna al Carbonífero muchas de las sierras cre- táceas de cerca de la línea divisoria, y finalmente en Macfarlane “An Amer. Geol. Raihvay Guide”, se consideran como del Carbonífero las calizas cretáceas de los Estados de Durango y Coahuila, á lo largo del Ferrocarril Central Mexicano, en el tramo respectivo en que la línea corta á estos dos Estados. Ahora bien, estas calizas están literalmente penetradas de Acteoncllas, Xeri- neas, Hippurites, Monopleuras, etc., es decir, de fósiles cretáceos caracterís- ticos. El Sr. Ing. Santiago Ramírez refirió al sistema Carbonífero la formación de los Distritos de Acatlán y Matamoros del Estado de Puebla, que contie- ne algunas capas de hulla; como se verá adelante estas formaciones han sido referidas al Triásico Superior, mientras adquirimos mayor número de plan- tas fósiles que decidan si debe ser considerada la formación de que nos ocu- pamos como de la cima del Triásico ó si pertenece á la base del Liásicod Carácter paleontológico. — Muy pocos ejemplares de fósiles han sido obteni- dos del Carbonífero de Chiapas, y los mejor conservados, procedentes de los ranchos La JNueva, La Vainilla, Las Tres Cruces y Palo Amarillo, son: Fusulina granumavense ? F. Roemer. Fenestella sp? Productus semireticulatus Martin. Pleurotomaria sp ? En los Anales del Ministerio de Fomento, tomo V, 1881, páginas o2o a 593, el Sr. García Cubas extracta parte del informe acerca de la serranía c o Puebla del Sr. Estragnat, en cuyo extracto se ve que el Sr. Estragnat con sidera esta región, formada de terrenos de transición, encontrando en algunos puntos el Silurio, en otros el Carbonífero y el Zechstein. Esta última forma- ción, dice el Sr. Estragnat, se encuentra representada por caliza compacta ne gruzca y fétida, con sus fósiles característicos, trastornada y dislocada en Xóchitl án y otros lugares de Zacapoaxtla”. Esta formación es cretácea y descansa sobre pizarras con Arietites, James Dan;:e Bárcena, en la Cañada del Río Lajajalpa, cerca de S an Marcos en Zacatlán. Es indudable que el aspee- to petrográfico de la formación, y no los fósiles, fueron los que sirvieron al 1 Anales del Ministerio de fomento, vol. VI. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 201 Sr. Estragnat para referir al Zechstein una caliza que cerca de Tetela, en Ometepec, pasa en la base por transición insensible al Jurásico Superior. CtRÜPO secundario ó mesozoico. Las distintas formaciones sedimentarias que reunidas constituyen el grupo Secundario ó Mesozioco, no están todas representadas en México; las que se encuentran pertenecen en unos casos á las últimas subdivisiones ó pisos su- periores de los sistemas Triásico y Jurásico, y en otros á casi toda la serie cretácea en sus numerosas subdivisiones ó pisos. Siitema triásico . — Las rocas de este sistema en su subdivisión superior sin ocupar jamás grandes extensiones se muestran en muchos puntos. Véase la carta geológica adjunta, en la cual este sistema está representado por el color violado. Naturaleza de las Bocas . — Las rocas del Triásico Superior pertenecen á dis- tintas variedades de areniscas cuarzosas y pizarras arcillosas, cuya textura y composición varían notablemente. La textura de las areniscas varía desde sumamente tinas hasta brechas formadas de gravas; y según la textura, se modifica también la estructura, que se hace más apizarrada á medida que el o'rano es más fino; en cuanto á las pizarras, la textura varía de pelítica que las da el aspecto de esteatitapizarra hasta granudas finas que las colocan en- tre las psamitas. La composición de las areniscas y pizarras varía también: las primeras desde areniscas cuarzosas en las capas inferiores hasta areniscas margosas en las capas superiores; y en cuanto á las pizarras, su composición varía de arcillapizarra pura en la base á pizarras arcilloso-margosas y mar- gas apizarradas en la parte superior, en donde se cargan gradualmente de laminitas de mica que las hacen pasar á verdaderas psamitas, modificándose el o-rano de los elementos que las constituyen, dándoles el aspecto de arenis- cas de araño muy fino, y finalmente aumentando la proporción de carbonato de cal termina la serie de pizarras margosas muy ricas en cal, sobre las cuales se depositan en algunos puntos verdaderas pizarras calizas más ó menos car- gadas de arcillas. Estas modificaciones en la composición y en la textura se presentan tanto en el sentido horizontal como en el vertical, con la diferencia de que son siem- pre más graduadas é insensibles en la dirección horizontal; de tal manera que la misma capa seguida por un gran tramo manifiesta las modificacio- nes que acabamos de mencionar, cambiándose de verdaderos conglomerados de o-rano fracs o y mediano en areniscas de diversos granos, que pasando pol- las psamitas terminan en las pizarras arcillosas. La consistencia de estas rocas varía de acuerdo con su composición, y pol- la influencia de la erupción de rocas ígneas, de areniscas cuarzosas muy re- sistentes que presentan el aspecto de verdaderas cuarcitas pasan á areniscas tiernas bastante desmoronadizas; las pizarras también presentan modificacio- nes notables en este respecto, pues cambian de pizarras fisiles y hojosas más N°f 4, 5 y 6—26 202 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ó menos perfectas á pizarras de crucero pizarreño muy imperfecto. El coloi- de estas rocas varía en las areniscas del gris más ó menos claro á diversos tonos del rojo y amarillo, y en las pizarras del gris ceniciento al negro agri- sado y negro en la parte inferior y media del eomplexus de capas, y en la su- perior, del negro de diversos tonos á los variados é irregulares tintes que re- medan perfectamente los colores de las margas irizadas del Jveupcr. Dislocaciones. — El conjunto de estas rocas descansa directamente en los granitos en el Estado de Sonora y parte del Estado de Puebla y sobre las pi- zarras cristalinas en el Distrito de Acatlán del Estado de Puebla y en los de Huajuapan y Tlaxiaco del de Oaxaca. Comunmente se presentan dislocadas con rumbos de H. á S., ]\ T .0. áS.E., H.E. á S.O. y E. á O.; siendo los domi- nantes los de H.O. á S.E. y IX. E. á S.O.; los echados son también muy varia- bles; pues se presentan unas veces las capas casi verticales y otras con incli- naciones desde 20° hasta 60° al H.O., S.E., S.O., E., N. y N.E., siendo los echados más frecuentes de 30° á 50° al JX.O. ó al S.O. Este terreno se encuentra, pues, sumamente dislocado y en algunos lugares del Distrito de Iíuajuapan se le ve formando pliegues cuyas crestas ó ejes corren de H. 20° E. al S.O. Las dislocaciones y trastornos que ha experimen- tado y de los cuales participan también las formaciones posteriores, han sido originados, ya por fenómenos de presión lateral, fenómenos orogénicos de la epública en casi toda su extensión, ya por la aparición de las rocas ígneas posteiioies al depósito del terreno de que nos ocupamos y cuya erupción ha ocasionado algunas modificaciones en la manera de ser de las rocas triásicas, jurásicas y cretáceas. Disttibucién geográfica. — A consecuencia de fenómenos de erosión de ener- gía las ante considerable y de duración sumamente prolongada, las capas de es e teneno han desaparecido casi por completo; no se las encuentra ya sino a estado de verdaderos girones bastante dispersos y de pequeñas dimensio- nes 5 q Ue se uos p resen ^ an a q ora como ¡ os únicos testigos de la gran exten- sión superficial que debieron cubrir en la época de su depósito. Las localida- des en que se conoce este terreno son: San Marcial, La Barranca, Los Bron- ces, San José de Pimas, pertenecientes al Distrito de Hermosillo del Estado de Sonora. En el Estado de Puebla, en el Distrito de Matamoros; en Ahua- tlán } r bejaluca; en Tecomatlán, Olamatlán, Ilamacingo, Yetla, Ayuquila, Texcalapa y Santa Cruz el Huevo del Distrito de Acatlán; en Coatepec y Ato- lotitlán del Distrito de Tehuacán. En el Estado de Oaxaca se continúa la for- mación del S. de Puebla y las rocas triásicas se manifiestan en las localida- des siguientes: Inmediaciones de Tezoatlán, San Juan Diquiyú, Santa María Yucuquimi, San Andrés Yucuñuti, San Marcos del Distrito do Huajuapan; en Pata de Cabra, Yucutiucu y Agua Salada del Distrito de Tlaxiaco; en las inmediaciones de Mixtepec del de Juxtlahuaca. El Sr. Prof. Barcena en su Tratado de Geología, dice en lapág. 321: “Ul- timamente el Sr. Ing. D. Pedro Seniles nos mostró una colección de fósiles procedentes de la Encantada, Cantón de Aldama, Estado de Chihuahua. En- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 203 contraíaos entre esos fósiles al género Ceratites característico del Triásico y vemos especies como la Gryphea carinata del Jurásico. Existen pues en aquella localidad rocas de los dos primeros períodos del Mesozoico.” A pesar de esta respetabilísima afirmación nosotros hemos considerado la sierra de la Encantada como compuesta de calizas cretáceas fosilíferas, cuyos fósiles co- rresponden á la serie Comanche del Cretáceo de las Estados Unidos. Los fó- siles que nosotros hemos visto en la pequeña colección formada por el Sr. Sentíes son: Ostrea (Alectryonia) carinata Lamark, Exogyra Texana Roe- mer, Gryphea Pitclieri Morton, Gryphea forniculata White, Arcopagia Te- xana Roemer, Cardium (Protocardia) hillana Sowerby, Cardita eminula Conrad y Buchiceras (Sphenodiscus) pedernalis (von Buch), que es una de las formas que por la sencillez relativa de la línea sutural y la semejanza de ésta con la del género Ceratites han sido consideradas como los Ceratites del Cretáceo. Tal vez esta especie que vimos con alguna abundancia en la colec- ción del Sr. Senties de que hace mención el Sr. Profesor Barcena, fué la que lo indujo á considerar las rocas de la Encantada como triásicas. Ojalá y es- temos en un error v no sean estas las formas á que se refiere el Sr. Bárcena y resulte cierta la existencia del Triásico marino que hasta ahora nos es com- pletamente desconocido en México. Posición. Las rocas triásicas se presentan de diversos modos: en unos lu- gares ocupan la parte superior de colinas y cerros de poca elevación, des- cansando en las pizarras cristalinas ó granitos, pegmatitas, etc., etc, sin estar cubiertas por rocas sedimentarias modernas; en otros lugares, especialmente al S. de Acatlán y cerca de Tezoatlán, se las ve intercaladas entre las piza- rras huronianas y las areniscas margosas y pizarras del Jurásico Superior, y finalmente, hay puntos en donde las rocas triásicas están cubiertas unas ve- ces por las capas inferiores del Cretáceo y otras por sedimentos terciarios. Carácter Paleontológico. — Los fósiles contenidos en estas rocas aunque su- mamente abundantes han sido muy poco estudiados y con excepción del tra- bajo del Prof. J. S. JSTewberry sobre algunas de las plantas fósiles de Los Bronces, en Sonora, creemos que no hay ningún estudio sobre la flora de este terreno. Enumeraremos simplemente las especies descritas por el Sr. New- berry y algunas otras que hemos tenido oportunidad de colectar, ya en la lo- calidad de la cual recibió sus ejemplares el Prof. Newberry, ya en otras de las que hemos mencionado al tratar de la distribución geográfica de esta for- mación. Mertensides bullatus ( Bumbury ) Asterotheca Whitneyi (. Newberry ) Virginiensis Fontaine 5 J O Asplenium (Cladophlebis) mexicanum {Newberry) Lacopteris Emmonsi Fontaine Lacopteris af. Münsteri Schenk Andriania af. baruthina Bm. 204 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Macroptseniopteris elegans (. Neivberry ) ,, magnifolia {Neivberry) Grangamopteris americanus Neivberry Camptopteris Remondi Neivberry Equisetum af. Miinsteri Podozamites? crassifolia ( Neivberry ) Zamites occidentales ( Neivberry ) Otozamites Macombi Neivberry Ctenophyllum Emmonsi Neivberry Dioonites af. rigidus ( Andr .) Pterophyllum delicatulum Neivberry ,, fragile Neivberry Pterophylluni robustum Neivberry no Emmons Nilsonia polymorpha SchenJc Sphenozamites Rogiersianus Fontcdne Baiera radiata Neivberry Palissya af. Carolinensis Fontcdne. e- Criaderos Minerales. — En todos los puntos del país en donde se encuentra descubiertas ó afloran las cabezas de las capas de las rocas de este piso, pr sentan capas de carbón de espesor y calidad muy vaiiables; unas reces las capas de carbón tienen unos cuantos milímetros do grueso y alcanzan apenas a teñii ele color negro las areniscas y pizarras en que vienen intercaladas, c ando á las pizarras el aspecto bituminoso de calidad muy inferior, comple- amen e inadecuadas para recibir aplicación industrial alguna; esta eslama- neia como mas frecuentemente se encuentra el carbón de piedra, especial men- ° a ‘ ■ c c f uebla y N. de Oaxaca. Otras veces el carbón viene formando ca- pas cuya potencia varía entre algunos centímetros y 1 ó 2 metros; así se pre- senta en los criaderos de Sonora y en algunos lugares del S. de Puebla. La calidad del carbón varía de carbón bituminoso, hulla de distintas cla- ses á hulla antracitosa ó antracita metafórfica y grafita, también debida áme- tamoifismo. La primera clase de carbón es la que se encuentra en los criade- íos de los Estados de Puebla y Oaxaca; y las dos últimas en Sonora, en don- de la aparición de dioritas, diabasas y particularmente an desitas hornbléndi- cas ha trastornado los depósitos sedimentarios del Keuper produciendo el cambio cerca de la zona de contacto de estas rocas ígneas de la hulla en an- tracita y grafita. Criaderos de fierro. — La hematita, pasando por diversos grados de altera- ción que terminan en ocres de fierro y arcillas más ó menos ferruginosas, se encuentra en capas intercaladas entre las rocas keuperianas y mas comun- mente asociadas á las capas de pizarras. Estas capas de mineral de fierro son muy numerosas y están compuestas, como acabamos de decir, principalmen- te de los dos sexquióxidos, pero encierran también la esferosiderita común y arcillosa á que se da el nombre de fierro carbonatado litoide; y constituyen BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 205 capas ele nodulos de marcha irregular que deben referirse á la distribución de los nodulos en grandes lentes. El tipo de capas de herró carbonatado cris- talino ó litoide de Yon Groddeck está perfectamente caracterizado en estas capas. Estos nodulos ferruginosos tienen una riqueza muy inconstante, los mas ricos dan de 45 á 62 por ciento de herró según su pureza. Criaderos Argentíferos . — En las rocas triásicas se encuentran también ve- tas de minerales argentíferos bastante ricas, situadas cerca de las andesitas de hornblenda y otras rocas ígneas terciarias cuya aparición lia venido á pro- ducir el agrietamiento y relleno de estas fracturas, con dirección media do- minante de Y.O.-S.E., que está perfectamente en concordancia con la direc- ción de las líneas de menor resistencia que permitieron la salida de las rocas í eneas terciarias. Citaremos solamente la veta de “Mina Giran de” cerca de San Marcial, que está casi en el contacto de la andesita de piroxena que for- ma la falda del cerro de “La Lista Blanca” y las pizarras y areniscas triási- cas, que contienen capas explotables de hulla antracitosa de excelente calidad v la veta de Tarareare, en el Mineral de La Barranca, que corta dos capas de carbón de suprema calidad á 60 metros de la superficie la primera y la se- gunda á 106. Esta veta dista de los picachos andesíticos de los alrededores, unos 2 kilómetros poco más ó menos. Materiales de Construcción y Productos Diversos . — A consecuencia de las va- rias erupciones de rocas ígneas posteriores al depósito de las rocas triásicas, estas han sufrido en algunos tramos modificaciones más ó menos profundas en su estructura y composición: así, la arenisca cuarzosa de diversos granos que alterna con las capas de pizarra arcillosa ha experimentado un principio de fusión digamos, que ha venido á cementar más enérgicamente los granos de cuarzo, dándole un aspecto cristalino, asemejándose á veces á una verda- dera cuarcita. Esta arenisca por su dureza, la finura de su grano, el color y su gran re- sistencia á la acción de los agentes atmosféricos, prestaría un grandísimo ser- vicio paralas construcciones, en donde se podría utilizar en escaleras, moche- tas, sardineles, etc. También se la podría emplear en la construcción de mo- llejones, muelas de molino, etc., buscando las que tienen el grano de tamaño conveniente para esas aplicaciones. Algunas capas de pizarra arcillosa en que la arcilla no tiene mucha cohe- sión proporcionan una arcilla refractaria bastante buena que se puede utili- zar parala fabricación de crisoles, ladrillos refractarios y comunes y para to- das las demás aplicaciones que tiene la arcilla plástica. Además de esta arcilla común se encuentra cerca de las capas de carbón transformadas en grahta, un kaolín de muy buena clase, que proviene de la ligera modificación que por metamorfismo sufrieron las capas de pizarra ar- cillosa no carbonada y quizá también una parte de estos últimos. En estas capas se han formado por acción de metamorfismo cristales abun- dantes de chiastolita, producto de la cristalización del silicato de alúmina que empezó por segregarse del resto de la masa de las pizarras, y al cristalizar 206 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. aprisionó partículas de materia carbonosa, tal vez arcilla impura impregna- da de carbón, que es la que dispuesta simétricamente y con perfecta regula- ridad da á las secciones de este mineral el aspecto peculiar que le caracteri- za, que como acabamos de decir depende de la ordenación que las partículas carbonosas interpuestas han recibido en los momentos do la cristalización del mineral. Sistema Jurásico. — Este sistema está muy poco conocido en el país y gene- ralmente pasa desapercibido por encontrarse directamente debajo y en estra- tificación concordante con el Cretáceo, de tal manera que si no se atiende á sus fósiles se le confunde con la base del Cretáceo. Naturaleza de las Bocas. — En todos los lugares en que be tenido oportuni- dad de encontrar el Jurásico lo be visto formado de rocas apizarradas arci- llo-margosas y areniscas margosas de diversos granos, éstas cubiertas por pi- zarras calcáreo-margosas y finalmente por pizarras calizas que bacen el paso al Cretáceo; siendo imposible sin la ayuda de los fósiles marcar el límite en- tre los dos sistemas, tan gradual é insensible es el paso entre los dos. La consistencia de estas rocas es bastante débil y son por lo general desmorona- dizas é imperfectamente apizarradas, sin crucero pizarreño manifiesto, y bo jeándose solamente en lajas. El color varía del gris de diversos tonos al ama- ndo más ó menos sucio y al violado; cuando la proporción de carbonato de cal es bastante considerable, la roca tira al color gris negruzco y azulado que piesentan comunmente las calizas cretáceas. Posición. — Las pizarras y areniscas del Jurásico Superior se hallan caladas comunmente entre las pizarras arcillosas (filades satinadas) y e ie táceo Inferior; también se encuentran descansando en las rocas tiiásicas e algunos lugares, mientras que en otros se apoyan en las pizarras y ax esc ^ terreno Primitivo, pero siempre cubiertas por las calizas cretáceas. • ‘ sico íntimamente unido al Cretáceo ha participado de todos los tías orno,' , modificaciones que este último ha sufrido. / . Distribución Geográfica. — Los reducidos afloramientos del Juiásico se ^ cuentran bastante dispersos, notándose su abundancia á la vez que su auni ^ to en potencia hacia el S. del país; los lugares conocidos son: El Gra o, . rango; Mazapil y Noria de Angeles, Zacatecas; Catorce, San Luis o > Jalpan, Querétaro; Xochitlán, Distrito de Zacapoaxtla, Tetela del Oio, • sé Chapultepec, Distrito de Acatlán; La Trinidad, Hulacapixtla y Acahua ^ en Huauchinango ; en los Distritos de Huajuapam, Tlaxiaco y Justlahuaca Oaxaca; Cañón del Chueco, Mier y Noriega, Nuevo León. _ Los Sres. Dolfuss y Monserrat en sus trabajos publicados en los jj zaS ves de la Mission Scientifique du Mexique,” refieren al Jurásico cara(J _ cretáceas que tuvieron oportunidad de estudiar. La escasez de osi c r ^ (; | ores terística de estas calizas y la grandísima semejanza que dichos 0 sen " ^ _ encontraron entre ellas y las calizas del Jura, hicieron que las consuelan^ como equivalentes de las calizas de las montañas del Jura, peitenecien es sistema Jurásico. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 207 Estudios detenidos de las formaciones visitadas por estos hábiles explora- dores, me permiten considerar dichas formaciones como del período Cretáceo, y la mayor parte de ellas, si no todas, pertenecientes á la división que desig- namos como Cretáceo Medio, que como tendremos ocasión de indicar adelan- te, es de las divisiones del Cretáceo la más abundante á la par que la más interesante en México. Carácter paleontológico . — La fauna de este período parece ser bastante abun- dante pero por desgracia todavía muy poco estudiada; las formas que se co nocen son; Spongice. Stellispongia bernensis \_Etallon~] . Eclánoclernia ta . Millericrinus polyclonos Félix. Cidaris submarginata Félix. Acrocidaris nobilis Agassiz. Vermes. Serpula gordialis Schlotheim. Id. tricarinata Goldfuss. Brachiopoda. Rynchonella lacunosa [Quenstedt] . Id. id. var. Arolica Oppel. Id. id. af. Zieteni de Loriol. Id. id. af. Monsalvensis Gillieron. Terebratula Repellini d'Orhigny. Id. Dorembergi Félix. Waldheimia Catorcensis Castillo y Aguilera. Lamellibr anchi ata. Grypliea Mexicana Félix. Id. calceola Nebraseensis Meclc and Hayden. Exogyra ptychodes Félix. Id. spiralis G-oldfuss. Id. subplicifera Félix. Lima comatulicosta Félix. Trigonia Sologureni Félix. Astarte microphyes Félix Lucina Coetoi Castillo y Aguilera. Cy primeria (?) Mexicana Castillo y Aguilera. Groniomva Calerdoni Castillo y Aguilera. Pleoromya inconstans Castillo y Aguilera. 208 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Castropoda. Yermetus (Burtinella) Cornejoi Castillo y Aguilera. Cephalopoda. INTautilus Burkarti Castillo y Aguilera. Rhacophyllites Calderoni Castillo y Aguilera. Icl. (?) disputabile Castillo y Aguilera. Id. (?) Alamitosensis Castillo y Aguilera. Arietites James-Dame Barcena. Haploceras cari nata Castillo y Aguilera. Id. Mazapilensis Castillo y Aguilera. Id. Catorcensis Castillo y Aguilera. Stephanoceras paucicostatus Félix. Perisphinctes Alamitosensis Castillo y Aguilera. Id. Dolfussi Castillo y Aguilera. Id. Monserrati Castillo y Aguilera. Id. af. Bal derus Opyel. Id. colubrinus ReinecJce. Id. Mazapilensis Castillo y Aguilera. Id. transitorius Oppel. Id. Felixi Castillo y Aguilera. Id. planula Hehl Id. Lauri Castillo y Aguilera. Id. phlicatilis Sowerby. Id. Lenld Castillo y Aguilera. Id. biplex (?) Soiverhy. Id. pouzinensis Toucas fide Bayle. Id. potosinus Castillo y Aguilera. Id. flexicostatus Castillo y Aguilera. Olcostephanus af. Portlandicus de Loriol. Hoplites Calixto var. Id. Cohglani Castillo y Aguilera. Id. Heilprini Castillo y Aguilera. Id. exceptionalis Castillo y Aguilera. Aspidoceras Alamitosensis Castillo y Aguilera. Aptychus Mexicanus Castillo y Aguilera. Belemnites af. Puzosi \d'OrMgny. Id. af. obeliscus Phillips. La pequeña lista de fósiles que precede indica que si bien son más abundan- tes los fósiles del Jurásico Superior, se encuentran también algunos pertene- cientes á pisos más antiguos, así vemos los Arietites y las (Egoceras (Micro- deroceras), indicando la existencia del Liásico Inferior, las Stephanoceras (Macrocephalites) el Jurásico Medio. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 209 Criaderos minerales — En la parte superior clel Jurásico, en la zona de piza- rras calizas que establecen el paso del Jurásico al Cretáceo, se han encontra- do criaderos auro-argentíferos muy ricos y demasiado interesantes por su na- turaleza. En Tetela del Oro, Estado de Puebla, se lian explotado ya estos criaderos. El tipo es aparentemente el de “Capas estratificadas de Ton Crod- declc.” Los minerales son rliodonita var. bustamantita, rliodocrocita, wad, psilomelan, chalcopirita, rosicler, pirita aurífera, blenda parda y negra y ga- lena argentífera de grano fino, con pegaduras de azurita y malaquita por la alteración de la chalcopirita. Materiales de construcción y productos diversos . — La naturaleza de las rocas jurásicas no permite que reciban variadas aplicaciones en la construcción; pues se recordará que son muy arcillosas, margosas y desmoronadizas, y só- lo las pizarras calizas y calizas apizarradas podrían utilizarse, las primeras para techos, aunque no son de muy buena clase para este uso, y las segun- das para rellenos, muros de piedra y fabricación de cal, que por la propor- ción de arcilla que contiene la caliza produce una cal ligera ó medianamen- te hidráulica, muy buena para construcciones en climas húmedos, pero que no puede emplearse para construcciones levantadas en pantanos, etc., es de- cir, que no siendo cal propiamente hidráulica no puede emplearse como tal. Sistema Cretáceo. — Los depósitos cretáceos, comprendiendo numerosos ho- rizontes y con una potencia muy considerable, ocupan una extensión suma- mente grande; se encuentran diseminados sobre la mayor parte de nuestro territorio desde las riberas del Bravo al T. hasta la línea divisoria entre Mé- xico y Guatemala al S., y desde el Golfo de México al Ocáano Pacífico. 1 Considerados bajo el doble punto de vista petrográfico y paleontológico, pueden dividirse en tres grandes subdivisiones, á las cuales corresponderían con toda propiedad las denominaciones de Cretáceo Inferior, Medio y Supe- rior. Cada una de estas tres divisiones está compuesta de grupos poderosos de estratos que ocupan una extensión considerable y cuyas rocas son de naturale- za muy diferente, si bien es cierto que en los límites se observan transiciones perfectamente graduadas que hacen insensible el paso de una formación á otra. El Cretáceo Inferior está compuesto de pizarras arcillosas, pizarras mar- o'osas, areniscas calcáreas y areniscas margosas de color verde más ó menos resistentes y que alternan en capas de distintos granos y resistencia, cubier- tas por pizarras arcillosas de colores abigarrados. Estas areniscas (lo mismo que las areniscas calcáreas que por tramos y con cierta inconstancia ó falta de regularidad se encuentran entre las dos intercaladas) se encuentran co- munmente atravesadas por fracturas, debidas á contracciones por desecación, íe gubdividen su masa en poliedros más ó menos regulares, que general- mente tienden á afectar la forma de prismas de base rómbica, lo cual unido á la presencia de una subslancia verde, producto de alteración de elementos 1. Véase la Carta Geológica qae se acompaña. N°? 4, 5 y 6—27 210 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. ferromagnesianos tomados de las dioritas, granitos hornbléndicos, cloritapiza- rras, etc., preexistentes, les dan una grandísima semejanza con las areniscas verdes glauconiosas del Quadersandstein de Sajonia. Bohemia y Silesia, lla- madas creta glauconiosa en Norman día; pero que indudablemente en nues- tro país representan más bien la arenisca verde inferior, como tendremos oportunidad de probar en otro opúsculo destinado á este objeto. El color dominante de estas rocas es: para las pizarras arcillosas el gris ceniciento que varía á negro agrisado; para las areniscas de cemento calcáreo varios tonos del gris al amarillo más ó menos sucio; para las areniscas y pi- zarras glauconiosas el verde de diversos tonos, y para las pizarras arcillosas superiores el pardo rojizo, el gris azulado y el pardo amarillento y verdoso. El orden de sobreposición de estas rocas es el siguiente: empezando por la base: 1 pizarras arcillosas más ó menos cargadas de carbonato de cal en la parte superior; 2, areniscas de cemento calizo ó areniscas calcáreas que alter- nan al principio con las pizarras arcillosas con poca frecuencia y después muy frecuentemente; 3, areniscas margosas verdes de diversos granos y de resis- tencia variable que algunas veces alternan con las areniscas anteriores; 4, pi- zarras arcillosas de colores abigarrados, muy inconstantes, unas veces for- man un grupo poderoso que establece á través de pizarras margoso-calcáreas el paso á las calizas y otras veces el paso se verifica directamente de las are- niscas á las pizarras calizas y de éstas á las calizas compactas del Cretáceo Medio. Posición . — El Cretáceo Inferior descansa en las rocas primitivas unas ve- ces y otras se apoya en las rocas del Jurásico Superior; siempre viene cubier- to por el grupo de calizas compactas fósil íferas del Cretáceo Medio, siendo muy cortos los tramos en que se ve enteramente descubierto; y esto debido a la accción erosiva de las aguas en movimiento que han destruido las rocas que se le sobrepusieron directamente. Distribución Geográfica . — El Cretáceo Inferior se encuentra perfectamente caracterizado en el S. de Puebla en el Distrito de Tehuacán, Municipalidad de Zapotitlán y en el N. de Oaxaca en el Distrito de Tlaxiaco; en algunos puntos de los Estados de Colima, Jalisco, Sonora y Tamaulipas. Dislocaciones. — Las rocas infracretáceas se presentan en la actualidad cis locadas en algunos puntos, y en otros plegadas y dislocadas. Así, en el , 1S ^ trito de Tehuacán se ven estas capas con rumbo de 25° N.O. que vana a 35° N.O. y con inclinación dominante de 63° al S.O., aunque hay lugares °n que tiene 20°, 40° y en algunos casos son completamente verticales. cU£ j do dominante es al S.O. pero no es constante por haber una región c0 _ las capas están plegadas, formando pliegues de poca altura en l° s dirección mo es natural, el echado varía alternativamente en cada plieg ue ’ natural de las crestas de los pliegues es de 25° N.O. ,y , c j e Posición . — Este grupo descansa sobre las rocas primitivas de . 18 11 ^ Acatlán, como se ve perfectamente en la barranca de Santo Domingo • ero BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 211 uistengo, pueblo del Distrito de Huajuapan, del Estado de Oaxaca, que se interna en el S. de Puebla entre los Distritos de Teliuacan y Acatlan. Cretáceo Medio . — Las rocas del Cretáceo Medio son: calizas compactas ge- neralmente de color gris ceniciento, azulado y negruzco, comunmente dis- puestas en estratos muy gruesos y acompañadas siempre de nodulos y lino- nes de pedernal distribuidos paralelamente á las capas, formando ya lentes aplanadas intercaladas entre los bancos de caliza, ja cintas más ó menos gruesas, perfectamente regulares y con frecuencia muy numerosas. La cali- za es, en muchos casos, magnesiana, pero no constituye en lo general verda- dera dolomía. Estas calizas son sumamente ricas en fósiles que se encuentran empotra- dos en su masa de donde es muy difícil extraerlos; pero en la roca desgasta- da se presentan en secciones en toda dirección produciendo figuras que con- trastan por su color con el general de la roca, y la mayor parte de las veces por su grano, pues la masa de los fósiles está formada por espato calizo. Las calizas son casi siempre fétidas, es decir, que desprenden un olor féti- do cuando se les frota ó golpea. Contienen comúnmente arcilla, en propor- ción variable, que cuando empieza á hacerse sensible, da á la roca la estruc- tura pizarreña imperfecta, que permite dividirla en lajas y baldosas así como en hojas gruesas de pizarra. A consecuencia del metamorfismo producido por las erupciones de rocas ígneas posteriores al depósito de las calizas al ser atravesadas por dichas ro- cas, se han transformado de calizas compactas en calizas granudas de diferen- tes'o'ranos, originándose así mármoles más ó menos finos. Cuando la acción metamorfizadora no se ha ejercido con bastante energía para la transforma- ción en caliza cristalina, la roca tiene generalmente el aspecto de una roca más compacta de color amarillento, vidriosa, que presenta fractura concoidea en lo general y astillosa fina en lo particular. Además de las calizas, se presentan pizarras arcillosas que ocupan la base del orupo que referimos al Cretáceo Medio; estas pizarras establecen el paso al Jurásico Superior, y en la parte inferior de la división de que nos ocupa- mos alternan con pizarras calcáreas y margosas, pero no se presentan comun- mente en la parte media y faltan por completo en el tercio superior del Cre- táceo Medio. , ,,, Distribución G-eográjica. — Estas son las rocas cretáceas mas comunes en Mé- xico y se encuentran repartidas en todo el país, como hemos dicho ya al ha- blar en general del Sistema Cretáceo; apenas habrá Estado en la República n donde no se presenten ocupando extensiones de más ó menos importan- En la parte N. y E. de la República, estas rocas predominan de una ma- nera absoluta; y la Sierra Madre Oriental está en su mayor parte casi exclu- sivamente formada por ellas; no sucede lo mismo en la parte occidental á donde forman sierras y cordilleras de alguna importancia como elementos pnWitntivos de la Sierra Madre del Pacífico. Se encuentran estas calizas so- bre la mesa central, en sus vertientes O., E. y S. y esto nos demuestra que 212 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. los Océanos Atlántico y Pacífico se comunicaban cuando se verificaba el de- pósito de estas calizas del Cretáceo Medio Mexicano. Dislocaciones . — Esta es la división del Cretáceo que ha sufrido mayor nú- mero de dislocaciones, unas de carácter general porque afectan á todo el país, son debidas á movimientos orogénicos que iniciaron el levantamiento de casi todas nuestras líneas de relieve y la emersión de toda la superficie de nues- tro territorio del seno de los mares cretáceos. A consecuencia de estos movi- mientos, se presentan hoy las calizas cretáceas formando arrugas ó sierras compuestas de pliegues de diversas dimensiones, pero cuya dirección es co- munmente la misma ó muy vecina de la de las capas levantadas que enseñan á descubierto sus cabezas. La dirección más frecuente, tanto para las capas levantadas como para las crestas de las capas plegadas, es de JN T .0. á S.E. con ligeras oscilaciones, entre 25° y 45°, los echados respectivamente al jNT.E. y S.O. varían mucho y los hay desde 5 o á 10° hasta enteramente verticales. Raras veces y debido á la influencia de fenómenos locales, como la aparición cíe rocas ígneas posteriores á las calizas, estas se presentan en capas orienta- das de E. á O. con echado al JN T . ó S. Casi nunca se encuentra en capas hori- zontales de extensión considerable. Posición . — Las pizarras calizas compactas del Cretáceo Medio se apoyan en el Cretáceo Inferior, ya en el Jurásico Superior, ó ya finalmente en el Triá- sico Superior; se encuentran comunmente descubiertas, pero hay muchos lu- gares en que por cortos tramos se las ve cubiertas, según el caso, por conglo- merados de cantos calizos del Plioceno, por brechas y conglomerados volcá- nicos, por margas apizarradas verdosas del Cretáceo Superior y por margas yesíferas pliocénicas. Cretáceo Superior . — A esta división referimos formaciones que hasta ho\ sólo hemos visto en el A.E. de México y muy particularmente en una gran porción de la cuenca del Río Bravo. Las rocas son areniscas de grano me- diano y fino, de colores gris claro, pardo rojizo obscuro de tonos amarillen- tos más ó menos sucios, que alternan con pizarras arcillosas de color gi ]S > gris negruzco y negro, que pasan á pizarras margosas más ó menos calca- reas. Las areniscas y las pizarras son en lo general desmoronadizas pero al- gunas son bastante resistentes; las pizarras tienden á la desintegración pio- pia de las margas. Dislocaciones . — Las rocas del Cretáceo Superior no han sufrido Ja serie de dislocaciones y vicisitudes por que han tenido que atravesar las demás ^ rocas del Sistema Cretáceo y se encuentran hoy en algunos puntos en posición casi horizontal, que recuerda la manera de ser de su posición primitiva, y en siciones ligeramente desviadas de la horizontal, que nos dicen que c esj ^ de haber sido depositadas, apenas participaron de las últimas ondú acioi * que acentuaban de una manera definitiva los rasgos característicos c c a sonomía de nuestro país á fines del Terciario. Las capas tienen en San leli- pe el Hondo, en el Río Sabinas, una inclinación de 3° á 5 o al S.E. y P ue e decirse que forman ligeras ondulaciones ó sea pliegues muy abiertos y de pe BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, 213 queña elevación. En el lomerío de Peyotes las capas son casi horizontales y en arroyo del Tulillo las margas amarillentas y negruzcas con alternancias de areniscas margosas del Laramie tienen una dirección de 20° JNT.E. con un echado de 15° al S.E. Posición . — Los estratos del Cretáceo Superior descansan directamente so- bre las calizas compactas del Cretáceo Medio, que ya completamente emer- gidas en unos puntos y en otros en vía de emersión servían para limitar las aguas salobres en que se depositaban estos sedimentos. Distribución Geográfica.— De una manera general se puede asignar á esta división del Cretáceo la gran fracción de la cuenca del Bravo desde cerca del Presidio del Norte hasta Piedras Negras, teniendo una anchura variable en- tre 20 y 80 leguas. Se extiende además, en los Estados de Taumalipas, Coa- huilay Nuevo León en su porción vecina al N. La exacta extensión de esta interesantísima subdivisión del Cretáceo no está todavía perfectamente cono- cida- es casi seo-uro que una gran parte de las areniscas y pizarras desmoro- nadizas de la costa del Golfo, destituidas de fósiles y en las cuales viene la albertita, o-vahamita y asfalto, así como algunos criaderos de petróleo, del cual estos se han derivado por oxidación, pertenecen al Cretáceo Superior, si bien es posible que algunas de estas rocas sean del Eoceno, pero nada se puede asegurar todavía dada la imperfección de nuestros conocimientos acerca de la geología de esta vasta región. Erupciones. Los sedimentos cretáceos se encuentran frecuentemente cor- tados por rocas ígneas de diferente naturaleza, y cuya emisión ha tenido lu- o-ar en épocas geológicas diversas, siendo la mayor parte de ellas terciarias, otras de edad cuaternaria perfectamente definida y algunas de edad no bien determinada, pero cuya máxima antigüedad no puede llevarse más allá del Cretáceo Superior y que probablemente hicieron su erupción al principio del Terciario. Referimos á esta categoría las dioritas andesíticas cuarcíferas, syenitas hornbléndicas, granulitas, diabasas y pórfidos petrosilizosos que en muchos luo-ares se las ve cortar, metamorfizándola generalmente en mayor ó menor o-rado á la caliza cretácea de la división media, sin que hasta ahora hayamos tenido oportunidad de encontrarlas cortando á las rocas de la división supe- rior Las dioritas andesíticas cortan al Cretáceo Medio en la sierra de San Carlos en Tamaulipas; en la Barranca de Zomelahuacán en Veracruz. Ladio- rita cuarcífera atraviesa el Cretáceo Medio en el cerro Mercado, cerca de Monclova en Coahuila; en Zimapán, Hidalgo; en el Pico de Teyra, Zacatecas, en donde á la vez corta al Jurásico Superior y al Cretáceo que están íntima- mente unidos La granulita se ve cerca de Matehuala en San Luis Potosí; en Hermosillo Sonora; en la Sierra de Peñoles, Chihuahua, en donde se presen- ta Acompañada de microclina, etc., y finalmente el pórfido petrosilizoso en la Sierra de Catorce se encuentra formando diques que cortan á las areniscas ju- rásicas y á las calizas cretáceas. Carácter Paleontológico.— La fauna de este Sistema es sumamente rica, muy 214 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. abundante y comprende numerosas familias; los Rhizópodos, los Anthozoa- rios y los Moluscos están muy bien representados; las especies descritas y más interesantes son las siguientes: RMzópocla. Nodosarina (Cristellaria?) Songuantloe (Nyst y G-cdeotti) INTodosaria texana Conrcid Patellina texana ( Rcemer ) INumulina sp.? Anthozoa. Porites sp.? Thamnaroea holmoides Félix Polyphylloseris polymorpha Félix Thamnastrcea Xipei Félix Id. Barcenai Félix Id. cf. stricta Fromenlel Id. Tenoclii Félix Id. Crespoi Félix Id. pedunculata de Fromenlel 1 Trocboseris sinuosa de Fromenlel 1 Masthophyllia conophora Félix. Cyathoseris petalophyes Félix. Siderofungia Zitteli Félix. Id. irregularis Félix. Thamnoseris arborescens Félix. Calamophyllia Sandbergeri Félix. Cladophyllia Miroi Félix. Hydnophyllia Wollheimi Félix. Latimeandra Steini Félix. Id. Sauteri Félix. Id. Montezum.se Félix. Id. Tuloe Félix. Latusastroea polygonalis Fromenlel. Id. provincialis 1)' Orlrigrny. Eugyra neocomiensis de Fromenlel. Id. Cotteaui de Fromenlel. Cyatophora atempa Félix. 1 Estas dos especies neoeoniianas citadas por el Sr. Ingeniero Don Manuel ^ 1C ^ U1Z c ¡ esc | esC n- ración del Distrito de'Goalcomán, Estado de Michoacán, aunque algo parecidas á aS ® g . j^ en tas por de Fromentel, son especies distintas, á juzgar por los dibujos que da el - l - ' - es cierto que dichos dibujos no son muy buenos y que dejan la duda de si las dos especies ¡ ^ cen á dos géneros diferentes ó al mismo género. En todo caso no son las especies c esignac as p Sr. Urquiza. BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 215 Cryptocoenia neocomiensis D'Orbigny. Cryptocoenia micrommatos Félix. Phyllocoenia cyclops Félix. Id. nan noeles Félix. Dendrogyra Mariscali Félix. Astrocoenia globosa de ( Fromentel ) Stylopliora tebuacanensis Félix Prohelia anómalos Félix Turbia olia texana Conrcul Heliastroea sp. Smilotrochus sp.? Echinoidea. Salenia prestensis Desor. Id. mexicana Schlut. Cidaris Galeotti Eesor. Pseudocidaris Saussurei deLoriol. Pseudodiadema (Diplopodia) Malbosi? Desor. Cypliosoma texana Boemer. Id. aquitanicum Cotteau. Holectipus Castilloi Cotteau. Lamería Lanieri ( D'Orbigny ). Pyrina Parryi Hall. Toxaster elegans Schumard. Epiastar texanus Boemer. Enall áster mexicanus Cotteau. Id. Pelgadoi de Loriol. Hemiaster texanus Boemer. Micraster sp? Lintliia sp.? Anancbytes sulcatus? Goldfuss. Macropneustes sp? Vermes. Serapula gordialis serpentina G-oldfuss. Id. sp? Lamellih'anchiata. Ostrea multilirata Conrad, Xd. acuticosta Nyst y Galeotti, jd. cortex Conrad, Id. similis Nyst. y Galeotti, 216 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Ostrea virgula Bárcena no Defrance . 1 Id. (Alectryonia) carinata Lamarck Id. glabra Meek and Ilayden. Id. crennlimargo Roemer. Id. bella Conrad. Id. di 1 u vi an a Lamarck. Id. anomioeformis Roemer. 2 Clryphoe a INTavia Conrad. Id. mucronata Gabb. Id. Pitcheri Morton. Id. vesicularis Lamarck. Exogyra Patheroni d' Orbigny. Id. texana Roemer. Id. arietina Roemer. Id. drakei Cragin. Id. forniculata Say. Id. ponderosa Roemer. Id. potosina Castillo y Aguilera Id. costata Say. Id. flabelata (Goldfuss) . Anomia ¡ argentaría Morton. Id. micronema Meek. Plicatula incongrua Conrad. Lima Kimballi Gabb. Id. Wacoensis Roemer. Vola texana Roemer. Id. atava {Roemer). 1 Esta es una mala determinación que motivó que la Gryphea Pitcheri Morton, que es abundan- te en el Cretáceo Medio mexicano, fuese referida á una formación del Jurásico Superior del piso Ti- fón ico, denominada Exogyra virgula Defrance, que, por su constancia y abundancia, caracteriza á las arcillas de la base del Titónico. 2 El Sr. Ing. D. Santiago Ramírez en su informe que, como resultado de su exploración en la Sierra Mojada, rinde al Ministerio de Fomento, en las pág. 655 á 657 y láms. I, II, III y IV de los Anales del Ministerio de Fomento, tom. III, 1880, cita las especies fósiles siguientes: Hippurites me- xicana Bárcena, en muy mal estado de conservación pero que probablemente es la especie indicada: Posidonomia é Inoceramus sin determinar las especies, todas parecen ser Inoceramus y la figura de la izquierda del número 2 recuerda algunas formas de Ostrea anomiaeformis Roemer, pero es muy difícil decidir con sólo esta figura; un fragmento indeterminable que refiere al Hinnites; otro frag- mento en iguales condiciones que el anterior que refiere al género Pernites; el Ammonites inflatus Sowerby es probablemente la Sholoenbachia inflata (Sowerby); en cuanto á la Ammonites planicos- ta es muy difícil hacer una identificación por el estado del ejemplar. Con el nombre de Pterodonta inflata d’Orbigny designa las figuras 8, 9, 10 y 11, de las cuales las dos primeras se asemejan mucho á la Tylostoma princeps White, de la que no serían sino una variedad si acaso no son idénticas, pues las figuras representan moldes algo desgastados; en cuanto á las figuras 10 y 11 deben referirse á la especie Tylostoma elevata Schumard, finalmente á la figura 12 la denomina Cuepidulidea; en nues- tro concepto es un individuo joven de la Globiconcha planata Roemer. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 217 Yola tricostata. Id. occidentalis Conrad. Id. Roemeri Hill. Posidonoraya cretácea Félix. Aucella Brooni Rouiller. Id. „ var. lata Trautschold. Id. Pall asi Keiserling. Id. id. var. plicata Keiserling. Xd. id. var. tenuistriata Keiserling. Id. Volgensis Lalmsen. Id. Fischeriana d'Orligny. Id. af. piriformis Lahusen. Id. terebratuloides Trautschold. Inoceramus Yanuxemi Meek and Hayden. Id. Cumniinsi Cragin. Id. Cripsii Mantell. X t ]. id. subcompresus Meek and Hayden. Id. Simpsoni Meek. Id. Montezumae Félix. Id. Baranini Morton. Id. confertimannulatus Flcemer. Id. Texanus Conrad. Id. problematicus? Schlothehn. Dimya subrotunda Félix. Modiola (Bracliydontes) regularis White. Pinna Brewerii Cali. Id. laqueata Conrad. Nucida cancellata Meek and Hayden. Id. si acidan a? Cali. Cucullsea (Trigonarca) inermis Galb. Trigonia crenulata Lamarck. Id. Eraoryi Conrad. Id. Mooreana Cali. Id. plicatocostata Nyst et Caleotti. Remondia furcata Cali. Cardita arivechensis Heilprim. Id. eminula Conrad. Conidia Conradi Whifield. Requienia patagiata White. Id. texana lioemer. Monopleura Tulae Félix. Id. Otomitli Félix. Id; Votan i Félix. Anodontopleura speciosa Félix. N 00 4, 5 y 6—28 218 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Caprina texana Roemer. Caprinula crassifibra Roemer. Coralliochama Orcutti White. Ichthy osarco] i tes sp? Sauvagesia texana {Roemer). Hippurites bioculata? Bamarck. Id. mexicana Bárcena. IcL? calamitiforme Bárcena. Radiolites Mendozae Bárcena. Id. foliácea? Urquiza . 1 Id. turbinata Urquiza . 1 Id. austinetisis. Sphcerulites sp? Fimbria corcliformis d'Orbigny. Id. (Sphoeriola) sp? Cardium congestum Conrad. Id. cymotomon Félix. Id. alabamense Gabb. Id. (Eucardium) sabulosum G-abb. Id. (Papyridea) sp? Protocardia granulifera Gabb. Id. hillana ( Sowerby ). Corbicula (Leptestes planumbona Meek. Cyprina sp? Tapes Hilgardi Shumard. Id. SJD? Venus sp? Meretrix (Aphrodina) tippana? Conrad. Linearía (Arcoj)agia) texana Roemer. Solenocurtus sp? 1 Urquiza.— Explor. del Dist. de Coalcoraan, figs. 1" y 2" La fig. 1" es la valva superior de una Monopleura ó Plagioptychus (Coralliochama) que no se puede decidir por la única posición en que está dibujado el ejemplar; la fig. 2” es un corte transversal de la valva inferior de la misma especie y esta en el mismo caso de la fig. l n . En el mismo opúsculo cita las fig. 3" y 4" como pertenecientes al Hippurites mexicana, Bárcena; estas figuras representan otros individuos pertenecientes á la misma especie que las figs. I a y 2"; en cuanto á las figs. 5? y 6 a son indeterminables. La fig. 7 que el Sr. Ur- quiza designa con el nombre de Radiolites turbinata, Lamarck, tiene una gran semejanza por sus ca- racteres exteriores con el Hippurites cornu vaccinum Bron, pero no nos atrevemos á decidir con la figura. La fig. 8 a que según el Sr. Urquiza representa Radiolites foliáceas? que supongo se refiere al Sphserulites foliaceus Lamarck, es completamente imposible identificarla. Representa en las figs. 9, 10, 11 y 12 la Nerinea Castilli Bárcena y la Nerinea hieroglyphica Bárcena. La fig. 13 que refiere al géneio Pterodonta es una especie del género Aetreonella, y en cuanto á las figs. 14 y 15 las considera como pertenecientes al género Astarte la primera y al género Trigonia la segunda; esta parece más bien una Cyprina y en cuanto á la otra nada se puede decir con la figura. La fig. 16 es una gripbea? muy maltratada y las 17 y 18 son Ostreas semejantes á Ostrea. La fig. 19 es una Coralliochama? con una serpula indeterminable. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 219 Pholaclomya Sonorensis Gabb. Pleuromya sp? Corbula subtrigonalis Meek. Gastropoda. Delphinula cingulata Gabb Margarita (Solariella) sp? Troclius (Oxistele) euryostomus White. Nerita californiensis White. Turritella seriatimgranulata Roemer. Id. leonensis Conrad. Grlauconia Bustamanti {Nyst et Galeotti) Id. cingulata {Nyst et Galeotti). Id. suturosa {Nyst et Galeotti). Id. Renauxiana? d'Orbigny. Gralerus sp? Natica texana Conrad. Id. (Lunatia) Omecatli Félix. Id. (Priscon atica) peder n alis Cabb. Id. Id. proegrandis Roemer. Id. (Amauropsis) tabulata Gabb. Id. (Gryrodes) af- Gaultinus {d'Orbigny). Tylostoma mutabilis Gabb. Id. túmida Schumard. Id? princeps White. Id. Torrubice Sharpe. Id. elevata Schumard. Id. af. mínima ¿ Sharp e. Chemnitzia Texana Roemer. Id. zebra Gabb. Pleurocera strombiformis Schloth. Melania insculpta Meek. Melania (Pachycliilus) Wyomingensis Meek. Nerinea Titania Félix. Id. euphyes Félix. Id. hieroglypbica Barcena. Id. Castilloi Barcena. Id. Barcencei Heilprin. 1 1 E te nombre ha sido propuesto por el Profesor Angelo Heilprin en su articulo “The Geology * S , j t | )e cretaceous deposits of México”, para sustituir el de Nerinea hieroglypbica an a eon o gy . • . a nlicó éste último autor á una Nerinea del Cretáceo Mexicano, por Báreena, que por equivocauu r . , i „„„ fnrma jurásica. El Profesor Heilprin, para evitar en lo sucesivo la confu- creerla idéntica con una i ... . . , . . . . , , , , up esta denominación especifica originaría, propone desecharla denomina- sión que el doble empleo cíe bw r • r. • r, . r , ción hieroglyphica y emplear en lo de adelante la denominación Barcenoei. Estamos perfectamente 220 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Nerinea (Ptygmatis) loculata Félix. Id. Id. sp.? Id. (Ytieria) anguilina Castillo y Barcena. Cerithium mexicanum Gabb. Id. Pillingi WMte. Id. Totium Sanctorum White. Ceritium? subminutum cV Orbigny. Alaria (Anchura) monilífera Gabb. Id. sp.? Aporrabais (Lispodesth.es) sp.? Pterocera sp.? Rostellaria texana Conracl. Fusus mexicanus Gabb. Pleurotoma pedernalis? Boemer. Voluta (Fulguraría) navarroensis Schumard. Id. (Gosavia) af. indica. Postellites texana Conracl. Cylindritella af. olivoeformis Boemer Co. Id. coniformis Boemer. Actoeonella (Volvulina) dolium Boemer. Globiconcha plan ata Boemer. Cinulia rectilabra Gabb. Cephalópoda. Phyloceras Rioi (A yst y Galeotti). Id. af. Velledoe ( Michelin ). Lytoceras reconditus {Nyst y Galeotti) Baculites ovatus Say. Planceticeras Guadalupe Boemer. conformes en que se deseche una denominación que no tiene razón de ser, puesto que fué motiva- da por una mala determinación, pero no creemos necesaria la creación de un nuevo nombre para la especie en cuestión, toda vez que en el opúsculo del Sr. Bárcena “Datos para el estudio de las rocas mezosoicas de México”, se describe con el nombre de Nerinea Castilli Barcena, la misma especie que denomina bieroglypbica, sólo que este último nombre lo ha aplicado á las secciones longitudi- nales de la concha que no pasan por el eje ó sea la columela y que por lo mismo, no presentan los dibujos característicos y simétricos de la hieroglyphica, sino que dichos dibujos quedan unidos y pre- sentan un contorno diferente y el cual se va modificando á medida que las secciones se aproximan al eje de la concha, en el cual son idénticos con los de la Nerinea hieroglyphica. Es muy frecuente encontrar cortes naturales de esta especie de Nerineas, que habiendo sido producidos por planos oblicuos que forman ángulos muy pequeños con el eje de la concha, presentan los dibujos de las dos especies del Sr. Bárcena, es decir, que el mismo corte de una Nerinea puede ser considerado en su mitad inferior como N. hieroglyphica Bárcena. Proponemos pues que las especies hieroglyphicas y Castilli lleven en lo de adelante la denominación de Nerinea Castilli, entrando como sinónimos la N. hieroglyphica Bárcena y la N. Barcencei IJeilprin. Quizá hubiera sido más acertado que el Sefiot Profesor Heilprin hubiera dado la denominación de Nerinea Barcencei á la Nerinea Goodhalli Bár- cena, que no es la especie de Sowerby que es característica del Coral Rag. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 221 Buchiceras (Sphenodiscus) pedernalis (von Buch). Sckloenbackia inflata {Sowerby). Desmoceras (Puzosia) sp? Olcosteplianus Zirkeli Félix. Hoplites Otomitli Félix. Id. Tlaxiacensis Félix. Id. angulicostatus d'Orbigny. Id. Xipei Félix. Id. Castilloi Félix. Acanthoceras af. navicularis ( Mantell ). Id. planicostatus? {Sowerby). Id. Mantelli (Soiuerby). Scaphites Conradi Morfon. Id. ventricosus Mee/c and Hay den. Crioceras (Ancyloceras) Xelhuae Félix. Belemnites af. minimus Listen. Id. af. bipartitus JBlainville. Aptychus Columbi Félix. Thoracostraca. Lobocarnicus sp? Pisces Otomitla speciosa Félix. Belonastomus ornatus Félix. Thrissops? sp.? Diplomystus sp? Galeocerdo falcatus. Ptycbodus Whiplei Marcou. Ceratodus sp? Syllsemus latifrons? Cope. Rep tilia. Tryonix sp? como se en Los fósiles que se acaban de enumerar son todos fósiles cretáceos, y ve no pertenecen á los pisos de una sola de las dos grandes divisiones que P han merecido los nombres de series Cretácea é Infra Cretácea, sí- mil opa c A^r. + „„„ T„ no que pertenecen a los diferentes pisos de los dos Sistemas. La proporción relativa en que se encuentran los fósiles de los diversos pisos en nuestra lis- ta, está' poco más ó menos en la relación que los pisos que representan guar- dan en nuestro país. Así, los fósiles del Cretáceo Medio, que corresponde ca- 222 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. si al Cenomaniano, Turoniano, y Senoniano en su porción inferior, son los más abundantes; y como hemos dicho ya, son éstas las rocas cretáceas más extendidas en el Centro y N. del país, mientras que los fósiles de los pisos inferiores y superiores, correspondiendo los primeros á una parte si no á to- do el Neocomiano, y los segundos al Daniano y Senoniano son menos abun- dantes, y esta proporción está en armonía con el acantonamiento de unos y otros en regiones relativamente pequeñas, respectivamente al S. y E. del te- rritorio. Se notará también que la naturaleza de los fósiles indica habitus diferentes y que por lo mismo Jas condiciones físicas eran distintas para to- dos estos depósitos que forman el Sistema Cretáceo; entre estas variaciones en las faunas las hay que son modificaciones climatéricas, tales como la pre- sencia y abundancia de Cselenterata de las clases Anthozoa y Spongiae que son más abundantes al S. que al N. y que apenas tienen representación en la última región, mientras que en la primera forman por sí solas lechos y capas bastante interesantes que vienen á constituir otros tantos verdaderos hori- zontes paleontológicos. Criaderos minerales . — El Sistema Cretáceo es sumamente interesante por la naturaleza de los minerales que encierra, unos especiales de sus capas y otios que lo atraviesan bajo la forma de filones y de criaderos irregulares. Las calizas cretáceas forman, empleando el tecnicismo minero, el panino projño de los criaderos plumbíferos y á este respecto puede decirse que el país está dividido en dos grandes regiones mineras por una 'línea casi paia- lela á la dirección general de la Sierra Madre, que siguiendo su falda onen- tal atraviesa todo el país terminando al S. de Oaxaca: la región occidenta que comprende la Sierra Madre del Pacífico y la zona de costas respectn as, casi completamente desprovista de criaderos plumbíferos, salvo aquellos pun tos en donde se encuentran las calizas cretáceas, y la región oriental que es en donde abundan estos criaderos, casi con exclusión de los otros tipos que se presentan en la región occidental. El tipo de estos criaderos siguiendo la ca sifícación de Von Groddeck es el Paibl; del que como ejemplos citaremos, os criaderos de Sierra Mojada, Coahuila; San Carlos y Llera en Tamaulipas; Cerralvo en Nuevo León; Mapimí en Durango; Caltepec y hacienda de Santa Ana junto á Tehuacán en Puebla; Zimapán, Estado de Hidalgo; Bramadoi, Estado de Jalisco. Minerales de Mercurio . — El mercurio al estado de cinabrio mezclado en unas partes con livingstonita y barcenita y en otras con guadalcazarita se encuen- tra diseminado en las calizas cretáceas, en donde parece que penetra á favoi de grietas preexistentes y después impregna la roca á uno y otro lado de la grieta. El tipo de estos criaderos es el Moschellandsberg de Von Groddeck. Vetas de minerales de cobre . — Chalcopirita con malaquita, azurita y chryso- cola, siempre acompañadas de grosularita y comunmente de hematita, cortan también las calizas cretáceas, y su aparición es debida á la erupción de rocas ígneas, como se ve en San José, en la Sierra de San Carlos en Tamaulipas, en donde los minerales de cobre acompañados de magnetita se presentan en BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 223 el contacto de la diorita andesítica. En la hacienda de la Cofradía, Distrito de San Juan de los Llanos, el mismo tipo de criaderos de cobre se presenta en o-rietas ocasionadas por la salida de la diorita andesítica á través de las calizas cretáceas. Criaderos de minerales de cobre del tipo “Kío Cares” Yon Groddeck se encuentran en las calizas compactas del Cretáceo Medio de Tátatila, Barran- ca de Zomelaliuacan en el Cantón de Xalapa, asociados con filones argentí- feros de los tipos “Brand” y “Clausthal.” Estos últimos dos tipos de filones, especialmente el primero, se encuentran en otras muchas partes del país. Minerales de antimonio . — En vetas regulares con rumbo X.-S. próxima- mente y casi verticales, con ligero echado al E., se encuentran también en las calizas cretáceas en el Distrito de Altar en Sonora y en el Distrito de Her- mosillo del mismo Estado, con rumbo E.-O. próximamente y echado varia- ble al X siendo notables estos criaderos por la abundancia de antimonio al estado de óxido bajo las formas de cervantita y stibiconita, penetradas por sílice Esta composición del mineral de antimonio se sabe que proviene por descomposición y oxidación de la stibnita, que en esta clase de criaderos debe venir á una regular profundidad, pues no se ha encontrado hasta los 12 metros á que se han llevado los trabajos. Minerales de fierro . — El fierro al estado de sexquióxido y de óxido magné- tico alo-unas veces acompañado de pyrrotita forma filones poderosos que cor- tan las°dos primeras divisiones del Cretáceo en algunos puntos y en otros se les ve cortar á la segunda: sin que conozcamos un solo caso en el cual se ha- ya abierto paso á través de la formación del Cretáceo Superior. Citaremos entre otros los filones de Cerro Mercado junto á Monclova, Coahuila, en don- de el filón de hematita ha sido formado á consecuencia de la aparición de una ,WP ser una diorita hornbléndica cuarcifera; el filón de la Encar- nación en Zimapán que se encuentra ligado a la emisión de una diorita an- desí tic a y en el contacto de esta roca y la caliza cretácea que disloca; los cria- deros de cerca de Xalostoc en Morelos, en el contacto déla caliza cretácea nndesítica; los de Tlaxiaco en Oaxaca, y el de Yucunduchi, con una DiaDasar auucoi , , , Municipalidad de Chila, Distrito de Acatlan, en donde se ven los crestones - alo-unos tramos cortando á la caliza cretácea. En este último lugar debe- mos lliacer notar que no existe en las inmediaciones del filón ninguna de las ' niip pn los otros lugares citados se encuentran, y parece que la rocas ígneas que cu ^ ° J 1 ó-, edad de estos filones es un poco posterior, y que su aparición esta en relación la de las an desitas de hornblenda, que son muy abundantes en esa región y°que no distan mucho de los filones de fierro. ,y e | Cretáceo Superior y en perfecta dependencia de las capas de lignita el Laramie contiene, se encuentran capas de nodulos y riñones de hema- tita y limonita intercalados entre las areniscas y pizarras de Piedras Negras + upemos: si bien estos criaderos no son de valor industrial al- y otros patajes > . ¿uno á juzgar por 1» escasez del mineral de fierro. & k as ca p zas cretáceas contienen también depósitos de azufre nativo muy 224 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. puro que son de edad terciaria. El azufre viene diseminado en cantidades muy variables en yeso que rellena cavidades que corresponden á verdaderas grutas ó conductos subterráneos, que se formaron en las calizas á favor del agua termal que por su masa circulaba cuando la eyección de rocas ígneas terciarias, que vinieron acompañadas en su erupción de estas aguas, que cir- culando por la caliza y cargadas de ácido sulfhídrico descomponían el carbo- nato de cal, formándose sulfato de cal, el cual á su vez era descompuesto por la acción reductora de la materia orgánica en descomposición que las calizas contenían. La distribución del azufre en el criadero confirma esta hipótesis, pues se encuentra con alguna irregularidad, tendiendo á alcanzar un máxi- mun cerca de los bancos de caliza y de los conductos que dieron fácil salida á las aguas. El tipo de estos criaderos se halla en la Sierra de Banderas, Partido de Mapimí, Estado de Durango, y cerca de San Pedro en las riberas del antiguo cauce del lago de Tlahualila en Coahuila. Yetas bastante poderosas de pirolucita, acerdesa, psilomelán y wad se en- cuentran con alguna abundancia en el S. de Puebla, especialmente en los Distritos de Acatlán y Tepexi; en el último cortando á las calizas cretáceas de la parte inferior del Cretáceo Medio. En el Cretáceo Superior y en las últimas capas que á él pueden refeiiise, es muy constante la presencia de capas de carbón de regular potencia y bue- na calidad, que constituyen probablemente los yacimientos carboníferos mas importantes por sus dimensiones hasta ahora conocidas en la República. El carbón que mineralógicamente se puede considerar como una lignita, es de la categoría de los brawn coals de Dana, si bien es cierto que se presta a ca- si todas las aplicaciones del Bitouminous coal del mismo autor. Los ciiace ros de Sabinas, Hondo ó San Felipe, Santa Rosa de Múzquiz en México y los de Eagle Pass, etc., en los Estados Unidos, están indicando la extensión de la cuenca en que á fines del Cretáceo se depositaron estos carbones. El carbón en capas delgadas que no son de importancia industrialmente con- sideradas, no obstante que la calidad del cabón es bastante buena, suele encon- trarse en la parte inferior del Cretáceo Medio, casi en su base y algunas veces en el tercio superior de esta división: ejemplos del primer caso se ven en las inmediaciones de Maconí, Mineral del Doctor, Distrito de Cadereyta en Que- rétaro; al segundo caso pertenecen las capas de carbón de Morelos, despeda- zado y cimentado por espato calizo, que al estado de venillas irregulares atra- viesan su masa, aumentando la proporción de cenizas y volviendo inservible un carbón que por su composición es bastante bueno. Materiales de construcción y minerales diversos . — Las calizas compactas su- ministran un magnífico material de construcción, ya sea para la construcción de muros como para la de baldosas y pavimentos de piedra quebrada. Cuan- do ha experimentado un ligero metamorfismo se convierte en caliza vidriosa teñida por colores jaspeados más ó menos vivos y de hermosos contrastes, que la hacen adecuada para pavimentos de casas y revestimiento de muros; si la acción metamórfica se ha continuado bastante, entonces da mármoles blan- BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 225 eos, cuyo grano varía notablemente llegando á ser en unos casos un conjunto de romboedros de espato calizo que no tienen cohesión bastante para que se les pueda utilizar en las construcciones, y en otros, el grano es de menor ta- maño y entonces los mármoles se prestan para toda clase de aplicaciones. El mármol estatuario no es escaso, aunque no es en lo general de la calidad del mármol de Carrara, pero sí podría competir con ventaja con el mármol de Paros en sus aplicaciones á la escultura, si no fuese por la presencia de la sílice, que unas veces viene en la forma de riñones ó gabarro intercalado en la masa, y otras al estado de venillas sumamente finas que recorren su masa aumentando su dureza e inutilizándolo para la escultuia. [Esto ultimo acon- tece siempre que se cortan los blocks cerca de las rocas ígneas en masas ó diques que han metamorfizado á la caliza, y el primer defecto, aunque más general, es de menos trascendencia, si se atiende á que los riñones de peder- nal son los de pftanita que la caliza contenía, dispuestos paralelamente á sus caras de estratificación antes de sufrir la acción de las rocas ígneas. Cam- biando de bancos se cambia de pureza de mármol en este caso, y la explota- ción deberá hacerse teniendo en cuenta siempre la gran constancia de este pedernal en las calizas cretáceas mexicanas. La variedad en colorido de es- tos mármoles cretáceos es inmensa, y sólo esperan la aplicación inteligente de emprendedores industriales. Cuando las calizas están muy cargadas de fósiles proporcionan mármoles comunes, algunas veces muy bonitos, pero generalmente son sombríos, dado el color fundamental que es gris más ó menos obscuro, ó negro, sobre el cual se destacan figuras caprichosas de color blanco, provenientes de los fósiles que penetranla caliza y que son cortados por planos que siguen toda clase de direcciones. Los mármoles blancos y estatuarios se encuentran en distin- sos puntos de los Estados de Puebla, Veracruz, Morelos, Hidalgo, Durango, Chihuahua Sonora, San Luis Potosí y otros. Mármoles de colores en Pue- 1 1 m ‘ ’ Ie un bellísimo azul en el Estado de Veracruz. Mármoles comu- nes* en todos los Estados de la República. Estas calizas, en razón de la cantidad de arcilla y magnesia que contienen, producen al calcinarlas una cal bastante buena, y algunas veces la dan me- dianamente hidráulica. Estas cales son bastante ventajosas para las construc- ciones en muchos lugares de la Repiíblica en donde el suelo es algo húmedo, pues endurecen mejor y con más prontitud que las cales grasas. 1 Cuando las calizas son bastante puras, sólo dan cales grasas de excelente calidad, perfectamente adecuadas para las construcciones comunes al aire li- , L " „ 1lin , a „ M cor-os- producen morteros mucho más económicos, pues que bre en los íugaios ¿ , , , , admiten mayor cantidad de arena y aumentan notablemente de volumen al ^Además de los materiales de construcción que llevamos mencianados, las calizas cretáceas contienen minerales de valor científico, tales como granate, topacio, piroxena, etc., la mayor parte de ellos de origen metamórfico y que mr consiguiente se encuentran en la zona de contacto de las calizas con las P N°! 4, 5 y 6—29 226 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. numerosas y variadas rocas ígneas que en diferentes épocas las han atra- vesado. En el Estado de Oaxaca, en la jurisdicción de San Miguel Peras, la caliza mefamorfízada por una diorita, se ha convertido por la penetración de la hornblenda en su masa y alteración posterior de dicho mineral en una masa de serpentina y cloritoide, en un magnífico cipolino, muy á propósito para la de- coración interior de los edificios, así como para la construcción de pedestales, cubiertas de mesas, chimeneas, pavimentos interiores, ménsulas, etc., etc. Grupo Cenozoico. De las divisiones del Terciario apenas se encuentran representadas la Me- dia y Superior, y éstas por depósitos de distinta naturaleza que indican las diferentes condiciones en que se verificaron; unos tienen el carácter local de depósitos lacustres, y éstos se encuentran diseminados en la parte alta del te- rritorio ó sea en la región de la gran Mesa Central; y los otros de origen mari- no, más importantes en atención á la superficie que ocupan en la actualidad, son más uniformes, como que las condiciones bajo las cuales se formaron eran casi las mismas ¡en toda la vasta región en que hoy se manifiestan. Entre los depósitos terciarios más antiguos que conocemos y cuya edad no es posible fijar todavía, están los grandes depósitos de yeso sedimentario per- fectamente característico que se encuentran en Juxtlahuaca en Oaxaca. Al 1ST. de esta población, y sólo separados de ella por el río del mismo nombre, se encuentran lomeríos que corren de E. á O. próximamente de cerca de 150 metros de altura, compuestos exclusivamente de yeso granudo^ (alabastro) de diversos colores. Una formación de yeso sedimentario sumamente poderosa y que con toda probabilidad es contemporánea de la de Juxtlahuaca, es la que forma los altos cerros que al E. de Huamuxtitlán en Guerrero, y muy inmediatos á la población, se extienden en la dirección casi N\-S. por más de 12 kilómetros de longitud, alcanzando alturas superiores á 200 metros sobic el valle. Eoceno y lase del Mioceno — Las rocas sedimentarias terciarias de mayor an- tigüedad que nos ha sido posible observar en nuestras excursiones, se encuen- tran en la cuenca del Bravo desde unos 12 kilómetros al O. de Lareclo hasta la ciudad Guerrero en Tamaulipas, relacionadas directamente con las últi- mas subdivisiones del Cretáceo. Se depositaron en el seno de las aguas salo bres de poco fondo que se encontraban sujetas á variaciones bastantes bien marcadas y motivadas por cambio de energía en su acción mecánica, y á es to se debe una cierta regularidad en la alternancia de las rocas que en seme jantes circunstancias hubieron de formarse. Estas rocas son areniscas mar- gosas y arcillosas de grano fino y de colores claros que alternan con capas de margas y arcillas margosas apizarradas, y pertenecen al Eoceno Inferior ala división Timber Beltbeds del Lower Claiborne de Harris. Encima de éstos vienen las areniscas margosas que se extienden al E. de Laredo y llegan has- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 227; ta Mier, parte ele las cuales corresponden al Eoceno y otras al Mioceno, pues pertenecen á la división Lafayette 13eds, cpie como es sabido se estienden des de el Eoceno al Mioceno. Mioceno Superior á Plioceno — En la península de la baja California, en su faja de costa, y especialmente del lado del Pacífico, liay un giupo de capas de origen marino que se han formado en aguas de poco fondo y postenoi mente á la aparición en aquella península de las rocas de estiuctuia ti aquí toide: traquitas, an desitas, dacitas, etc. Estas rocas son una seiie ce a ei nancias de areniscas de distintos granos y conglomerados traquíticos o ancle- síticos que llevan intercaladas varias capas de minerales de cobre, has aie- niscas tienen un cemento más ó menos francamente calizo, y su color como el de los conglomerados varía entre los numerosos tonos del amarillo, pardo y rojo. Este conjunto de capas descansa directamente sobre las rocas tra- nsformación toda se encuentra dislocada formando ondulaciones más o menos pronunciadas, motivadas á consecuencia del movimiento ascendente que puso en seco este antiguo dominio de las , aguas .del Pacifico, cortadas poi una gran falla que mira al S. y cuya dirección es de 60 K O. La apañe ion de labradoritas, basaltos, basanitas, etc., ha venido a modificar ligeramente la condición de trastorno en que habían sido dejadas las capas por el moli- miento del levantamiento de los bordes de la península. La circunstancia de apoyarse estos estratos en las traquitas cuya apari- ción parece datar de á fines del Eoceno, así como la de contener guijarros de rocas eruptivas cuya aparición ha tenido lugar en el transcurso del Mioceno hacen que no se pueda conceder á estas capas mayor antigüedad que la del Mioceno Sunerior Tomando en cuenta sus fósiles, sería quizá mas aceptable referir todos estos depósitos á los comienzos del Plioceno. En la parte baja de la costa del Golfo de México, se P— n las rocas terciarias formando una faja paralela al contorno actual del Golfo faja que al S. de Voracru» so ensancha para catar casi todo el territorio de los Esta- dos de Tabasco, Campeche y Yucatán, internándose por el Estado de labas- co y por la parte oriental del Estado de Chiapas, hasta la linea divisoria en- tre México y Guatemala, al S. del pueblo de Tenosique. En algunos puntos están cubiertas por el Cuaternario, formando entonces interrupciones aparen- tes á la distribución de estas rocas. Los sedimentos marinos terciarios de la costa del Golfo están compuestos de calizas de conchas poco coherentes, verdaderos aglomerados que pasan por intermedio de conglomerados de conchas de cemento calizo mas o menos ar- omoso blanco amarillento, á calizas compactas, que descansan en calizas semi- cristalinas blanco agrisadas que varían á calizas de color amarillo con inter- calaciones de bancos blancos y blanco-rojizos. En la parte superior contienen fósiles que en otras partes del continente son Miocenos mezclados con formas pliocenas y formas actuales, y en la par- te inferior parecen dominar las formas del Mioceno. 228 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. i. Cope ha referido á la división que en los Estados Unidos se deno- mina oup Eork y corresponde á la cima del Mioceno, la formación lignitífe- r ? c e acualtipán, en el Estado de Hidalgo. Las rocas en que vienen las lig- m as de Zacualtipán, son areniscas con pizarras arcillosas, refractarias y cargadas en mayor ó menor cantidad de materia carbonosa, hasta llegar á constituir capas exclusivamente formadas de carbón, de la especie lignita y variedad compacta llamada también lignita que presenta algunas veces el as- pecto del azabache. Estas capas de pizarras y areniscas se han depositado en e seno, de aguas lacustres, contenidas en pequeños vasos circunscritos por la- i admitas y andesitas, rocas que no han hecho su eyección antes del Tercia- no Hedió, y jior cuyo motivo deben considerarse los sedimentos en cuestión como del Mioceno Superior, antigüedad máxima posible de asignarles. En- ie os pocos fósiles que se han encontrado en el corto tiempo que duró la ex- p otación de las lignitas, los hay que pertenecen al Mioceno asociados con otios á los cuales no se les podría conceder mayor antigüedad que la que co- nesponde á las rocas pliocénicas. . ^ os con glomerados rojos se presentan en las regiones donde abundan las pizanas ciistalinas, dislocadas por las rocas eruptivas délas series antigua y moderna. Estos conglomerados atendido su color y la posición que ocupan c neciamente sóbrelas pizarras cristalinas, han sido considerados como re- presentantes de la vieja arenisca roja por algunos, otros los han referido á la nueva arenisca roja y nosotros, teniendo en cuenta la naturaleza de los ele- mentos^ de. que están compuestos y las relaciones que tienen con las andesitas oinbléndicas y las rhyolitas, los consideramos como posteriores á la apari- cion de las andesitas y por consiguiente pertenecientes al Terciario Superior o íoceno. Disminuyendo las dimensiones de los elementos, estos conglome- rados pasan á areniscas de grano grueso y fino que contienen cristales despe- dazados de feldespato, y algunas veces completamente intactos pero en un giado de alteración más ó menos avanzado, reunidos por una pasta arcillo- arenosa. Estos conglomerados y areniscas se encuentran principalmente cerca de as locas eruptivas terciarias y muchas veces forman verdaderas brechas; pues sus elementos están muy angulosos y esto nos indica á la vez que la cor- ta distancia á que se encuentran de las rocas de que tomaron sus constituyen- tes, el carácter meramente local de su depósito. Distribución geográfica . — La cañada de Marfil hasta Gruanajuato está for- mada por este conglomerado; Tasco tiene también porciones de terreno cu- bieitas por el conglomerado rojo. Se encuentra diseminado también en el Es- tado de Puebla: en los Distritos de Matamoros Izucar, Acatlán y Tehuacán, y en algunos otros puntos. Plioceno. Las rocas cpie referimos á este sistema son conglomerados cali- zos humados de cantos y guijarros de caliza cretácea; conglomerado rojo com- puesto de destrozos de pizarras cristalinas, con pedazos de rocas eruptivas, tales como granito, diorita, andesita, etc., mezcladas con pequeños fragmen- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 229 tos de caliza cretácea en la parte superior, reunidos por un cemento arcilloso; areniscas arcillosas tiernas, alternando con arcillas margosas yesíferas, sobre las cuales vienen conglomerados y tobas volcánicas que llevan intercaladas corrientes de basalto. Los conglomerados calizos se encuentran generalmente al pie de las sie- rras calizas, alcanzando á veces una potencia que se mide por centenas de metros, como acontece en la falda de la sierra de Catorce, del lado de Mate- huala, San Luis Potosí; en el Municipio de Tonalá en el Distrito de Huajua- pan en Oaxaca. Al Plioceno Superior deben referirse los conglomerados y brechas ponio- sas (tobas conglomeradas), que se designan en México con el nombre de Te- petate, y que constituyen los lomeríos de la falda de las sienas de las Ciuces, Monte Alto y Sierra Nevada, que circunscriben casi la cuenca de México. Estos conglomerados establecen el paso de las brechas andesíticas un poco más antiguas, pero siempre en su mayor parte, si no en totalidad pliocémcas á las tobas volcánicas y margas arcillosas que se encuentran en algunos de los valles de la Mesa Central. Mientras que en las brechas volcánicas (bre- chas andesíticas y traquíticas) la influencia del agua como agente de repar- tición y ordenación de los elementos apenas se hace sentir, siendo mas bien de presunción y posibilidad el participio que las aguas hayan tomado; en los conglomerados (tepetates) de pequeños elementos y en las tobas arenosas y margosas, la influencia de la acción de las aguas se hace cada vez más per- ceptible, al grado de que por las dimensiones de los elementos de estas rocas se puede juzgar de la acción dinámica más ó menos enérgica de las aguas que contribuyeron á la ordenación de los depósitos de estas rocas. A este sistema, en nuestro concepto, debe referirse una parte de los estra- tos que constituyen la base de la serie sedimentaria de la cuenca de México, de los valles de Puebla, etc., y del río Yaqui, Sonora, así como el conjun- to de capas, que con ligerísima inclinación hacia la ciudad de México, cu- bren la falda de las sierras que limitan la cuenca y en cuyas capas se han abierto las dos grandes obras de desagüe que se conocen con los nombres de Tajo de Nochistongo y Tajo de Tequisquiac. La ciudad de Tlaxcala está rodeada por cerros compuestos de margas ar- cillosas verdosas y amarillentas que alternan con margas blancas calcáreas, tanto unas como otras están irregularmente impregnadas de sílice que las ha- ce más compactas y resistentes; encierran muchos troncos de madera petri- ficada (troncos de Dicotiledonas), pertenecientes á las especies de Jilolita y Jilópalo que se presentan juntos en un mismo tronco ó separados en troncos diferentes Estas rocas contienen á la vez que los restos de una flora com- puesta casi exclusivamente de Angiospermas muy perfectas, abundantes osa- mentís de caballo, elefante y mastodonte que deben referirse á la parte Su- perior del Plioceno. . Carácter Paleontológico.— Ponemos á continuación la lista mas completa que hemos podido formar de los fósiles, tanto marinos como terrestres, que co- 230 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. mo pertenecientes al Terciario se lian descrito. En la imposibilidad de poder separar por falta de datos estratigráficos los qne pertenecen exclusivamente al Cuaternario de los que encontrándose en este grupo existían ya en el Plio- ceno Jos damos todos reunidos con el encabezado de Plioceno y Cuaternario Echino dermcita. Echinocyamus altavillensis ? Agassiz. Clypeaster Meridanensis Michelin. Id. crustulum Michelin. Lamellibr anchi a ta. Ostrea Atwoodi Gtabb. Id. contracta Conrad. Id. gallus Valencienes. Id. Georgiana? Conrad. Id. Yeatchii Gabb. Id. Moreleti Deshayes. Id. Yirginiana Ghnelin. Id. meridionalis. Anomia simplex d'Orbigny. Plicatula filamentosa Conrad. Spondylus Estrellanus Conrad. Pecten Moreleti Deshay es. Id. Yucatanensis Deshayes. Id. Meridanensis Id. Id. dislocatus Say. Id. nucleus JBorn. Id. (Amusium) Mortoni Eavenel. Arca Desliayesi Hcinley. Id. incongrua Say. Id. scalaria. Id. rhombea Born. Id. Ruffini? Id. Adamsi Shutlew. Id. umbonata? Lcimarck. Cardita densata. Chama arcinella Linnoeus. Lucina reticulata LamarcJc. Id. divaricata Linnoeus. Id. edentula Id. Id, Jamaicensis LamarcJc. Id. disciformis. Id. Pensylvanica Linnoeus. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, 231 Lucina tigerina Linnams. Icl. túmida ? Cardium magnum Born. Id. muricatum Linnceus. Id. isocardia Id. Id. (Lcevicardium) serratum Linnceus. Id. af. médium Linnceus. Id. af. bullatum Id. Venus cribraria? Conrad. Id. cancellata. Id. mercenaria Linnceus. Id. Listeri Cray. Id. Mortoni Conrad. Id. peroni Lamarck. Id. (Chione) cancellata Linnceus. Id. af. Peruviana, Tapes af. literata Cliemnüz. Id. af. decussata. Dosinia discus Bee ve. Tellina (macoma) contracta. Id. punicea? Born. Id. af. spectabilis Hanley. Periploma af enoequivalvis Schumacher. G-astr opoda. Turritella apicalis. Id. perattenuata. Id. carinata Lea. Dolium perdix Linnceus. Pirula reticularis Bien. Fulgur rapum . Murex Salloeanus Adams. Marginel la apicina Meuke. Oliva litterata Lamarck. Bulla striata Bruyuier. Scalaria af. varicosa Lamarck. Mioceno Superior. Hippotherium (Hipparion) peninsulatum Cope. Id. reetidens Cope. Protohipus Castilloi Cope. Cuaternario. Spheroma? Burkarti Barcena. 232 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Plioceno y Cuaternario. Cliptoclon mexicanus Cuatáyciro y Ramírez. Scelidoterium sp? íthinoceros? occidentalis Leicly. Equus crenidens Coye. Id. taw Owen. Id. platystylus Coye. Id. excelsus Leicly. Icl. Barcenai Coye. Platigonus alemani Ruges. Id. couqmessus? Le Conte. Palauchenia magna Owen. Auclienia cf. mínima Leicly. Id. Castilli Coye. Holomeniscus hesterus ( Leicly ) . Eschatius conidens Coye. Bison latifrons ( Ilcirl ). Aphelops sp? Mastodon (Trilophodon) Shepardi Leicly. Id. (Tetralophodon) tropicus Coye. Id. Id. Andium Cuvier. Elephas (Euelejfiias) primigenius Blumenbacli. Id. Id. Columbi Falconer. Erupciones . — Es en la era cenozoica cuando lian tenido lugar las más va- riadas, más fuertes y por todos conceptos más interesantes erupciones de ro- cas ígneas; en el transcurso de esta éra vemos repetirse la mayor parte de los tipos de estructura de las rocas eruptivas de la serie antigua ó precretácea, que han contribuido á la perfecta emersión de nuestro territorio, han ayuda- do á levantarlo sobre el nivel de los mares que lo limitan, han completado y modificado muchos de los elementos orográficos que le han dado el relieve, que con poca diferencia conserva en nuestros días, y por ultimo son estas erupciones las que han traído á nuestro suelo la riqueza mineral fabulosa que lo distingue, ya acarreándola en sus propias rocas, ya permitiendo en rocas más antiguas comunicaciones fáciles para su salida, ó ya finalmente á favor de las manifestaciones consiguientes á su eyección, han facilitado el relleno de grietas contemporáneas ó preexistentes á su erupción con elementos que de estas mismas rocas ó de otras ya existentes tomaban en disolución las aguas termales que en su masa ó en sus inmediaciones circulaban con facilidad, ejei- ciendo sus acciones físicas y químicas con energía de los más diversos gra- dos. Hasta aquí hemos venido tomando en consideración preferentemente las manifestaciones de la dinámica externa ó sea las alternativas invasiones de los mares y los continentes en sus respectivos dominios, apaientemente ma- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 233 nifiestas por la preponderante participación que en el resultado final lian te- nido los elementos de la superficie del planeta, no interv iniendo en los resul- tados últimos las rocas ígneas ó sea la masa interna, sino á título de peque- ñas erupciones, verdaderos fenómenos consiguientes á las acciones ya enun- ciadas, que en sus máximas energías les franqueaban á veces pasos más ó me- nos expeditos que regulaban su salida. Los fenómenos que nos toca aliora presenciar son de un caráctei diveiso, perfectamente preparados por la energía de los agentes de la dinámica exter- na que se ejercía con su máxima intensidad en superficies, con muclio, más grandes que las que antes liabía accionado; son casi en lo absoluto del exclu- sivo dominio de la dinámica interna de nuestro globo, y que, como en épocas anteriores, se relacionan también con fenómenos de dinámica externa, sólo que en este período de la formación de nuestro suelo lia venido á menos su in- fluencia que, por una justa compensación ha llevado á su máximum en ante- riores épocas la participación inferioi de las rocas ígneas. La interesante serie de erupciones de la éra Cenozoica podemos considerarla como inammrándose con la eyección de las syenitas, dioritas hornbléndicas, dioritas cuarcíferas, diabasas y pórfidos silizosos, que corresponden á las mi- cro o-ranulitas recientes y sobre cuya edad no hemos adquirido los datos sufi- cientes para poderla precisar con bastante exactitud, y, como hemos tenido ocasión de indicar en otra parte de este trabajo, son ó de fines del Cretáceo ó principios del Terciario, pero de todas maneras son estas rocas las que inau- guran la serie moderna de las rocas eruptivas mexicanas. Al hablar de las erupciones que tuvieron lugar en el Cretáceo se indica á grandes rasgos la distribución de algunos de los principales tipos de estas rocas eruptivas. Vienen á continuación por razón de antigüedad y parentesco ó semejanza de composición, aunque bajo tipos de estructura diferentes, las porfiritas an- desíticas; andesitas propylíticas que probablemente han sido consideradas co ; mo pórfidos petrosilizosos y que pueden no ser sino modificaciones debidas a las diferentes condiciones de aparición y enfriamiento de alguno de los tipos anteriores Estas rocas eruptivas son sin embargo de edad terciaria perfecta- mente definida y esto abogaría en favor de la referencia de los tipos anterio- res á los comienzos del Terciario, pues que las rocas de que nos estamos ocu- pando son casi todas del período Mioceno y no de la base sino de la terminación de dicho período. , . . . . Al terminar el Mioceno é inmediatamente después de la aparición de las rocas anteriores, vinieron á la superficie del suelo y cortando á algunas de las rocas ya citadas; las andesitas de hornblenda que se extienden en vastísi- mas superficies de la República, en su región occidental y central, y con ellas en íntima conexión, se manifiestan tipos que pueden referirse ya al propylíti- co ya al dacítico, aunque de este último conocemos muy pocos y no correspon- den con toda exactitud al verdadero tipo de las dacitas, sino que son más bien andesitas de facies propylítica. . Además de las andesitas de hornblenda se encuentran andesitas de liorn- N°? 4, 5 y 6—30 234 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. blenda y mica á las cuales correspondería quizá más propiamente la denomi- nación de andesitas micacíferas. Estas parecen haber hecho su aparición des- pués de los tipos anteriores y antes de las andesitas de hiperstena y hornblenda que precedieron á la emisión de las andesitas de hiperstena dominante. Si- guieron á éstas las andesitas de augita, verdaderos tipos de transición á las labradoritas, que son las rocas eruptivas que en el Plioceno se presentaran co- mo verdaderas precursoras de las numerosas erupciones basálticas, que ini- ciándose al terminar el Plioceno han tenido su apogeo en el transcurso del Cuaternario. Según hemos tenido ocasión de observar, parece que ha habido varias erup- ciones de rocas del mismo tipo, separadas por intervalos de tiempo más ó me- nos grandes y que nuestros conocimientos presentes no nos permiten determi- nar todavía con alguna precisión. Después de las erupciones de andesitas de hornblenda han tenido lugar las de las rhyolitas, demasiado abundantes, que cortan en unas partes del país á las andesitas y en otras se las ve cubriéndolas. Aunque de una manera ge- neral, puede decirse que las rhyolitas se encuentran siempre en la proximidad de las andesitas y es de notarse la abundancia de estas rocas en la parte cen- tral y septentrional del país y su escasez relativa en la parte S. Tipos de rocas traquíticas se presentan en algunos lugares de la República y sus caracteres en muchos casos no son perfectamente claros; antes más bien participan á la vez de los caracteres de las andesitas y los de las traquitas, constituyendo propiamente tipos de transición entre las dos especies de rocas, mereciendo por consiguiente la denominación de traquiandesitas, que indica que ligan dos tipos sucesivos de rocas eruptivas. Acompañando á estas rocas como simples modificaciones de estructura, de- bidas á la rapidez del enfriamiento de las partes primeramente aparecidas, se encuentran brechas ígneas y tobas entre las cuales vienen en mayor ó menor abundancia las pómez y obsidianas que corresponden á los estados enteramen- te vitreos de las rocas de que proceden, y rocas de pasta vitrea más ó menos perfecta en la cual se destacan cristales de feldespato que les dan el aspecto porfídico, por cuya razón han sido designados en otro tiempo con el nombre de pórfidos de base de piedra pez. Estas rocas corresponden á algunas de las obsidianas de Fouqué y Levy, y son según la naturaleza de sus elementos fel- des¡ 3 áticos, obsidianas andesíticas ó traquíticas, lo cual está perfectamente de acuerdo con la notoria escasez de verdaderas traquitas. Criaderos minerales. — Minerales de manganeso . — Vetas de minerales de man- ganeso cortan las traquitas en Baja California en Mulegé. Las vetas cuya po- tencia varía entre unos cuantos centímetros y l m .20, están compuestas casi de puro psilomelan acompañado de yeso; la dirección dominante es la de A.O.- S.E. Las vetas más importantes forman líneas onduladas compuestas de una sucesión de curvas de unos cuantos metros de largo. Minerales de estaño . — El estaño se presenta en México en pequeñas vetas que atraviesan la rhyolita, las vetas parecen ser formadas poi líneas de frac- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 235 tura por contracción, debidas al enfriamiento de la roca, rellenadas por ema- nación directa. Los acompañantes son hematitas, topacios y en algunos luga- res duranguita; es decir, dos minerales que contienen fluoro, lo cual está po- niendo de manifiesto la identidad del agente empleado por la naturaleza para traer á la superficie el estaño, en el mismo estado de combinación y en dos períodos diferentes sumamente separados uno de otro, y siempre en las rocas más acidas de las dos series de rocas eruptivas: en la serie antigua viene el estaño en granitos de mica blanca, y en México, en donde lia tenido lugar la más moderna de las emanaciones de estaño, viene en rliyolitas del Tercia- Minerales de cobre.- Criaderos- de cobre en vetas regulares existen en las andesitas hornbléndicas en los Estados do Michoacán, Aguasca lentes Seno- ra etc etc En Michoacán las vetas corren de E. a O. con echado al S.; la composición es una mezcla do chalcocita, chalcopirita, bornita, cuprita, me- laconita y tetraedrita, estos dos últimos en muchísima menor cantidad, sien- tío los minerales más abundantes la chalcocita, chalcopirita y bornita. El ti- po de estos criaderos se aproxima al “Tamaya” Yon Groddeck, sólo que las rocas eruptivas son terciarias y del grupo de las andesitas; en caso de adop- tar una clasificación nacional, convendría denominar este tipo de criaderos de cobre “Tipo Inguaran,” para definir á la vez que la composición y natu- raleza del criadero, la de la roca eruptiva en que se encuentra y la edad re- ciente de su relleno, que no data de más allá de á principios del Plioceno. En estas mismas rocas se encuentran además de estos criaderos regulares o ve- tas criaderos irregulares que podrían muy bien ser rebozaderos ó impregna- ciones de la roca con cierta irregularidad á una distancia considerable de la orieta ó paso de los mineiales. & En las rocas sedimentarias del Mioceno Superior se encuentran criaderos de capas estratificadas de minerales de cobre que están en explotación en el Mineral del Boleo en la Baja California. La edad de estas capas no esta per- fec lamente definida-, pero pertenecen ya sea á la parte superior del Mioceno, ^ ^ ase c | e i ppoceno; son indudablemente depósitos terciarios. ^ a a c Los minerales de plata bastante abundantes que Minerales dvüeiiwj vo. x x han dado renombre á México como país productor de plata desde la época de lx con uista se encuentran en filones en las rocas eruptivas terciarias ó en vetas y criaderos en rocas sedimentarias, pero siempre en relación ó depen- . c vncas eruptivas. Los filones en las rocas eruptivas son dencia directa ele las xuouo ^ 2 . . 1 . ... del tipo Schemnitz y se presentan casi siempre en las porfintas anclesiticas, andesitas hornbléndicas (propylitas) y otras variedades de estas mismas rocas, ,- £ i en t0 q 0 e i país, siguiendo una dirección perfectamente definida de ISpO -S E en la región occidental del territorio, y especialmente situados en los dos tercios inferiores de las vertientes de la Sierra Madre del Pacífico, ó en pequeñas serranías, que ocupan partes más céntricas, pero que genética- mente están relacionadas con la Sierra Madre Occidental ó del Pacífico. Las vetas ó criaderos argentíferos que en rocas sedimentarias se encuentran en 236 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. íntima relación con la aparición de las rocas eruptivas terciarias que acaba- mos de mencionar, son en lo general criaderos del tipo Brand, y si se encuen- tian algunos otros, tales como los tipos Raibl y Clausthal, éstos no han con- ti i buido hasta ahora en proporción apreciable á la producción de la plata del país. Estando todos estos criaderos relacionados con rocas eruptivas cuya máxi- ma antigüedad no remonta más allá del Mioceno y para algunas en muy cor- to número á fines del Eoceno, y siendo el relleno de todos estos criaderos posterior á la salida ó emisión de las rocas que los contienen ó cpie con su aparición han producido Jas fracturas en que se han formado, no se puede ace¡)tar como edad probable para la mayoría de ellos, si no todos, una época anterior al Mioceno Superior, y hay que considerarlas como habiéndose for- mado en el transcurso del Plioceno. En todo caso el estudio de la sobreposi- ción de las rocas eruptivas de edad geológica conocida, permitirá establecer de un manera definitiva la edad de los filones argentíferos mexicanos y la su- cesión cronológica de todos ellos. 6/ laderos auríferos . — En las andesitas de hornblenda del Distrito Minero de San José de Gracia y otros del Distrito de Culiacán en Sinaloa, arman ve- tas de cuarzo aurífero con rumbos dominantes de IX. O.— S.E. y JX.E.— S.O. con echados respectivamente al S.O. y S.E. que varían . entre 30° y 45°. Estas ve- tas son concrecionadas y en la zona de oxidación llevan oro libre acompaña- do de óxido de fierro y en algunas carbonato de cobre y aun pegaduras de cobie nativo cerca de los respaldos; en la zona de minerales sulfurados vienen la pirita, la marcasita, blenda y galena en pequeña cantidad. Es probable que á mayor profundidad los dos últimos minerales aumenten en cantidad } aunque se presenten sulfuros múltiples. La mineralización de estas vetas de- be considerarse como de edad pdiocena contemporánea de la de las vetas au- ríferas de Mezquita! del Oro, en Zacateca, Sierra de Cacoma en Autlán, Ja- lisco, y algunas otras de Sonora y otros Estados de la República. En algunos lugares de la República se encuentran vetas de minerales au- lífeios en la diorita andesítica y granulitos que cortan á las calizas creta- ceas. Como ejemplo de estos criaderos podemos citar á San José del Oro cei- ca de la Encarnación, Hidalgo; Mineral de San José en Tamaulipas; Cerro Glande de Ameca en Jalisco; Barranca del Oro en Tepic; Pico de Teyra en Zacatecas; Sierra de Baoz cerca de Río Florido, Sierra de los Reyes, cerca de Jiménez en Chihuahua; Zomelahuacán en Tatatila, Yeracruz; Sierra de Can- dela en Coahuila; Mineral de Tajitos en Sonora, etc., etc. . laderos de antimonio.— La estibnita asociada á la galena, blenda y la pi- lita en pequeña cantidad, de manera que predomina de un modo absoluto la estibnita, se encuentra en vetas de fractura true fissure veins , en el Estado de Guerrero en la Municipalidad de Cualac del Distrito de Zaragoza. Los minerales vienen repartidos en zonas paralelas de concreción y sólo se ian explotado en pequeña proporción. Es casi seguro que á la profundidad a estibnita disminuirá, mientras que la galena y la blenda aumentarán, ha- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 237 ciendo así el criadero incosteable para la explotación del antimonio. Estas vetas no ensayan generalmente más de 2 á 4 pesos de plata por tonelada. Materiales de construcción y productos diversos . — Las aplicaciones que se pue- den ó deben dar á estas rocas ígneas, dependen, como es natural, de la belle- za de su color combinada con la dureza y su densidad, su estructura y espe- cialmente la resistencia á la intemperie. Como se ha dicho las liay compac- tas, porosas, uniformes, porfiroides, pseudo estratificadas ó en lajas, y de acuerdo con todas estas maneras de ser de las rocas, así varían las aplica- ciones. La piedra de talla que se emplea en casi todo el país por la facilidad con que se labra, y las grandes dimensiones que se pueden dar á los blocks, y á la cual se da el nombre de cantera, es en su mayor parte toba andesítica que pasa en ala-unos casos á verdadera brecha andesítica: en algunos lugares, ra- ros por cierto, la composición de la roca es la de una toba traquítica, y tanto en uno como en otro caso, la parte feldespática de la roca se encuentra en un estado de alteración más ó menos avanzada, motivando que la dureza dismi- nuya, permitiendo á la roca ser labrada con bastante facilidad. Esta A r entajo- sa circunstancia está por otra parte constrarrestada por la cohesión cada vez menor de la roca, que hace que su empleo, cuando la cohesión disminuye de un modo notable, se limite á aquellas partes de los edificios en que la carga que tienen que resistir es pequeña. Para los lugares en que la carga es ma- yor, se emplean preferentemente las andesitas hornbléndicas, las traquian- desitas y en general las diversas variedades de andesitas y las rhyolitas. Las andesitas, traquitas, labradoritas y basaltos cuando están perfectamente frescos, es decir, que no han sufrido alteración ó descomposición, son exce- lentes materiales para la construcción de adoquines, muros, cimientos, carre- teras, etc., etc.; y debemos hacer notar que para carreteras y calzadas, el ba- salto es un mal material, pues se descompone con facilidad, sobre todo si se emplea al estado de grava. Si las rocas tienen la estructura pseudoapizarra- da ó en lajas, suministran magníficas baldosas para las banquetas y pavimen- tos de patios, etc. Las variedades escoriáceas muy porosas que se designan con el nombre de tezontle, proporcionan un material de suprema calidad para la construcción de bóvedas y muros en los pisos superiores, en atención á su ligereza y pol- la manera con que cogen el mortero (mezcla), dan una gran solidez á las cons- trucciones. Además de esta aplicación, bastante útil por cierto, el tezontle pulverizado, cuando su composición es á propósito, puede sustituir á la pu- zolana para la fabricación de cementos. Las pizarras arcillosas que alternan con las areniscas de la formación lig- nitífera de Zacualtipan, suministran una arcilla refractaria de muy buena ca- lidad. La alteración y descomposición de las rocas eruptivas terciarias de las in- mediaciones de Zacualtipan, han producido importantes criaderos de kaolín 238 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. más ó menos puro, y el cual se utiliza por alguna de las fábricas de la Capi- tal de la República para la fabricación de la porcelana corriente. Pertenecientes al Terciario Superior son los inmensos criaderos de kaolín de Santa María Coyuca del Estado de Puebla; y estos criaderos están tam- bién en explotación, abasteciendo algunas de las fábricas de loza de las ciuda- des de Puebla y México. Vienen en las rocas eruptivas terciarias, con especialidad en las rliyolitas, los ópalos de variados y hermosos cambiantes, de Esperanza en Querétaro, Mara vatio en Michoacán, Zimapán en Hidalgo y en algunas localidades del Estado de Chihuahua, etc., etc. La variedad llamada hyalita es muy común en los relices, grutas y junturas délas andesitas, traquiandesitas y rliyolitas. Las obsidianas que con tanta abundancia se encuentran en las zonas erup- tivas terciarias, se prestan probablemente á la fabricación de vidrio corrien- te. Minerales tales como el topacio y la hyalita, son muy frecuentes en las rocas eruptivas; el primero siempre relacionado con las rocas acidas y muy frecuentemente asociado á minerales de estaño; en cuanto al segundo se pre- senta no solamente en las rocas ácidas sino también en las neutras. En las rhyolitas, como en la del cerro Mercado en Durango, seencuentia bajo la forma de vetillas de varios centímetros de grueso, la apatita de la \ a- riedad esparraguina. Época Cuaternaria. Las rocas cuaternarias diluvianas, aluviales y lacustres, pertenecientes á las divisiones del Champlain y Reciente, son muy comunes en México y se encuentran ocupando la parte superior de los valles y la región de la ' esa Central. . . Los depósitos aluviales, que en lo general son de extensión muy limita da, están formados por cantos, guijarros y mata tenas de rocas de distin a naturaleza. Como es fácil comprender, estos acarreos en las comal cas en que abundan las rocas ígneas, son de elementos tomados de estas íocas, y en aquellas regiones en que exclusivamente se encuentran las difei entes íocas sedimentarias del Cretáceo, los cantos, guijarros, chinas, matatenas y gravas que entran en la composición del acarreo, son calcáreos ó formados de arenis- cas y pizarras calcáreas y margosas. Las dimensiones de los elementos de estos depósitos, indican que han sito formados bajo la influencia de verdaderos torrentes que no permitían laje^ paración de los diferentes cantos y guijarros en capas ó zonas de mateii^^ de diversos tamaños, como sucede en aguas menos impetuosas, en as c los elementos depositados están en relación con la energía mecánica c aguas que los transportan. 1 Los depósitos en graderías ó terraplenes son muy frecuentes, sobie toe o a. V. del país en el Estado de Sonora, en los valles longitudinales esti ec 10 ^ uno de los lugares en donde se ve perfectamente esta disposición de los a 11 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 239 viones y diluvium de los valles, es en el Valle de Fronteras y también en el ca- mino del Sásabe al Altar; hay una multitud de otros puntos en donde se pre- sentan menos claramente caracterizados estos depósitos en graderías, verda- deras escalinatas que nos hacen pasar del fondo actual de los valles al fondo que ocuparon en época anterior cuando las condiciones climatéricas de la lo- calidad eran, en lo que se refiere al régimen de las aguas, muy diversas y en todo caso de intensidad mayor que la que poseen en la actualidad. La distribución de los aluviones antiguos que referimos al Champlain, es la de casi todas las corrientes de agua que circulan actualmente en el terri- torio sólo que no coinciden con estas direcciones, ni ocupan exactamente la posición de ellas; se encuentran á niveles más altos y á la derecha ó izquier- da de la madre ó álveo en que serpentean ahora estas aguas corrientes, y re- presentan el curso antiguo de los ríos cuando en valles más elevados tenían su curso divagante todavía, debido á la gran pendiente del fondo de su cau- ce que constantemente se ha ido disminuyendo y ha ocasionado con esto la retirada hacia el interior del Continente á la vez que la reducción en ex- tesión ele su tramo torrencial, que á principios del Cuaternario invadía á no dudarlo respectivamente, las costas del Golfo y del Pacífico. Otras veces los depósitos aluviales se encuentran en la base de grupos po- derosos^ de sedimentos enteramente recientes, y esto debido á que se trata en- tonces de valles ó depresiones del terreno en los cuales se ha venido verifi- cando un rellenamiento, como sucede en la cuenca de México, Valles de Pue- bla, Toluca, etc., etc. ... . . Las rocas cuaternarias recientes son barros o arcillas margosas completa- mente destituidas de caras de estratificación definidas, y más bien con :el ca- rácter de masas ó acumulaciones provenientes ya del desgaste y alteraciones de las rocas comarcanas, transportadas por las aguas y los vientos que en muchos casos han tenido un gran participio en su arreglo definitivo, ya déla alteración y descomposición in situ de muchas rocas bajo la enérgica y varia- c , . ‘ musas nue actúan sobre ellas. Así, las calizas cretáceas da influencia ele las cciuaao y . . ’ , ripi aire, unida a las variaciones de temperatura y las por incesante acción uei ’ 1 de lluvia se transforman en gruesas capas de arcilla mas o menos ím- a ° U ’ , „ ’ vhonato de cal, como residuo último de la acción química del ■ e disuelve todo o casi todo el carbonato de cal y solo deja la arcilla ° c q yenia mezclada en la caliza, para ser repartida por la energía me- ^ lG . c ^ e nl isma agua en las distintas depresiones y oquedades que la su- „ c - ( | e j SU elo presenta. Otras veces la acción de todos estos agentes de destrucción se ejerce sobre rocas arenosas más ó menos coherentes y cuyo ci- mento es calcáreo, y el resultado de su acción es la formación, á consecuen- • i i .-PcrvWión del cimento, de arenas enteramente sueltas que los vien- tos reinantes de la localidad se encargan de transportar y ordenar en mecía- nos interiores de dirección perpendicular á la de los vientos dominantes. Las ao'uas superficiales y las someras que circulan por rocas calizas bas- tante puras, forman en las partes bajas á donde descienden ó brotan, costras 240 BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. más ó menos gruesas de caliza incrustante ó de alabastro calizo (tecali) que pasan en Ja misma capa á margas arcillosos que pueden ser ó no arenosas, ó bien alternan con ellas, y esto depende tanto de la interrupción de la acción disolvente de las aguas á causa de las diferentes estaciones, como de la pre- ponderancia, que á veces tiene la energía de transporte que mezcla detritus de la roca con los sedimientos químicos. Los sedimentos lacustres de la cuenca de México, tales como nos los han dado á conocer varios de los taladros que para pozos artesianos se lian hecho en la ciudad de México y en sus alrededores alcanzan una potencia que en algunos puntos pasa de 250 metros; son de carácter muy variable aun cuan- do los pozos no estén muy separados entre sí, lo cual prueba que dichos sedi- mentos no son uniformes y hay entre ellos algunos que vienen intercalados bajóla forma de lentes muy aplastados que mueren en cuñas muy agudas, y á la vez, que estos sedimentos son debidos á fenómenos locales que no afecta- ron superficies de considerable extensión. En la parte superior abundan las margas arcillosas (barros) que adquie- ren ya el carácter de légamo ó lodo diluvial, ya el de greda ó arcillas margo- sas arenosas; estas margas varían del color blanco al negro pasando por to- nos verdoso y amarillento y alternan con capas generalmente delgadas de ti- za, fitolitas y pómez remolido. En la fiarte media de la serie de sedimentos de la cuenca, las margas arcillosas son constantemente arenosas de colores amarillento y verdoso y alternan con capitas de arena, que es siempre po- mosa en mayor ó menor grado, y en algunos lugares se encuentran también capas de acarreo compuesto de guijarros, chinas y matatenas de andesita. La porción inferior está caracterizada por la preponderancia de tobas pomos as; unas compactas y otras que son verdaderas areniscas y conglomerados pomo- sos á los cuales se da la denominación común de tepetate. Entre las rocas cuaternarias tenemos que hacer una especial mención de la toba caliza que unas veces muy mezclada con arcilla y de estructura compac- ta y uniforme y otras envolviendo fragmentos más ó menos angulosos y arre- dondados, que la dan el aspecto de brechas ó conglomerados de cemento arci- lloso, se designa en México con el nombre de caliche. Otras veces la toba ca- lza peitenece á las variedades llamadas travertino y caliza incrustante, en en}- o caso es menos impura y tiene la estructura que, según las condiciones en que se depositan, afectan estos sedimentos químicos. La toba caliza com- pacta viene generalmente impregnada de sílice, que en algunos tramos dé los anc °s se segrega bajo la forma de nodulos, riñones y guijarros de menilibU y entonces merece la denominación de toba caliza silizosa. t a toba caliza arcillosa (caliche) se presenta unas Aceces formando coS ^V en as laderas de las montañas calizas ó volcánicas, otras Aceces en la sup el Cle c c os va ^ es y bajíos cubriendo rocas margosas ó areniscas calcái’ eaS ^ m algosas, y finalmente viene intercalada entre las margas formando pegadu- ras que siguen planos oblicuos ó caras casi horizontales y más órnenos ondu- ladas, colocadas á diferentes niveles y comunicadas por una verdadera red ó BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 241 malla de lajas que siguen todas las direcciones posibles, exactamente como sucede con el yeso en las margas yesíferas. La formación de esta toba caliza es muy fácil de explicarse y es debida á la acción disolvente de las aguas de lluvia que obran directamente sobre la roca en que descansa la toba cuando osuna caliza ó arenisca calcárea y sobre el producto de alteración de las ro- cas si estas son ígneas y entre sus componentes se encuentran feldespatos de base de cal, como sucede con los basaltos y labradoritas que frecuentemente están cubiertas por el caliche, para cuya formación definitiva sólo hay que hacer intervenir la acción mecánica del agua que transporta la arcilla para mezclarla más abajo con el sarro ó depósito químico compuesto en su mayor parte de carbonato de cal, pero puede según las circunstancias llevar también sílice que abandona al estado de sílice hidratada. Cuando la toba caliza viene intercalada entre las margas en la disposición y manera que hemos dicho/es debida á la acción de las aguas de filtración que circulan, disolviendo el car- bonato de cal de las margas, areniscas margosas, etc., para irlo á depositar más adelante en donde se mezcla con destrozos de marga ó se carga de arci- lla En el fondo de los valles y en general en donde las aguas salen ó corren muy cargadas de carbonato de cal, forman en las inmediaciones de su salida y en el tramo que da principio á su corriente, incrustaciones de formas in- mensamente variadas y las cuales dependen de las de los objetos que en su curso encuentran y sobre los que se depositan, originándose entonces todas las variedades de la calcita fibrosa depositada por capas concéntricas. Hasta aquí sólo hemos considerado los depósitos de toba caliza formados 31- la acción del agua á la temperatura ambiente; pero liay otros depósitos ámente abundantes en el Valle de Puebla, y no escasean en el por que son sum de México los cuales depósitos son debidos á la acción de las aguas termales, manifestaciones que en la actualidad recuerdan la energía del vulcanismo de otros tiempos; que al circular á través de rocas calizas, margosas ó ígneas que contengan silicatos de cal entre los feldespatos de su masa disuelven el car- benato°de cal, una proporción no pequeña de sílice, gracias á la temperatura del agua que aumenta su poder de disolución y finalmente, sales de magne- sia v°otras. Esta toba caliza en lo genoral silizosa y menos arcillosa que las anteriores, es unas veces porosa, llena de oquedades y de formas muy biza- rras y otras es una roca bastante compacta de color amarillento de diversos tonos Se encuentra oraen la superficie cubriendo á latier ra vegetal como ro- ca que se forma en nuestros días, ora intercalada á diferentes niveles ba- ^ la forma de costras irregulares en contorno y espesor según la anti- o-üedad relativa de su formación y siempre en relación con las rocas ígneas & ue obstruyendo la circulación de las aguas someras, las obligan á salir á la superficie después de haber elevado por su contacto la temperatura de las Distribución Geográfica. — Los depósitos cuaternarios se encuentran disemi- nados en toda la República con el carácter de depósitos locales y de edad más ó menos cercana á la actual. Es la formación que cubre las mesetas, reviste N“ 4, 5 y 6—31 242 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. en mayor ó menor grado las vertientes de las montañas, rellena los va- lles profundos, azolva los lagos y tiende á nivelar todas las depresiones del suelo. Erupciones . — En la época cuaternaria ha habido en México varias erupcio- nes de rocas ígneas pertenecientes á distintos tipos petrográficos. Las erup- ciones basálticas han sido numerosas y han tenido lugar en puntos más órne- nos lejanos sin cpie podamos con precisión fijar el orden cronológico de su sucesión. La erupción más antigua, que probablemente deberá referirse al fin del Plioceno, es la que se encuentra reducida á pequeños girones que cu- bren en la actualidad la cima de montañas formadas por circundenudación y á las cuales imprimen la forma truncada que se designa en México con el nombre de mesas; estas corrientes que se presentan en el Valle de Tula y otros muchos puntos del país, indudablemente no son sincrónicas, pero re- presentan el primer período de emisión de lavas volcánicas cuaternarias, pues que cubren rocas en su mayor parte pomosas y margosas que hemos referido al Plioceno y de carácter petrográfico muy semejante si no idéntico al de las tobas volcánicas en que se han encontrado fósiles cuaternarios. La segunda erupción basáltica se encuentra cubriendo las hondonadas y depresiones del terreno, originadas por la acción de las aguas que bajan de la primera co- rriente basáltica, esta segunda corriente se ve perfectamente clara en el Arro- yo del Salto á la salida del Tajo de Xocliistongo, en la Hacienda del Salto, que debe su nombre á la caída de las aguas que corren por la superficie de esta corriente de lava, que al irse destruyendo va retrocediendo y con esto disminuyendo su altura; en el borde actual se descubre la toba pomosa de la parte superior de la formación de Hochistongo, tostada y convertida en una especie de ladrillo, debido al contacto de la corriente de lava basáltica. Corrientes más modernas y posteriores á la existencia del hombre en la cuenca de México, son las de los volcanes de Santa Catarina y el volcán del Xitli que dió origen al pedregal de San Angel, cuya erupción es quizá la más reciente de las dos que venimos considerando, puesto que no solamente cubre á las rocas modernas del Valle, sino que debajo de ella se han encon- trado osamentas humanas y restos de cerámica tosca, y es sin disputa una erupción que ha debido tener lugar en la época histórica. Estas no son todas las erupciones basálticas del centro del país, sino qne son las más notables en las inmediaciones de la capital; en otras partes del país, tales como el valle de Guadal ajara, se han sucedido numerosas erup- ciones de basalto, como lo demuestran los datos que en su “Ensayo Geográfi- co y Estadístico del Estado de Jalisco” ha publicado el Sr. Profesor Bárcena. Las erupciones enteramente históricas y que podemos considerar como de nuestros días, pues datan del siglo pasado cuando apareció el Jorullo, y l as más recientes y actuales de las erupciones del Ceboruco y el Colima, de- muestran que el vulcanismo que ha tenido una máxima energía en el Tercia- rio, no se ha extinguido completamente en el país y que hace sus manifesta- ciones ya por verdaderas erupciones como las que han tenido lugar en laépo- BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO, 243 ca histórica en el Tuxtla, Popocatepetl y Jorullo, ya por las que se están verificando aliora en el Ceboruco y el Colima, ó bien por fenómenos entera- mente dependientes de él, tales como las numerosísimas fuentes termales repartidas en todo el país, y aun por la existencia de verdaderos geyseres como en el cerro de San Andrés en Michoacán, ó por los restos o pilones de tobas calizas que, como en el valle ele Puebla, han formado los geyseres ca - caríferos al dejar abandonada cerca y en el contorno de su salida la caliza que las aguas termales traían en disolución más ó menos cargada de sílice. Criaderos Minerales .— En los terrenos cuaternarios sólo se conocen yaci- mientos detríticos del tipo Aluviones metalíferos, que en México se designan con el nombre de placeres: los hay auríferos en la Baja California, bonoia, Chihuahua, Durango, Tepic, Oavaca, Guerrero, Jalisco y Michowan. los pla- ceres estañíferos se conocen en los Estados de Durango, Zacatecas Guana- juato, San Luis Potosí y Jalisco; y los ferríferos los liemos visto en el Bols de Mapimí, en la porción que corresponde álos Estados de Duran s o j Coa liuila- es muy probable que se encuentren en otras partes del país, especial- mente cerca de los placeres estañíferos, pero que su poca importancia indus- trial ha hecho que hayan pasado desapercibidos. basaltos Materiales de construcción y productos diversos.— Las labradoritas, basa , etc., del Cuaternario, pueden recibir las diferentes aplicaciones que se dan < las rocas ígneas terciarias del país, y el basalto del Pedregal de San An f e así como el de Santa Catarina, tiene en la Capital de la B,epublica muchísi- mas aplicaciones, entre otras para la construcción de cimientos, cintas, guai- das de banquetas, pavimento de patios, adoquines • revestimiento ;Si:Sp"uya arquitectura monumental se aviene bien el color d-ví«í m -í =? ó menos obscuro del basalto. & I -is tobas volcánicas (tepetate) constituyen el material de construcción mas 1 ’ 1 nfp usado en la ciudad de México; y en Puebla se emplea una es- p e c ie' d c b r ech a volcánica de pequeños elementos que pasa á una verdadera * , . nr>ric , oauieso y fino á la cual se da el nombre xalnene. ^ LasTobas^cálizas^arcillosas suministran un buen material de construcción no r ser generalmente poco pesadas y bastante porosas para co- \ c . , clia l da bastante solidez á las construcciones hechas con gei e moi ’ . cn f- c p 0C0 adecuadas para esta aplicación. En algunos estas rocas, apar eiuouici 1 1 1 otl luo-ares en que es muy abundante esta roca y se encuentra en costias de gran espesor se la corta en sillares y se la emplea en sustición de la cantera; en- tre los limares en que se hace más uso de esta roca, se pueden citar Lampa- zos cuyos edificios están construidos con ellas, Monterrey en donde se la em- plea en sillares, y Puebla en donde bajo la forma de ripio tiene un consumo grandísimo. Como material de construcción por su belleza y demás cualidades, merece una mención especial el tecali, llamado generalmente ónix en el comercio; es 244 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. una roca que por su edad geológica y por su génesis está muy intimamente ligada con las tobas calizas y calizas incrustantes, de las cuales no viene á ser sino una variedad, debida á modificaciones de la estructura, condiciones en su depósito y á la mayor pureza relativa de su composición. Como la toba cali- za esta roca se forma en las inmediaciones de rocas calizas más ó menos pu- ras, ó de pizarras cargadas de mayor ó menor cantidad de carbonato de cal, carbonato que en cualquiera de los dos casos considerados, es disuelto por las aguas corrientes y abandonado más adelante en ligeras costras, que sobre- puestas unas á otras y con una composición más ó menos idéntica, forman los depósitos de esta bellísima roca que como material para la ornamentación difícilmente será sustituida por otra. Casi todos los tecalis mexicanos son de la época Cuaternaria: entre las mu- chas localidades cpie he tenido oportunidad de visitar, sólo he encontrado las canteras de tecali blanco de San Antonio de las Salinas en las inmediciones de Tehuacán que pueden referirse casi con certeza á la porción superior del Plioceno. Estás canteras están formadas por los depósitos que rellenaron un estrecho sinclinal entre las calizas y pizarras del Cretáceo; la acción erosiva de la aguas ha destruido las rocas que le sirven de apoyo en uno de sus la- dos, y hoy se presenta bajo la forma aparente de un gran crestón bastante elevado sobre las corrientes de agua y depresiones actuales del terreno. La toba caliza, que es generalmente arcillosa, produce por la calcinación cales cuya hidraulicidad está en relación con la cantidad de arcilla cpio la toba con- tiene, dependiendo la calidad de estas cales de la presencia de algunas otias substancias que no se encuentran constantemente en las tobas, y á las cuales se debe que las tobas calizas, especialmente las silizosas, se puedan ó no ap i car á la fabricación de cementos. III Si de la naturaleza y aspecto que nos ofrece un terreno, podemos infeiii la naturaleza de las causas que lo originaron y las condiciones en que tuvo u gai su depósito; si de la posición y situación cpie tienen en la actualidac sedimentos de una formación, grupo, división ó piso, podemos venii en c . noci miento de las causas que motivaron ó contribuyeron á dicha posición; la presencia de las rocas Igneas nos permite apreciar las modificaciones^ trastornos que cuando su eyección á través de las masas de rocas sedime^^ rías han producido; y si el carácter de los fósiles en los sedimentos sep^ ó dos nos están indicando la profundidad y las condiciones de tranqu g - agitación de las aguas en que vivieron, cuando son marinos ó laeu- ’ terrestres las condiciones topográficas del suelo en donde se clesarrol * > ^ tanto en uno como en otro caso las condiciones climatéricas d lie 1( T in ^ a su época de vida; conocidas ya por lo que se ha expuesto en el capítu o un 110 L tas nociones generales más indispensables de la Geología Mexicana, co BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 245 nocidos por esto mismo los materiales que lian entrado en la constitución de los diferentes sedimentos y su distribución ó reparto dentro de ellos, vamos ahora, con el auxilio de estos mismos materiales y el de su distribución geo- gráfica actual, á tratar de dar una idea de la configuración y movimientos de nuestro suelo en los diferentes tiempos geológicos, ó sea una breve reseña de sus diferentes condiciones físicas, que como es sabido se reduce á íecitai la historia de las largas luchas entre las dos potencias rivales, el Océano y las fuerzas continentales que se han sucedido, ya continuadas, ya interrumpidas á veces por grandes períodos de tiempo, que corresponden al dominio respec- tivo de cada una de estas potencias. . , . Cuando se formó por primera vez en la superficie de la tierra todavía in- candescente, una corteza sólida, relativamente bastante resistente y estable, y que el vapor de agua contenido entonces en una inmensa proporción en la atmósfera, se condensaba para formar los océanos primitivos, ó más bien di- cho, el océano primordial, el Sur de México y una parte de su costa occiden- tal emergieron á la superficie de esas prístinas aguas constituyendo un gru- po de islas más ó menos vecinas, ó quizá un solo núcleo primitivo que con el del Norte del Continente, sirviera de punto de apoyo inicial á la serie estra- ti gráfica que inaugurándose entonces había de venir á formar en la sucesión de los tiempos geológicos el macizo continental de la America del .Norte. en- tonces se formaron las rocas esquito-cristalinas, losgneiss y micapizarras cu- ya enorme masa, que sin cesar se aumentaba por la base, debía suministrar á los océanos futuros todos los materiales que hubieran menester para sus co- losales depósitos sedimentarios. ’ \ ■ , j c q c i m icnto fundamental de la costra sólida de nuestro pla- neta , 8 ha P sido°sepultada después y ocultada á todas las miradas, cubierta en . ' ’ 1 , i.,,, extensión por enormes mantos entre cuyo deposito han la mayor parto clo «“ . . . ■ n i V, ^vins v prolongadas interrupciones. ° i U V que las denudaciones entonces iniciadas han obrado sobre i ac mi linos ^ ^ QS j os tiempos posteriores de una manera bastante sen- estos t eposros e un if 0 r m emente continuada, demostraremos por esto mis- si e y mus in / lS recientes que estos macizos primitivos, se han debido forrrnT 011° lo°s mares que los circundaban, ya en porciones de nuestro territo- ñor posteriores sedimentos, nos son hoy desconocidos, ya en no que cubistas p I algunas de las cuaIes es ¿ n hoy cubiertas por regiones mas o menuo j pe no-nris de los mares. ^ , c ° ‘ . nc ia de terrenos pertenecientes á los dos primeros periodos del ,, 01 p.Tq^oíco en la República Méxicana, parece racional admitir que su 1 U P° a e u0 t t u rante el Azoico estaba reducido á varios islotes (ó tal vez á q e tierra muy larga y muy estrecha que se extendía en toda la parte occidental del país desde California hasta Tehuantepec y Chiapas), su- frió durante el Siluriano y Devoniano un movimiento ascendente que hacia que la región emergida de las aguas probablemente desde á fines del Iluro- niano fuera constantemente en creciente, y los diversos movimientos de los 246 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. mares que no debían permanecer inactivos, y cuya acción probablemente no encontraba obstáculo alguno que la moderase, se encarnizaban con una fuer- za irresistible y continuada contra las islas de rocas cristalinas en ellos es- parcidas, acumulando así de una manera muy rápida y á expensas de los gneiss y micapizarras, de los granitos, pegmatitas, etc., de las islas ó islotes mexicanos, una parte de los sedimentos indudablemente sepultados bajo las aguas de los dos océanos. Con certidumbre nosotros no podemos deducir que en las vastas superfi- cies de rocas primitivas que hoy se encuentran completamente descubiertas no hayan existido estratos más ó menos poderosos, los cuales hayan sido des- truidos ó acarreados por la acción erosiva de las aguas en el transcurso de los tiempos geológicos subsecuentes. Yernos, pues, que en los períodos Siluriano y Devoniano, México presenta- ba una larga y estrecha superficie continental que quizá con más propiedad debe llamarse una colosal península del Continente Norte Americano con la dirección N.O. á S.E.; mas hubiera sido necesario para la vida, una tenaci- dad extraordinaria á fin de que llegara á establecerse sobre estas rocas esté- riles, continuamente sometidas á los implacables furores de un cielo siempre cargado de tremendas tempestades. Las lluvias torrenciales frecuentes en es- tos períodos acarreaban hacia los mares los productos de la alteración de estas tierras vírgenes á medida de su formación, y con esto no permitían el depó- sito in situ y continental de los restos orgánicos de la vida que se desarrolla- ra en aquellas tierras. La carencia absoluta de datos paleontológicos y estratigráficos relatiros a la primera subdivisión ó }ñso del Sistema Pernio— Carbonífero autoriza la creen- cia de que durante el tiempo correspondiente al depósito de sus sedimentos en otra parte del Globo, se continuaba en nuestro territorio el movimiento ascendente que había tenido lugar en los períodos anteriores, y hace acepta- ble la hipótesis de que fué durante el transcurso de este inmenso período de tiempo, cuando se unieron los islotes que repartidos según una dirección bas- tante bien definida, llegaron á constituir el esqueleto ó armazón fundamental sobre la cual y en sus bordes y obedeciendo siempre á un movimiento en íe- tirada de las aguas oceánicas, se empezó no sólo á bosquejar esta interesantí- sima fracción del Continente Norte Americano, sino que el fin de este gran período de retirada de las aguas, inició también el dominio de la vida que, unas veces continental y otras marina, había de dejar en nuestro suelo hue- llas inequívocas, duraderas é instructivas que sirvieran para manifestarnos marcha progresiva ó de perfeccionamiento que seguía en su desarrollo- La configuración de nuestro país en el Sub-Carbonífero y parte nl0 . bonífero fué casi la misma que la de los períodos anteriores, con Y difícación de pequeñas adiciones en el dominio continental, c J ue „ e ^. ca m- nieron a alterar el relieve; pues que no existe documento que nos me 1( l u bio alguno, si no es el desgaste y destrucción por eroción de las ominen c e l0cas primitivas que hubieran formado pequeños grupos do montanas BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 247 la parte occidental del país que so encontraban sujetas á la incesante acción devastadora de las entonces frecuentes y torrenciales aguas salvajes, que, en su rápido movimiento circulatorio en las escasas tierras emergidas, ejercían su acción destructora con una energía incomparablemente superior á las aguas corrientes de nuestros tiempos. Durante el Hullero toda la parte central y septentrional del país que he- mos visto en la vía de emersión, probablemente desde á principios del Cam- briano, había sido sometida desde entonces á un régimen completamente con- tinental del cual por desgracia no nos ha quedado vestigio alguno. A la vez que esto pasaba en la parte N., en el S. se verificaba un fenómeno contrario v los océanos Atlántico y Pacífico que circundaban por esta parte a nuestro territorio en aquel entonces, hacían una invasión en la masa continental de Norte América constituyendo los depósitos, de mar profundo de que hemos hablado en otro lugar, cuyos depósitos compuestos de caliza compacta, encie- rran los restos del productus semireticulatus. „ or el El Triásico fué un período de hundimiento gradual que, midiéndolo poi e ' . „ ml qpi«van los sedimentos que á favor de dicho hundimiento se fornuiban en las lagunas, pantanos y esteros de la Costa f alcanzar probablemente mas de mil metros, pues en la actualidad pasan de 600 metros los sedimentos triásicos de Sonora. Este hundimiento se a enfica- i Tr, de lentos y cortos levantamientos frecuentemente interrumpidos, ** en T'! venían á modificar la naturaleza de los depósitos, intercalando are- idseas de grano grueso y conglomerados en delgadas ó gruesas capas según la Lanoiición dX' c^Tdo Tcosta del Golfo de California y especialmen- L \ . „ c i e i territorio en Puebla y Oaxaca, están demostrando que, e as c o g0 term inó su depósito, han estado sujetas á un levan tainien- l esputes i ^ cua ] ! continuando en todos los tiempos desde enton- o en onces hasta nuestros días, ha acabado por llevarlas á más de mil ces comprendido h mar fin el Estado de p uebla , y á más de dos mil en metros sooie ti i 11 ^ tvj 6 la evidencia de las invasiones que el mar debió hacer en nues- 0 °, S a i Triásico, cuando tenía lugar el hundimiento que patentizan í*° Pósitos triásicos que hemos estudiado en el país, la falta de sedimentos m-n-inos en estas rocas no nos permite trazar la línea que limitara en aquel pntonces los dominios respectivos de los mares y del continente; pero esta misma falta de rocas formadas en el seno de aguas marinas nos esta mdican- 1 1 el dominio de la tierra firme se extendía notablemente más hacia el 0° de lo que se extiende en la actualidad y que los depósitos de costas que entonces se formaron han sido posteriormente sumergidos más y más. ^Mientras que el Triásico fué un período de grandes pantanos y lagunas re- partidas en las tierras bajas cerca ó en las playas de los mares triásicos, con los cuales algunas de dichas lagunas pudieron tener comunicación, el Jurási- 248 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. co en lo general está caracterizado por mares continentales y de agua pro- funda. Algunas de las rocas j urásicas parecen haberse formado en aguas de poco fondo en un mar interior que estaba sometido á un hundimiento prolongado, en tanto que otros se depositaron en las zonas abisales de los mares jurá- sicos. Después del gran período continental del Triásico, el már, que parecía ha- berse alejado para siempre del suelo mexicano, lo invade de nuevo. Esta invasión fué consiguiente á cambios verificados en el período anterior. Así, el levantamiento de las regiones triásicas del JNT.O. y S. del país, levan- tamiento que empezó á fines del Triásico, puso en seco la región pantanosa y baja en que habían tenido lugar los depósitos triásicos y rechazó hacia el S. y el E. los mares del Jurásico Inferior y Medio. A.1 terminar la segunda di- visión del período Jurásico todo el centro y S. del país por una especie de movimiento de báscula, se hundía, y las aguas de los mares del Jurásico Su- perior invadieron entonces grandes porciones del territorio desde Coahuila á Oaxaca. Durante el período Cretáceo, el suelo de México estuvo sujeto á una in- mersión continuada hasta terminar el Cretáceo Medio, y las aguas que á fines del Jurásico habían empezado una vastísima invasión, se extendían incesan- temente conquistando el dominio de la tierra firme, que gradualmente iba desapareciendo cubierta por las aguas de los dos océanos, que al empezar el Cretáceo Medio se comunicaban uno con otro y habían cubierto ya casi todo el territorio de la República, que quedaba definitivamente convertido en un mar profundo, en el cual se destacaban islotes numerosos formando un archi- piélago. Las rocas cretáceas inferiores, por su estructura y la naturaleza de sus fó- siles, indican que fueron formadas á lo largo de la costa de los mares cretá- ceos en las aguas poco profundas y más ó menos turbias de verdaderas ense- nadas ó de estrechos golfos que alcanzaban los puntos más interiores de la tierra firme. Las calizas del Cretáceo Medio, relativamente bastante puras, indican por el contrario una mar más clara, más tranquila y más profunda; mientras que en donde estas calizas alternan con las areniscas y pizarras, están mostrando los efectos de las diversas invasiones del Continente por aguas de poco fondo, agitadas y en las cuales descargaban crecientes más ó menos impetuosas, y cuyo fondo experimentaba alternativas de levantamientos y hundimientos. ^ Antes de terminar el Cretáceo Medio se inició un levantamiento g enel ^_ cuyo resultado fué la emersión, á principios del Cretáceo Superior, G y S j¡q da la superficie que había sido cubierta por las aguas ciei yjvvw - — . j a Cretáceo Superior fué pues una época de retirada del Atlántico, c 111 1 cual el dominio del Continente fué gradualmente en creciente. Es en es ca cuando ha tenido lugar el plegamiento de las capas de calizas cíe acea que del centro del país á las costas se iban ordenando en pliegues casi paia BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 249 lelos cuya altura, estrechamientos, estrangulamientos y rupturas dependían de la energía de la presión qne los formaba, asi como de sn elasticidad, com- presibilidad y demás propiedades físicas. A consecuencia de la formación de estos pliegues de rocas calizas que ve- nían á bosquejar el relieve actual del país, se verificaba en el seno de las aguas del Cretáceo Superior, una serie de oscilaciones verticales que origina- ban los depósitos sedimentarios de esta última división del Cretáceo, que co- mo se lia dicho son areniscas y pizarras margosas que descansan en pizarras margosas y calcáreas. , Al empezar la Era Cenozoica el mar había abandonado por completo todo el centro, parte del S. y N. y todo el O. del país, pero no abandonó de la mis- ma manera la región N.E., E. y S.E. donde el carácter de los sedimentos nos indica que un profundo cambio había tenido lugar en el régimen de las aguas v qU c el suelo submarino había sido notablemente levantado. _ . La configuración de la República al comenzar el Cenozoico, aunque se aproxi- ma ya bastante á la configuración qne debía adquirir en el Cuaternario pre- sentaba aún diferencias bastante notables. Así, el territorio la forma de una gran península triangular cuyo ver ice .debía i quedar en 1 . • , i mar npima la América Central; el ancho del tern tono ei a nota Die g ° n , qiie 1 nue 1 ¡] q ue tiene en la actualidad. El Pacífico estaba limitado mente menor que ei que , . , -o • n.-mfornia, n0 ñor líneas de costa situadas mas al O. y la península de la Baja California r -T/Larada todavía del continente. El golfo de México muchísimo a, ia SK " con U11 contorno muy diferente y notablemente mas irregu ar, mas abierto y coi q donde se internaba más al O. y muy particularmente hacia el S. y S.O, en üo c f , a unía con el Pacífico por algunos puntos situados al S._ de Guatemala; las penínsulas de Yucatán y Florida se encontraban aún cu 1er- as poi as üg ‘ enmedio de una serie de oscilaciones verticales nume- uian e e un levantamiento general del fondo del Atlántico que oca- XmaíilTa° retiraba de sus aguas y hacia que las conquistas del continente se j. v nlo’o más hacia el Este. ex ene íeic c o g QCeno ^ ¡ as aguas del Atlántico, á causa de un hundimien- conc ui ^ ces gu com ienzo y debía continuarse en casi todo el trans- ió que volvieron nuevamente á invadir, pero ya no en toda su cuisoc e - gmas regiones que en el Eoceno habían ocupado. En este ex ension, c ^ uag c j e l Pacífico empezaron la invasión del continente, mismo pe ’ ( j c i Mioceno vinieron á formar el Golfo de California y con qi ! ® g p produjo la separación del continente de la primera península de nues- , /torio ó sea la península de la Baja California. el *\, ¿ e l Mioceno se iniciaba un nuevo levantamiento en la región atlántica ' que obligando al mar á abandonar una gran parte de sus dommios anteriores había de venir á terminar con la emersión á principios del P 10 ceno de la Península de Yucatán y toda la parte S. del país, que al comen- N°? 4, 5 y 6—32 250 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. zar la Era Cenozoica hemos visto sepultada debajo de las aguas de océanos entonces reunidos. En la costa del Pacífico, especialmente en la parte situada al A. el hundi- miento parece haberse continuado hasta el Plioceno, y gracias á este hundi- miento el Golfo de California pudo llegar en el curso del Plioceno hasta muy cerca del Pacífico, por el rumbo de San Diego, California, y probablemente á favor de ciertas depresiones del suelo de la península llegaron á comunicar- se el Pacífico y el Golfo de California, pues que entonces avanzaban el uno hacia el otro, y en esta época, relativamente reciente, si las cosas pasaban co- mo lo acabamos de indicar, la Baja California quedó convertida en una isla que se hallaba separada por un canal de la Alta California, de la cual es en nuestros días la continuación; pero como quiera que no poseemos datos au- ténticos que autoricen qior completo nuestra suposición, se puede aceptar co- mo muy probable que en el riioceno la Baja California sufrió en su parte N. á la altura de San Diego un fuerte estrechamiento que á guisa de istmo, qui- zá exclusivamente formado por las rocas antiguas de la cadena central de la península, la ligaba con el resto del continente. Antes determinar el Plioceno, las aguas del Pacífico empezaron una reti- rada que dió por resultado el abandono por el Golfo de California de las tie- rras que al había cubierto y el ensanchamiento de la península por nue- vas adiciones hechas en sus dos costas, así como su vuelta á la condición de península, en el supuesto de que hubiese sido isla en la invasión que prece- dió á esta retirada de las aguas, ó bien se estableció más amplia comunica- ción con la tierra continental, dado caso que no hubiese cambiado en el curso del Plioceno su condición peninsular. Del laclo del Atlántico en el transcurso del Plioceno hubo varias alternati- vas de hundimientos y levantamientos; al principio del período tuvo lugar un levantamiento, sucedióle un hundimiento bastante prolongado y finalmente vino un levantamiento que parece haberse continuado en el Cuaternario para algunas partes por lo menos. Fué, pues, el Cenozoico una éra de numerosas y variadas oscilaciones; éra de movilidad extraordinaria de nuestro suelo; éra de luchas incesantes que, después de muchas y diversas alternativas de importancia muy diferente, vi- no á terminar con el triunfo completo de la tierra firme ó sea de las fuerzas continentales. tercera parte. ;r,OC-A-S BBUPTITAS, POR EZEQUIEL ORBOÑEZ. La porción ele tierras emergidas que en las edades paleozoicas determina- - ron el primer indicio del vasto continente americano, consistía, en lo que forma parte del territorio mexicano, de un angosto y alargado espinazo, ver- dadero esqueleto que se prolongaba al IsT. uniéndose con los primeros macizos de las Montañas Rocallosas, como al S. con elevaciones de igual tiempo, las que ensanchadas más tarde y multiplicadas por decirlo así con la aparición de nuevas rocas, había de constituir después el sistema orográfico conocido con el nombre de Cordillera de los Andes. La unidad orográfica de toda esta cadena primaria continental parecía perderse por varias soluciones de conti- nuidad- pero' siempre quedaban grupos de islas; archipiélagos que definían por 1 •' los eslabones de una sola cadena continental. Es en la parte que su posición n e i nom p re q e Sierra Madre Occidental donde de- en México se cieMo 11 " ..... . , . ., bemos encontrar los principales tipos de rocas eruptivas antiguas, asociadas na buena parte á pizarras cristalinas y á algunos sedimentos aunque po- co extensos relativamente, de las primeras edades. La Sierra Madre se extiende á lo largo de las costas del Pacífico con una li sección media de S.E.-N.O. y en la que las vertientes del O. en general de ■ 1 descenso hacia las costas, presentan notable contraste con las vertien- tes del E donde multiplicados estribos ó sierras secundarias paralelas á la r ' al sirven de soporte á la extensa planicie de la Mesa Central. ^Los principales movimientos eruptivos que en épocas posteriores al Cretá- aumentaban su relieve, se verificaban esencialmente en las vertientes del E° donde se nos ofrece, con cierto grado de uniformidad, la serie moderna 1 . q e r0 cas desde tipos de estructura claramente granítica que inau- comí lo QPvie hasta las rocas basálticas de los tiempos cuaternarios. guraron la sene, . 1 , , , La extensa región volcánica que ocupa la parte central del país separa por decirlo así en dos grandes partes las regiones de rocas antiguas; pero la con- tinuidad se manifiesta por un apéndice de rocas cristalinas en el extremo oc- cidental de la región volcánica. 254 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Sin pretender entrar en detalles minuciosos sobre la extensión de cada una de las especies de rocas eruptivas ni en detenidas observaciones petrográfi- cas, nos concretaremos simplemente á dar alguna idea de nuestras provin- cias petrográficas indicando de cada una de ellas las especies dominantes, co- menzando desde luego con las rocas graníticas antecretáceas. Poco conocemos acerca de la distribución délas rocas graníticas antecretá- ceas á lo largo de la península de la Baja California. Sin embargo por los datos que hemos podido recoger de viajeros americanos y nacionales, rocas graníticas antiguas dominan en general en las serranías vecinas á las costas del Pacífico ó sea frente á las costas occidentales de la península; casi siem- pre asociadas estas rocas á grupos extensos de pizarras cristalinas. En efec- to, existen granitos del tipo connín en las regiones auríferas de Real del Cas- tillo y Santa Clara en el extremo 3ST. de la península, en difesentes puntos de la sierra costera entre las puntas de San Eugenio y de Abreojos, cerca del cabo de San Lázaro y de la bahía de Magdalena yen pequeños tramos entre La Paz y el cabo de San Lúeas. Del lado del Golfo de Cortés en las sierras que se extienden entre San Ignacio y S. Borja también se presentan hermo- sos tipos de granitos cortados por numerosos diques de pegmatita contenien- do granates y jergón. Las pegmatitas abundan en la región vecina á los pla- ceres de Calamahi donde se encuentran también granitos turmaliníferos. Las granulitas son también abundantes en estos lugares. Dioritas cuarcíferas micáceas dominan cerca de la Ensenada de Todos San- tos, 1 así como también diabasas las que se presentan igualmente en S. Anto- nio y el Triunfo cerca del extremo S. de la península donde encontramos al- gunas anfíbolitas. En la región de Hermosillo, Sonora, en una porción del Distrito de Moc- tezuma, el granito ocupa grandes extensiones atravesado por diques de peg- matita, y ya en el Distrito de Altar las sienitas y dioritas reemplazan al gra- nito. En la misma Sierra Madre y en su parte comprendida en los Distritos del A. y centro del Estado de Sinaloa en que pizarras cristalinas se hallan corta- das por rocas graníticas, es importante hacer notar el limitado espacio que abarcan los granitos propiamente dichos; pues de nuestras rocas de aquellas localidades su mayoría pertenecen á las granulitas, sienitas, dioritas, etc., y solamente en regiones muy limitadas á la vez que muy diseminadas encon- tramos los granitos conteniendo frecuentemente dos feldespatos. En la región S. del Estado de Puebla en los Distritos de Cliiautla y Mata- moros, se presentan los granitos ya micáceos, ó amfibólicos en macizos a través del gneiss ó de pizarras verdes, formación que se prosigue en y< rias partes de los Estados del S., región extraordinariamente montañosa in- terrumpida en varios puntos por rocas eruptivas modernas, esencia^^^ rhyolitas y andesitas ó bien por rocas estratificadas generalmente 1 Lindgren.-Proc. Cal. Acad. Sci. 2nd. Ser. Vol. II. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 255 En el Estado de Jalisco, en el Cantón de Mascota y en los flancos de la sierra hacia el Pacifico se encuentra el grupo de montañas del Desmoro- nado formadas de granitos asociados á cuarcitas y á otras pizarras metamór- ficas. En el centro y O. del Estado de Oaxaca se observa una extensa formación de granitos y dioritas cubiertas algunas veces por brechas y conglomerados cuarzosos modernos. Los granitos están atravesados y en partes cubiertos por pegmatitas gráficas, así como las dioritas ya micáceas ó amfibólicas por di- ques más ó menos gruesos de granulitas y microgranulitas conteniendo algu- nas veces granate. Estos macizos eruptivos se subordinan á los gneiss, mi- capizarras y cloritas pizarras, así como á bancos de calizas cipolinas, siendo esta región una de las pocas en donde han sido encontradas estas calizas. Con o-randes interrupciones por rocas eruptivas modernas y sedimentos, se pueden seguir los macizos antiguos, con preponderancia de los granitos, al aproximarse á las costas del Pacífico y hasta el Istmo de Tehuantepec. La modificación de estructura de los granitos á las granulitas y pegmati- tas frecuentemente se realiza en rocas de emisión posterior á aquellos; lo mismo que la presencia de elementos minerales que caracterizan nuevos ti- pos; así: de las granulitas se llega algunas veces, aunque raras, hasta los pór- fidos petrosilizosos, con transición por las microgranulitas; así como por otra parte la presencia dominante en el grupo de los granitos de las plagioclasas y de elementos ferromagnésicos establece los pasos á las dioritas ó bien ásie- nitas y diabasas cuya aparición vuelve á tener lugar con cierta extensión en las primeras emisiones de rocas recientes, en macizos muchos de ellos inde- pendientes de la Cordillera occidental, con caracteres de estructura muy po- co diferentes de iguales tipos de rocas antiguas. Las rocas que se han manifestado posteriormente á los tiempos cretáceos constituyen las formaciones eruptivas dominantes de nuestro suelo. En las rocas que inauguran esta prolongada época de emisiones eruptivas son casi siempre ó las más veces rocas graníticas como granulitas, raras ve- • Una «i Blindantes dioritas andesiticas y algunas diabasas. Pero Iiay que ces sienitas, auunucui ^ j b ± notar la íntima relación que liga a estas especies distintas de rocas, pasando de una á otra con frecuencia por gradaciones insensibles. Más aún; la estruc- tura degenera algunas veces á una estructura ofítica y aun á una estructura traciuítica de apariencia semejante á las verdaderas porfiritas ó á tipos ande- síticos Un fenómeno tan frecuente en variadas localidades mexicanas tiene servir de comprobación á la teoría de Mr. Yddings sobre la diferencia- ción de los magmas, teoría que va siendo día con día de mayor aplicación. Las rocas recientes que por su estructura se aproximan á las de la serie antecretácea, constituyen macizos importantes en muchas localidades del país, sobre todo en las regiones central, N. y N.E., asociadas las más veces á las calizas cretáceas en los diferentes pisos que en esta época se consideran. La- estructura granulítica es la que domina en esta serie, que se modifica alguna 256 BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. vez ya hacia el tipo superior para acomodarse á la de los granitos, ó bien des- cender por las microgranulitas á una especie de ortofiros y rhyolitas. En la sierra de los Reyes cerca de Jiménez, Chihuahua, la roca más exten- dida es una granulita porfiroide con feldespato, oligoclasa en grandes crista- les de color rosado. Esta roca está atravesada por delgados filones de micro- granulitas muy cargadas de hornblenda. A esta aparición de granulitas se ha seguido, en la misma sierra, la emisión de una roca cuya estructura en parte microgranulítica y en parte formada de microlitas de ortoclasa, forma el paso de aquellas hacia los verdaderos pórfidos siení ticos, á los que queda referida dicha roca. Las calizas cretáceas estratificadas, plegadas y disloca- das, han sufrido el metamorfismo consiguiente al inmediato contacto con las rocas eruptivas, pasando aquellas á calizas semi-cristalinas. Lo más notable en esta región es la presencia de criaderos minerales que aquí, como en for- maciones análogas, se interponen en el contacto de dichas calizas y las rocas eruptivas, existiendo en la parte superior de los criaderos, silicatos de meta- morfismo tales como el granate y la epidota. En algunas minas abiertas en distintos lugares de estas montañas, los carbonatos y silicatos de cobre son los minerales dominantes. La sierra de Peñoles cerca de Río Florido, Chihuahua, se halla formada igualmente de granulitas recientes, cortadas por delgados filones de pegma- matita con cristales de microclina verde. Las calizas cretáceas del Mineral de Peñoles en el Estado de Durango, importantes por los criaderos de minerales plomosos argentíferos que relle- nan las cavidades y grutas en estas rocas, se hallan en contacto con gianu i , tas. Existen también rhyolitas que son las que forman los coronamientos ó la parte superior de las montañas de esa localidad. Se mencionan del Estado de Sonora algunos lugares donde existen granu- litas y dioritas andesíticas terciarias. 1 En la región de Mazapil en el Estado de Zacatecas, las calizas cietáceas } los estratos superiores del Jurásico, han sido interrumpidos por gruesos ma cizos de dioritas andesíticas y dioritas cuarciferas. En las calizas se encuen^ tran vetas y aun yacimientos irregulares de minerales plomosos argén 1 e1 ^ ’ ó cupríferos que son explotados en diferentes lugares, como en Concepci^ del Oro, Mazapil, etc.; estos minerales á veces vienen acompañados con ^ matita y magnetita. Algunas vetas de Mazapil se alojan precisamente en e^ contacto de las calizas y de las dioritas, haciendo sufrir estas á las P 1 ^® 1 ^ un avanzado metamorfismo que las lleva en las paredes mismas c e ^ j e transformarse en calcita algunas veces teñida en verde por los nain ^,- z p r ín- cobre, siendo naturalmente este carbonato de cal el que forma la ma cipal de los criaderos. . Mineral de Iguales emisiones de dioritas y diabasas aparecen cerca c e Zuloaga, al JST.O. de Mazapil. 1 Véase la descripción del Terciario Mexicano en la parte de este libro escrita pordSr. Agallara. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 257 También las calizas del Cretáceo, asociadas á dioritas andesíticas, dan en su contacto masas importantes de minerales de fierro. Citaremos el Cerro Mercado en Monclova, Coaliuila, la sierra de Baoz cerca de Rio Florido en Chiliualma , . , , ,, Las o-vanulitas asociadas á las calizas, traen también minerales de fierro en Coraanja, Jalisco, y que varían desde un aspecto casi porfiroide con pinta do fierro diseminada hasta microgranulitas de glano fino. Las sionitas y dioritas andesíticas recientes se presentan con mayor abun- dando que las granulitas, lo mismo en la región N. que en el centro; y es muy m-oboble que su aparición sea contemporánea de aquellas, pues los caracteres do yacimiento y los depósitos á través de los cuales aparecen, no presentan ^'EUIidalmficerca de los criaderos en explotación en la Encarnación, cerca de 7im . ofrecen buenos tipos do dioritas andesíticas algunas veces cuarcife- rls 1 aparecen en distintos lugares de las montañas de aquella región y que generalmente entre estas y las catas metamorfizadas se encuentran los o-ruesos filones de hematites y óxido salmo. Igual formación rodea al filón principal de San José del Oro, en cuya parte superior el granate íernfero aparece »onm ofrstoo'en Morelos entre calizas y rocas dioríticas, armadelga- do^lón de minerales de fierro con caracteres análogos á los que dejamos men- XTS'S&wS- 1- — can/icis no aipi-va del Nayarit en Tepic. ^GranuUtas ’ Tdioritas andesíticas que son seguramente las que inauguran G c 'J n ipvoioria lo mismo que las anteriores, se encuentran con fre- ía serie eiup n < 1 g ( | c ] p a í s trayendo minerales de oro, citando en- cuenda en vanas ‘ . Zomelahuacan en el Estado de Yeracruz, en tro otros ejemplos el ^ Lmei- dd 0ro en Tepic en la reg ión de el Cantón ce ^ p arnaso e n el Cantón de Mascota. En el Estado « a ; dioritas andesíticas y diabasas del Pico de Teira se bailan ontacto con pizarras probablemente jurásicas y calizas cretáceas; las pn- fqqeías llevan delgados hilos cuarcíferos con oro nativo. Manifestándose las rocas postcretáceas a la influencia de acciones geodma- • ‘ poderosas han alcanzado la elevación prodigiosa que vemos en la crcs- ) n principal de la Sierra Madre. Como si la dirección general hubiese sido ta 1 ]ínea de menor resistencia para ceder á la acción eruptiva, todos los ma- U izos y cordilleras que concurren á formar la principal, siguen poco más ó menos direcciones análogas, disponiéndose muchas veces en series escalona- das en las. que la altura de sus cimas disminuye tanto hacia el O. para las cos- tas del Pacífico como hacia el E. hasta tocar la Mesa Central. Ya en la parte principal de aquella cordillera ó en algunas serranías de N°? 4, 5 y 6—33 258 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. orden secundario, un tipo de rocas parece definir la continuación de las erup- ciones graníticas modernas y á la que se suceden, con marcado orden en sus modificaciones de estructura y composición mineralógica, esjmcies cuyos ca- racteres, comunes las más veces en distintas localidades para aquellas de la misma edad, nos sirven al presente como datos preciosos para formar más tarde, con detalles, la historia completa de los movimientos eruptivos recien- tes de este suelo. Pero estas emisiones de variadas especies de rocas que se presentan de una manera sucesiva en esta región, no son hechos que se han concentrado exclu- sivamente en el territorio nacional, sino que con algunas modificaciones se continúan al S. sobre la Cordillera de los Andes, como al A T . en el territorio de los Estados Unidos. La roca que vino posteriormente á las rocas graníticas modernas había si- do designada entre nosotros y en los lugares donde había sido conocida, ba- jo el nombre general de roca verde ó de pórfido verde, atendiendo á su color característico y á la apariencia porfiroide que macroscópicamente se observa. La atención que había despertado desde hace largos años la roca susodicha, provenía de que alojaba en su seno criaderos metalíferos de más ó menos im- portancia, cuya distribución resalta cuando observamos la Carta Minera de México, con una gran parte de sus Distritos Mineros escalonados á lo largo de la Sierra Madre, pues que una gran mayoría de tales yacimientos se pre- sentan en estas rocas verdes. Cada Distrito Minero en su serranía local, pre- senta en el conjunto de sus rocas la misma serie de erupciones, como si el fe- nómeno se hubiese repetido muchas veces con cierta contemporaneidad para rocas de semejantes caracteres y acompañadas de análogos accidentes. Esta serie de emisiones se caracteriza por tres tipos que por orden de apa- rición son: las andesitas y dacitas verdes de que hacemos mención, lasrhyo- litas y las labradoritas y basaltos. Sin entrar en minuciosos detalles sobre la naturaleza y caracteres de las rocas verdes, las unas nos ofrecen rasgos que las hacen describir al lado de las porfiritas andesíticas generalmente de hornblenda y á los ortofiros, así como otras se asemejan más á las andesitas anfibólicas y do piroxena, peí o en todas encontramos semejanza con las que fueron descritas hace tiempo poi Richthofen bajo el nombre general do propyl i tas muy conocidas en Ilungua y Transilvania, en Nevada en los Estados Unidos, y algunas que se conocen de localidades de la América del Sur. ] Variados aspectos de la estructura traquitoide y traquitoporfiroide tan estas rocas en distintas localidades y aun en lugares vecinos y h uc ducen por la diferente cantidad y desarrollo de los elementos de piiniei^ ^ solidación, la predominancia del magma microlítico sobre el anioi 0 y 1. El término propylita ha casi completamente desaparecido del lenguaje peüogiáfico, P u demostrado que las rocas que recibían este nombre son andesitas que han sufrido alteiaciones plexas. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 259 o- U nas la presencia más ó menos abundante de pasta microfeldsítica (dacitas). Para dar una idea de los variados aspectos que nos ofrecen estas rocas, bastará mencionar algunas tomadas de localidades interesantes. ‘ Comenzando desde luego por tipos daeíticos, observamos la roca que en va- rios puntos aparece en el Distrito Minero del Parral en el Estado de Chiliua- üo Es de color gris verdoso y verde obscuro con cristales feldespatos de color claro d “seminados, liornblenda que á la simple vista es de color negro coloi cl.uo tusen > obscuro. Al microscopio su magma es de ZtZ L P nlrcdeldsitico y en parte microlítico con partículas de born- caiactei en pa -i; apl11 ímdas nue son las que comunican a la roca blenda verde de se hallan en parte descompuestos su coloración. Los • f CO mún de sus secciones; esta alteración, ya y no siempre consen . E transformación á calcita, clorita y algunas central ó perifonea, consiste veces á epidota. _ el cuarz0 libre que algunas veces contiene, Esta roca taldria ’ ‘\ J “ ? els o dac itas de facies propylítica de Eosenbush, y alguna semejanza ‘ derf a en parte ya á las dacitas como á las en nuestra ciasincaciu igualmente tienen analogía con algunas porfiritas de Ponqué y V Zirkel, de Virginia Pan ge (Geological Ex- de las propüitas des .ci '' l87 g^ En la misma región estas rocas ad- ploration of tlie Fortieti pa 1 veces, debido á la abundancia de crista- quieren un coloi mas» ^ o dan una apariencia mas claramente les feldespáticos diseminados, los que l porfiroide. , , • n i e vista Y en cantidad muy variable, gra- Es fácil observar, aun a la nos de pirita diseminac °® ^ j )aran g 0 , andesitas alteradas de color verde, En el Mineral de Luana ^ ^ ge hallan sobrepuestas tobas andesiti- forman la primera e “j S1 g^ yolí ti C afl igualmente verdes en bancos de espesor cas y algunas veces to & y siem p re venillas de epidota visibles en las lá- considerable y q ue con 1 _ te de ] as vetas minerales en aquella localidad minas delgadas. La mayo arman en estas rocas. h dan ] as rocas verdes en muchos de sus Dis- En el Estado por el contacto tritos Mineros, mas T TrAlv i nc . mu rg , , de las vetas minerales, , maso menos aibivicm-.c L . ’> 11 tíferas. Dichas rocas verdes microliticas pasan en algu- ya auríferas, ya argén 0 fítica y aun á rocas liolocristalinas de estructura nos lugares. á una es i ^ An mm'if.ns v diabasas. Poseemos en nues- — , pstructura uuww j nos lugares, a una w do tipos de dioritas y diabasas. Poseemos en mies- claramente granítica andcs í ticas procedentes de San José de Gracia, tras colecciones rocas^ ^ donde se presentan también las dioritas; y del del Mineral de i ^ nl ^ - Estado de Durango, además de Guanaceví, tene- Minoral del RoS£l * d ° g de Copalquín y de los Minerales vecinos. De San Au- naos andesitas veic ^ pi s trito de Papasquiaro, tenemos diabasas alteradas drés de la Sierra en ó e ufótida en las que arman las vetas de la y una especie de gam u ^Enei territorio de Tepic se descubren las andesitas verdes en una grande 260 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. extensión siempre con caracteres análogos como en Acaponeta, en el Mine- ral del Zopilote, en Santa María del Oro y en la extensa región minera de Hostoti]3aqiiil lo. En Jalisco, en el Mineral de los Reves, en el Guale; dacitas verdes en el Mineral de San Sebastián y en el Real Alto. I lay que notar que Jas andesitas verdes no solamente contienen hornblenda, sino que muchas ve- ces la abundancia de piroxena hace que las consideremos más bien como an- desitas de piroxena. En Fresnillo, como en Sombrerete, Zacatecas, rocas de aspecto semejante se presentan cubiertas por una poderosa formación de tobas rhyolíticas ver- des, 1 las mismas que con idénticos caracteres se extienden en el Distrito Mi- neral de Zacatecas, y que eran designadas antiguamente bajo el nombre de vacias. La pequeñez de los elementos minerales y la profunda alteración que pre- sentan las rocas que se extienden en todo el Distrito Minero de la Luz, Gua- najuato, impiden en la mayor parte de los casos, una determinación exacta microscópica, ya de los elementos minerales que las forman, como de su es- tructura de asociación; apenas es posible distinguir en algunas preparaciones que poseemos, ciertos detalles que las aproximan á las porfiritas andesíticas “ y á las andesitas de hornblenda. Es interesante notar que existen grandes semejanzas entre la roca de La Luz, con aquellas que se observan junto con las tobas rhyolíticas en los Mi- nerales del Estado de Zacatecas antes mencionados. El grano tino de esta roca la hace confundir á veces con las tobas rhyolíti- cas. A más de los minerales obtenidos por descomposición del elemento fe- rromagnésico, se produce algunas veces una silicificación en el magma á la vez que los feldespatos pierden en parte sus contornos con apariencias muy irregulares. A muy diferentes interpretaciones ha dado lugar la formación geológica general de La Luz y Guanajuato en lo que se refiere esencialmente á la edad de sus formaciones; diferencias provenidas por la ausencia do restos fósiles en los sedimentos de Guanajuato, como por la complexidad que originan las regiones eruptivas de su proximidad, las cuales, á no dudarlo, provienen de ejiocas anteriores al Cretáceo, como los granitos hornbléndicos de Santa ± m y las rocas graníticas de la serranía del Gigante. El conglomerado rojo de Guanajuato, envuelve como productos de scaí ieo, fragmentos de granitos, syenitas, etc., de aquellas formaciones, la cies de rocas son anteriores á aquellas que dominan en La uz > 1. Las rocas de los Distritos Mineros clasificadas como tobas rhyolític > . • rme nte impregnadas cas que aparecieron durante las erupciones de andesitas y que han sld ° 1 c es ice, y otras vinieron con las erupciones de rhyolitas. es sa jq c ¡ 0 , se aplica ge- j en ™ s restringido en lo posible el uso del términ o porfinta, qn nosotros lo apli- neralmente a rocas de aspecto andesítico, pero de edad anteterciana. Sin eraba g , alte J ión os a rocas ternarias de aspecto un poco diverso del de las andesitas comune y peculiar. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 261 sideramos como terciarias recientes, separándolas de las de la región del Gi- gante y de otros puntos que indudablemente corresponden á la serie antigua. Andcsitas de piroxena alteradas y dacitas de colores verde, pardo, violado y otís, constituyen las rocas eruptivas dominantes en los Minerales de Pachu- ca^Heal del Monte y el Chico en el Estado de Hidalgo; con caracteres que las separan délas anteriormente citadas, solamente por su estructura, que puede considerar se como invariablemente traquitoporfiroide por los grandes cristales de labrador y restos alterados de cristales de piroxena diseminados. Tobas an- desíticas como las que observamos en Guanaceví ó tobas rhyolíticas como las de Zacatecas, son muy escasas y apenas pueden verse en uno que otro punto V en muy pequeñas extensiones. La red metalífera de Pacliuca atraviesa es- te vasta formación de rocas andesíticas, cuyos tipos bien caractermdos ; y las rocas de emisión posterior, se pueden seguir fácilmente en la región vecina a la ciudad de Pacliuca, de la que hemos hecho un estudio especial que proxi- iyi fivn pní.p Rfl.lcll’9» th lU-Z* . Sin haber mencionado en estricta continuidad los otros muchos puntos en cine sobre la Sierra Madre se ven aparecer las rocas andesíticas verdes, como Durango, Tepic y Jalisco, hemos mencionado Zaca- tecas Guanaiuato y Pacliuca, que bajo el punto de vista orogáfico, no co rresponden directamente al sistema orogáfico del O.; pero consideradas pe- tríficamente estas regiones montañosas, y en lo que se refiere a la suce- . ‘ . i „ us erupciones tercianas, pueden definirse como un ramal sion — ^es^ sie I ra Madre penetra hac ia el interior del país c espienc i ^ -at q ¿ S.E., que aunque interrumpido en grandes trechos, con una c neccioi partes, semejantes, con ciertas restricciones locales, pueden consideiaise sud i ’ i . „ nvií, fieros metalíferos. hasta en su _ las localidades antes mencionadas, parecen suceder inmedia- En a gun- c , taS) i y traquiandesitas; ya como un simple cam- bamente a c b ‘ ] as andesitas, ya como de erupción posterior, bm ó modificac o ^ Jucllipüa de i Estado de Zacatecas en el Mineral del Mez- ^ A® 11 0 ,ipnii tramos traquitas violadas en las que arman vetas de cuar- quital del Uro, euwu Z ° pUrías 1 localidades donde abundan las andesitas de hornblenda, se presen- tnn'ron frecuencia en la parte superior délas montañas grandes masas de brechas andesíticas, originadas sin duda durante las erupciones de las rocas interiores iunto á las cuales se presentan las brechas. El mejor ejemplo míe podemos citar es el de la parte alta de la sierra de Pacliuca, entre este i p , i c | de ] chico, en cuyas brechas la profunda erosión ha dado lugar al curioso aspecto de las bien conocidas “Ventanas del Chico,” Peña del Zuñía- te y Las Monjas. 1 Hay que notar la escasez relativa de las traquitas en México, sobre todo durante el primer pe- riodo de erupciones terciarias. Parecen haber sido más frecuentes antes del segundo período de erupciones de andesitas y en los actuales volcanes. 262 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. Después de las andesitas han aparecido las rhyolitas con las variaciones á c|ue su tipo da lugar. Sin embargo; son rocas que por su naturaleza se pue- den clasificar fácilmente aun macroscópicamente. Muchas son las localidades en que abundan las rhyolitas para poderse enu- merar en este lugar y que deberán ser descritas en trabajos de carácter re- gional; sólo indicaremos las localidades esenciales y las principales varieda- des que de este tipo se presentan. Ya hicimos notar que muchas rhyolitas microgranulíticas se asocian á ro- cas recientes de estructura granítica, como sucede algunas veces en regiones en donde abundan las granulitas y aun en muy raros casos á las syenitas ó á las dioritas cuarcíferas que les son anteriores. Estos casos que tienen lugar en algunas serranías del interior de la Mesa Central ó en el sistema orográ- fico del E., se presentan con menos frecuencia en la Sierra Madre Occidental, donde las rhyolitas se asocian á las rocas verdes y que en su extensión su- perficial llegan á ocultarlas en muchos puntos. Ya en nuestros itinerarios dejamos mencionada la enorme extensión que las rhyolitas abarcan en la Sierra Madre en su parte central. Estas rocas pre- sentan una estructura desde casi microgranulítica 1 hasta enteramente vitreas con aspecto de obsidianas y retinitas. Las rhyolitas son también notablemente abundantes en muchos lugares de la Mesa Central, de las cuales algunas se pueden considerar de edad poste- rior á las de la Sierra Madre. En general, puede decirse que las formas de las montañas de rhyolitas son siempre características, lo que permite en muchos casos prever su naturale- za, sobre todo cuando esta roca se presenta única en una porción extensa de una serranía. Enas veces con avanzados y abruptos picos de los que nos ofrece un buen ejemplo el Picacho de Bernal en el Estado de Qucrétaro; as- pectos muriformes ofrecen los grandes acantilados como en la extensa serra- nía de Yal decañas y en la no menos interesante Sierra Fría en el Estado de Zacatecas. En la segunda de estas serranías en gran parte formada de rhyo- litas, las variaciones de estructura y compacidad dan lugar á la forma de me- setas y coronamientos en donde la fácil erosión da origen á desgarradui as caprichosas. En esta sierra, como en otras muchas localidades formadas de a misma roca, las rhyolitas esferolíticas de pasta £>oco coherente ó tobosa, al ternan en bancos más ó menos horizontales y paralelos, con rhyolitas petro- silizosas muy cargadas de cuarzo, compactas y resistentes á los agentes ce erosión. El resultado es la disposición en graclines ó escalones á distintas^ turas en los flancos de las montañas. Las superficies de separación © n ^ ° aS _ ya por contracción ó por acciones atmosféricas, dan lugar generalnren pectos columnares y á otras formas imitativas como algunos he llamados délos Frailes, nombre con que designan en varios lu8 alC ' á algunas rocas con estructura columnar. 1 Nevaditas. BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MEXICO. 263 Pueden mencionarse como rhyolitas notablemente esferolíticas las de Cln- chíndaro en el Estado de Guanajuato y las de San Ildefonso, Tula, Hidalgo; retinitis esferolíticas y perlificas,™ Apaseo el Alto, (lo agradable aspecto ñor el contraste de coloración que ofrece la pasta amorta, negra o gus } ■ glóbulos osfcrolíticos generalmente rojos. Pero las abundantes que co- nocemos son las rhyolitas petrosü, sosas de (Uveros mat, oes violadas etc como las de la Sierra del Jaral, y do otros puntos de la. co :,S:' d; San iuis Potosí, ... ce Peñoles, et., etc de 1» i „ p,.nniiontemeute son acompañadas de retmitas } que lie 0 an c que algunas ñ ene. tc 1 ¿ Mixquialmala del Estado predominar como en ei cci j de Hidalgo. y . ]a q as q U0 se disponen en corrientes en la formación ter- . J . as r l \° 1 l . & rca de Yahualica, Jalisco, son notables por las curiosas ciaría do Acorneo, c ¡ microfeldsítiea presenta al microscopio, muy formas (axiolitas) q ZW;el de una roea de Black Rock Mountains, semejantes a las q uo X evada. tiva muy notable que recorre en gran parte la región Ilny una zoma c ¿ menos comprendida éntrelos paralelos 19 y 21 . central del p alS q c ^ n de rocas eruptivas modernas ha comenzado en lo En esta zona, a /, mlfi se lian sucedido, una seg general con de an desitas en extiaor a, I a a E a . á j as q Ue se han sucedido, una segunda emisión de ^ aS 1 ^ ^linaria variedad, un reducido número de traquitas, sos valles y cuencas autoriza á definir en su conjunto esta porción ClQ ® _ ' • i „ 1 r. T? co- res aislados y cU -> u “““ os de la República mo la región de o j » va p e s que podemos mencionar en esta zona, i Entre los pri nC1 P a ^ d e Guadal ajara, los de Toluca y Puebla y la grs e il’lCg . íonÁmpiins el a una nnrlAvnaa n pelón di 1 tenemos an cuen- el extenso é irregu a ^ j os fenómenos de una poderosa acción diluvial se ca de México, en 0 a tendiendO á los potentes lechos de aluvión; y esta manifiestan ti pies erupciones volcánicas que en estos valles lian te- acción unida á 1 j ian cubierto con sus abundantes productos á la par que nido lugar, que ^ oS .^ os de abundantes aguas de carácter termal, fenómenos los depósitos quiui aquellas, lian podido sepultar y destruir la rica fau- siempre en relacio ^ res tos encontramos con frecuencia, na de gran talla cU y J . npínsfl de los valles do Puebla v To 264 BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. Las rocas de la invasión andesítica de esta segunda época se presentan siempre con caracteres distintos do los de la primera y que se aprecian casi inmediatamente. Lapiroxenamonoclínica, esencialmente la hiperstena, exis- te frecuentemente entre los elementos fcrromagnésicos de estas rocas; ya co- mo constituyente principal ó bien accesorio; el carácter microlítico en las pri- meras tan marcado, disminuye poco á poco en las erupciones más recientes aumentando la proporción de magma amorfo, siempre desvitrificado, acusan- do una más ó menos violenta consolidación y tal vez la baja temperatura á la cual han llegado al exterior. Con este grupo de rocas comienzan á reco- nocerse en el país los vestigios do verdaderas erupciones volcánicas por las huellas que en algunos lugares se conservan, es decir, por aparatos crateri- formes más ó menos destruidos. Una distribución por regiones, de las andesitas, subdividiéndolas por las variantes de su estructura ó por el elemento ferromagnésico dominante es imposible, toda vez que su especificación no puede realizarse á causa del constante cambio en la naturaleza de los minerales componentes y mayor o menor cristalinidad. Las andesitas de hornblencla de magma microlítico y felclsítico, contenien- do algunas veces cuarzo (dacitas), parecen manifestarse inmediatamente des- pués quelasrhyolitas, en este segundo período andesítico. Las dacitas son ante- riores á las andesitas piroxénicas también de esta segunda época como se puede juzgarpor la sobreposición que varias veces hemos observado y por los gruesos depósitos sedimentarios que han cubierto álas dacitas y los aluviones con gui- jarros de esta especie, que á grandes profundidades se presentan en el inte- rior de nuestros grandes valles. Las andesitas de liornblenda como regla ge- neral que las distinga de las andesitas de hornblencla de la primera época, es la existencia exclusiva de la liornblenda parda de fuerte dicroismo, altérnela las más veces en la periferia de los cristales de estas rocas, en productos fe rruginosos provenidos casi siempre únicamente por agentes atmosféricos. Los colores que dominan generalmente son el gris violado y rojo, liacienc o notar que este último color proviene de la alteración de las violadas, P 01 _ a descomposición de los cristales ele anfibola, en óxidos de fierro que so c ise mina en el magma. La mayoría son de aspecto traquito-porfiroicle, raías i c ces son holocristalinas microlíticas, en tanto que otras sólo algunos crista es de primera consolidación de labrador adquieren un desarrollo notable. _ De cierta contemporaneidad ó algo anteriores á estas andesitas con c 0 citar la mayor parte de nuestras traquitas hornbléndicas ó micáceas^ número es por cierto limitado, y más si se compara con el número c o así habían sido consideradas entre nosotros antes de la apli caClül croscopio. t amor- La mezcla de una pasta microlítica á veces con exclusión de mam fo, cristales de sanidino, plagioclasa, hornblencla y piroxena, 0 ° ra ñas veces formando pequeñas eminencias y rodeadas por anclesi as c^ ^ ^ especie más moderna, se presentan en algunos lugares de México, com BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 265 caso para la roca que se designa en la ciudad de México Tbaj o el nombre de “Chi- luca” y que viene de algunos cerrros del grupo de la Sierra de las Cruces y Monte Alto en la cuenca de México; cerca de la base de esta sierra se encuen- ta también la Cliiluca cubierta por los poderosos bancos de brechas pomosas, que son productos que aparecieron durante las erupciones délas andesitas de hornblenda é liiperstena tan extendidas en aquella porción. La ckiluca que liemos designado como traqui-andesita presenta grande analogía por los elementos minerales que como se ve la forman, con algunas rocas de el Cantal, Francia. Esta especie la liemos considerado como de las más antiguas rocas eruptivas de la cuenca mexicana. La presencia de la liiperstena en abundancia en las andesitas marca el fin de las erupciones andesíticas pues que se ven alternando conlos basaltos en las erup- ciones que se manifiestan hasta nuestros días; pero el tipo transitorio lo realizan aquellas que contienen á la vez hornblenda é lliiperstena en propor- ciones casi iguales, conteniendo algunas veces augita monoclínica una y otra en parte de consolidación primera como la hornblenda. El magma es amorfo y microlítico con tendencias á predominar la parte amorfa que se silicifica algunas voces para pasar á tipos dacíticos. Andesitas de hornblenda é hiperstena han sido encontradas en muchos lu- gares y aunque pudieran designarse algunas de estas rocas por un solo ele- mento el más característico, nos ha parecido conveniente nombrar en la cla- sificación los dos minerales ferromagnésicos, para separarlas de las exclusi- vas de anfibola ó de piroxena que presentan caracteres distintivos. En la sierra que limita á la cuenca de México por el O. se encuentran en abundancia las andesitas de hornblenda é hiperstena que vemos extenderse casi hasta el límite N. del Estado de México; en el valle de loluca se P 1 ® sen tan igualmente, así como en algunas partes de la Sierra Madie en n ua liua, y en Moctezuma, Sonora. El tipo vitreo de estas rocas y de algunas dacitas frecuentemente se pre- senta (magma vitreo con esferolitas y estructura perhtica) Las obsidia- nas andesíticas ya con anfibola ó con mica se encuentran en diques o intru- siones en las andesitas de la cuenca de México. Andesitas exclusivamen- te de augita, de esta última época muy pocos son los ejemplares que conocemos 13 ci i* ci poderlos ínencioiicii cic^m. ' Pasamos á las andesitas exclusivamente de hiperstena ó á aquellas en que , L t . i ,i nm : n9 Podremos distinguir dos variedades: las andesitas de mao-ma en gran parte microlítico y las de magma amorfo dominante u obsi- dianas" andesíticas. En muchas localidades se encuentran asociados los dos as- c , c ’ , estructura, cuyas diferencias provienen de la variación de condiciones en el momento de su erupción, como se prueba fácilmente por el paso de uno á otro que se hace algunas veces por grados insensibles. El magma micro- lítico lleo-a á estar algunas veces desprovisto casi de materia amorfa como se ve claramente en algunas andesitas de esta especie en Guadalupe en el Dis- trito Federal. N“ 4, 5 y 6—34 266 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. En las obsidianas andesíticas la augita entra frecuentemente á la vez que en el primero, en el segundo período de consolidación y entonces bajo una forma casi cristalítica, es decir, como simple desvitrificación del magma amorfo ó bien en muy pequeñas microlitas. Las erupciones andesíticas de nuestros actuales volcanes han producido estas rocas vitreas cargadas de pi- roxenas, como las lavas actuales del volcán de Colima y las más anteriores erupciones del Popocatepetl. Lo mismo que el tipo vitreo de las andesitas domina en las erupciones más recientes, el tipo vitreo de traquitas se presenta. Un ejemplo claro nos ofre- cen las lavas de 1870 arrojadas por el volcán Ceboruco y que son designadas como traquitas obsidiánicas de piroxena. Traquitas vitreas se encuentran también en los volcanes del Popocatepetl y Colima. La presencia del olivino como un elemento accidental en estas rocas les da á la simple vista el aspecto de basaltos, con los cuales se han confundido al- gunas veces debido á la semejanza de color y superficie ampollosa, como es común en basaltos de corrientes; y no cabe duda que por insensible modifica- ción se pasa de las unas á las otras; pues la disminución de la oligoclasa en el magma microlítico con absoluta predominancia del labrador, se llega á los tipos básicos representados por labradoritas y basaltos, como se observa en algunos lugares de la cuenca mexicana. Desde las andesitas hornbléndicas que parecen haber sucedido á las rhyo- litas, las erupciones, no solamente concretábanse á la emisión de rocas com- pactas sino á una enorme cantidad de productos desagregados que sedimen- tados luego por vapores acuosos de la mismas erupciones y arrastrados des- pués por las proyecciones atmosféricas, han originado esos poderosos depó- sitos de tobas andesíticas y pomosas, brechas, etc., que son tan abundantes en los asientos de las grandes cuencas centrales del país, cuyas capas mas su- perficiales, dada su ligereza y la fineza de los elementos detríticos, han sic o confundidas á veces con productos eólicos. Terminamos el extenso conjunto de rocas eruptivas con las labradoritas, es decir, basaltos desprovistos de olivino ó que lo presentan de una manei a ac cidental; y basaltos propiamente dichos que se encuentran ya bajo la foinia de corrientes en regiones exclusivamente volcánicas ó bien en mas raí os ca sos apoyados y dislocando las calizas superiores del Cretáceo. Las labradori- tas á más del caso en que se ofrecen por modificación de las andesitas ele i perstena, las vemos asociadas también con las andesitas, pero de la piimci^ época marcando un primer período de erupción, anterior á las anee, hiperstena. _ . , QUe definen el Las rocas de estas primeras erupciones se distinguen cíe ‘ q s p-, Unidad, su fin de la serie complexa de movimientos eruptivos, en su cus ’ estructura en masa, en ser á veces notablemente porfiroides y pie. corrientes de una grande longitud. Al grupo de estas labradoritas corresponden aquellas íocas que q e en la parte superior del cerro de San Cristóbal de Pachuca, bajo a 01 BOSQUEJO GEOLOGICO DE MÉXICO. 2G7 A un casquete, ó en otros lugares en pequeños diques que atraviesan las an de- sitas verdes y dacitas que constituyen la formación dominante de ese Mine- ral. Se nos presentan de variados aspectos y coloraciones; pero en el exa- men microscópico conservan siempre el mismo carácter En aquellas de color rojizo, fueron encontradas por Yon Rath la trydimita y la cristo- balita, uno y otro mineral en pequeños cristales agrupados en nidos ó en pequeñas geodas. Cualesquiera que hayan sido las causas que originaron esta segregación, que indudablemente se verificó en épocas contemporáneas de la consolidación de la roca, esta ofrece al microscopio entre la pasta de rni- cr olitas de labrador, una pequeña cantidad de silice bajo la forma micio- feldsítica á expensas de la cual tuvo lugar la formación de cristobalita y tri- dymita. , . De las vertientes orientales de la Sierra Madre podrían citarse ejemplos en que las labradoritas se presentan en contacto con las andesitas de la pri- mera época y rliyolitas; bástenos citar la labradorita negra que se presenta cerca de las rocas verdes, en la formación metalífera del Parral, Estado de Chihuahua En el Territorio de Tepic en contacto con rocas verdes en varios puntos del kayarit, en el E. de Jalisco, en el Estado de Michoacán con igual aspecto cerca del volcán del Jorullo y en la sierra madre oriental existe en varios puntos de la región de las Huastecas. Los caracteres de estas Labrado- ritas convienen notablemente con su edad geológica dada la ausencia ó rare- za del divino, á diferencia de las modernas en que se nos presenta este mi- neral con más frecuencia. Estas rocas básicas afectan con frecuencia una estructura conminar, citan- do desde lue o- o los basaltos columnares de los Reyes, bañando á las andesitas metalíferas de aquella región del Cantón de Mascota en Jalisco. ^ Al pie de la sierra de Alica, Tepic, cerca de Rio Grande, entre este no y San Luis de Lozada, existen también basaltos con estructura en masa columnar. Todo el mundo conoce las hermosas columnas hasta de 40 metí os de altu- ra eme se extienden en un gran tramo á lo largo de la barranca de Regla en el Estado de Hidalgo y que asientan sobre la formación terciaria de to- bas eme á su vez descansan sobre las areniscas calizas superiores del Cretá- ceo! Las labradoritas de Regla son de color gris compactas y con algu- nos pequeños granos diseminados de olivino. En el centro de estas columnas frecuentemente se presentan geodas tapizadas de zeolitas, generalmente la cha- vacia en cristales blancos bien formados y lathomsomta y la aragonita. La * formación terciaria de Acacico cerca de Yahualica en el Estado de Jalisco igualmente de margas y arcillas con bancos intercalados de semiópa- lo es cortada en el pequeño cerro llamado de la Mina por un pequeño reven- tón formado de un curioso grupo de columnas inclinadas, de sección general- mente pentagonal, de labradoritas de color negro. Su magma _ lo componen pequeñas microlitas de labrador y piroxena y no presentan cristales de nin- guna especie bien desarrollados como si no hubieran experimentado estas ro- cas más que una y simple consolidación. 268 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. La otra serie de labradoritas y basaltos se prolonga basta las últimas emi- siones de i’ocas volcánicas, confundiéndose en muchos casos con los basaltos de la multitud de corrientes de los volcanes de la región central de México, á más de las que se asocian álas andesitas de hiperstenas. Ejemplos de uno y otro caso existen en las montañas que circundan la cuenca mexicana y en su interior; así vemos en el pequeño cerro del Peñón de los Baños, formado de obsidianas andesíticas de kiperstena, un reventón de labradoritas de piro- gena en lajas delgadas que afectan curiosas ondulaciones. En algunas corrien- tes de lavas de los volcanes próximos al Ajusco, al S. de dicha cuenca, las la- bradoritas son originadas simplemente por una notable disminución del oli- vino de los basaltos dominantes en aquella región. Acentuado difinitivamente el relieve general de la región central del país con la aparición de las andesitas de hipersterna vitreas por innumerables chi- menas volcánicas esparcidas con grande profusión, ó bien con los macizos en los que la acción devastadora de los agentes de erosión ha destruido todo aparato volcánico, viene á ser en una pequeña parte modificado por la aper- tura de nuevos focos volcánicos, en los que las- rocas de las corrientes y pro- ductos de la erupción pertenecen exclusivamente á los basaltos á causa de la labundancia relativa del divino en magmas formados de elementos mi- crolíticos de labrador y piroxena. Pero bien pronto cesa la erupción de los basaltos para dejar de nuevo el campo á las rocas otra vez con hiperstena que vemos en nuestros pocos volcanes en actividad actual. Los basaltos de la región N. de la cuenca mexicana, los vemos ocultarse por los bancos espesos de margas con fósiles vertebrados del Plioceno. J' ia tarde las andesitas de hiperstena aparecen en el centro para manifestarse pos teriormente á ellas los basaltos en el S., bajo la forma de poderosas corrien- tes, que han sepultado en sus escombros regiones habitadas por el hombre. Un ejemplo más notable de parecida alternancia se obtiene fácilmente com parando los basaltos de olivino de las erupciones de hace siglo y medio del Jo rullo en Michocán, con los paroxismos actuales del Ceboruco y del de Colima, que arrojaron buenos tipos de traquitas y andesitas piroxénicas de magma vitreo. En la región 1ST. del país, sobre la Mesa Central, y en varios puntos de a cordillera madre oriental, se presentan frecuentemente basaltos más antiguos, abriéndose paso á través de sedimentos mezozoicos, en tanto que á lo Lugo de la Sierra Madre occidental, los macizos de rocas eruptivas terciarias se ven cubiertas en parte por basaltos, contrastando claramente las amoitigua^ das formas que la erosión imprime á aquellos con los contornos recortados c e los conos volcánicos basálticos. M je Mazapd, y en de Ahorcados, En la gran llanura que se extiende al S. de la cordillera la porción comprendida entre las montañas de Gruñidora y “7 r rra das del los basaltos terciarios se ven aparecer al través de las calizas ap ^ nag ve . Cretáceo que cubre está región. Estos basaltos que se extienc ^ ^ vemos ces bajo la forma de lechos en inmediato contacto con las ca ’ BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. 269 aparecer de igual manera al pie de las montañas de Mixquiahuala en el Dis- trito de Tula del Estado de Hidalgo, sobre un asiento de calizas apizarradas arcillosas profundamente dislocadas, que lian sufrido en su parte superior el metamorfismo consiguiente al contacto do la roca basáltica que en estado semifluido ha cubierto en parte sus estratos. En las márgenes del río Yautepec, -cerca de la población del mismo nom- bre, en Morelos, rocas basálticas descansan sobre la caliza de liippurites y nerineas, y donde esta caliza folisífera gris y delgados mantos de yeso, se transforman en los planos de contacto en mármol sacarino blanco y yeso cali- zo fibroso (tecalli). En el Distrito Minero de Catorce y Matehuala, en el lugar llamado “Pa- dre Plores,” igual emisión de esta roca se ha verificado, abriéndose paso y dislocándoos calizas del Cretáceo Inferior de esa localidad y que ha puesto fin á los movimientos eruptivos de la aislada sen anía metalífera de Catorce. En el lugar llamado Palo Grande, á un lado del tajo de Tequixquiac, exis- ten basaltos contemporáneos, de los que descansan sobre margas de idéntico carácter más allá de la extremidad Y.O. de la cuenca de México, descubier- tos en la prolongación del tajo de Yocliistongo ceica del Salto, que por des- igual acción de los agentes de erosión de esta i oca y la que le sirve de base, ha originado la caída conocida con el nombre del Salto. Capas de grandes espe- sores de tobas pomosas y aluviones cuaternarios cubren hacia el S. este le- cho de basaltos y se prolongan estos depósitos aumentando su potencia hasta los límites de la parte plana de la cuenca poi el S. En las márgenes del río de Tula, siguiendo paia el, Y. la extensa forma- ción del Salto, ocurren de nuevo los basaltos de igual época, coronando las ci- mas de pequeños cerros; solamente aquí aparecen sucederse dos ó tres emi- siones sucesivas de esta roca con intervalos de tranquilidad que permitieron la formación de nuevos bancos margosos que se interponen de una á otra. El aislamiento observado de los lechos de basalto en la porción superior de es- í-ns cerros, es la consecuencia de prolongadas e intensas acciones de erosión facilitadas por la fácil desagregación de los asientos de margas. Después de que el trabajo de las corrientes de agua rellenaban los fondos de la que había de llamarse cuenca mexicana, y de que las condiciones de cli- ma facilitarían la permanencia en esta región del hombre . que nos pinta el principio de la historia de nuestro país, un poc. eioso cataclismo asóla la par- f S. de la cuenca. Arrojando gran cantidad c e cenizas aparece el volcán Xi- tli con su corriente basáltica de 13 kilómetros que descendía rápidamente ha- cia las partes planas de la cuenca envolvienc o entre sus ruinas regiones ha- bitadas. Con frecuencia se descubren en as capas ele tobas pomosas en que rlescansas dichas lavas, variados utensilios e a industria primitiva, frag- mentos de huesos humanos y de algunos vertebrados actuales. En estos tiempos ya el volcán de Toluca ía ía cesado de manifestar sus paroxismos, en tanto que el Popocatepetl ofrecía sucesivas erupciones de an- clesitas de hipersterna, erupciones que repe idas en lapsos de tiempo más ó 270 BOSQUEJO GEOLÓGICO DE MÉXICO. menos largos y acompañados casi siempre de temblores de tierra que se ha- cían sentir en Ja ciudad de México, han terminado al fin á principios de este siglo, quedando ahora este volcán en un estado de actividad solfatárica. El Pico de Orizaba ha quedado por el mismo tiempo en el mismo estado que el Popocatepetl. A mediados del siglo pasado, en el Estado de Michoacán, un nuevo volcán aparecía en la llanura de Mal País, de que tan buena descripción nos ha hecho el Barón de Humboldt. Los productos fueron basaltos negros muy car- gados de olivino. Con estos últimos fenómenos volcánicos ha terminado en el país la prolongada inundación de lavas basálticas y andesíticas que desde fi- nes del Terciario comenzó á hacerse sentir. INSTITUTO GEOLOGICO BE MEXICO '(UTO ana r -7vs¿dú> dti •, •lldium < ay mu. : *>Sta Resalía .-{fv/iulú'. % , o SALT/LLfl Putos , g- |- _ ".T V : °[mnrnaypn ust/u. Sania iJ- ; ’/7s¿ \jYor¿t‘i ¿Sd¿tsti-‘ r oGuakdlPttusr \ \ lUrtcs. /tU7l/l¿£P iS.LlS/S. •fbunvt Qian.'tiít/ Hiiíix ' o 0¿th mttla //¡«ir i ' // > 7 / , / i CUATERNARIO •{&>&"/ pm/Pirn'. ■CdsS&Lj 'Granitos, Syenitas, Dioritas y Diabasas- Rhyolitas, Traqultas, Andesitas y Basaltos m ' w 2 U l — INDICE. Págs. Antonio del Castilo. — Rasgos biográficos del Director fundador del Instituto Geo- lógico de México. — J. G. Aguilera 3 Prólogo. — J. G. Aguilera n Itinerarios Geológicos.— JR. J. Buelna 29 Itinerarios Geológicos. — E. Ordóñez >t> 30 Itinerarios Geológicos. — J. G. Aguilera 5g Lista de Alturas 166 Sinopsis de Geología Mexicana 187 Las Rocas Eruptivas 251 - ' ERRATAS EN LAS LISTAS DE FÓSILES. Páginas. Línea*. Dice. Léase. 204 1 Macroptoeniopteris Macrotoeniopteris 207 28 Grypliea Gryphsea. 207 38 Ciilerdoni Calderoni. Pleuromya. 207 39 Pleoromya 208 23 phlicatilis plicatilis. Mastophyllia. 214 20 Masthophyllia 215 15 Galeotti Galeottii. 215... 24 Epiastar Epiaster. Serpula. Gryphaea. 215.. 33 Serapula 216 8 Gryphoca 216 12 Patheroni Matheroni. 217 5 Brooni Bronni. 217 20 Baranini Barabini. 217 36 Heilprim Heilprin. 217 38 Whifield Whitfleld. 218 6 Damarck Lamarck. 220 7 Ceritium Cerithium. 220 10 Aporrabais Aporrhais. 220 18 Roemer Co Conrad. 220 24 Phyloceras Phylloceras. 220 28 Plancenticeras Placen 1 ¡ceras. 231 20 (macoma) (Macoma). 231 23 enoequivalvis inaequivalvis. 231 38 reetidens reetidens. 232 2 Glyptodon Glyptodon. hesternus. 232 15 h esteras . •• . UNA6¥¡ FECHA DE DEVOLUCIÓN El lector se obliga a devolver este libro antes del vencimiento de préstamo señalado por el último sello V SI. > i * ' * * , *